Pronunciamiento de la Agrupación de Lucha Socialista (ALS) y Colectivo Acción y Resistencia (CAR), 22.06.2018
En el contexto de la política nacional la izquierda se ha colocado en una histórica marginación que le ha impedido enfrentar los embates de la burguesía más que de forma contestataria, viéndose reducida a luchas por la liberación de compañeros luchadores presos, o por justicia para compañeros asesinados por el Estado.
De igual forma nuestro trabajo con sindicatos y otros sectores populares se ha visto eclipsado por la fuerte influencia de una falsa izquierda que se ha mantenido dominante en el espectro político de la oposición al régimen actual, y que en medida que ha avanzado el tiempo, se ha vuelto más cómplice de dicho régimen.
Hoy estamos inmersos en una coyuntura electoral que genera una gran incertidumbre en cuanto a quién será el nuevo representante del régimen, pero a nosotros nos queda claro que, gane quien gane los comicios este 1ro de julio, no habrá ningún punto de quiebre en el modelo económico ni en el régimen político-institucional, sino tan solo un cambio en los personajes que gobiernan y administran los negocios de los capitalistas.
Las políticas neoliberales no están siendo cuestionadas por ninguno de los candidatos, y la terrible violencia que sufre el pueblo no es un tema que los contendientes busquen resolver en favor de la clase obrera. Los privilegios de la clase empresarial pueden ser mitigados para uno u otro grupo en específico, pero la explotación inherente al modo de producción capitalista no es cuestionada desde ningún ángulo.
Consideramos que no es necesario esperar el resultado de las elecciones para tomar una iniciativa y que, por el contrario, deben aprovecharse los pocos días que quedan antes de los comicios, en los que todavía existe un ambiente agitado de discusión política, para incidir en la clase trabajadora con un programa propio y con una serie de reivindicaciones mínimas, que están completamente fuera del discurso y promesas de los partidos políticos de la burguesía, y que son parte de las demandas históricas, tanto económicas como democráticas, del proletariado:
* Que los altos funcionarios públicos y representantes no ganen más que un obrero promedio
* Alza general de salarios que cubran la canasta básica y suban conforme a la inflación
* Por la reconquista de nuestras prestaciones, jubilaciones y derechos laborales
* Fin a los cargos vitalicios en los sindicatos, elecciones libres periódicas para comités ejecutivos sindicales
* Acceso universal a los derechos básicos de salud, educación, vivienda y seguridad social
* Nacionalización de todas las industrias estratégicas (energéticas, extractivas, telecomunicaciones, etc.)
* Cancelación de las reformas estructurales, de la deuda externa y de todos los tratados imperialistas
* Apertura total de las fronteras mexicanas, alto a las políticas antiinmigrantes
* Por el respeto y promoción de los derechos de los pueblos indígenas a la autodeterminación y a la gestión de sus territorios y recursos naturales.
* Legalización del matrimonio igualitario en todos los estados del país
* Educación sexual en las escuelas; acceso efectivo y gratuito a anticonceptivos así como a aborto seguro y gratuito en todas las entidades de la República.
* Alto al feminicidio y la violencia hacia las mujeres, por el desmantelamiento de las redes de trata, justicia para los familiares víctimas de feminicidio y desaparición
* Retorno inmediato del Ejército a sus cuarteles y fin a la guerra contra el narcotráfico
* Libertad a todos los presos políticos, cancelación de la Ley de Seguridad Interior y todas las leyes que criminalizan la protesta social
Somos conscientes de que ninguna lucha aislada logrará frenar las leyes y medidas gubernamentales que pretenden despojarnos de nuestros recursos y conquistas sociales, que se requiere la unidad de todos los sectores explotados y oprimidos, trabajadores, mujeres, campesinos, jóvenes, indígenas, de manera independiente a las instituciones del régimen y con un programa mínimo que avance hacia la destitución del actual régimen y la conformación de un gobierno obrero, campesino, indígena y popular.
Una campaña de este tipo puede marcar una diferencia tanto en la crisis ideológica que sufre la clase obrera en México, como en la división que sufre la izquierda en el país. Es por todo esto que extendemos la invitación a las organizaciones de la izquierda marxista a formar parte de esta campaña propagandística, en la que se discuta un programa y se realicen acciones conjuntas para llegar a la clase trabajadora con miras a una organización amplia y de combate, que pueda prepararse para la escalada en la lucha de clases que se avecina.