La Lucha por la Hegemonía del Proletariado en el Movimiento de Liberación en los Países Semi-Coloniales e Imperialistas en el Periodo actual
por Michael Pröbsting, Secretario Internacional de la Corriente Comunista Revolucionaria Internacional (CCRI/RCIT), www.thecommunists.net
La CCRI publicó este libro en 2016.
Nota del Comité Editorial: El siguiente capítulo contiene varias figuras. Debido a razones técnicas, estas solo pueden verse en la versión PFD del libro, el cual puede descargarse aquí.
Translator: Rubén Jaramilllo
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Introducción
El siguiente documento tiene la intención de proporcionar un trasfondo explicativo de las Tesis sobre la táctica del Frente Único que la Corriente Comunista Revolucionaria Internacional (CCRI) adoptó recientemente en una reunión internacional de líderes. [1] Por lo tanto, sugerimos que cuando los lectores estudien estas Tesis lo hagan junto con el presente documento.
El propósito de este documento es tanto resumir las ideas principales de la táctica marxista del frente único como explicar el desarrollo y modificación de esta táctica que hemos elaborado en las Tesis.
Como hemos dicho en el prefacio del documento anterior, las tesis que presentamos allí se basan en otras similares presentadas por la organización predecesora de la CCRI, la Liga por una Internacional Comunista Revolucionaria, que adoptamos en enero de 1994. Sin embargo, la lucha de clases y las formaciones políticas de la clase trabajadora y los oprimidos han experimentado cambios y desarrollos importantes en las últimas dos décadas. Además, nuestra experiencia también ha demostrado que las tesis adoptadas entonces, independientemente de su corrección general y carácter de principios, contenían algunas debilidades que debían corregirse para aplicar la táctica del frente único de una manera auténticamente comunista.
En consecuencia, la CCRI ha reelaborado sustancialmente las tesis antiguas para que las Tesis y el presente documento explicativo puedan caracterizarse como nuevos.
En los siguientes capítulos, primero resumiremos brevemente las principales características de la táctica del frente único y elaboraremos el enfoque de los clásicos marxistas sobre este tema. [2] A continuación, esbozaremos importantes desarrollos sociales en la clase trabajadora y las masas populares, así como en sus formaciones políticas en las últimas décadas. Luego pasaremos a discutir cómo se debe aplicar la táctica del frente único a la luz de una serie de nuevos desarrollos (el surgimiento de los partidos populistas pequeñoburgueses, el declive de los partidos reformistas clásicos, el papel de las minorías nacionales y los migrantes en los países imperialistas, etc.).
Finalmente, hacemos notar que cuando se habla del partido revolucionario, lo escrito se aplica igualmente a las formaciones prepartido más pequeñas, es decir, al estado en el que se encuentran actualmente los revolucionarios.
Deseamos expresar nuestro agradecimiento especial al camarada Gerard Stephens, quien realizó la edición en inglés de este libro.
[1] RCIT-Theses on United Front Tactic. Theses on the Principles of the United Front Tactic and their Application under the Current Conditions of the Class Struggle, Document of the International Executive Committee of the RCIT, 9 de abril de 2016, http://www.thecommunists.net/theory/theses-united-front-tactic/
[2] Una breve nota sobre las citas de las obras de Marx, Engels, Lenin y Trotsky: Hemos utilizado las versiones de sus obras impresas que están en nuestro poder. Sin embargo, algunos de sus escritos (en el caso de Lenin, más o menos todos) también se pueden encontrar en el sitio web del Marxist Internet Archive: http://www.marxists.org/
I. Resumen de la naturaleza de la táctica del Frente Unido
El objetivo de la táctica del frente único es ayudar a los comunistas a profundizar sus relaciones e influencia entre la clase trabajadora y los oprimidos. La Internacional Comunista resumió este objetivo en su Tercer Congreso Mundial en 1921 con el lema “Hacia las masas”. Para lograr esto, los comunistas deben poder trabajar juntos lo más cerca posible con los trabajadores que, al menos por ahora, no comparten sus opiniones. Esto es para establecer la mayor unidad posible con todos los trabajadores y oprimidos en nuestra lucha común contra la clase dominante y el imperialismo.
Al mismo tiempo, los comunistas deben utilizar esta experiencia conjunta de luchar al lado de los trabajadores no revolucionarios y oprimidos con el fin de elevar la conciencia política de este último ya que -como el padre del marxismo ruso, Georgi Plejánov, de manera conmovedora formuló- “el único propósito y el deber directo y sagrado de los socialistas es la promoción del crecimiento de la conciencia de clase del proletariado”. Utilizando las propias experiencias de los trabajadores y oprimidos, los comunistas deben ayudarlos a comprender mejor el fracaso y la traición de sus líderes tradicionales y convencerlos de la superioridad del partido revolucionario.
Los principios de la táctica del frente único se pueden resumir en la metáfora militar “atacar juntos, marchar por separado”. Esto significa que los revolucionarios unen sus fuerzas con otras organizaciones no revolucionarias para organizar acciones prácticas y comunes con fines específicos contra un enemigo específico. Sin embargo, mientras lo hacen, los comunistas conservan su total independencia política y organizativa. En otras palabras, la organización revolucionaria difunde su propia propaganda y agitación, que puede diferir significativamente de los respectivos puntos de vista de las diversas fuerzas con las que está aliada en el frente único. Dicha propaganda y agitación pueden, en situaciones extremas, incluso incluir importantes advertencias, críticas o denuncias de estos mismos aliados, por ejemplo, cuando estos últimos están a punto de traicionar la lucha por los objetivos acordados conjuntamente. En breve, los comunistas deben utilizar la táctica del frente único para lograr la unidad de acción contra un enemigo común con otras fuerzas, manteniendo siempre su propia independencia política y organizativa. Por esta razón, los comunistas no deben emprender la producción de propaganda conjunta con fuerzas no revolucionarias con las que se alían en un frente único. Las únicas publicaciones comunes a las que los comunistas pueden contribuir deben estar específicamente asociadas con las actividades del frente único (por ejemplo, boletines de comités de huelga, preparación de folletos para anunciar manifestaciones, etc.), y estas solo deben enfocarse en agitar las demandas y objetivos del frente único.
Al mismo tiempo, se debe acordar de antemano la libertad ilimitada de propaganda para los revolucionarios (así como para todas las fuerzas que participan en el frente único). Como está implícito en lo que escribimos anteriormente, esta libertad debe incluir el derecho a criticar, si es necesario, a los líderes reformistas y populistas que participan en la acción común.
El frente único debe basarse en demandas concretas y precisas. Los revolucionarios se oponen a las declaraciones políticas autoindulgentes o la propaganda conjunta para objetivos a largo plazo. Estos últimos solo sirven para oscurecer el verdadero propósito del frente único y pueden fácilmente crear la impresión errónea de que revolucionarios y no revolucionarios están de acuerdo sobre una agenda política común de largo alcance.
En general, como primera prioridad, los comunistas dirigen la táctica del frente único a las organizaciones de masas que tienen una base dentro de la clase trabajadora; pero también se acercan a grupos con raíces entre otras capas y clases oprimidas (por ejemplo, el campesinado, los pobres urbanos, las naciones oprimidas, los migrantes). Por lo general, se trata de fuerzas reformistas (socialdemócratas o estalinistas) o pequeñoburguesas-populistas (por ejemplo, organizaciones castro-chavistas en América Latina, varias organizaciones islamistas-populistas en Oriente Medio y Asia, nacionalistas pequeñoburgueses de naciones oprimidas, etc.) que en ocasiones chocan objetivamente con fuerzas reaccionarias o se enfrentan a ellas (por ejemplo, la clase dominante, las potencias imperialistas, las fuerzas racistas o fascistas). Naturalmente, el papel de las fuerzas populistas pequeñoburguesas en la lucha de clases entre las clases y capas oprimidas es mucho más importante en el mundo semicolonial que en los países imperialistas. (Más sobre este tema a continuación).
En circunstancias excepcionales, la táctica del frente único también puede dirigirse hacia las fuerzas burguesas en el mundo semicolonial, por ejemplo, cuando estas últimas están luchando contra una invasión imperialista en un país semicolonial.
En este contexto, es importante destacar que la diferencia entre un frente único legítimo y un frente popular ilegítimo no es en sí misma la participación abierta de fuerzas burguesas o pequeñoburguesas, sino la subordinación política del proletariado a la plataforma de la burguesía. En otras palabras, un frente popular ilegítimo es un bloque entre fuerzas burguesas y organizaciones obreras en el que estas últimas aceptan programas que restringen a los trabajadores dentro de los límites establecidos por la propiedad privada y que protegen al estado burgués.
La historia ha demostrado en numerosas ocasiones que tal frente popular es una trampa mortal para la clase trabajadora y los oprimidos. Tiene como resultado la defensa oficial del sistema social capitalista por parte de las direcciones reformistas o populistas y, por lo tanto, solo fortalece a la burguesía, no a la clase trabajadora. La subordinación política del proletariado a la burguesía debilita a la primera y permite a la clase dominante o incluso a las fuerzas fascistas aplastar la resistencia de la clase obrera y los oprimidos. España en 1936, Chile en 1973 y Grecia en 2015 son solo algunos ejemplos de las devastadoras consecuencias de la estrategia del frente popular para el proletariado.
La táctica del frente único debe aplicarse en numerosos campos y en todos los temas relacionados con la lucha de clases. Debe dirigir el trabajo de los revolucionarios con y dentro de los sindicatos, otras organizaciones de masas de la clase trabajadora y los oprimidos, así como hacia los partidos (incluido el “trabajo de entrada” dentro de dichos partidos). Es una táctica crucial en la lucha diaria por las demandas económicas, por las demandas democráticas, contra las opresiones imperialistas o nacionales, etc. Estas diversas cuestiones dan lugar a las diferentes formas del frente único (frentes únicos obreros, o frentes únicos democráticos o antiimperialistas). Sin embargo, todas estas formas están básicamente sujetas a los mismos principios de la táctica general del frente único.
La táctica del frente único puede, en determinadas circunstancias, extenderse también al ámbito electoral. Los comunistas deberían utilizar los períodos electorales, que generalmente son períodos de mayor interés político entre las masas populares, para dirigirse a los trabajadores con conciencia de clase y oprimidos que todavía tienen ilusiones en los partidos reformistas de trabajadores o en los partidos populistas. En contraste con las afirmaciones de los sectarios, estos sectores de la clase trabajadora suelen ser mucho más grandes que el número de trabajadores y oprimidos que ya han superado tales ilusiones y han avanzado hacia una conciencia de clase más alta y de izquierda. Cuando los revolucionarios son demasiado débiles para presentar sus propios candidatos, deberían desplegar la táctica leninista de apoyo electoral crítico para los partidos reformistas de los trabajadores (normalmente son partidos socialdemócratas o estalinistas). Los revolucionarios pueden incluso aplicar legítimamente un apoyo electoral crítico a los partidos populistas pequeñoburgueses con una base fuerte entre los trabajadores militantes y oprimidos cuando los partidos socialdemócratas o estalinistas no existen en absoluto, simplemente constituyen un fenómeno numéricamente insignificante, o donde ya han estado completamente aburguesados.
Naturalmente, existen importantes excepciones o limitaciones a la aplicación de apoyo electoral crítico. Como dijimos en las Tesis: “En situaciones en las que un partido obrero burgués (generalmente como partido gubernamental) actúa como látigo o verdugo de ataques graves contra la clase trabajadora: programas de austeridad, guerras imperialistas, odio racista, ataque a los derechos democráticos, etc. - es necesario que los revolucionarios no llamen al apoyo electoral de un partido así para ayudar a los trabajadores de vanguardia a romper con él.”
La táctica del frente único también fue extendida por Lenin y Trotsky a la adopción de consignas sobre el gobierno que debía ser convocado. Donde grandes sectores de trabajadores con conciencia de clase y capas militantes oprimidas todavía tienen ilusiones en los “partidos de la democracia pequeñoburguesa" (Trotsky) -es decir, socialdemócratas, estalinistas, populistas pequeñoburgueses- los comunistas deberán llamarlos a romper con la burguesía y luchar respectivamente por “un gobierno obrero y campesino” (en un país semicolonial) o un gobierno de los trabajadores (en la mayoría de los países imperialistas). Además, las consignas adoptadas deben exigir que dichos gobiernos tomen acciones decisivas para expropiar y desarmar a la burguesía, nacionalizar los sectores clave de la economía bajo el control de los trabajadores, expropiar a los grandes terratenientes y entregar la tierra a los campesinos pobres, etc. Un gobierno así es un auténtico gobierno obrero aliado con los campesinos pobres y los pobres urbanos si se basa en consejos y milicias obreras y populares y si implementa un programa que abra el camino al establecimiento de la dictadura del proletariado. De lo contrario, se trata simplemente de un gobierno reformista y, en última instancia, un gobierno “obrero y campesino” burgués que constituirá invariablemente un obstáculo objetivo para la lucha obrera y que, en última instancia, defenderá el sistema capitalista.
Finalmente, bajo ciertas circunstancias, los revolucionarios también tendrán que aplicar la táctica del frente único al campo de la construcción de partidos. Naturalmente, el objetivo central de los comunistas es la construcción de un Partido Mundial de la Revolución Socialista con secciones nacionales en cada país. Sin embargo, a la luz de la debilidad numérica de los revolucionarios, y dado que en muchos países ni siquiera los partidos obreros burgueses existen (y en aquellos países donde existen, a menudo están completamente aburguesados), los revolucionarios tienen que aplicar la táctica del frente único en la forma en que llaman a los sindicatos y otras organizaciones de masas de la clase trabajadora para construir un Nuevo Partido de los Trabajadores (o Partido Laborista). Tales partidos involucrarían, al principio, no solo a los trabajadores revolucionarios y oprimidos, sino también a muchos no revolucionarios. De hecho, los revolucionarios probablemente constituirían solo una pequeña minoría del partido cuando se funde por primera vez. Sin embargo, defenderían abiertamente su programa, es decir, un programa revolucionario y no reformista. Pero no necesariamente abandonarían un nuevo partido de los trabajadores si no logran ganar la mayoría de los miembros para su punto de vista, sino que continuarían luchando por un programa revolucionario desde adentro.
II. La táctica del frente único en la historia del movimiento obrero revolucionario
Estos principios de la táctica del frente único nacieron y se probaron en la lucha de clases y han formado parte del arsenal del marxismo desde el principio, cuando Marx y Engels los desarrollaron por primera vez poco antes de la revolución de 1848. Sobre la base de su experiencia y la que posteriormente adquirieron los bolcheviques, la Internacional Comunista codificó estas lecciones a principios de la década de 1920. Después de su degeneración por la burocracia estalinista, Trotsky y las fuerzas de la futura Cuarta Internacional desarrollaron aún más esta táctica basada en las ricas lecciones de las intensas luchas de clases durante las décadas de 1920 y 1930.
Marx y Engels en el frente único
Friedrich Engels, primero en sus Principios del comunismo y luego junto con Marx en el Manifiesto comunista, estableció las ideas fundamentales de la táctica del frente único. En estos documentos explicaban la necesidad de emprender acciones conjuntas con organizaciones obreras reformistas, con grupos pequeñoburgueses radicales y, en situaciones en las que la burguesía aún no se ha convertido en la clase dominante, incluso con estos últimos.
“Los comunistas, aunque luchando siempre por alcanzar los objetivos inmediatos y defender los intereses cotidianos de la clase obrera, representan a la par, dentro del movimiento actual, su porvenir. En Francia se alían al partido democrático-socialista contra la burguesía conservadora y radical, más sin renunciar por esto a su derecho de crítica frente a los tópicos y las ilusiones procedentes de la tradición revolucionaria. En Suiza apoyan a los radicales, sin ignorar que este partido es una mezcla de elementos contradictorios: de demócratas socialistas, a la manera francesa, y de burgueses radicales. En Polonia, los comunistas apoyan al partido que sostiene la revolución agraria, como condición previa para la emancipación nacional del país, al partido que provocó la insurrección de Cracovia en 1846. En Alemania, el partido comunista luchará al lado de la burguesía, mientras ésta actúe revolucionariamente, dando con ella la batalla a la monarquía absoluta, a la gran propiedad feudal y a la pequeña burguesía. Pero todo esto sin dejar un solo instante de laborar entre los obreros, hasta afirmar en ellos con la mayor claridad posible la conciencia del antagonismo hostil que separa a la burguesía del proletariado, para que, llegado el momento, los obreros alemanes se encuentren preparados para volverse contra la burguesía, como otras tantas armas, esas mismas condiciones políticas y sociales que la burguesía, una vez que triunfe, no tendrá más remedio que implantar; para que en el instante mismo en que sean derrocadas las clases reaccionarias comience, automáticamente, la lucha contra la burguesía. (…) Resumiendo: los comunistas apoyan en todas partes, como se ve, cuantos movimientos revolucionarios se planteen contra el régimen social y político imperante. En todos estos movimientos se ponen de relieve el régimen de la propiedad, cualquiera que sea la forma más o menos progresiva que revista, como la cuestión fundamental que se ventila. Finalmente, los comunistas laboran por llegar a la unión y la inteligencia de los partidos democráticos de todos los países. Los comunistas no tienen por qué guardar encubiertas sus ideas e intenciones. Abiertamente declaran que sus objetivos sólo pueden alcanzarse derrocando por la violencia todo el orden social existente.” [1]
Estas pautas tácticas también fueron puestas en práctica por Marx y Engels y sus partidarios. En Colonia y otras ciudades alemanas, los miembros de la Liga de los Comunistas liderada por Marx y Engels colaboraron con demócratas radicales mientras avanzaban en el programa comunista. [2]
Al elaborar las lecciones de las luchas revolucionarias y sus derrotas en la revolución de 1848-49 en Europa, Marx y Engels advirtieron a los comunistas que se cuidaran de no confundir sus consignas con las de los demócratas pequeñoburgueses, ya que la traición de estos últimos era inevitable. En su famoso “Mensaje del Comité Central a la Liga de los Comunistas” de marzo de 1850, los fundadores del movimiento comunista enfatizaron la necesidad de independencia organizativa y política, al mismo tiempo que se preparaban para la acción conjunta con tales fuerzas pequeñoburguesas.
“Así pues, mientras el partido democrático, el partido de la pequeña burguesía, fortalecía más y más su organización en Alemania, el partido obrero perdía su única base firme, a lo sumo conservaba su organización en algunas localidades, para fines puramente locales, y por eso, en el movimiento general, cayó por entero bajo la influencia y la dirección de los demócratas pequeñoburgueses. Hay que acabar con tal estado de cosas, hay que restablecer la independencia de los obreros. (…) El partido democrático pequeñoburgués es muy poderoso en Alemania. Abarca no solamente a la enorme mayoría de la población burguesa de las ciudades, a los pequeños comerciantes e industriales y a los maestros artesanos, sino que también le siguen los campesinos y el proletariado rural, en tanto este último no ha encontrado aún el apoyo del proletariado urbano independiente. La actitud del partido obrero revolucionario ante la democracia pequeñoburguesa es la siguiente: marcha con ella en la lucha por el derrocamiento de aquella fracción a cuya derrota aspira el partido obrero; marcha contra ella en todos los casos en que la democracia pequeñoburguesa quiere consolidar su posición en provecho propio. (…) En los momentos presentes, cuando la pequeña burguesía democrática es oprimida en todas partes, ésta predica en general al proletariado la unión y la reconciliación, le tiende la mano y trata de crear un gran partido de oposición que abarque todas las tendencias del partido democrático, es decir, trata de arrastrar al proletariado a una organización de partido donde han de predominar las frases socialdemócratas de tipo general, tras las que se ocultarán los intereses particulares de la democracia pequeñoburguesa, y en la que las reivindicaciones especiales del proletariado han de mantenerse reservadas en aras de la tan deseada paz. Semejante unión sería hecha en exclusivo beneficio de la pequeña burguesía democrática y en indudable perjuicio del proletariado. Este habría perdido toda su posición independiente conquistada a costa de tantos esfuerzos y habría caído una vez más en la situación de simple apéndice de la democracia burguesa oficial. Tal unión debe ser, por tanto, resueltamente rechazada. En vez de descender una vez más al papel de coro destinado a jalear a los demócratas burgueses, los obreros, y ante todo la Liga, deben procurar establecer junto a los demócratas oficiales una organización propia del partido obrero, a la vez legal y secreta, y hacer de cada comunidad centro y núcleo de sociedades obreras, en las que la actitud y los intereses del proletariado puedan discutirse independientemente de las influencias burguesas. (…) Para luchar contra un enemigo común no se precisa ninguna unión especial. Por cuanto es necesario luchar directamente contra tal enemigo, los intereses de ambos partidos coinciden por el momento, y dicha unión, lo mismo que ha venido ocurriendo hasta ahora, surgirá en el futuro por sí misma y únicamente para el momento dado.” [3]
Marx y Engels aplicarían más tarde la táctica del frente único a muchas otras situaciones, incluso cuando fundaron la Primera Internacional en 1864. David Riazanov, un marxista ruso y el mejor experto de Marx y Engels durante su tiempo antes de su arresto y ejecución por Stalin en 1938, describe en su libro sobre la historia de la vida política de Marx y Engels cómo tuvieron que luchar cuidadosamente contra la política de los proudhonianos franceses, los sindicalistas ingleses, los partidarios anarquistas de Bakunin y otros. Al mismo tiempo, intentaron evitar divisiones prematuras y ganarse a los partidarios de base de sus oponentes.
Aplicación de la táctica del Frente Unido por Lenin y los bolcheviques
Posteriormente, los bolcheviques aplicaron la misma táctica en la lucha contra el zarismo. Concluyeron numerosos acuerdos prácticos (sobre manifestaciones, huelgas, resistencia armada, cuestiones prácticas del trabajo clandestino, etc.) con otras organizaciones de trabajadores, campesinos, como los mencheviques, el Bund judío, los socialistas revolucionarios. (SR), los Trudoviki, los SR maximalistas, varios nacionalistas, etc.- y estudiantes e incluso liberales burgueses en la lucha contra la autocracia zarista. Esta táctica incluía no solo la colaboración práctica, sino también, en ocasiones, incluso la creación de un partido formal conjunto con los mencheviques. Bajo la presión de la vanguardia obrera, los bolcheviques incluso estaban dispuestos a unirse formalmente con los mencheviques entre 1905 y 1912, aunque continuaron librando una difícil lucha entre facciones contra ellos, y en realidad la mayor parte del tiempo actuaron como una fuerza independiente. Los bolcheviques también concluyeron repetidamente acuerdos prácticos con las fuerzas campesinas democráticas pequeñoburguesas (los Trudoviki y los SR) y, al comienzo de la Revolución Rusa de 1905, Lenin incluso trató de colaborar con el sacerdote ortodoxo ruso Georgy Gapon. Los bolcheviques también llevaron a cabo acuerdos tácticos con los Trudoviki y los SR en las elecciones a la Duma de 1907 y 1912. [4]
Durante el proceso revolucionario entre febrero y octubre de 1917, los bolcheviques aplicaron la táctica del frente único y exigieron a los principales partidos reformistas que representaban a los obreros y campesinos de la época, los mencheviques y los socialistas revolucionarios, romper con la burguesía y tomar el poder en sus manos. Después de que los bolcheviques tomaron el poder con éxito en octubre, formaron una coalición con el ala izquierda de los SR. Durante todos estos períodos en los que aplicaron la táctica del frente único, a pesar de estas actividades prácticas combinadas, los bolcheviques mantuvieron su propaganda independiente y criticaron duramente a las otras organizaciones que participaban en el frente.
En su libro La enfermedad infantil del izquierdismo en el comunismo escrito en 1920, Lenin explicó que los revolucionarios rusos tuvieron que aplicar la táctica del frente único muchas veces y bajo diversas condiciones:
“¡No es posible que los izquierdistas alemanes ignoren que toda la historia del bolchevismo, antes y después de la Revolución de Octubre, está llena de casos de maniobra, de acuerdos y de compromisos con otros partidos, incluidos los partidos burgueses! (...) Los socialdemócratas revolucionarios de Rusia aprovecharon repetidas veces antes de la caída del zarismo los servicios de los liberales burgueses, es decir, concluyeron con ellos innumerables compromisos prácticos, y en 1901-02, antes incluso del nacimiento del bolchevismo, la antigua redacción de Iskra (de la que formábamos parte Plejánov, Axelrod, Zasúlich, Mártov, Potrésov y yo) concertó (es cierto que no por mucho tiempo) una alianza política formal con Struve, jefe político del liberalismo burgués, sin dejar de sostener a la vez la lucha ideológica y política más implacable contra el liberalismo burgués y contra las menores manifestaciones de su influencia en el seno del movimiento obrero. Los bolcheviques practicaron siempre esa misma política. Desde 1905 defendieron sistemáticamente la alianza de la clase obrera con los campesinos contra la burguesía liberal y el zarismo, sin negarse nunca, al mismo tiempo, a apoyar a la burguesía contra el zarismo (por ejemplo, en la segunda etapa de las elecciones o en las segundas vueltas electorales) y sin interrumpir la lucha ideológica y política más intransigente contra el partido campesino revolucionario burgués, los “socialrevolucionarios”, los cuales eran denunciados como demócratas pequeño-burgueses que se incluían falsamente entre los socialistas. En 1907, los bolcheviques constituyeron, por poco tiempo, un bloque político formal con los “socialrevolucionarios” para las elecciones a la Duma. Con los mencheviques hemos estado formalmente durante varios años, desde 1903 a 1912, en un partido socialdemócrata único, sin interrumpir jamás la lucha ideológica y política contra ellos como portadores de la influencia burguesa en el seno del proletariado y como oportunistas. Durante la guerra concertamos una especie de compromiso con los “kautskianos”, los mencheviques de izquierda (Mártov) y una parte de los “socialrevolucionarios” (Chernov, Natansón). Asistimos con ellos a las conferencias de Zimmerwald y Kienthal45 y lanzamos manifiestos conjuntos, pero nunca interrumpimos ni atenuamos la lucha política e ideológica contra los “kautskianos”, contra Mártov y Chernov (Natansón murió en 1919 siendo un “comunista revolucionario”-populista muy afín a nosotros y casi solidario nuestro). En el mismo momento de la Revolución de Octubre concertamos un bloque político, no formal, pero muy importante (y muy eficaz) con el campesinado pequeñoburgués, aceptando íntegro, sin el menor cambio, el programa agrario de los socialrevolucionarios, es decir, contrajimos un compromiso indudable para probar a los campesinos que no queríamos imponernos, sino llegar a un acuerdo con ellos. Al mismo tiempo, propusimos a los “socialrevolucionarios de izquierda”47 (y poco después lo realizamos) un bloque político formal, con la participación en el gobierno, bloque que ellos rompieron después de la paz de Brest, llegando en julio de 1918 a la insurrección armada y más tarde a la lucha armada contra nosotros” [5]
Como es bien sabido, los bolcheviques se vieron fortalecidos por estas diversas aplicaciones de la táctica del frente único. Sin embargo, estas alianzas y maniobras temporales no disminuyeron en absoluto su lucha ideológica y política. Solo la combinación de estos dos elementos -independencia organizativa y política, por un lado, junto con acciones conjuntas por el otro- permitió a los bolcheviques crecer y fortalecerse como partido.
Codificación de la táctica del Frente Unido por la Internacional Comunista
La Internacional Comunista (Comintern), fundada por iniciativa de los bolcheviques en marzo de 1919, intentó generalizar las lecciones del pasado, habiendo jugado naturalmente un papel particularmente significativo el de los revolucionarios rusos. No fue una tarea fácil, y Lenin y Trotsky se enfrentaron a enormes obstáculos en sus intentos de convencer al Komintern de sus puntos de vista. Por un lado, tuvieron que lidiar con los vestigios del pasado oportunista de la socialdemocracia, mientras que por el otro se enfrentaron a varios matices de aventurerismo ultraizquierdista basado en la inexperiencia de muchos partidos comunistas anteriores.
Sin embargo, finalmente Lenin y Trotsky lograron convencer al Comintern de los principios de la táctica del frente único, y los congresos III (1921) y IV (1922) los codificaron. El siguiente pasaje extenso resume las lecciones que el Comintern acordó en su Cuarto Congreso:
“En consecuencia, existe una necesidad obvia de la táctica del frente único. El lema del III Congreso, “Hacia las masas”, es ahora más relevante que nunca. La lucha por establecer un frente único proletario en toda una serie de países apenas comienza. (…) La Internacional Comunista exige que todos los partidos y grupos comunistas se adhieran estrictamente a la táctica del frente único, porque en el período actual es la única forma de guiar a los comunistas en la dirección correcta, hacia la conquista de la mayoría de los trabajadores. En la actualidad los reformistas necesitan una escisión, mientras que los comunistas están interesados en unir todas las fuerzas de la clase trabajadora contra el capital. Usar la táctica del frente único significa que la vanguardia comunista está a la vanguardia de la lucha diaria de las amplias masas por sus intereses más vitales. Por el bien de esta lucha, los comunistas incluso están dispuestos a negociar con los líderes de los socialdemócratas y la Internacional de Amsterdam. Cualquier intento de la Segunda Internacional de interpretar el frente único como una fusión organizativa de todos los "partidos obreros" debe, por supuesto, ser repudiado categóricamente. (…)
La existencia de partidos comunistas independientes y su total libertad de acción en relación con la burguesía y la socialdemocracia contrarrevolucionaria es el logro histórico más importante del proletariado, y al que los comunistas no renunciarán en ningún caso. Solo los partidos comunistas defienden los intereses generales de todo el proletariado. Del mismo modo, la táctica del frente único no tiene nada que ver con las llamadas 'combinaciones electorales' de líderes en pos de uno u otro objetivo parlamentario. La táctica del frente único es simplemente una iniciativa mediante la cual los comunistas proponen unirse a todos los trabajadores pertenecientes a otros partidos y grupos y a todos los trabajadores no alineados en una lucha común para defender los intereses básicos e inmediatos de la clase obrera contra la burguesía. Cada acción porque incluso la demanda cotidiana más trivial puede conducir a una conciencia revolucionaria y una educación revolucionaria; es la experiencia de la lucha la que convencerá a los trabajadores de la inevitabilidad de la revolución y de la importancia histórica del comunismo. Es particularmente importante cuando se usa la táctica del frente único para lograr resultados no solo de agitación sino también organizacionales. Se debe aprovechar cada oportunidad para establecer puntos de apoyo organizativos entre las propias masas trabajadoras (comités de fábrica, comisiones supervisoras integradas por trabajadores de todos los partidos y trabajadores no alineados, comités de acción, etc.). El principal objetivo de la táctica del frente único es unificar a las masas trabajadoras mediante la agitación y la organización. El verdadero éxito de la táctica del frente único depende de un movimiento "desde abajo", de la base de las masas trabajadoras. Sin embargo, hay circunstancias en las que los comunistas no deben negarse a mantener conversaciones con los líderes de los partidos obreros hostiles, siempre que las masas estén siempre plenamente informadas del curso de estas conversaciones. Durante las negociaciones con estos líderes, la independencia del Partido Comunista y su agitación no deben circunscribirse.” [6]
La Comintern exigió a sus secciones que siguieran los mismos principios en los países coloniales y semicoloniales, mientras se adaptaban allí a un conjunto diferente de circunstancias concretas. La misma resolución declaró:
“En los países coloniales y semicoloniales, la Internacional Comunista tiene dos tareas: 1) crear un embrión de partido comunista que defienda los intereses generales del proletariado; y 2) apoyar con todas sus fuerzas al movimiento nacional revolucionario dirigido contra el imperialismo, convertirse en la vanguardia de ese movimiento y fortalecer el movimiento social en el seno del movimiento nacional.” [7]
El Comintern entró en más detalles sobre el frente único antiimperialista en una resolución especial que fue discutida y adoptada en el mismo congreso. Esta resolución explicó la importancia de que los revolucionarios se sumen a la lucha por tareas democráticas, por la independencia nacional, contra la dominación imperialista, etc.
“La tarea fundamental, común a todos los movimientos nacional-revolucionarios consiste en realizar la unidad nacional y la autonomía política. La solución real y lógica de esta tarea depende de la importancia de las masas trabajadoras que un determinado movimiento nacional sepa arrastrar en su desarrollo, tras haber roto todas las relaciones con los elementos feudales y reaccionarios y encarnado en su programa las reivindicaciones sociales de esas masas. Consciente de que en diversas condiciones históricas los elementos más variados pueden ser los portavoces de la autonomía política, la Internacional Comunista apoya todo movimiento nacional-revolucionario dirigido contra el imperialismo. Sin embargo, a la vez, no pierde de vista que únicamente una línea revolucionaria consecuente, basada en la participación de las grandes masas en la lucha activa y la ruptura sin reservas con todos los partidarios de la colaboración con el imperialismo, puede conducir a las masas oprimidas a la victoria.” [8]
Al mismo tiempo, la resolución enfatizó la necesidad de que los comunistas mantengan su independencia organizativa y programática dado el carácter vacilante de los líderes burgueses y pequeñoburgueses de las luchas antiimperialistas.
“La oportunidad de esa consigna está condicionada por la perspectiva de una lucha a largo plazo contra el imperialismo mundial, lucha que exige la movilización de todas las fuerzas revolucionarias. Esta lucha es mucho más necesaria desde el momento en que las clases dirigentes autóctonas tienden a establecer compromisos con el capital extranjero y que esos compromisos afectan a los intereses básicos de las masas populares. Así como la consigna del frente proletario único ha contribuido y contribuye todavía en occidente a desenmascarar la traición cometida por los socialdemócratas contra los intereses del proletariado, así también la consigna del frente antiimperialista único contribuirá a desenmascarar las vacilaciones y las incertidumbres de los diversos grupos del nacionalismo burgués. Por otra parte, esa consigna ayudará al desarrollo de la voluntad revolucionaria y a la educación de la conciencia de clase de los trabajadores, incitándolos a luchar en primera fila, no solamente contra el imperialismo sino, también, contra todo tipo de resabio feudal.” [9]
Los comunistas ponen en práctica estos principios de muchas formas. Una de las primeras aplicaciones fue una iniciativa de los metalúrgicos alemanes en el local de Stuttgart de la federación sindical ADGB en diciembre de 1920. Aquí el Partido Comunista (KPD) tuvo una influencia importante y consiguieron que el local adoptara una resolución llamando a la dirección de su sindicato, y de todos los sindicatos, para lanzar una lucha conjunta por demandas inmediatas para mejorar las condiciones de los trabajadores. (Reducción de los precios de los alimentos; aumento de las prestaciones por desempleo; reducción de los impuestos pagados por los trabajadores y aumento de los impuestos a las grandes fortunas privadas; establecimiento del control obrero del suministro y distribución de materias primas y alimentos; desarme de las bandas reaccionarias y armamento de los trabajadores.)
Si bien el liderazgo sindical primero ignoró esta campaña, pronto recibió el apoyo de muchos otros sindicatos locales. Como resultado, los líderes del KPD, principalmente Paul Levi y Karl Radek, redactaron una carta abierta que se basó en una versión ampliada de la iniciativa de Stuttgart. Esta carta estaba dirigida tanto a los partidos reformistas de los trabajadores (SPD, USPD; y también al pequeño KAPD de ultraizquierda) como a todos los sindicatos. Si bien la burocracia laboral no estuvo de acuerdo con acciones conjuntas con los comunistas, esta campaña aumentó la influencia de los comunistas en la clase trabajadora y en particular en los sindicatos. [10]
El Comintern extendió la táctica del frente único también al campo de las consignas gubernamentales y desarrolló las consignas respectivas para un “gobierno obrero” y un “gobierno obrero y campesino”. El Comintern declaró: "Los partidos de la II Internacional tratan de “salvar” la situación en esos países predicando y llevando a la práctica la coalición de los burgueses y de los socialdemócratas. (…) A la coalición abierta o solapada de la burguesía y la socialdemocracia, los comunistas le oponen el frente único de todos los obreros y la coalición política y económica de todos los partidos obreros contra el poder burgués para la derrota definitiva de este último. En la lucha común de los obreros contra la burguesía, todo el aparato de estado deberá pasar a manos del gobierno obrero y de ese modo las posiciones de la clase obrera resultarán fortalecidas.” [11]
Lenin explicó de manera similar la necesidad de que los comunistas utilicen la táctica del frente único en las campañas electorales. Tomando el ejemplo de Gran Bretaña, donde el Partido Comunista era pequeño y el Partido Laborista reformista dominaba el movimiento obrero, Lenin abogó por que los comunistas dieran un apoyo electoral crítico a los reformistas.
“El Partido Comunista propone a los Henderson y a los Snowden un “compromiso”, un acuerdo electoral: marchemos juntos contra la coalición de Lloyd George y los conservadores, repartámonos los puestos en el parlamento en proporción al número de votos dados por los obreros al Partido Laborista o a los comunistas (no en las elecciones, sino en una votación especial), conservemos la libertad más completa de agitación, de propaganda y de acción política. Sin esta última condición es imposible, naturalmente, hacer el bloque, pues sería una traición. Los comunistas ingleses deben reivindicar para ellos y lograr la libertad más completa que les permita desenmascarar a los Henderson y los Snowden, de un modo tan absoluto como lo hicieron (durante 15 años, de 1903 a 1917) los bolcheviques rusos con respecto a los Henderson y los Snowden de Rusia, esto es, los mencheviques. Si los Henderson y los Snowden aceptan el bloque en estas condiciones, habremos ganado, pues lo que nos importa no es, ni mucho menos, el número de actas. No es eso lo que perseguimos; en este punto seremos transigentes (...). Habremos ganado porque llevaremos nuestra agitación a las masas en un momento en que las habrá “irritado” el propio Lloyd George, y ayudaremos no sólo al Partido Laborista a formar más de prisa su gobierno, sino también a comprender mejor toda nuestra propaganda comunista, que realizaremos contra los Henderson sin ninguna limitación, sin silenciar nada.
Si los Henderson y los Snowden rechazan el bloque con nosotros en estas condiciones, habremos ganado todavía más, pues habremos mostrado en el acto a las masas (…) que los Henderson prefieren su intimidad con los capitalistas a la unión de todos los obreros. Habremos ganado en el acto ante la masa, la cual, sobre todo después de las explicaciones brillantísimas, extremadamente acertadas y útiles (para el comunismo) dadas por Lloyd George, simpatizará con la idea de la unión de todos los obreros contra la coalición de Lloyd George con los conservadores. Habremos ganado desde el primer momento, pues habremos demostrado a las masas que los Henderson y los Snowden temen vencer a Lloyd George, temen tomar el poder solos y aspiran a lograr en secreto el apoyo de Lloyd George, el cual tiende abiertamente la mano a los conservadores contra el Partido Laborista. Hay que advertir que, en Rusia, después de la revolución del 27 de febrero de 1917 (viejo calendario), el éxito de la propaganda de los bolcheviques contra los mencheviques y socialrevolucionarios (es decir, los Henderson y los Snowden rusos) se debió precisamente a las mismas circunstancias. Nosotros decíamos a los mencheviques y a los socialrevolucionarios: tomad todo el poder sin la burguesía, puesto que tenéis la mayoría en los soviets (en el I Congreso de los Soviets de toda Rusia, celebrado en junio de 1917, los bolcheviques no tenían más que un 13% de los votos). Pero los Henderson y los Snowden rusos tenían miedo de tomar el poder sin la burguesía, y cuando ésta aplazaba las elecciones a la Asamblea Constituyente porque sabía a la perfección que los socialrevolucionarios y los mencheviques lograrían la mayoría* (unos y otros formaban un bloque político muy estrecho, representaban prácticamente a una sola democracia pequeño-burguesa), los socialrevolucionarios y los mencheviques resultaron ser impotentes para luchar con energía y hasta el fin contra esos aplazamientos. En caso de que los Henderson y los Snowden se negaran a formar un bloque con los comunistas, éstos saldrían ganando en el acto, pues conquistarían la simpatía de las masas, mientras que los Henderson y los Snowden se desacreditarían. Poco nos importaría entonces perder algunos escaños a causa de ello. No presentaríamos candidatos sino en un ínfimo número de circunscripciones absolutamente seguras, es decir, donde esto no diera la victoria a un liberal contra un laborista. Realizaríamos nuestra campaña electoral distribuyendo hojas en favor del comunismo e invitando en todas las circunscripciones en que no presentáramos candidato a votar por el laborista contra el burgués. (…)
A los comunistas ingleses les es hoy difícil con mucha frecuencia incluso acercarse a las masas, hacer que éstas los escuchen. Pero si yo me presento como comunista y, al mismo tiempo, invito a votar por Henderson contra Lloyd George, seguramente se me escuchará. Y podré explicar de modo accesible no sólo por qué los soviets son mejores que el parlamento, y la dictadura del proletariado mejor que la dictadura de Churchill (cubierta con el rótulo de “democracia” burguesa), sino también que yo querría sostener a Henderson con mi voto del mismo modo que la soga sostiene al ahorcado; que el acercamiento de los Henderson a un gobierno formado por ellos probará, asimismo, mi razón, atraerá a las masas a mi lado y acelerará la muerte política de los Henderson y los Snowden, igual que sucedió con sus correligionarios en Rusia y en Alemania.” [12]
Más tarde, en el Segundo Congreso de la Comintern en 1920, Lenin también abogó por la entrada del Partido Comunista Británico en el Partido Laborista para influir mejor en los trabajadores de base.
Como explicó Lenin, todas estas tácticas no tenían nada en común con la suavidad hacia el reformismo, sino que eran una aplicación del deseo urgente de los comunistas de estrechar lazos con las masas aún no revolucionarias, así como la urgente necesidad de desacreditar a los líderes reformistas antes de sus propios seguidores; esto demostrándoles en la práctica que estos líderes no están dispuestos y son incapaces de luchar consistentemente por los intereses de la clase trabajadora.
De manera similar, los comunistas aplicaron la táctica antiimperialista del frente único en los países coloniales y semicoloniales. En China, apoyaron la lucha de Sun Yat-sen contra los reaccionarios señores de la guerra que actuaron como agentes de potencias imperialistas extranjeras. En otoño de 1922, los comunistas, por sugerencia de Henk Sneevliet (un holandés que más tarde se unió a la Cuarta Internacional durante algún tiempo), incluso ingresaron al partido de Sun Yat-sen: el Kuomintang. Esta táctica ofreció a los comunistas, que inicialmente eran solo un pequeño grupo de intelectuales sin raíces entre la clase trabajadora, la posibilidad de superar su aislamiento y convertirse en un partido de masas. Desafortunadamente, los estalinistas transformaron más tarde esta táctica exitosa en una capitulación oportunista ante Chiang Kai-shek, el nuevo líder del Kuomintang después de la muerte de Sun Yat-sen, en lugar de dividirse auspiciosamente con este partido populista pequeñoburguesa cuando se convirtió en un obstáculo para la lucha de clases. Esto resultó en la infame masacre de decenas de miles de comunistas en 1927 a manos del ejército de Chiang Kai-shek.
Incluso antes, Sneevliet jugó un papel crucial en la construcción de una organización revolucionaria en Indonesia (una colonia holandesa en ese momento): la Indische Sociaal-Democratische Vereeniging (ISDV). Esta organización participó en actividades antiimperialistas y más tarde se uniría a una organización de masas islamista activa contra la administración colonial: la Sarekat Islam (Unión Islámica). Cuando la dirección conservadora de la organización islamista finalmente expulsó a los revolucionarios en 1921, los comunistas ya se habían ganado a muchos trabajadores y campesinos. Continuarían para fundar la primera sección asiática del Komintern: Perserikatan Komunis di Hindia (PKH; Unión Comunista de Indias). [13]
Asimismo, la Unión Soviética apoyó la lucha de Turquía liderada por el nacionalista burgués Kemal Pasha contra el imperialismo británico y sus aliados griegos.
Trotsky y la Cuarta Internacional sobre la táctica del Frente Unido
León Trotsky, continuando la lucha por la bandera revolucionaria de la lucha de la clase trabajadora después de que la burocracia estalinista tomó el poder en 1924, defendió el método marxista de la táctica del frente único tal como lo habían desarrollado Lenin y el Comintern. De hecho, fue, además de Lenin, el principal defensor de la táctica del frente único cuando fue adoptada por el Comintern en su Tercer Congreso.
Contra las maniobras oportunistas estalinistas con la burocracia sindical británica a mediados de la década de 1920, Trotsky defendió los principios fundamentales de la táctica del frente único: “La táctica del frente único aún conserva todo su poder como método más importante en la lucha por las masas. Un principio básico de esta táctica es: “Con las masas, siempre; con los líderes vacilantes, a veces, pero solo mientras estén a la cabeza de las masas”. Es necesario hacer uso de líderes vacilantes mientras las masas los empujan hacia adelante, sin abandonar ni un momento las críticas a estos líderes. Y es necesario romper con ellos en el momento oportuno cuando pasan de la vacilación a la acción hostil y la traición. Es necesario aprovechar la ocasión de la ruptura para desenmascarar a los líderes traidores y contrastar su posición con la de las masas. Precisamente en esto consiste la esencia revolucionaria de la política del frente único. Sin esto, la lucha por las masas siempre amenaza con convertirse en una reverencia oportunista…” [14]
Más tarde, los estalinistas distorsionaron la táctica del frente único y la reemplazaron con su teoría del "social fascismo" según la cual la socialdemocracia era sólo el "gemelo" del fascismo de Hitler. En consecuencia, los estalinistas rechazaron cualquier frente único con los socialdemócratas, postura que ayudó a los líderes reformistas a justificar su traición y que les permitió apoyar a varios gobiernos bonapartistas de derecha y no tomar ninguna medida contra el surgimiento del NSDAP antes de 1933.
Trotsky defendió de manera similar la aplicación de la táctica del frente único en las luchas antiimperialistas y democráticas. Por ejemplo, pidió un apoyo crítico pero incondicional a la lucha de Chiang Kai-shek contra los invasores japoneses a finales de los años veinte y treinta (¡a pesar de que estos últimos asesinaron a decenas de miles de comunistas en 1927!): “Perfectamente: frente al imperialismo, es menester ayudar inclusive a los verdugos de Chiang Kai-shek.” [15]
Trotsky rechazó enérgicamente las críticas de aquellos ultraizquierdistas que se negaron a unirse a una lucha antiimperialista bajo una dirección burguesa con el argumento de que esto constituiría una forma de frente popular. Llamó a los revolucionarios en 1937 a participar y apoyar la lucha militar contra Japón bajo el liderazgo de Chiang Kai-shek, siempre y cuando no sean lo suficientemente fuertes para reemplazarlo. Comparó la táctica necesaria para los revolucionarios con las de una huelga de trabajadores bajo el liderazgo de burócratas reformistas traidores. Sería deber de todo trabajador con conciencia de clase unirse a tal huelga sin dar ningún apoyo político a los burócratas. La actitud de Trotsky queda clara en un documento que escribió sobre la guerra de China contra Japón en 1937 del que citaremos extensamente:
“Pero, ¿y Chiang Kai-shek? No tenemos que hacernos ilusiones con Chiang Kaishek, su partido y toda la clase dominante china, así como Marx y Engels no se las hicieron con las clases dominantes de Irlanda y Polonia. Chiang Kai-shek es el verdugo de los obreros y campesinos chinos. Pero hoy se ve obligado, contra su voluntad, a luchar contra Japón por lo que resta de la independencia china. Puede que mañana vuelva a traicionar. Es posible. Es probable. Hasta es inevitable. Pero hoy está luchando. Sólo los cobardes, imbéciles totales o canallas, pueden negarse a participar en esa lucha.
Utilicemos el ejemplo de una huelga para clarificar el problema. No apoyamos todas las huelgas. Si alguien llama a la huelga para echar a los obreros negros, chinos o japoneses, de una fábrica, nos oponemos. Pero si el objetivo de la huelga es mejorar (en la medida de lo posible) la situación de los obreros, participamos en primera fila cualquiera que sea la dirección. En la inmensa mayoría de las huelgas, los dirigentes son
reformistas, traidores profesionales, agentes del capital. Se oponen a todas las huelgas. Pero de vez en cuando la presión de las masas o de la situación objetiva los obliga a embarcarse en el camino de la lucha. Imaginemos por un momento a un obrero que se dice: “No quiero tomar parte en esta huelga porque los dirigentes son agentes del capital”. La doctrina de ese imbécil ultraizquierdista serviría para darle su verdadero
nombre: rompehuelgas. Desde este punto de vista, el caso de la guerra chino-japonesa es enteramente análogo. Si Japón es un país imperialista, y si China es víctima del imperialismo, estamos a favor de China. El patriotismo japonés es la máscara odiosa del pillaje mundial. El patriotismo chino es legítimo y progresista. Colocar a ambos en el mismo plano y hablar de “socialpatriotismo” es patrimonio de quienes jamás han leído a Lenin, jamás han entendido la posición de los bolcheviques en la guerra imperialista, y que sólo pueden vender y prostituir las enseñanzas de Marx. (...) Pero Japón y China no están en el mismo plano histórico. La victoria de Japón significará la esclavización de China, el fin de su desarrollo económico y social, y un tremendo fortalecimiento del imperialismo japonés. La victoria de China significará, por el contrario, la revolución social en Japón y el desarrollo libre, es decir, sin opresión externa, de la lucha de clases china.
¿Pero puede Chiang Kai-shek garantizar la victoria? No lo creo. Sin embargo, él inició la guerra y él la dirige hoy. Para reemplazarlo es necesario ganar una influencia decisiva en el proletariado y el ejército, y para ello es menester no quedar suspendido en el aire, sino meterse en la lucha. Debemos ganar prestigio e influencia en la lucha militar contra la invasión extranjera y en la lucha política contra las debilidades, las deficiencias y la traición internas. En cierto momento, que no podemos fijar a priori, esta oposición política puede y debe transformarse en conflicto armado, puesto que la guerra civil, como cualquier otra guerra, no es más que la continuación de la lucha política. Es necesario, empero, saber cuándo y cómo transformar la oposición política en insurrección armada.
Durante la revolución china de 1925-1927 atacamos la política de la Comintern. ¿Por qué? Es necesario comprender bien las razones. Los eiffelistas dicen que hemos cambiado de actitud en la cuestión china. Eso se debe a que los infelices no comprendieron para nada cuál fue nuestra posición en 1925-1927. Jamás negamos que el partido comunista tenía el deber de participar en la guerra de la burguesía y la pequeña burguesía del sur contra los generales del norte, agentes del imperialismo foráneo. Jamás negamos la necesidad de un bloque militar del partido comunista y el Kuomintang. Por el contrario, fuimos los primeros en proponerlo. Exigimos, sin embargo, que el partido comunista mantuviera su independencia política y organizativa, es decir, que, tanto en la guerra civil contra los agentes locales del imperialismo como en la guerra nacional contra el imperialismo, la clase obrera, a la vez que permanecía en el frente de la lucha militar, preparara él derrocamiento político de la burguesía. Mantenemos la misma política en esta guerra. No cambiamos un ápice nuestra posición. Los oehleristas y eiffelistas, por su parte, no entendieron nada, de nuestra política, ni de la de 1925-1927, ni de la actual.
En mi declaración a la prensa burguesa al comienzo de la actual guerra entre Tokio y Nankín, subrayé sobre todo la necesidad de que los obreros revolucionarios participen activamente en la guerra contra los opresores imperialistas. ¿Por qué? Primero, porque es correcto desde el punto de vista marxista; segundo, porque era necesario desde el punto de vista de la situación de nuestros amigos chinos. Mañana la GPU, aliada al Kuomintang (como se alió a Negrín en España), calificará a nuestros amigos chinos de “derrotistas” y agentes de Japón. Es posible que los mejores, con Chen Tu-hsiu a la cabeza, se vean en un compromiso nacional e internacional y los asesinen. Era necesario aclarar enérgicamente que la Cuarta Internacional abraza la causa de China contra Japón. Y agregué: sin abandonar el programa ni la independencia.
Los imbéciles eiffelistas tratan de bromear con esta “reserva”. “Los trotskistas [dicen] quieren servir a Chiang Kai-shek en la acción y al proletariado en las palabras.” Participar activa y conscientemente en la guerra no significa “servir a Chiang Kai-shek” sino servir a la independencia del país colonial a pesar de Chiang Kai-shek. Y las palabras dirigidas contra el Kuomintang son los medios para educar a las masas para el derrocamiento de Chiang Kai-shek. Al participar en la lucha militar bajo las órdenes de Chiang Kai-shek, puesto que desgraciadamente él tiene el mando de la guerra por la independencia, nos preparamos políticamente para el derrocamiento de Chiang Kai-shek esa es la única política revolucionaria. Los eiffelistas contraponen la política “de lucha de clases”, a esta política “nacionalista y socialpatriota”. Lenin combatió esta oposición abstracta y estéril durante toda su vida. Para él, los intereses del proletariado mundial dictaban el deber de ayudar a los pueblos oprimidos en su lucha nacional y patriótica contra el imperialismo. Quienes no lo hayan comprendido aún, casi un cuarto de siglo después de la guerra imperialista y veinte años después de la Revolución de Octubre, deben ser rechazados implacablemente por la vanguardia revolucionaria como los peores enemigos internos. ¡Este es el caso de Eiffel y sus compinches!” [16]
En el Programa de Transición, el documento fundacional de la Cuarta Internacional escrito en 1938, Trotsky una vez más intentó generalizar la experiencia de los bolcheviques y mostrar cuán importante es para los comunistas presentar demandas a los partidos de masas reformistas y pequeñoburgueses de los trabajadores y los oprimidos para llegar a sus bases.
“La fórmula de “gobierno obrero y campesino” aparecida por primera vez en 1917 en la agitación de los bolcheviques fue definitivamente admitida después de la insurrección de octubre. No representaba en este caso más que una denominación popular de la dictadura del proletariado, ya establecida. La importancia de esta denominación consiste sobre todo en que ponía en primer plano la idea de la alianza del proletariado y de la clase campesina colocada en la base del poder soviético.
Cuando la Internacional Comunista de los epígonos trató de hacer revivir la fórmula de “dictadura democrática de los obreros y campesinos”, enterrada por la historia, dio a la fórmula de “gobierno obrero y campesino” un contenido completamente diferente, puramente “democrático”, vale decir, burgués, oponiéndola a la dictadura del proletariado. Los bolcheviques leninistas rechazaron resueltamente la consigna de “gobierno obrero y campesino” en su interpretación democrático burguesa. Afirmaban entonces y afirman ahora que cuando el partido del proletariado renuncia a salir de los cuadros de la democracia burguesa, su alianza con la clase media no es otra cosa que un apoyo al capital, como ocurrió con los mencheviques y los socialistas revolucionarios en 1917, como ocurrió con el partido comunista chino en 1925-1927 y como pasa ahora con los “frentes populares” de España, de Francia y de otros países.
En abril-septiembre de 1917, los bolcheviques exigían que los socialistas revolucionarios y los mencheviques rompieran su ligazón con la burguesía liberal y tomaran el poder en sus propias manos. Con esta condición los bolcheviques prometían a los mencheviques y a los socialistas revolucionarios representantes pequeño burgueses de obreros y campesinos, su ayuda revolucionaria contra la burguesía renunciando, no obstante, categóricamente a entrar en el gobierno y a tomar ninguna responsabilidad política por ellos. Si los mencheviques y socialistas revolucionarios habían realmente roto con los cadetes liberales y con el imperialismo extranjero, “el gobierno obrero y campesino” creado por ellos, no hubiera hecho más que acelerar y facilitar la instauración de la dictadura del proletariado. Pero es precisamente por esto que la dirección de la democracia pequeño burguesa se opuso con todas sus fuerzas a la instauración de su propio poder. La experiencia de Rusia demuestra, la experiencia de España y de Francia confirma de nuevo, que aún en las condiciones más favorables los partidos de la democracia pequeño burguesa (socialistas revolucionarios, social-demócratas, estalinistas, anarquistas) son incapaces de crear un gobierno obrero y campesino, vale decir un gobierno independiente de la burguesía.
No obstante, la reivindicación de los bolcheviques dirigidas a los mencheviques y a los socialistas revolucionarios: "¡Romped con la burguesía, tomad en vuestras manos el poder!" tiene para las masas un enorme valor educativo. La negación obstinada de los mencheviques y de los socialistas revolucionarios a tomar el poder, que apareció tan trágicamente en las jornadas de julio, los perdió definitivamente en el espíritu del pueblo y preparó la victoria de los bolcheviques.
La tarea central de la Cuarta Internacional consiste en liberar al proletariado de la vieja dirección, cuyo espíritu conservador está en completa contradicción con la situación catastrófica del capitalismo en su decadencia y es el principal freno del progreso histórico. La acusación capital que la IV Internacional lanza contra las organizaciones tradicionales del proletariado es la de que ellas no quieren separarse del semi-cadáver de la burguesía.
En estas condiciones la reivindicación dirigida sistemáticamente a la vieja dirección: "¡Romped con la burguesía, tomad el poder!" es un instrumento extremadamente importante para descubrir el carácter traidor de los partidos y organizaciones de las II y III Internacional es así como también de la Internacional de Amsterdam.
La consigna de “gobierno obrero y campesino” es empleada por nosotros, únicamente, en el sentido que tenía en 1917 en boca de los bolcheviques, es decir, como una consigna antiburguesa y anticapitalista, pero en ningún caso en el sentido “democrático” que posteriormente le han dado los epígonos haciendo, de ella, que era un puente a la revolución, la principal barrera en su camino.
Nosotros exigimos de todos los partidos y organizaciones que se apoyan en los obreros y campesinos, que rompan políticamente con la burguesía y tomen el carro campesino. En este camino de la lucha por el poder obrero prometemos un completo apoyo contra la reacción capitalista. Al mismo tiempo desarrollamos una agitación incansable alrededor de las reivindicaciones que deben constituir, en nuestra opinión, el programa del “gobierno obrero y campesino”.
¿Es posible la creación del gobierno obrero y campesino por las organizaciones obreras tradicionales? La experiencia del pasado demuestra, como ya lo hemos dicho, que esto es por lo menos, poco probable. No obstante, no es posible negar categóricamente a priori la posibilidad teórica de que bajo la influencia de una combinación muy excepcional (guerra, derrota, crack financiero, ofensiva revolucionaria de las masas, etc.…) Los partidos pequeño burgueses sin excepción a los estalinistas, pueden llegar más lejos de lo que ellos quisieran en el camino de una ruptura con la burguesía. En cualquier caso, una cosa está fuera de dudas: aún en el caso de que esa variante poco probable llegara a realizarse en alguna parte y un “gobierno obrero y campesino” - en el sentido indicado más arriba- llegara a constituirse, no representaría más que un corto episodio en el camino de la verdadera dictadura del proletariado.
Pero es inútil perderse en conjeturas. La agitación bajo la consigna de gobierno obrero y campesino tiene en todos los casos un enorme valor educativo. Y no es por azar: esta consigna, completamente general sigue la línea del desarrollo político de nuestra época (bancarrota, disgregación de los viejos partidos burgueses, quiebre de la democracia, auge del fascismo, aspiración creciente de los trabajadores a una política más activa y más ofensiva). Es por eso que cada una de nuestras reivindicaciones transitorias debe conducir a una sola y misma conclusión política: los obreros deben romper con todos los partidos tradicionales de la burguesía para establecer en común con los campesinos su propio poder”. [17]
Vemos así el significado que Trotsky le dio al tema de la táctica del frente único como herramienta para fortalecer y unir la lucha de clases de los obreros y oprimidos, así como para incrementar la influencia del partido revolucionario entre la clase obrera y las masas populares, y socavar la hegemonía de los “partidos de la democracia pequeñoburguesa. Además, Trotsky consideró la táctica del frente único como una herramienta crucial para los revolucionarios, no solo en relación con los partidos obreros burgueses (tipo menchevique), sino también con las fuerzas populistas pequeñoburguesas (tipo Social Revolucionarios) que tienen una masa de seguidores entre las clases y capas oprimidas no proletarias.
[1] Karl Marx y Frederick Engels: Manifiesto del Partido Comunista (1848), https://www.marxists.org/espanol/m-e/1840s/48-manif.htm ; ver también, F. Engels: Principios del Comunismo (1847), https://www.marxists.org/espanol/m-e/1840s/47-princi.htm. Como nota al margen, queremos señalar que la traducción al español de esta cita es engañosa con respecto a un tema. Al final del primer párrafo se dice que los comunistas luchan "contra la monarquía absoluta, la escudería feudal y la pequeña burguesía". Sin embargo, en el original alemán Marx y Engels no usan la frase “pequeña burguesía” (Kleinbürgertum) sino que usan las palabras “Kleinbürgerei” que significa ideologías y actitudes pequeñoburguesas. Obviamente, una traducción incorrecta cambia el significado. Mientras Marx y Engels proclamaban la lucha contra la monarquía, la clase feudal y las ideologías pequeño burguesas, la traducción española da la impresión errónea de que también pretendían luchar contra la pequeña burguesía como clase.
[2] Vea sobre esto, entre muchas otras fuentes, F. Engels: Contribución a la Historia de la Liga de los Comunistas (1885), https://www.marxists.org/espanol/m-e/1880s/1885-hist.htm#:~:text=%5B1%5D%20Engels%20escribi%C3%B3%20el%20trabajo,de%20los%20comunistas%20en%20Colonia%22.&text=Precisamente%20por%20eso%20Engels%20estim%C3%B3%20necesario%20reeditar%20esa%20publicaci%C3%B3n%20de%20Marx.; David Riazanov: Marx y Engels (1922), Quinta Conferencia, https://www.marxists.org/espanol/riazanov/1927/d-riazanov-1927-marx-y-engels.pdf ; ver también el excelente estudio de August H. Nimtz: Marx and Engels: Their contribution to the democratic breakthrough, Albany, New York 2000, capítulos 3 y 4); Otto Rühle: Karl Marx. Leben und Werk, Avalun-Verlag, Hellerau 1928, p. 182-188; August Nimtz: Marx and Engels – The Unsung Heroes of the Democratic Breakthrough, en: Science & Society, Vol. 63, No. 2 verano de 1999), pp. 203-231
[3] Karl Marx y Frederick Engels: Mensaje del Comité Central a la Liga de los Comunistas (1850), https://webs.ucm.es/info/bas/es/marx-eng/oe1/mrxoe107.htm
[4] Sobre esto, véanse las resoluciones pertinentes de la conferencia del partido de julio de 1907 y enero de 1912 respectivamente en: Robert H. McNeal and Richard Gregor: Resolutions and decisions of the Communist Party of the Soviet Union, Vol.2, The Early Soviet Period: 1917-1929, University of Toronto Press, Toronto 1974, pp.116-117 and 150-153. Véanse también, por ejemplo, los dos excelentes volúmenes del historiador marxista August Nimtz: Lenin's Electoral Strategy from Marx and Engels through the Revolution of 1905. The Ballot, the Streets—o también Lenin's Electoral Strategy from 1907 to the October Revolution of 1917. Both have been published by Palgrave Macmillan US in 2014. Ver también Aleksei E. Badayev: The Bolsheviks in the Tsarist Duma, Co-operative Pub. Society of Foreign Workers in the U.S.S.R, Moscow.
[5] V. I. Lenin: La Enfermedad Infantil del Izquierdismo en el Comunismo (1920), https://centromarx.org/images/stories/PDF/la%20enfermedad%20infantil%20web%20centro%20marx.pdf
[6] Communist International: Theses on Comintern Tactics, adopted on 5th December 1922 at the Fourth Congress of the Communist International; in: The Communist International 1919-1943. Documents Selected and Edited by Jane Degras, Volume I 1919-1922, pp. 424-425. Hacemos notar que existen traducciones al español de este documento, sin embargo, en el apartado X, donde debería estar “X. La Táctica del Frente único”, lo que se encuentra es la segunda parte del apartado “IX. La Conquista de la Mayoría”, bajo el título de “X. En los Países Coloniales”.
[7] Communist International: Theses on Comintern Tactics (1922), p. 424. Hacemos notar que, en la versión en inglés de este documento, este párrafo se encuentra dentro del apartado “IX. La Conquista de la Mayoría”, mientras que en las traducciones al español se encuentra como “X. En los Países Coloniales”, sustituyendo al apartado original “X. La Táctica del Frente Único”.
[8] Internacional Comunista: Tesis Generales Sobre la Cuestión de Oriente, en el Cuarto Congreso de la Internacional Comunista (1922), en Tesis, Manifiestos y Resoluciones Adoptados por los Cuatro Primeros Congresos de la Internacional Comunista (1919-1923), p.226. https://www.marxists.org/espanol/tematica/internacionales/comintern/4-Primeros3-Inter-2-edic.pdf. Con respecto a la comprensión marxista de la táctica antiimperialista del frente único, remitimos a los lectores a los capítulos 12 y 13 de nuestro libro Michael Pröbsting: The Great Robbery of the South. Continuity and Changes in the Super-Exploitation of the Semi-Colonial World by Monopoly Capital. Consequences for the Marxist Theory of Imperialism. Vienna 2013, Publicado por La Corriente Comunista Revolucionaria Internacional (El libro se puede descargar gratis en www.great-robbery-of-the-south.net.)
[9] Internacional Comunista: Tesis Generales Sobre la Cuestión de Oriente, en el Cuarto Congreso de la Internacional Comunista (1922), en Tesis, Manifiestos y Resoluciones Adoptados por los Cuatro Primeros Congresos de la Internacional Comunista (1919-1923), p.229. https://www.marxists.org/espanol/tematica/internacionales/comintern/4-Primeros3-Inter-2-edic.pdf
[10] Sobre esto, ver, p. Dirk Hemje-Oltmanns: Arbeiterbewegung und Einheitsfront. Zur Diskussion der Einheitsfronttakitk in der KPD 1920/21, Verlag für das Studium der Arbeiterbewegung GmbH, Westberlin 1973; Arnold Reisberg: An den Quellen der Einheitsfrontpolitik, Dietz Verlag, Berlin 1971, Vol. 1 y 2, John Riddell: The Comintern in 1922. The Periphery Pushes Back, en: Historical Materialism 22.3–4 (2014), pp. 52-103; Larry Peterson: German Communism, Workers' Protest, and Labor Unions. The Politics of the United Front in Rhineland - Westphalia 1920-1924, Springer Science+Business Media, B.V. 1993
[11] Internacional Comunista: Tesis Generales Sobre la Cuestión de Oriente, en el Cuarto Congreso de la Internacional Comunista (1922), en Tesis, Manifiestos y Resoluciones Adoptados por los Cuatro Primeros Congresos de la Internacional Comunista (1919-1923), p.206. https://www.marxists.org/espanol/tematica/internacionales/comintern/4-Primeros3-Inter-2-edic.pdf
[12]V. I. Lenin: La Enfermedad Infantil del Izquierdismo en el Comunismo (1920), https://centromarx.org/images/stories/PDF/la%20enfermedad%20infantil%20web%20centro%20marx.pdf
[13] Para fuentes sobre estos interesantes desarrollos en Indonesia y China, ver más abajo en el capítulo V donde discutimos esta experiencia nuevamente.
[14] Leon Trotsky: Resolution on the General Strike in Britain submitted to the Centrals Committee and Centrals Control Commission joint plenum, Julio de 1926; en: Trotsky’s Writings on Britain, Vol. 2, New Park Publications, London 1974, p. 191
[15] León Trotsky: Defensa de la república soviética y de la Oposición (1929), https://www.fundacionfedericoengels.net/images/PDF%20Trotsky/1929-defensa%20de%20la%20rep%EF%BF%BDblica%20sovi%EF%BF%BDtica.pdf
[16] Leo Trotzki: Über den chinesisch-japanischen Krieg (1937), in: Schriften 2.2, pp. 865-867; in Englisch: Leon Trotsky: On the Sino-Japanese War (1937). (León Trotsky: Sobre la guerra sino-japonesa (1937), https://www.marxists.org/espanol/trotsky/eis/1937.Sobreguerchino-japonesa.pdf, Énfasis en el original)
[17] León Trotsky: La Agonía del Capitalismo y las Tareas de la IV Internacional (El Programa de Transición) (1938), https://www.marxists.org/espanol/trotsky/1938/prog-trans.htm
III. La lucha por la hegemonía proletaria en las condiciones actuales: cambios sociales y económicos
Nota del Comité Editorial: El siguiente capítulo contiene varias figuras. Solo se pueden ver en la versión pdf del libro aquí por razones técnicas.
En los dos capítulos anteriores hemos esbozado los principios de la táctica del frente único y hemos mostrado cómo los clásicos marxistas desarrollaron su comprensión de la misma. Antes de discutir algunas cuestiones específicas de la aplicación de la táctica del frente único en la actualidad, debemos tener en cuenta los cambios importantes que han tenido lugar desde los tiempos de Lenin y Trotsky. Comenzaremos con un resumen de la evolución económica y social.
En nuestro libro El gran robo del sur analizamos cambios importantes en la composición del proletariado mundial. [1] Resumamos aquí las conclusiones más importantes combinadas con datos reales.
El cambio hacia el sur del proletariado mundial de hoy
La CCRI siempre ha enfatizado que el foco de la producción capitalista global, y por lo tanto del proletariado internacional, se ha desplazado durante el último medio siglo de las viejas metrópolis imperialistas (es decir, América del Norte, Europa Occidental y Japón) hacia el Sur (es decir, el mundo semicolonial más nuevas potencias imperialistas, en particular China). La base de este cambio ha sido un proceso de industrialización masiva en los países del Sur global. Esto fue causado, por un lado, por el repunte económico general durante el largo auge de los años cincuenta y sesenta (acompañado de un aumento de la productividad en la agricultura, urbanización acelerada, etc.) y por el desplazamiento masivo de las exportaciones de capital de los monopolios imperialistas al Sur, en su deseo de incrementar sus ganancias intensificando la superexplotación. [2] Durante parte de este tiempo, la industrialización de los estados obreros degenerados estalinistas en Europa del Este, Asia del Este y Cuba también contribuyó a este desarrollo.
El crecimiento masivo de la fuerza laboral mundial durante las últimas décadas tuvo lugar principalmente en el mundo semicolonial. En 2014, el 51,5% de la población activa mundial se dedicaba al trabajo asalariado de un total de tres mil millones de trabajadores [3] (véase el gráfico 1). Como se muestra en este gráfico, desde 1991 la proporción de trabajadores asalariados ha aumentado en todos los continentes. [4]
Figura 1. Salarios y empleo asalariado (% del empleo total), mundo y regiones, 1991-2014 [5]
Esta proletarización también se ha producido entre las mujeres. Hoy, el 46% de todas las mujeres trabajadoras son asalariadas. [6]
La Tabla 1 expresa el crecimiento de la clase trabajadora en las regiones del mundo en porcentajes desde poco antes del cambio de milenio.
Tabla 1. Trabajadores asalariados como porcentaje del empleo total, 1999 y 2013 [7]
Región 1999 2013
África 24,6% 26,2%
Asia 30.7% 40.2%
América Latina y el Caribe 59,0% 62,8%
Medio Oriente 71,9% 80,3%
Europa del Este y Asia Central 74,9% 78,3%
Economías desarrolladas 84,1% 86,4%
El proceso de industrialización necesariamente ha llevado a un cambio masivo en el peso del proletariado desde las metrópolis imperialistas hacia los países más pobres y en particular hacia Asia (donde vive hoy el 60% de la fuerza laboral industrial global). Hace cien años, en la época de Lenin y Trotsky, el proletariado en el mundo colonial y semicolonial era todavía bastante pequeño. La industrialización capitalista fuera de Europa, América del Norte y Japón se había producido sólo en un grado relativamente pequeño.
Desde entonces, el crecimiento de la clase trabajadora en el Sur se ha acelerado. Como resultado, la gran mayoría de la clase trabajadora mundial vive hoy fuera de las viejas metrópolis imperialistas. Esto se demuestra claramente en las siguientes tablas y figuras. La Tabla 2 muestra el aumento de los trabajadores asalariados que viven en los denominados “países en desarrollo” del 65,9% (1995) al 72,4% (2008/09). Si se excluyen los estados semicoloniales de la UE, la cifra para 2008/09 es aún mayor (75%). En otras palabras, tres cuartas partes de los trabajadores asalariados de hoy viven y trabajan en los países imperialistas emergentes y semicoloniales.
Tabla 2. Distribución de los trabajadores asalariados en diferentes regiones, 1995 y 2008/09 [8]
Asalariados (en porcentaje) 1995 2008/09
Mundo 100% 100%
Países de ingresos bajos y medios 65,9% 72,4%
Países con ingresos altos 34,1% 27,6%
Países con ingresos altos
(sin Estados de la UE semicoloniales) - 25%
Países con ingresos bajos y medios
(incluidos los Estados de la UE semicoloniales) - 75%
Este cambio también es visible si examinamos el sector central de la clase trabajadora: los trabajadores industriales. En la Tabla 3 vemos que, en 2013, el 85,3% - o más de 617 millones - de todos los empleados industriales (la inmensa mayoría de ellos trabajadores) vivían fuera de las viejas metrópolis imperialistas, donde “solo” el 14,7% - o 106,8 millones - de todos los empleados en la industria vivían. Al mismo tiempo, casi dos tercios (62,5%) de todos los trabajadores industriales vivían en Asia (excepto Rusia y las repúblicas ex-URSS).
Tabla 3. Distribución de la población activa en la industria en diferentes regiones, 2013 [9]
Distribución de la fuerza laboral en la industria en diferentes regiones
Mundo 724,4 100%
Economías desarrolladas 106,8 14,7%
Europa del Este y ex URSS 44,8 6,2%
Asia oriental 250,1 34,5%
Asia sudoriental 59,0 8,1%
Asia meridional 144,3 19,9%
América Latina 58,3 8,0%
Medio Oriente 18,7 2,6%
África del Norte 13,0 1,8%
África subsahariana 29,3 4,0%
Los gráficos 2 y 3 confirman este tremendo cambio al mostrar el aumento en la proporción de trabajadores manufactureros que viven en el Sur de alrededor del 50% (1980) a alrededor del 73% (2008). Tenga en cuenta que en 1950 solo el 34% de los trabajadores industriales de todo el mundo vivían en el Sur. [10] Sin embargo, tenga en cuenta que las cifras de empleo en la industria manufacturera y el empleo industrial en las estadísticas proporcionadas aquí no son sinónimos, ya que la manufactura incluye a toda la fuerza de trabajo industrial, pero, a diferencia del empleo industrial, excluye a los empleados en sectores de la minería y la construcción.
Figura 2. Participación de los países en desarrollo en el empleo manufacturero mundial, 1980-2008 [11]
Figura 3. Fuerza de trabajo industrial mundial en países desarrollados y en desarrollo, 1950-2010 [12]
La CCRI ha señalado repetidamente que, de hecho, el desplazamiento real del proletariado hacia los países imperialistas emergentes y semicoloniales es incluso mayor de lo que indican las estadísticas oficiales. ¿Por qué? Porque, como se señaló anteriormente, la categoría burguesa "asalariados" incluye no solo a los trabajadores. En términos generales, se puede decir que, en los países imperialistas ricos, una minoría considerable de asalariados no forma parte de la clase obrera, sino que forma parte de la clase media asalariada (personal de supervisión, policía, gerente de grado inferior, etc.). [13] En un análisis extenso de la estructura de clases, hemos estimado que, en los países imperialistas, el número de asalariados - que representan hasta el 90% de la población activa total - se puede dividir en dos, con aproximadamente 2/3 de la clase trabajadora 1/3 son capa intermedia. [14] En los países más pobres, las clases medias asalariadas son mucho más pequeñas.
Además, también debemos tener en cuenta a la aristocracia obrera, la parte más alta de la clase trabajadora (por ejemplo, ciertos sectores de trabajadores calificados altamente remunerados, etc.). Es el sector del proletariado que es literalmente sobornado por la burguesía con diversos privilegios. En los países imperialistas, esta capa constituye una proporción mucho mayor de la clase trabajadora que entre el proletariado semicolonial. Las fuentes financieras para mantener pagada a la aristocracia obrera en los países imperialistas y, por lo tanto, socavar su solidaridad de la clase trabajadora, se derivan precisamente de las ganancias adicionales que los capitalistas monopolistas obtienen tan fácilmente al sobreexplotar a los países semicoloniales y a los migrantes en el país. las metrópolis imperialistas. Sin humo ni espejos el capital monopolista utiliza parte de estos beneficios adicionales para ganar el apoyo de sectores de la clase trabajadora en los países imperialistas, porque es en casa donde los capitalistas necesitan estabilidad, ante todo. Así, la aristocracia obrera "comprada" puede ser un sector mucho más pequeño del proletariado en el mundo semicolonial.
Junto a esto, la aristocracia obrera -junto con su gemela, la burocracia obrera- juega un papel dominante dentro de los sindicatos y los partidos reformistas en los países imperialistas.
Al mismo tiempo, como hemos elaborado en otra parte, [15] los estratos más bajos de la clase trabajadora -y en particular los migrantes- han ganado significativamente en su número relativo dentro de los países imperialistas. En los EE. UU., por ejemplo, la proporción de migrantes entre la población general aumentó del 5,2% (1960) al 12,3% (2000) a más del 14% (2010). En Europa occidental, la proporción de migrantes en la población aumentó de aproximadamente un 4,6% (1960) a casi un 10% (2010). [16] Según los últimos datos de Naciones Unidas, 172,6 millones de migrantes viven oficialmente en los viejos países imperialistas (“países de altos ingresos”), lo que representa el 13% de la población total. [17] Como hemos señalado repetidamente, tales Las estadísticas oficiales subestiman invariablemente el número de migrantes, ya que no incluyen a los migrantes sin estatus legal ni a los de la segunda o tercera generación.
La proporción comparable de migrantes extranjeros en países de “ingresos medios” y “países de ingresos bajos”, es decir, los países semicoloniales y la China imperialista emergente, es solo del 1%. [18]
En particular, los migrantes constituyen un sector crucial del proletariado en los centros urbanos de las metrópolis imperialistas. Por ejemplo, a principios de la década de 2000, la mitad de todos los trabajadores residentes en Nueva York eran negros, latinos o pertenecían a otras minorías nacionales. En el interior y exterior de Londres, el 29% y el 22% de los residentes fueron clasificados como minorías étnicas en 2000, respectivamente. [19] En nuestro estudio sobre el racismo y los migrantes, mostramos que en Viena (la capital de Austria) los migrantes representan el 44% de la población. Dos tercios de ellos proceden de la ex Yugoslavia, Turquía o los Estados de la UE de Europa del Este. [20]
También es importante darse cuenta de que los trabajadores de baja y mediana calificación constituyen la gran mayoría de los trabajadores asalariados y oprimidos, mientras que los trabajadores altamente calificados constituyen solo una minoría (incluso en los viejos países imperialistas). Si bien las cifras que se muestran en las Tablas 4 y 5, a continuación, no son exclusivamente para la clase trabajadora, y mientras que el nivel de habilidad no es directamente paralelo a estar ubicado en los estratos bajos o medios frente a los estratos altos y aristocráticos de la clase trabajadora, estas cifras todavía proporcionan una aproximación útil de las proporciones relativas que componen el proletariado, tanto a nivel mundial como por región específica.
Tabla 4. Número y porcentaje de empleo por ocupación amplia (cualificación), mundo y regiones, 2013 (en miles) [21]
Región del mundo Baja cualificación Media cualificación Alta cualificación
Mundo 502,153 2,077,789 566,584
100% 100% 100%
Economías desarrolladas 46,668 241,654 186,693
9.3% 11.6% 32.4%
Economías en desarrollo 455,485 1,836, 135 379,891
91.7%% 88.4% 67.6%
Tabla 5. Proporción del empleo por ocupación amplia (cualificación), mundo y regiones, 2013 [22]
Región del mundo Baja cualificación Media cualificación Alta cualificación
Total mundial 16,0% 66,0% 18,0%
Economías desarrolladas 9,8% 50,9% 39,3%
Europa central y sudoriental 14,1% 52,4% 33,5%
Asia oriental 8,2% 79,7% 12,1%
Sudeste de Asia y el Pacífico 22,0% 65,6% 12,4%
Asia meridional 27,7% 58,5% 13,8%
América Latina y el Caribe 19,0% 61,3% 19,8%
Oriente Medio
y África del Norte 12,0% 65,7% 22,4%
África subsahariana 16,2% 79,2% 4,6%
Estos datos reales de la Oficina Internacional del Trabajo de la ONU demuestran que los trabajadores de baja y mediana calificación representan el 82% de la fuerza laboral mundial, el 61,7% en los viejos países imperialistas y el 85,8% en el mundo semicolonial y los imperialistas emergentes, a saber, China y Rusia. Su participación es incluso mayor de lo que sugieren las cifras que se muestran en estas tablas porque, como hemos dicho antes, una minoría de los asalariados no forma parte de la clase trabajadora, sino que pertenece a la clase media. Naturalmente, la proporción de trabajadores altamente calificados es mucho mayor entre las capas medias que entre la clase trabajadora. En resumen, estos datos apoyan nuestras tesis sobre la composición de la clase trabajadora tal y como la planteamos en el Manifiesto de la CCRI, así como lo hemos descrito con mayor detalle en nuestro libro, El Gran Robo del Sur.
Además, el proletariado en los países más pobres es mayor de lo que parecen indicar las cifras de estas estadísticas oficiales. Una proporción considerable de los trabajadores en estos países no se cuentan formalmente como trabajadores asalariados, sino como autónomos, debido al gran sector informal. Sin embargo, de hecho, son parte de la clase trabajadora. [23]
En general, la creciente clase trabajadora y otras capas oprimidas son muy heterogéneas en términos de su situación laboral. Los datos de la OIT publicados recientemente sobre la situación laboral de la población activa en su conjunto (es decir, incluidos los trabajadores, los campesinos, los autónomos, los trabajadores familiares no remunerados, los empleadores [aunque los últimos son insignificantes en términos de cifras]) son sumamente interesantes. Según ellos, solo alrededor del 26,4% de los trabajadores tienen un contrato indefinido, alrededor del 13% tienen un contrato temporal o de duración determinada y la mayoría significativa (60,7%) trabaja sin contrato. Naturalmente, también aquí hay grandes diferencias entre la situación de los trabajadores en los viejos países imperialistas y los del Sur. En los viejos países imperialistas ("economías de altos ingresos"), más de las tres cuartas partes de los trabajadores tienen un contrato indefinido (de los cuales menos de dos tercios son a tiempo completo), un 9,3% más son contratados por contratos temporales y solo el 14% trabaja sin contrato. Entre las semicolonias avanzadas y los países imperialistas emergentes (“países de ingresos medios”), casi el 72% de todos los trabajadores están empleados sin contrato, mientras que sólo el 13,7% trabaja con contrato indefinido. En los países semicoloniales menos desarrollados, solo el 5,7% de los trabajadores tienen un contrato permanente, mientras que casi el 87% de los trabajadores no tienen ningún contrato; la mayoría de ellos trabajan como trabajadores por cuenta propia o como trabajadores familiares auxiliares. Entre las semicolonias avanzadas y los países imperialistas emergentes (“países de ingresos medios”), casi el 72% de todos los trabajadores están empleados sin contrato, mientras que sólo el 13,7% trabaja con contrato indefinido. En los países semicoloniales menos desarrollados, solo el 5,7% de los trabajadores tienen un contrato permanente, mientras que casi el 87% de los trabajadores no tienen ningún contrato; la mayoría de ellos trabajan como trabajadores por cuenta propia o como trabajadores familiares auxiliares. Entre las semicolonias avanzadas y los países imperialistas emergentes (“países de ingresos medios”), casi el 72% de todos los trabajadores están empleados sin contrato, mientras que sólo el 13,7% trabaja con contrato indefinido. En los países semicoloniales menos desarrollados, solo el 5,7% de los trabajadores tienen un contrato permanente, mientras que casi el 87% de los trabajadores no tienen ningún contrato; la mayoría de ellos trabajan como trabajadores por cuenta propia o como trabajadores familiares auxiliares. [24]
Si calculamos los datos existentes de la OIT para los trabajadores asalariados, llegamos a la conclusión de que solo el 51,2% de todos los trabajadores asalariados tienen un contrato indefinido, mientras que el resto solo están empleados con contratos temporales o sin ningún contrato (ver Tabla 6). Aquí nuevamente, existen diferencias extremas entre los viejos países imperialistas por un lado y los países semicoloniales y las potencias imperialistas emergentes por el otro. En los primeros, aquellos designados por la OIT como “economías de altos ingresos”, la proporción de trabajadores asalariados con contrato indefinido es del 88,1%. Sin embargo, esta proporción es mucho menor en los países del Sur global (30,7% y 32,4%).
Tabla 6. Distribución del tipo de contrato de los trabajadores asalariados (%) [25]
Permanente Temporal Sin contrato
Todos los países 51,2% 25,0% 23,8%
Países de ingresos altos 88,1% 10,7% 1,3%
Países de ingresos medios 30,7% 32,3% 37,0%
Países de bajos ingresos 32,4% 42,6% 24,8%
Los trabajadores asalariados con contrato indefinido deberían volver a dividirse, comparando a los empleados a tiempo completo y a los que trabajan solo a tiempo parcial. Desafortunadamente, para este tema la OIT proporciona datos solo para los países imperialistas donde solo el 73,7% de todos los trabajadores a tiempo completo tienen un contrato indefinido (pero entre las mujeres la proporción es aún menor, 64,5%).
Además, hay que tener en cuenta el creciente número de trabajadores desempleados. El último informe de la OIT da la cifra oficial de 201,3 millones de trabajadores sin trabajo en 2014. Es decir, 5,9% a nivel mundial. [26]
Resumamos ahora nuestra breve reseña del proletariado mundial hoy. Hemos demostrado que la clase trabajadora internacional ha cambiado su enfoque hacia el Sur, donde se encuentran aproximadamente las tres cuartas partes de los trabajadores asalariados. Dada la mayor participación de la clase media asalariada en los viejos países imperialistas (en comparación con el Sur), la proporción del proletariado en los países semicoloniales y los países imperialistas emergentes en todo el mundo podría llegar al 80%. Siendo este el caso, podemos concluir que hoy el corazón del proletariado mundial está en el Sur y en particular en Asia.
Eso no significa que el proletariado en las viejas metrópolis imperialistas (es decir, los países relativamente ricos de Europa Occidental, América del Norte y Japón) se haya vuelto irrelevante. Nada más lejos de la verdad. El proletariado de Europa Occidental, América del Norte y Japón sigue desempeñando un papel central en la lucha de clases internacional. Pero es vital para los comunistas revolucionarios reconocer la creciente importancia de los países semicoloniales en Asia, América Latina, Medio Oriente y África, así como de los imperialistas emergentes, China (y Rusia). En otras palabras, el proceso de la Revolución Mundial no es uno en el que se ubique el frente y todo el tema se decidirá en los viejos países imperialistas. Más bien, el proletariado en el mundo semicolonial y la China imperialista emergente jugarán un papel decisivo. La Revolución Árabe reforzó esta tesis de la creciente importancia del proletariado semicolonial.
Hemos resumido las ramificaciones de estos importantes cambios en la composición de la clase trabajadora mundial en nuestro programa “El Manifiesto Comunista Revolucionario.” Las organizaciones internacionales de trabajadores deben prestar especial atención al Sur. El enorme peso del proletariado del Sur debe reflejarse no solo en su participación masiva en las organizaciones internacionales de trabajadores, sino también en los liderazgos de estas fuerzas. Y cuestiones de particular importancia para la clase obrera del Sur -su superexplotación, sus luchas de liberación nacional contra el imperialismo, etc.- deben jugar un papel central en el trabajo propagandístico y práctico de las organizaciones. [27]
La miseria del campesinado pobre y de los pobres urbanos
Independientemente del crecimiento del proletariado global, los marxistas no deben ignorar el hecho de que casi la mitad de la población trabajadora global - y una clara mayoría en el mundo semicolonial - todavía pertenece al campesinado pobre o la pequeña burguesía urbana. Las cifras de la Tabla 6 dan una indicación sobre la composición social general de la población activa. Sin embargo, aquí también repetimos que, por las razones expuestas anteriormente, la categoría de trabajadores asalariados de la OIT no es sinónimo del concepto marxista de la clase trabajadora. Esta reserva también se aplica a los trabajadores por cuenta propia de la OIT categoría que tampoco es equivalente a la categoría marxista del campesinado no explotador y la pequeña burguesía urbana. No obstante, las cifras que se dan a continuación son aproximaciones útiles.
Si dejamos de lado el número muy reducido de capitalistas (empleadores), que son más numerosos en los países imperialistas, vemos que los campesinos y los autónomos (y sus familiares contribuyentes) representan el 55,4% de la población activa en los países del Sur. Sin embargo, incluso aquí hay que hacer importantes distinciones. Por ejemplo, mientras que en la China imperialista emergente la proporción de trabajadores asalariados es del 56% de la población activa y los trabajadores por cuenta propia y sus familiares auxiliares "sólo" el 42,4%, [28] los trabajadores autónomos y sus familiares auxiliares constituyen 80,8% (¡!) De todos los trabajadores en los países semicoloniales menos desarrollados. (Ver Tabla 7)
Tabla 7. Porcentaje de estatus en el empleo total, mundo y regiones, 2013 (%) [29]
Obreros Empleadores Obreros Trabajadores
Asalariados Autoempleados Familiares
Economías
avanzadas 86,3% 3,6% 9,0% 1,0%
Países en desarrollo 42,6% 2,0% 40,5% 14,9%
Países menos
desarrollados 18,0% 1,2% 53,2% 27,6%
Países de ingresos
Medios-bajos 31,7% 2,1% 50,5% 15,7%
Economías
emergentes 58,2% 2,2% 29,0% 10,6%
El capitalismo significa miseria no solo para la clase trabajadora sino también para la población rural y los pobres urbanos. Para entender esto, ahora proporcionamos algunos datos sobre la desigualdad y la pobreza entre los campesinos del mundo. Según datos resumidos por el Grupo ETC (AGETC), de los 450 millones de explotaciones agrícolas del mundo actual, 382 millones (85%) son explotadas por pequeños campesinos y tienen un tamaño de 2 hectáreas o menos. Casi todos ellos (cerca de 380 millones) están situados en el Sur global. Nuevamente, la inmensa mayoría de ellos (370 millones) son trabajados por campesinos indígenas. En total, los campesinos trabajan aproximadamente la mitad de las tierras de cultivo del mundo. Se estima que, de los 1.560 millones de hectáreas cultivables en cultivo permanente a nivel mundial, 764 millones de hectáreas son trabajadas por campesinos; los grandes agricultores cultivan no menos de 225 millones de hectáreas; y, en consecuencia, los agricultores medianos poseerían aproximadamente 571 millones de hectáreas.
Se estima que 640 millones de campesinos y otros 190 millones de pastores crían ganado para su propio consumo y los mercados locales. Además, hay alrededor de 30 a 35 millones de pescadores a tiempo completo, pero probablemente más de 100 millones de campesinos están involucrados en alguna medida en la pesca y el procesamiento y distribución del rendimiento de esta actividad como alimento.
También se estima que hay 800 millones de campesinos involucrados en la agricultura urbana. De estos, 200 millones producen alimentos principalmente para los mercados urbanos, y esta actividad proporciona empleo a tiempo completo a unos 150 millones de miembros de la familia. En promedio, las ciudades del mundo producen alrededor de un tercio de su propio consumo de alimentos. Por último, hay al menos 410 millones de personas que viven en los bosques o en sus zonas adyacentes y obtienen gran parte de sus alimentos y medios de vida de ellos. [30]
Brasil proporciona un ejemplo importante de la distribución desigual de la tierra a nivel mundial y la terrible situación de los campesinos pobres y sin tierra en la era del capitalismo en decadencia. Aproximadamente 26.000 terratenientes brasileños poseen el 50% de todas las tierras agrícolas, gran parte de las cuales se sub utilizan para la agricultura o no se cultivan en absoluto. Al mismo tiempo, en Brasil hay 12 millones de campesinos sin tierra.
Los pobres de las zonas urbanas son otro estrato cada vez más importante de la población mundial. No tienen una posición de clase fija, sino que incluyen varios elementos de transición. La mayoría de los habitantes de los barrios pobres no tienen un trabajo permanente, pero están desempleados, empleados de manera informal o autoempleados. Por lo tanto, en su mayoría pertenecen a los estratos más bajos de la clase trabajadora y constituyen elementos semiproletarios que a menudo están involucrados en la agricultura urbana, se encuentran entre la pequeña burguesía pobre o pertenecen al lumpenproletariado. Su posición extremadamente precaria en el lugar de trabajo aumenta la importancia relativa de sus condiciones particulares de vida y vivienda. Por estas razones, podemos hablar de los pobres urbanos como un estrato específico.
Se estima que alrededor de un tercio de la población urbana mundial (32,7%) vive en barrios pobres en las grandes ciudades, especialmente en el mundo semicolonial. La proporción de personas que viven en barrios pobres en áreas urbanas es particularmente alta en África subsahariana (61,7%). Sin embargo, los habitantes de barrios pobres también constituyen una parte importante de la población urbana en Asia meridional (35%), Asia sudoriental (31,0%), Asia oriental (28,2%), Asia occidental (24,6%), América Latina y el Caribe. Caribe (23,5%) y Norte de África (13%). [31]
En resumen, vemos que el campesinado pobre y los pobres urbanos constituyen clases y estratos enormes e importantes. Ellos también sufren a diario, a lo largo de su precaria vida, las devastadoras consecuencias del capitalismo en decadencia. Es una tarea crucial de la clase trabajadora, y esto significa que la vanguardia de esta clase -el partido revolucionario- debe estar en la línea del frente para ganar a estas capas oprimidas como aliados para la lucha contra el dominio capitalista.
[1] Véase Michael Pröbsting: The Great Robbery of the South, por ejemplo, págs. 69-80, págs. 179-188, págs. 228-240.
[2] Véase al respecto: The Great Robbery of the South, por ejemplo, págs. 57-62.
[3] La categoría “fuerza de trabajo” incluye a todas las personas involucradas en la actividad económica, es decir, trabajadores, campesinos, autónomos, asalariados de clase media y capitalistas.
[4] Aquí comentamos brevemente que la categoría burguesa "asalariados" incluye no sólo a los trabajadores sino también a la clase media asalariada. Sin embargo, las estadísticas burguesas de la OIT e instituciones similares, naturalmente, no diferencian entre estos dos sectores. Sin embargo, estas cifras son, sin embargo, una aproximación útil para el crecimiento del proletariado global.
[5] International Labour Office: World Employment and Social Outlook 2015. The changing nature of jobs, p. 29
[6] International Labour Office: World Social Security Report 2010/11. Providing coverage in times of crisis and beyond (2010), p. 28
[7] International Labour Office: Global Wage Report 2014/15. Wages and income inequality, p. 14 and Supporting Data
[8] World Bank: World Development Report 1995, p. 9, International Labour Office: Global Employment Trends 2011, p. 68; Directorate-General for Economic and Financial Affairs of the European Commission: Labour market and wage developments in 2009; in: EUROPEAN ECONOMY Nr. 5/2010, pp. 188-190 and our own calculations. La categoría “Economías desarrolladas” excluye los estados de Europa oriental y sudoriental, y Malta y Chipre.
[9] Sources: International Labour Office: Global Employment Trends 2014. Risk of a jobless recovery?, p. 97 and our own calculations
[10] John Smith: Offshoring, Outsourcing & the ‘Global Labour Arbitrage’ (2008), Paper to IIPPE 2008 – Procida, Italy 9-11 September 2008, p. 5
[11] UNIDO: Industrial Development Report 2011, p. 150
[12] John Smith: Imperialism in the Twenty-First Century, Monthly Review 2015 Volume 67, Issue
03 (July-August), http://monthlyreview.org/2015/07/01/imperialism-in-the-twenty-first-century/.
[13] En contraste con las teorías revisionistas del CWI, el IMT y los morenistas (LIT-CI y UIT-CI), los marxistas no consideran a los miembros del aparato estatal represivo como parte de la clase trabajadora. Trotsky fue muy claro en este tema: "El hecho de que los policías hayan sido elegidos en una parte importante entre los obreros socialdemócratas no quiere decirlo todo. Aquí, una vez más, es la existencia la que determina la conciencia. El obrero, convertido en policía al servicio del Estado capitalista, es un policía burgués y no un obrero. En el curso de los últimos años, estos policías han debido enfrentarse mucho más a menudo a los obreros revolucionarios que a los estudiantes nacionalsocialistas. Por semejante escuela no se pasa sin quedar marcado. Y lo esencial es que todo policía sabe que los gobiernos pasan, pero la policía continúa". (León Trotsky: ¿Y ahora?, Problemas vitales del proletariado alemán, (1932), https://www.marxists.org/espanol/trotsky/1932/enero/25.htm)
[14] Markus Lehner: Arbeiterklasse und Revolution. Thesen zum marxistischen Klassenbegriff, in: Revolutionärer Marxismus Nr. 28 (1999)
[15] Ver en este por ejemplo, Michael Pröbsting: The Great Robbery of the South, por ejemplo, pp. 179-188, pp. 228-240, pp. 385-386; Michael Pröbsting: Migration and Super-exploitation: Marxist Theory and the Role of Migration in the present Period, en: Critique: Journal of Socialist Theory, Vol. 43, Issue 3-4, 2015, http://www.tandfonline.com/doi/abs/10.1080/03017605.2015.1099846; Michael Pröbsting: Marxismus, Migration und revolutionäre Integration (2010); en: Revolutionärer Kommunismus, Nr. 7, http://www.thecommunists.net/publications/werk-7. A summary of this study in English-language: Michael Pröbsting: Marxism, Migration and revolutionary Integration, in: Revolutionary Communism, No. 1 (Revista en inglés de la RCIT), http://www.thecommunists.net/oppressed/revolutionary-integration/
[16] Ver Rainer Münz/Heinz Fassmann: Migrants in Europe and their Economic Position: Evidence from the European Labour Force Survey and from Other Sources (2004), pp. 5-6 and Carlos Vargas-Silva: Global International Migrant Stock: The UK in International Comparison (2011), www.migrationobservatory.ox.ac.uk, p. 5
[17] Naciones Unidas, Departamento de Asuntos Económicos y Sociales, División de Población (2016). International Migration Report 2015: Highlights, p. 28
[18] En Rusia, según el mismo estudio de la ONU, el 8% de la población total son migrantes. Hemos examinado la situación de la migración en Rusia y las razones de esta alta proporción en nuestra publicación de Michael Pröbsting, Russia as a Great Imperialist Power: The Formation of Russian Monopoly Capital and its Empire – A Reply to our Critics, 18 March 2014, in: Revolutionary Communism No. 21, http://www.thecommunists.net/theory/imperialist-russia/
[19] Ver Peter Dicken: Global Shift. Mapping the Changing Contours of the World Economy (Sixth Edition), The Guilford Press, New York 2011, p. 496
[20] Michael Pröbsting: Marxismus, Migration und revolutionäre Integration (2010); in: Der Weg des Revolutionären Kommunismus, Nr. 7, S. 31-33, http://www.thecommunists.net/publications/werk-7; en inglés: Michael Pröbsting: Marxism, Migration and revolutionary Integration, en: Revolutionary Communism, No. 1 (Revista en inglés de la RCIT), p. 42 http://www.thecommunists.net/oppressed/revolutionary-integration/
[21] International Labour Office: World Employment and Social Outlook – Trends 2015, pp. 72-89, Supporting Data and our calculations
[22] International Labour Office: World Employment and Social Outlook – Trends 2015, pp. 72-89, Supporting Data
[23] Ver sobre esto, por ej. Jauch, Herbert: Globalisation and Labour, Labour Resource and Research Institute (LaRRI), Prepared for the Regional Labour Symposium, Windhoek, 6.12.2005, p. 8
[24] International Labour Office: World Employment and Social Outlook 2015. The changing nature of jobs, p. 30
[25] International Labour Office: World Employment and Social Outlook 2015. The changing nature of jobs, p. 31 (cálculo realizado por nosotros)
[26] International Labour Office: World Employment and Social Outlook – Trends 2016, p 72
[27] Ver sobre esto en Corriente Comunista Revolucionaria Internacional (RCIT): El Manifiesto Comunista Revolucionario, publicado en 2012, págs. 29-30; en línea en el sitio web de RCIT en https://www.thecommunists.net/home/espa%C3%B1ol/ccri-manifiesto/
[28] International Labour Office: World Employment and Social Outlook – Trends 2015, Supporting Data
[29] International Labour Office: World of Work Report 2014. Developing with jobs, p. 40
[30] ETC Group: Questions for the Food and Climate Crises, Communiqué Issue #102 (November 2009), p. 26
[31] Ver United Nations: Planning and Design for Sustainable Urban Mobility: Global Report on Human Settlements 2013, p. 215; United Nations: The Millennium Development Goals Report 2014, p. 46; Om Prakash Mathur: Urban Poverty in Asia. Estudio preparado para el Banco Asiático de Desarrollo, National Institute of Urban Affairs, New Delhi 2013, p. 17
IV. La lucha por la hegemonía proletaria en las condiciones actuales: cambios políticos
Nota del Comité Editorial: El siguiente capítulo contiene varias figuras. Solo se pueden ver en la versión pdf del libro aquí por razones técnicas.
Después de haber esbozado algunos desarrollos sociales y económicos cruciales que han ocurrido en las últimas décadas, pasaremos ahora a examinar el campo de la política. Esbozaremos en resumen los cambios más importantes que se han producido entre los partidos que pretenden representar los intereses de los trabajadores y oprimidos.
La crisis de los partidos obreros burgueses
Uno de los desarrollos más importantes de las últimas dos o tres décadas ha sido la extraordinaria burguesificación de los partidos reformistas tradicionales de matiz socialdemócrata y estalinista. Al mismo tiempo, hemos sido testigos de una oleada de nuevas fuerzas reformistas o populistas pequeñoburguesas de izquierda. Estos cambios constituyen el telón de fondo crucial para el desarrollo y la aplicación de la táctica marxista del frente único durante el período actual.
Examinemos estos desarrollos y cambios con más detalle. El factor más importante en la situación mundial, y esto es aún más cierto hoy que en la época de Trotsky en la década de 1930, es la total falta de un partido revolucionario mundial fuerte. Las palabras de Trotsky – “Puede decirse sin temor a exagerar: lo que determina la situación mundial en su conjunto es la crisis de la dirección proletaria” [1]- son aún más relevantes hoy, más de medio siglo después del colapso político y organizativo de la Cuarta Internacional, cuando el número de auténticas fuerzas revolucionarias es tan abismalmente pequeño en comparación con la tarea histórica que tenemos por delante. [2] Esta ausencia de un partido mundial para la revolución socialista es la razón principal por la que tantas erupciones de lucha de clases que conducen a situaciones prerrevolucionarias y revolucionarias son finalmente derrotadas. Y es precisamente por la misma razón que el giro a la derecha del reformismo tradicional resultó en el surgimiento de nuevas formaciones políticas reformistas y populistas de izquierda.
La crisis histórica de la socialdemocracia y el estalinismo se expresa en un dramático giro político hacia la derecha, una burguesificación de su composición y liderazgo, y su precipitada caída en membresía y fuerza electoral. Examinemos algunos ejemplos.
El SPD alemán llevó a Alemania, en una coalición gubernamental con el Partido Verde, a la primera guerra del país en el extranjero cuando la OTAN atacó a Serbia en 1999. Hicieron lo mismo en Afganistán en 2001 y durante la ocupación imperialista después. El SPD impuso las draconianas reformas Hartz IV que llevaron a recortes sustanciales en las prestaciones por desempleo y los subsidios sociales. Desde entonces, este partido ha sido el socio menor en coaliciones pro austeridad con la CDU, el partido conservador de Angela Merkel, en los años 2005-09 y nuevamente desde 2013.
No es de extrañar que esta neoliberalización del SPD haya tenido efectos dramáticos en su apoyo y membresía. Su apoyo electoral ha disminuido del 40,9% (1998) al 23,0% (2009) y al 25,7% (2013). El número de sus miembros se ha reducido a más de la mitad entre 1990 y 2014 (los últimos datos disponibles). Si bien el partido tenía 943.402 miembros en 1990, esta cifra se redujo a 459.902 a fines de 2012. [3] ¡El 50% de estos miembros tienen 60 años o más y solo el 16% tienen menos de 40! La composición social del partido es particularmente reveladora: los jubilados constituyen el grupo más numeroso (34%), seguidos de "Beamte" (palabra alemana para empleados privilegiados en el sector público, 23%), empleados de cuello blanco (15%), trabajadores manuales (8%) y desempleados (5%). El 15% restante son amas de casa, estudiantes, autónomos, etc. [4]
Es cierto que nada de esto significa que el SPD haya dejado de ser un partido obrero burgués, dadas sus estrechas conexiones con la federación sindical y otras organizaciones obreras. Además, muchos afiliados jubilados fueron anteriormente trabajadores. Pero está claro que el partido ha debilitado sustancialmente sus vínculos con la clase obrera y apenas representa a la clase obrera en su composición, sino a los sectores más antiguos y privilegiados (Beamte) De la clase obrera, así como a un sector de la clase obrera. Clase media baja.
La situación es similar a la del PSOE español. El partido se ha movido dramáticamente hacia la derecha y durante décadas se ha adherido a la agenda neoliberal. Su apoyo electoral se ha reducido a la mitad desde el inicio del nuevo período histórico que comenzó con el inicio de la Gran Recesión, pasando del 43,9% (2008) al 22,0% (2015) de los votos emitidos. La circunscripción del partido está dominada por personas “inactivas” (es decir, jubilados) que constituyen el 41,4% de su membresía total [5] (ver Figura 4).
Gráfico 4. Distribución de simpatizantes de partidos políticos en España, 2015 [6]
Sin embargo, a pesar de este declive y el envejecimiento progresivo de sus miembros, la mayoría de ellos son de la clase trabajadora. Además, el PSOE sigue manteniendo estrechas relaciones con la UGT, una de las dos principales centrales sindicales de España. Sin embargo, esta estrecha relación ayudó a que la dirección de UGT (junto con el sindicato CCOO liderado por los estalinistas) firmara un “pacto social” con el entonces gobierno liderado por el PSOE. Este pacto se denomina más apropiadamente un "pacto antisocial" e incluía el aumento de la edad oficial de jubilación de 65 a 67 años.
El Partido Socialista Francés también está profundamente en crisis, ya que se transformó en un partido neoliberal hace mucho tiempo. Esta crisis se ha acelerado desde la ascensión al poder del presidente Hollande en 2012. Bajo su liderazgo, el PSF ha llevado a cabo ataques sin precedentes contra los derechos democráticos (un "estado de emergencia" indefinido, desde noviembre de 2015; enmiendas antidemocráticas a la constitución; miles de redadas contra los inmigrantes musulmanes, etc.). Además, el gobierno de Hollande se ha involucrado en una serie de guerras imperialistas en Mali, la República Centroafricana, Irak y Siria.
Como era de esperar, estos desarrollos van de la mano con el declive del partido. Aunque oficialmente tenía 203.000 miembros en 2009, esta cifra se redujo a unos 120.000 en 2015. Desde que Hollande asumió el poder, 40.000 de los miembros del PSF han abandonado el partido. [7]
No menos importante es la composición social tradicionalmente pequeñoburguesa del PSF, característica que sin duda se ha exacerbado en los últimos años. Según el politólogo francés Laurent Bouvet, solo el 16% de los miembros del PSF son trabajadores y asalariados de bajo rango, frente al 35% que pertenecen a la alta dirección y las profesiones. La membresía del partido también está fuertemente dominada por los empleados del sector público relativamente privilegiados (58% de todos los miembros). Como todos los demás partidos socialdemócratas, los miembros del PSF tienen una edad media alta (el 67% tiene más de 50 años). Además, Bouvet informa: “[El electorado del PSF, Ed.] Comprende principalmente votantes de los estratos medios y altos y pocos de las clases trabajadoras (especialmente de los grupos sociales y ocupacionales «empleados» y «trabajadores», que representan más del 50 por ciento de la población activa en Francia). Además, la proporción de votantes del sector público es particularmente significativa en relación con su peso en la población activa.” [8]
Además, casi una cuarta parte de todos los miembros del partido son representantes electos en parlamentos municipales, regionales o nacionales, autoridades gubernamentales, etc. [9]
El Partido Laborista británico experimentó un desarrollo muy similar hasta el verano del año pasado (2015). Cuando el gobierno de Blair asumió el poder en 1997, abolió los estrechos vínculos del partido con los sindicatos (aunque estos vínculos todavía existen) y eliminó la famosa Cláusula 4 del programa del partido, que declaraba el objetivo de nacionalizar sectores clave de la industria británica. El gobierno de Blair implementó una agenda neoliberal y fue una fuerza impulsora en la ofensiva de guerra imperialista en el Medio Oriente. De hecho, el “socialdemócrata” Blair fue el colaborador más cercano del presidente estadounidense Bush y su administración militarista y neoconservadora. Asimismo, el Partido Laborista ha demostrado ser un fiel partidario de Israel y de las guerras coloniales de este último contra el pueblo palestino. Recientemente, a pesar del nuevo liderazgo reformista de izquierda de Corbyn, el partido ha comenzado a expulsar a miembros antisionistas. [10]
Al igual que en otros países, las cifras de afiliación al Partido Laborista disminuyeron de unos 400.000 miembros individuales en 1997 a unos 200.000 en 2015. Sin embargo, con la exitosa campaña del parlamentario laborista reformista de izquierda Jeremy Corbyn en el verano de 2015, este descenso se ha revertido. A pesar de la abierta hostilidad por parte del establishment del partido pro-blairista, la campaña de Corbyn se basó en una plataforma antiausteridad y antimilitarista que generó un gran entusiasmo entre los jóvenes. En el espacio de unos meses, la membresía del Partido Laborista “saltó de 201.293 el 6 de mayo de 2015, el día antes de las elecciones generales, a 388.407 el 10 de enero de 2016”. [11]
Este desarrollo es un indicador importante de que los partidos obreros burgueses, incluso después de un largo período de declive, pueden revivir y rejuvenecerse si los jóvenes y trabajadores recientemente radicalizados no ven otra alternativa para ellos para expresar políticamente su deseo de cambio. El regreso de la membresía laborista también demuestra cuán equivocados estaban numerosos centristas (como, por ejemplo, el CWI) cuando declararon a principios de la década de 1990 que el Partido Laborista (y los partidos socialdemócratas en general) ya no son partidos obreros burgueses. Los marxistas auténticos siempre hemos rechazado esta suposición y, al mismo tiempo, también hemos denunciado sistemáticamente la adaptación oportunista al laborismo y el entrismo interminable practicado por los antiguos camaradas del CWI, el IMT de Ted Grant y Alan Woods.
Si bien no conocemos un estudio concreto sobre la composición social del partido, un informe interno que se publicó recientemente contiene algunas conclusiones interesantes. El periódico británico The Guardian informó sobre los hallazgos de este informe: “El informe retrata a un partido en transición, que atrae a una mayor proporción de nuevos miembros de las zonas ricas del centro de la ciudad. Si bien ha habido un aumento dramático de miembros en todo el partido, los partidarios tradicionales de los laboristas de las partes más pobres de la sociedad son ahora una proporción menor del total de miembros. (…) Pero el resumen del informe advierte: 'Los grupos que están sobrerrepresentados como miembros del Partido Laborista tienden a ser propietarios a largo plazo de áreas urbanas (particularmente el área del centro de la ciudad) que tienen altos niveles de ingresos disponibles'. 'Los que están subrepresentados tienden a ser jóvenes solteros / familias que alquilan propiedades a corto plazo y requieren asistencia financiera o aquellos que viven en comunidades rurales. '(…) Señala que' los habitantes de ciudades de alto estatus que viven en lugares céntricos y siguen carreras con altas recompensas están muy sobrerrepresentados '. "Como grupo, representan el 4% de la población general en contraste con el 11,2% de los miembros del partido", dice.” [12]
Se pueden observar desarrollos similares en el partido socialdemócrata austriaco y aún más en el Partido Laborista irlandés. Este último sufrió una derrota histórica en las elecciones de 2016 después de haber participado en un gobierno agresivo a favor de la austeridad desde 2011. Perdió dos tercios de sus votantes (pasando del 19,5% al 6,6% de los votos emitidos) y la mayoría de sus escaños parlamentarios (de 37 a 7).
Por último, no se debe olvidar la triste suerte del Partido Socialista y del Partido Comunista en Italia. Tanto el PSI como el PCI simplemente se disolvieron y fusionaron con partidos abiertamente burgueses.
Los partidos estalinistas y ex estalinistas se han enfrentado a un destino algo diferente, pero ellos también están en crisis. Salvo importantes excepciones, no han participado en coaliciones gubernamentales y, por lo tanto, han evitado la misma caída brusca en la membresía que han experimentado los partidos socialdemócratas neoliberalizados, porque todavía podrían presentarse como partidos de oposición antiausteridad que les permitieron, hasta cierto punto, atraer a trabajadores y jóvenes que estaban disgustados con la socialdemocracia. Esto, por ejemplo, se puso de manifiesto con el ascenso electoral del Partito della Rifondazione Comunista italiano, que se separó del PCI cuando este último se disolvió. Una manifestación similar ocurrió en Alemania con la fundación de LINKE después de que el ex-estalinista PDS en Alemania Oriental se fusionó con el WASG de Alemania Occidental, que previamente se había separado del SPD. Y en Francia, el Front de Gauche (FdG), una fusión del ex PCF estalinista y el Parti de Gauche, este último separado del PSF, experimentó algunos éxitos electorales, al igual que la española Izquierda Unida (que fue iniciada por el PCE estalinista).
Sin embargo, los respectivos éxitos de estos partidos exestalinistas, la mayoría de los cuales están unidos en el Partido de la Izquierda Europea (PEL), no era sostenible. En Francia, el PCF participó en el gobierno neoliberal liderado por el PSF de Lionel Jospin en 1997-2002, que implementó muchos programas de privatización y participó en las guerras de la OTAN contra Serbia y Afganistán. El PCF fue severamente castigado por esta traición durante las elecciones presidenciales de 2002 cuando su secretario general, Robert Hue, obtuvo solo el 3,37% de los votos, menos que los candidatos centrista-trotskistas Arlette Laguiller (5,72%) y Olivier Besancenot (4,25%). Posteriormente, tras la creación de la FdG, el PCF revivió. Pero en los últimos años, el FdG ha estado plagado de tensiones internas y el líder del PdG, Jean-Luc Mélenchon, el candidato del FdG en las elecciones presidenciales de 2012 que obtuvo el 11,1% de los votos, está preparando un proyecto aparte.
En Alemania, LINKE se ha movido continuamente hacia la derecha. En la primera década del nuevo milenio, este partido participó en un gobierno de coalición regional en Berlín con el SPD y fue responsable de implementar varios programas de privatización. Algunos de sus líderes apoyaron abiertamente las guerras de Israel contra Gaza en 2008/09 y posteriormente, el partido prohíbe oficialmente a sus miembros apoyar actividades de solidaridad con el pueblo palestino en Gaza (como participar en la Flotilla de la Libertad) o apoyar la campaña de boicot contra el Estado apartheid de Israel. [13] A nivel local, Sahra Wagenknecht, presidenta del grupo parlamentario LINKE, declaró recientemente que los refugiados en Alemania son solo "invitados" y si no se comportan como "invitados" y respetan la ley alemana, ¡deberían ser expulsados del país! [14] La obvia complacencia de LINKE con la clase dominante para ser aceptado como socio de la coalición es lamentable y vergonzosa.
De paso, notamos que la misma política proimperialista y pro-sionista ha sido practicada durante años por el partido hermano de LINKE en Austria: el Partido Comunista de Austria (KPÖ). Como hemos informado en otra parte, los principales funcionarios del PEL y el KPÖ (así como sus aliados sionistas a favor de la guerra) durante más de una década han hecho repetidas acusaciones públicas contra la CCRI, incluso en la prensa burguesa, afirmando que hemos adoptado “Antisemitismo”, “locura revolucionaria”, etc. [15]
A pesar de todo su oportunismo, o más bien a causa de él, LINKE sigue perdiendo miembros, pasando de 78.046 (2009) a 60.547 (2014). [16] En contraste con los partidos de derecha, ha demostrado ser completamente incapaz de sacar provecho del declive de la socialdemocracia y el creciente malestar entre la clase trabajadora y la juventud.
Lo mismo ocurre con la IU española. Tras algunos éxitos electorales, sufrió varias derrotas y se ha visto ensombrecido por el ascenso del partido populista de izquierda Podemos. Durante las elecciones más recientes de diciembre de 2015, IU recibió solo el 3,7% de los votos. Además de su base de clase trabajadora, IU de alguna manera sorprendentemente todavía cuenta entre sus partidarios un sector significativo de individuos de clase media muy profesionales y bien pagados - los gauche divine, como los llama el sociólogo español Jorge Galindo. [17]
En Italia, la República Popular China de Fausto Bertinotti colapsó después de que ingresó dos veces en gobiernos neoliberales y apoyó los ataques de austeridad, así como la ocupación imperialista de Afganistán. Desde su colapso, la República Popular China no ha podido obtener suficientes votos para pasar el umbral electoral y, por lo tanto, actualmente no tiene escaños en el parlamento.
Otros partidos estalinistas que permanecieron fuera del PEL también se enfrentan al estancamiento. A pesar de años de huelgas generales y disturbios políticos en Grecia, el KKE no ha podido hacer ningún avance electoral y obtiene un nada impresionante 4-6% de los votos. De manera similar, en Portugal, el PCP, que participa junto con el Partido Verde, ha mantenido de manera constante solo el 7-8,8% de los votos en todas las elecciones desde 1991. Ninguno de estos partidos reformistas tradicionales ha demostrado ser capaz de ganar fuerza a pesar de las repetidas oleadas radicalización entre la juventud y los trabajadores, quienes en cambio se han podido identificar más fácilmente con formaciones más nuevas (como SYRIZA o el Bloco de Esquerda portugués).
El declive de los partidos reformistas tradicionales ha ido de la mano de un debilitamiento sustancial de los sindicatos. Si bien un estudio extenso del movimiento sindical está más allá del alcance de este documento, debemos señalar el hecho de que en los viejos países imperialistas (América del Norte, Europa Occidental, Japón y Australia), en promedio, los sindicatos han perdido aproximadamente la mitad de sus miembros desde la década de 1980. La densidad sindical en los países de la OCDE ha disminuido del 34% (1978) al 17,0% (2010). En Francia, la disminución ha sido aún más severa durante el mismo período, ya que el número de miembros se redujo del 20,5% al 7,7%. En Alemania, la membresía se redujo aproximadamente a la mitad del 35,5% al 18,1%, en Gran Bretaña la caída fue similar, del 48,8% al 25,8%, y en Italia, mientras que la tendencia negativa ha sido menos precipitada, la reducción de la afiliación sindical ha pasado del 50,4% al 37,3% (ver Tabla 8).
Tabla 8: Densidad sindical (%) en países seleccionados de la OCDE, 1978-2013 [18]
1978 2013
Australia 49.7% 17.0%
Francia 20,5% 7,7%
Alemania 35,5% 18,1%
Italia 50,4% 37,3%
Japón 32,6% 17,8%
Gran Bretaña 48,8% 25,8%
Estados Unidos 34,0% 10,8%
OCDE 34,0% 18,1%
La burguesificación y el declive de los partidos reformistas no se ha limitado a Europa únicamente, sino que se ha visto en varios países semicoloniales importantes. En Sudáfrica, el SACP estalinista ha experimentado una intensa burguesía. Como parte de la ANC, la SACP ha sido parte del gobierno durante más de dos décadas (1994). Hoy el partido tiene cinco ministros y tres viceministros en el gabinete de coalición. Su naturaleza completamente reaccionaria se reveló de manera sorprendente durante la masacre de Marikana en 2012, cuando el liderazgo del SACP apoyó la matanza de mineros en huelga. Más tarde se pusieron del lado de la dirección colaboracionista progubernamental COSATU contra los sindicatos más militantes que se unieron en torno a NUMSA. [19]
Un ejemplo similar es el Partido de los Trabajadores (PT) en Brasil. El PT surgió en la década de 1980 como un partido obrero militante reformista de izquierda estrechamente relacionado con el movimiento sindical radical. Sin embargo, posteriormente formó una coalición de frente popular con fuerzas burguesas (como el PMDB) y ha estado en el poder desde 2002. (Esto, por supuesto, puede cambiar en las próximas semanas y meses con el golpe de estado ideado por fuerzas de derecha -en esta etapa manifestándose en el juicio en el Senado de la presidenta acusada Dilma Rousseff). Como resultado de su burguesía, el PT accedió cada vez más a las demandas neoliberales aplicando programas de austeridad. El partido está íntimamente relacionado con varios magnates capitalistas prominentes y, por lo tanto, como era de esperar, ha estado involucrado en varios escándalos de corrupción. [20]
También en la India tenemos un buen ejemplo de la burguesificación y el declive de los partidos reformistas en la evolución del PCI (M) indio. Este partido gobernó Bengala Occidental, el cuarto estado más poblado del país, durante 34 años consecutivos (1977-2011). Durante este período, el partido no solo reprimió las rebeliones campesinas, sino que colaboró cada vez más con los monopolios imperialistas. Desposeyó a los campesinos cuyas tierras fueron entregadas a corporaciones multinacionales, mientras desataba a la policía y a los matones de su propio partido contra los que contraatacaban. Como era de esperar, en el contexto de protestas masivas, el CPI (M) perdió el poder en las elecciones de 2011 [21].
Los clásicos marxistas sobre la burocracia laboral
Todos estos desarrollos no son sorprendentes, porque tanto los partidos reformistas como los sindicatos están dominados por la burocracia obrera conservadora y su base social: la aristocracia obrera, es decir, los estratos superiores de la clase trabajadora que es extremadamente privilegiada y sobornada por la burguesía. El marxismo caracteriza a la burocracia laboral en sus versiones gemelas, tanto en el partido reformista como en el sindicato, como agentes de la clase dominante dentro del movimiento obrero. La burocracia laboral está indisolublemente ligada al estado capitalista y a la burguesía a través de innumerables vínculos (cargos en parlamentos, instituciones de seguridad social, otras instituciones estatales, corporaciones, etc.) Estos privilegios se basan en la superexplotación de los pueblos oprimidos por los monopolios imperialistas y constituyen las fuentes económicas objetivas de las que se soborna a la burocracia obrera y a la aristocracia obrera, y de esta manera las atan al dominio de la burguesía imperialista.
Por supuesto, dado que la clase trabajadora forma la base social de la burocracia obrera, esta última puede verse sometida a presiones desde abajo en períodos de intensificación de la lucha de clases. En tales períodos, incluso puede posicionarse en la cima de un movimiento de huelga, o mejor, ser arrastrado allí, e implementar reformas a medias como un partido gubernamental. Sin embargo, siempre actuará con el propósito de socavar todas las formas de actividad proletaria independiente y liquidar cualquier movimiento radical que pueda poner en peligro el sistema capitalista.
Las siguientes citas de Lenin y Trotsky demuestran que esta era la opinión de los clásicos marxistas. De ahí que el líder de los bolcheviques declarara en 1916: “… los oportunistas son, objetivamente, una parte de la pequeña burguesía y de algunas capas de la clase obrera, parte sobornada con las superganancias imperialistas, convertida en perros guardianes del capitalismo, en elemento corruptor del movimiento obrero.” [22]
En un prefacio de su libro sobre el imperialismo, escrito en 1920, Lenin explicó la base económica del reformismo y el papel de sus líderes:
“Es evidente que una superganancia tan gigantesca (ya que los capitalistas se apropian de ella, además de la que exprimen a los obreros de su "propio" país) permite corromper a los dirigentes obreros y a la capa superior de la aristocracia obrera. Los capitalistas de los países "avanzados" los corrompen, y lo hacen de mil maneras, directas e indirectas, abiertas y ocultas. Esta capa de obreros aburguesados o de "aristocracia obrera", completamente pequeños burgueses en cuanto a su manera de vivir, por la cuantía de sus emolumentos y por toda su mentalidad, es el apoyo principal de la Segunda Internacional, y, hoy día, el principal apoyo social (no militar) de la burguesía. Pues éstos son los verdaderos agentes de la burguesía en el seno del movimiento obrero, los lugartenientes obreros de la clase capitalista ('labour lieutenants of the capitalist class'), los verdaderos portadores del reformismo y del chovinismo. En la guerra civil entre el proletariado y la burguesía se ponen inevitablemente, en número no despreciable, al lado de la burguesía, al lado de los "versalleses" contra los "comuneros". Sin haber comprendido las raíces económicas de ese fenómeno, sin haber alcanzado a ver su importancia política y social, es imposible dar el menor paso hacia la solución de las tareas prácticas del movimiento comunista y de la revolución social que se avecina.” [23]
Y en otro documento Lenin decía: “El oportunismo o el reformismo debían transformarse inevitablemente en imperialismo socialista o socialchovinismo, de alcance histórico universal, pues el imperialismo ha destacado a un puñado de naciones avanzadas riquísimas que saquean al mundo entero y, con ello, ha permitido a la burguesía de esos países sobornar con sus superbeneficios monopólicos (el imperialismo es el capitalismo monopolista a capas superiores de la clase obrera de dichos países.” [24]
Después de la muerte de Lenin, Trotsky y sus compañeros de lucha continuaron la lucha por el marxismo revolucionario. Basándose en la experiencia del reformismo, y en particular en su versión en inglés, Trotsky escribió:
“No menos importante es el problema del origen de este peligro burocrático. (…) En los estados capitalistas se observan las formas más monstruosas de burocratismo precisamente en los sindicatos. Basta con ver lo que pasa en Norteamérica, Inglaterra y Alemania. Ámsterdam es la más poderosa organización internacional de la burocracia sindical. Gracias a ella se mantiene en pie toda la estructura del capitalismo, sobre todo en Europa y especialmente en Inglaterra. Si no fuera por la burocracia sindical, la policía, el ejército, los lores, la monarquía, aparecerían ante los ojos de las masas proletarias como lamentables y ridículos juguetes. La burocracia sindical es la columna vertebral del imperialismo británico. Gracias a esta burocracia existe la burguesía, no sólo en la metrópolis sino también en la India, en Egipto y en las demás colonias. Seríamos ciegos si les dijéramos a los obreros ingleses: “Guardaos de la conquista del poder y recordad siempre que vuestros sindicatos son el antídoto contra los peligros del Estado”. Un marxista les dirá: “La burocracia sindical es el principal instrumento de la opresión del Estado burgués. Hay que arrancar el poder de manos de la burguesía, por lo tanto, su principal agente, la burocracia sindical, debe ser derrocado”. Entre paréntesis, es justamente por esto que el bloque de Stalin con los rompehuelgas fue tan criminal.
En el ejemplo de Inglaterra se ve claramente lo absurdo de contraponer, como si implicaran principios diferentes, la organización sindical y la organización del Estado. Allí más que en ninguna otra parte el Estado descansa sobre las espaldas de la clase obrera, que constituye una mayoría aplastante de la población del país. Hay un mecanismo por el cual la burocracia se apoya directamente en los obreros y el Estado lo hace indirectamente, por la intermediación de la burocracia sindical.
Hasta ahora no hemos mencionado al Partido Laborista, que, en Inglaterra, el país clásico de los sindicatos, no es más que una trasposición política de la misma burocracia sindical. Los mismos líderes conducen los sindicatos, traicionan la huelga general, llevan a cabo la campaña electoral y luego se sientan en los ministerios. El Partido Laborista y los sindicatos no constituyen dos entes: son una mera división técnica del trabajo. Juntos forman la principal base de sustentación de la burguesía inglesa, a la que no se puede derrocar si no se derroca primero a la burocracia laborista. Y esto no se logra contraponiendo los sindicatos como tales al Estado como tal, sino mediante la activa oposición del Partido Comunista a la burocracia laborista en todos los campos de la vida social: en los sindicatos, en las huelgas, en la campaña electoral, en el parlamento y en el poder.” [25]
Estas conclusiones no han perdido su relevancia. Muy por el contrario, dada la crisis de la dirección revolucionaria y la expansión masiva de recursos para sobornar a la burocracia laboral y la aristocracia mediante la intensificación de la superexplotación imperialista de los pueblos oprimidos, estos rasgos incluso se han incrementado sustancialmente. Llamamos la atención sobre este desarrollo ya en el Programa de la CCRI donde dijimos: “En esta profunda crisis de liderazgo – combinado con las posibilidades de la burguesía imperialista al soborno sistemático de la burocracia y de la aristocracia obrera – la causa final puede ser encontrada en el aburguesamiento extraordinario del movimiento obrero y del desrevolucionamiento del marxismo por el que el marxismo tiene sido distorsionado por el reformismo de izquierda, por el centrismo y por los académicos de izquierda en las últimas décadas.” [26]
Además, como hemos subrayado repetidamente, la profundización de la crisis capitalista en la era de la globalización y, en particular, en el presente período histórico de decadencia capitalista que comenzó en 2008, solo ha acelerado este desarrollo. La crisis capitalista obliga a todos los gobiernos a intensificar los ataques contra la clase trabajadora y los pueblos oprimidos y acelerar la rivalidad contra otros estados capitalistas. Las clases dominantes se ven obligadas a implementar paquetes de austeridad cada vez más grandes, a atacar cada vez más derechos democráticos en casa, a librar más y más guerras coloniales en el Sur y a azuzar el chovinismo contra los rivales imperialistas. Como dijimos anteriormente, toda la razón de ser de la burocracia laboral es ser admitida por la burguesía en el gobierno y otras áreas del aparato estatal. Por eso, los reformistas se ven obligados (no demasiado en contra de su voluntad) a adaptarse a la política de la clase dominante que, de nuevo, se adapta a las necesidades objetivas del capitalismo imperialista. Por tanto, es inevitable que la socialdemocracia y el estalinismo se vuelvan cada vez más burgueses y reaccionarios.
Por supuesto, este no es un proceso unilateral. Dado que el reformismo es un fenómeno contradictorio -con la burocracia laboral constituyendo un estrato pequeñoburgués al servicio de la burguesía, pero basado en los estratos superiores de la clase trabajadora- las contradicciones de clase en la sociedad también dejan su huella en el reformismo. Por lo tanto, en circunstancias específicas, el reformismo puede volver a girar temporalmente hacia la izquierda, aunque principalmente en palabras, pero difícilmente en hechos (como observamos actualmente en el Partido Laborista de Corbyn).
Sin embargo, en tal período aumentan sustancialmente las posibilidades de que las contradicciones aceleradas entre las clases y la radicalización de la clase obrera y la juventud lleven a escisiones en los partidos reformistas y/o al surgimiento de una nueva izquierda reformista o formaciones populistas pequeñoburguesas. Esto es exactamente lo que hemos visto en los últimos años.
El surgimiento de nuevos partidos reformistas y populismo pequeñoburgués
América Latina fue claramente la región más importante en la que las formaciones populistas pequeñoburguesas crecieron dramáticamente durante los últimos años. Este ascenso se produjo después de dos décadas de ofensivas neoliberales desenfrenadas por parte de los monopolios imperialistas y sus gobiernos burgueses locales, con consecuencias devastadoras para los trabajadores, campesinos y pobres de las ciudades. [27]
Como resultado, esto ha llevado a un debilitamiento sustancial de los sindicatos, con la importante excepción de Brasil, en los años ochenta y noventa, como vemos en la Tabla 9.
Tabla 9: Densidad sindical en América Latina [28]
País 1982 1998 Cambio Cambio porcentual
Argentina 42 22 –20 –47
Bolivia 25 9 – 16 –65
Peru 21 6 – 15 – 73
Venezuela 26 14 –12 –47
Uruguay 21 12 –9 –43
Colombia 9 6 –3 –36
Mexico 25 22 –3 –11
Honduras 8 6 –2 –30
Ecuador 11 9 –2 –21
Costa Rica 13 12 –1 –9
Chile 12 13 1 8
El Salvador 4 5 1 28
República Dominicana 12 14 2 19
Brasil 15 24 9 57
Sin embargo, con el cambio de milenio, América Latina experimentó un fuerte repunte en la lucha de clases. A finales de 2001 y principios de 2002, las masas populares en Argentina se levantaron en una rebelión espontánea contra el gobierno neoliberal de Fernando de la Rúa. ¡Estos “días revolucionarios” o “Argentinazo” resultaron en el derrocamiento de cuatro presidentes en solo una semana! Además, se crearon asambleas populares en Buenos Aires y otras ciudades, y varias fábricas abandonadas por los capitalistas fueron ocupadas y dirigidas por trabajadores. [29]
Asimismo, los trabajadores y los pobres en Bolivia se rebelaron heroicamente contra los gobiernos liberales reaccionarios que resultaron en una serie de huelgas y levantamientos en 2003-05. [30]
Venezuela ya fue testigo del heroico levantamiento popular contra el programa de austeridad dictado por el FMI en febrero y marzo de 1989, que resultó en una brutal represión por parte del gobierno en la que murieron unas 2.000 personas (“Caracazo”).
Dada la falta de liderazgo revolucionario, estas protestas masivas dieron como resultado el fortalecimiento de las formaciones reformistas o populistas de izquierda existentes.
En 1998, Hugo Chávez ganó las elecciones presidenciales después de transformar su organización clandestina MBR-200 en un partido político abierto (Movimiento V [Quinta] República, MVR). Chávez construyó con éxito el MVR como un partido de masas arraigado entre los pobres urbanos. Para ello utilizó los llamados Circulos Bolivarianos que surgieron espontáneamente en el año 2000 y que eran una especie de grupos comunitarios que abordaban temas como la salud y la educación. Cada círculo tenía 7-11 miembros. Después de algún tiempo, el partido tenía oficialmente 200.000 círculos (como se llamaba a las células) y 2,2 millones de miembros (¡en un país de 30 millones de personas!). Estas cifras pueden haber sido infladas, pero sin duda el MVR había construido una base social significativa entre las masas populares. Sin embargo, el liderazgo populista bajo Chávez en realidad nunca quiso que estos Círculos se convirtieran en verdaderos órganos de poder (como los soviets en Rusia 1917), sino que deberían seguir siendo grupos de presión para aumentar la influencia del partido entre las masas y luchar contra las movilizaciones contrarrevolucionarias de la oposición de derecha. Resultaron particularmente valiosos durante las manifestaciones masivas contra el fallido golpe de Estado reaccionario de abril de 2002 [31].
En Bolivia, Evo Morales construyó un partido que luego se denominó Movimiento al Socialismo – Instrumento Político por la Soberanía de los Pueblos (MAS-IPSP). Este era un partido populista pequeñoburgues radical basado fuertemente en los campesinos cocaleros y los indígenas. Entre sus organizaciones miembros fundadores se encontraba la federación campesina más grande, la Confederación Sindical Única de Trabajadores Campesinos de Bolivia (CSUTCB), así como otro sindicato campesino (la Confederación Sindical de Colonizadores de Bolivia). El partido también creó estrechos vínculos con la Confederación de Pueblos Indígenas de Bolivia., un movimiento de masas que representa a los pueblos indígenas. (Los pueblos indígenas juntos constituyen el 59% de la población boliviana e, históricamente, han sido severamente discriminados por la minoría blanca).
Posteriormente el MAS-IPSP también logró el apoyo de importantes organizaciones obreras y populares como el Central Obrera Regional (COR) de El Alto, la federación de maestros rurales y Fencomin que representa a las cooperativas mineras (fundadas por ex mineros que jugaron un papel fundamental). papel en todos los acontecimientos revolucionarios en Bolivia desde la década de 1940, pero que fueron aplastados después de un heroico levantamiento en 1985).
En Brasil, como ya se dijo anteriormente, el PT pudo fortalecerse enormemente. A partir de 1988 ganó varias elecciones locales y regionales. En 2002 su líder, Lula da Silva, ganó las elecciones presidenciales y formó un gobierno de frente popular.
En otros países latinoamericanos se produjeron acontecimientos similares. En Argentina, una fuerza populista burguesa progresista que surgió del movimiento peronista se unió en torno a Néstor y Cristina Fernández de Kirchner. Primero Néstor y luego Cristina Fernández de Kirchner encabezaron el país como presidente desde 2003 hasta 2015. El kirchnerismo logró incorporar numerosas organizaciones populares que habían surgido durante el Argentinazo en 2001/02.
Asimismo, en Ecuador vimos la Alianza Patria Altiva y Soberana (PAIS) liderada por Rafael Correa quien asumió la presidencia del país en 2007. Esta alianza combina un programa nacionalista con retórica socialista y reformas sociales. PAIS tiene una membresía oficial de 1,5 millones de personas (¡en un país de 16 millones de personas!)
En su primera fase, la mayoría de estos movimientos políticos pueden caracterizarse como fuerzas populistas pequeñoburguesas progresistas. (Las excepciones son el kirchernismo en Argentina, dado el carácter populista burgués de décadas del movimiento peronista que lo engendró, y el PT brasileño que se fundó como un partido obrero). Estas formaciones de fuerzas populistas progresistas no eran organizaciones de trabajadores, ya que su base principal no estaba en las organizaciones de masas de la clase trabajadora (como los sindicatos, etc., o partidos clave como los estalinistas); tampoco eran partidos burgueses, ya que surgieron de las movilizaciones radicales de masas y las luchas contra la burguesía. Más bien estaban dominados por fuerzas pequeñoburguesas (campesinos pobres, clase media urbana baja, etc.) que se vieron dramáticamente afectados por las devastadoras consecuencias de la globalización capitalista. Además, en muchos casos consiguieron el apoyo de importantes sectores de la clase trabajadora, incluidos los sindicatos. Por todas estas razones caracterizamos a estos partidos, en su primera fase, como fuerzas populistas pequeñoburguesas progresistas que tenían fuertes raíces en las masas populares.
Sin embargo, como saben los marxistas, a la larga, los partidos pequeñoburgueses no pueden desempeñar un papel independiente. Tienen que seguir a la clase trabajadora, representada por un partido revolucionario de masas, o a la burguesía. El gobierno de coalición temporal de los bolcheviques con el SR de izquierda desde octubre de 1917 hasta el verano de 1918 es un ejemplo del primer caso. Sin embargo, si no hay un partido de tipo bolchevique, tarde o temprano los partidos pequeñoburgueses se alinean con sectores de la burguesía y el imperialismo.
Trotsky resumió esta lección histórica en su libro sobre la revolución permanente:
“Por grande que sea el papel revolucionario de los campesinos, no puede ser nunca autónomo ni, con mayor motivo, dirigente. El campesino sigue al obrero o al burgués. (…) La dictadura democrática del proletariado y de los campesinos, en calidad de régimen distinto por su contenido de clase a la dictadura del proletariado, sólo sería realizable en el caso de que fuera posible un partido revolucionario independiente que encarnara los intereses de la democracia campesina y pequeñoburguesa en general, un partido capaz, con el apoyo del proletariado, de adueñarse del poder y de implantar desde él su programa revolucionario. Como lo atestigua la experiencia de toda la historia contemporánea, y sobre todo, la de Rusia durante el último cuarto de siglo, constituye un obstáculo invencible en el camino de la creación de un partido campesino la ausencia de independencia económica y política de la pequeña burguesía y su profunda diferenciación interna, como consecuencia de la cual las capas superiores de la pequeña burguesía (de los campesinos) en todos los casos decisivos, sobre todo en la guerra y la revolución, van con la gran burguesía, y los inferiores con el proletariado, obligando con ello al sector intermedio a elegir entre los polos extremos. Entre el kerensquismo y el poder bolchevista, entre el "Kuomintang" y la dictadura del proletariado, no cabe ni puede caber posibilidad intermedia, es decir, una dictadura democrática de los obreros y campesinos.” [32]
De hecho, en Rusia pudimos ver que primero los mencheviques y el ala derecha de los SR se alinearon con las contrarrevoluciones blancas después del levantamiento de octubre. Más tarde, se les unieron los SR de izquierda después de que este último rompiera con los bolcheviques en el verano de 1918.
Esta experiencia se ha repetido en numerosas ocasiones. Por ejemplo, con el fin de la guerra civil de 1911-1917 que estalló tras la Revolución Mexicana, el nuevo régimen mantuvo las relaciones capitalistas de producción y consolidó el poder de la burguesía (aunque con algunas reformas y un régimen político diferente). [33]
Un acontecimiento similar tuvo lugar en Bolivia después de que la revolución de 1952 llevó al MNR al poder con la ayuda de la clase trabajadora, en particular los mineros. Si bien se nacionalizaron muchas minas y se llevaron a cabo algunas reformas agrarias, la burguesía pudo volver a consolidar su poder bajo el régimen del MNR que gobernó hasta 1964. [34]
Es fundamental comprender que, una vez que toman el poder, los partidos populistas pequeñoburgueses se ven obligados invariablemente a transformar su carácter, ya que deben encontrar una base social estable desde la que consolidar su poder. En otras palabras, tienen que alinearse con una de las principales clases sociales de la sociedad, es decir, la burguesía o el proletariado. En las condiciones del capitalismo, tomar el poder suele significar que un partido populista pequeño burgués radical tiene que crear vínculos estrechos con sectores de la burguesía. Dado que el partido no tiene como objetivo abolir el capitalismo, la burguesía retiene invariablemente su poder económico y social como clase dominante. Además, el aparato estatal capitalista, es decir, la burocracia del ejército, la policía, la autoridad legal, la administración pública, etc., se mantiene en su lugar, el cual también juega un factor importante en la integración y burguesía de un partido populista que recientemente tomó el poder. En resumen, todos los partidos populistas pequeñoburgueses que toman el control del gobierno en un sistema capitalista eventualmente establecen vínculos con sectores de la burguesía y una potencia imperialista u otra. De esta manera se convierten en partidos burgueses frente-populistas.
Por supuesto, no podemos excluir aquí la posibilidad de excepciones. Una excepción importante de este tipo fue el Movimiento 26 de Julio de Fidel Castro, que tomó el poder en Cuba en enero de 1959 y que luego se vio obligado, bajo la presión tanto del imperialismo estadounidense como del levantamiento revolucionario de los trabajadores y campesinos, a ir mucho más allá de lo que inicialmente había planeado. Como hemos elaborado en otra parte,[35] como resultado de estos desarrollos, los castristas establecieron un gobierno obrero burocrático anticapitalista en el verano de 1960, que a su vez condujo a la creación de un estado obrero degenerado en Cuba. Pero aquí nuevamente, mientras los castristas expropiaron a la burguesía en el campo económico, también expropiaron a la clase obrera en el campo político.
Tal excepción ya fue prevista por el propio Trotsky como escribió en el Programa de Transición:
“¿Es posible la creación del gobierno obrero y campesino por las organizaciones obreras tradicionales? La experiencia del pasado demuestra, como ya lo hemos dicho, que esto es por lo menos, poco probable. No obstante, no es posible negar categóricamente a priori la posibilidad teórica de que bajo la influencia de una combinación muy excepcional (guerra, derrota, crack financiero, ofensiva revolucionaria de las masas, etc.) Los partidos pequeño burgueses sin excepción a los estalinistas, pueden llegar más lejos de lo que ellos quisieran en el camino de una ruptura con la burguesía. En cualquier caso, una cosa está fuera de dudas: aún en el caso de que esa variante poco probable llegara a realizarse en alguna parte y un “gobierno obrero y campesino” - en el sentido indicado más arriba- llegara a constituirse, no representaría más que un corto episodio en el camino de la verdadera dictadura del proletariado.” [36]
Sin embargo, como ya dijimos, normalmente el partido populista pequeñoburgués en el poder se convierte eventualmente en un partido populista burgués, al fusionarse con el aparato estatal burgués y con un sector de la clase capitalista. En los casos en que emprende nacionalizaciones sustanciales, también puede crear un nuevo sector de la clase capitalista: una clase de administradores capitalistas de estado y empresarios asociados. Este ha sido el caso de países como México, Irán o, más recientemente, Venezuela.
A través de tal proceso, dicho partido se convierte en un frente popular porque combina sectores tanto de la clase capitalista como de las masas populares. Asimismo, en el poder, tal partido populista establecerá relaciones con una potencia imperialista u otra. Por ejemplo, las organizaciones mexicanas predecesoras al PRI bajo Plutarco Elías Calles y Lázaro Cárdenas intentaron obtener el apoyo del imperialismo estadounidense contra los británicos. También lo hizo el APRA peruano. Otro ejemplo es el intento de los nacionalistas indios bajo el mando de Subhas Chandra Bose que, aunque no estaba en el poder, se alineó con los imperialistas alemanes y japoneses para liberar a la India de los británicos.
Un proceso similar tuvo lugar en América Latina durante la última década. Los populistas pequeñoburgueses -también apodados “castro-chavistas”- defendieron las relaciones de propiedad capitalistas después de llegar al poder. Si bien introdujeron varias reformas políticas, económicas y sociales bajo la presión masiva de las masas populares (incluida la nacionalización o reforma de algunas empresas clave como la industria petrolera), no tocaron la base económica de la clase capitalista como tal: su propiedad privada en los sectores industrial, de servicios y financiero. Los castro-chavistas tampoco cambiaron fundamentalmente el aparato del estado. Por supuesto, reemplazaron a varias figuras clave, pero la casta burocrática en su conjunto, con sus decenas de miles de funcionarios estatales, permaneció en su lugar.
Esto significaba que la vieja clase dominante, mientras permitía que las nuevas fuerzas populistas tomaran el control del gobierno, esencialmente podía mantener su riqueza y su base económica. En consecuencia, cuando los populistas en el poder pierden gran parte de su apoyo popular, la vieja clase dominante sigue en posesión de todos los recursos que necesitan para sacarlos fácilmente del poder.
Además, los castro-chavistas canalizaron la energía revolucionaria de las masas populares hacia el apoyo pasivo en las elecciones o, en situaciones de emergencia, las utilizaron para movilizaciones de masas temporales y controladas contra las fuerzas contrarrevolucionarias (como, por ejemplo, sucedió en Venezuela en abril de 2002 cuando hubo un intento de golpe de Estado contra el régimen de Chávez).
De hecho, Chávez, Morales, Correa, etc. han alterado la configuración concreta del sistema capitalista al expandir el sector capitalista de estado (similar a varios países capitalistas de Europa occidental después de la Segunda Guerra Mundial). De esta manera entablaron estrechas relaciones con la Boliburguesía, como se llama a los capitalistas bolivarianos en Venezuela. [37]
La permanencia de los castro-chavistas en el poder también les permitió ampliar los beneficios sociales para las masas populares (como las Misiones Bolivarianas en Venezuela o la Bolsa Família en Brasil). Sin embargo, esto solo fue posible debido a circunstancias excepcionales y temporales. Durante la primera década del nuevo milenio, varios países latinoamericanos obtuvieron enormes beneficios económicos del aumento global de los precios de las materias primas, en particular el petróleo y el gas, pero también la soya en el caso de Argentina y el litio en el caso de Bolivia.
Además, el surgimiento de China como una nueva gran potencia que rivaliza con el imperialismo estadounidense, que tradicionalmente dominaba América Latina, otorgó a los gobiernos castro-chavistas cierto margen para maniobrar y resistir la presión del imperialismo estadounidense y del FMI. Como resultado, China se ha convertido en uno de los mayores socios comerciales e inversionistas de América Latina. [38]
Sin embargo, el declive de la economía mundial ha provocado una caída en los precios de las materias primas de exportación, en particular del petróleo y la soya (ver Figura 5), con efectos desastrosos sobre la liquidez de los gobiernos castro-chavistas y su capacidad para financiar los beneficios sociales que instituyeron previamente.
Figura 5: Índices de precios de determinados grupos de productos básicos, agosto de 2013 a septiembre de 2015 [39]
Es precisamente en este contexto que hemos sido testigos de la agudización de la crisis y el declive de los distintos gobiernos populistas o de frente popular en América Latina desde 2015. Estas circunstancias ya han dado lugar a la victoria de Macri en Argentina, el proceso de juicio político contra la presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, y la victoria de la MUD en las últimas elecciones en Venezuela. [40]
En Cuba, el liderazgo estalinista de Castro ha llevado al país hacia el capitalismo, con despidos masivos de trabajadores en las industrias estatales y la apertura de su economía a las corporaciones chinas, estadounidenses y extranjeras. [41]
Esto no es un desarrollo sorprendente, ya que los castro-chavistas ni siquiera intentaron expropiar a la clase capitalista. Como resultado, invariablemente fueron incapaces de superar las causas fundamentales de la pobreza y el desempleo. Pudieron mitigar temporalmente las consecuencias de las contradicciones económicas fundamentales en sus países aprovechando el auge de los precios de las materias primas. Pero cuando terminó este boom, las reformas sociales tuvieron que detenerse y los castro-chavistas, que ya habían desmoralizado a sus partidarios durante muchos años de pasividad política impuesta burocráticamente, ahora ellos mismos han comenzado a implementar políticas de austeridad.
Históricamente, los orígenes ideológicos del populismo bolivariano se remontan al partido SR ruso que de manera similar buscó definir una mezcolanza teórica compuesta por la clase trabajadora, el campesinado y la intelectualidad pequeñoburguesa como una sola unidad que llamaron el “pueblo revolucionario”. Los SR, y el populismo bolivariano en su estela, rechazaron la división estricta de estas fuerzas sociales en clases distintas, siendo la clase trabajadora la única fuerza revolucionaria consistente y las otras capas sociales constituyendo sus aliados. [42]
Sin embargo, a pesar de la crisis actual de los regímenes castro-chavista, es importante señalar que estos partidos populistas pequeñoburgueses aún existen y continúan ejerciendo una influencia masiva sobre los trabajadores y oprimidos. En segundo lugar, mientras no exista un partido revolucionario de masas como alternativa, no se puede excluir de ningún modo un resurgimiento de estos partidos populistas pequeñoburgueses, y mucho menos el surgimiento de algunos nuevos partidos populistas pequeñoburgueses influyentes.
Como hemos dicho en nuestras Tesis sobre la táctica del frente único y en varios otros documentos, el surgimiento de fuerzas populistas pequeñoburguesas no se limita en modo alguno a América Latina. Basta citar la EFF de Julius Malema en Sudáfrica; varias fuerzas populistas pequeñoburguesas de tipo islamista como Hamas, el Pakistán Awami Tehreek (PAT, Movimiento Popular de Pakistán) del Dr. al-Qadri, y los hutíes en Yemen; y varias organizaciones rebeldes democráticas nacionalistas o islamistas en Siria, Libia y Egipto.
De manera similar, varias fuerzas populistas pequeñoburguesas de tipo nacionalista han desempeñado papeles de liderazgo en la lucha de liberación nacional de los pueblos oprimidos en el mundo semicolonial, así como en algunos países imperialistas. Hasta su derrota y desaparición en 2009, los LTTE ("Tigres Tamil") en Sri Lanka fueron un ejemplo destacado de esto, al igual que varias fuerzas nacionalistas pequeñoburguesas en Cachemira y Baluchistán (Pakistán). El Sinn Fein/IRA en Irlanda del Norte, antes de su capitulación en 1998, es otro ejemplo. Herri Batasuna en el País Vasco y la Candidatura d'Unitat Popular en Cataluña son también importantes fuerzas nacionalistas pequeñoburguesas progresistas activas dentro del estado español.
Recientemente, el Sinn Fein, que ha sido durante mucho tiempo un partido de oposición en la República de Irlanda, ha aumentado significativamente su influencia al desempeñar un papel de liderazgo en la campaña Right2Water, que se ha convertido en el mayor movimiento social de Irlanda durante décadas en su lucha contra la imposición de tarifas de agua por parte del gobierno como parte de su programa de austeridad para hacer que el ciudadano común pague por la crisis de los bancos. En las últimas elecciones (2016), Sinn Fein recibió el 13,8% de los votos emitidos convirtiéndose en el tercer partido más grande en el parlamento de Irlanda.
Otro ejemplo más de un tipo específico de partido populista pequeño burgués en un país imperialista es el Partido Respeto en Gran Bretaña. Su líder más destacado es George Galloway, diputado durante mucho tiempo del ala izquierda del Partido Laborista. Galloway ha estado desempeñando un papel destacado en el movimiento contra las guerras imperialistas en Oriente Medio y en solidaridad con el pueblo palestino. (Sin embargo, también ha adoptado posiciones reaccionarias como, por ejemplo, su apoyo a la dictadura de Assad contra la revolución siria y su colaboración con el partido racista de derecha UKIP en la campaña para que Gran Bretaña abandone la UE). Después de la expulsión de Galloway en 2003 del Partido Laborista de Blair por su oposición a la guerra imperialista en Irak, fundó Respect junto con el centrista SWP y con el apoyo de varias organizaciones musulmanas de inmigrantes. Esta fusión fue el resultado del movimiento contra la guerra en el que las organizaciones de inmigrantes musulmanes jugaron un papel importante. Aunque Respet nunca logró construir una circunscripción de masas organizada estable, sin embargo, ha sido capaz de lograr algunos éxitos electorales, sobre todo las dos elecciones parlamentarias de Galloway (primero en Bethnal Green y Bow 2005-2010 y más tarde en Bradford West 2012-2015). Estos dos éxitos se basaron casi en su totalidad en el apoyo de las comunidades inmigrantes musulmanas que anteriormente habían apoyado al Partido Laborista, pero que habían roto con él debido al sumiso apoyo laborista a la participación británica en las guerras imperialistas en Afganistán, Irak y Libia, y el surgimiento del racismo islamófobo en la propia Gran Bretaña. No hay duda de que estas comunidades inmigrantes musulmanas estaban dominadas políticamente por una pequeña capa pequeñoburguesa de pequeños empresarios, médicos, líderes religiosos, etc. Sin embargo, esto no cambia el hecho de que el respeto se ha convertido desde hace algún tiempo en una expresión política de la protesta antiimperialista y antirracista de los migrantes.
También existen numerosas organizaciones populistas pequeñoburguesas de migrantes en otros países imperialistas, así como entre las minorías negras y latinas oprimidas en los Estados Unidos.
De particular importancia para los revolucionarios son los desarrollos en la clase trabajadora que llevaron a la formación de nuevos partidos obreros. Naturalmente, los revolucionarios abogan por tal proceso, porque ayuda a la vanguardia obrera a volverse políticamente independiente tanto de los partidos burgueses o pequeñoburgueses por un lado como de los podridos partidos obreros burgueses burocratizados por el otro. Los ejemplos más espectaculares de nuevos partidos surgidos del movimiento obrero en los últimos años han sido la fundación del Partido Laborista Democrático en Corea del Sur, el Partido de los Trabajadores en Bolivia, SYRIZA en Grecia y el Bloco de Esquerda (BE) en Portugal.
En Corea, el Partido Laborista Democrático está fuertemente vinculado a la KCTU, la federación sindical militante de Corea del Sur. Fundado en 2000, el DLP ganó 10 escaños en las elecciones parlamentarias de 2004. Sin embargo, el partido se dividió más tarde y finalmente se fusionó con otras fuerzas populistas pequeñoburguesas para constituir el Partido Progresista Unificado. Este último se convirtió en el tercer partido más grande en el parlamento, pero recientemente el estado surcoreano lo prohibió debido a su posición antiimperialista contra la agresión de Estados Unidos contra Corea del Norte.
El Partido de los Trabajadores de Bolivia fue creado en 2013 con el apoyo de la federación sindical COB, en particular el del sindicato nacional de mineros FSTMB. Este desarrollo fue el resultado de la desilusión de muchos trabajadores con el gobierno del MAS de Morales.
Otro ejemplo, que todavía no ha madurado en partido, es el llamado Frente Unido en Sudáfrica. Se trata de una alianza política que fue iniciada por el sindicato de trabajadores metalúrgicos NUMSA, el sindicato más grande de la federación COSATU hasta su escisión con la dirección de este último. Desafortunadamente, la dirección de COSATU está decidida a seguir el camino trillado de la reformista Carta de la Libertad, el antiguo programa del ANC de 1955, y no pudo conformar un partido político que se presentaría a las elecciones contra el principal partido del gobierno, el ANC.
SYRIZA en Grecia ha sido un fenómeno algo diferente desde su aparición en 2004 como una coalición de Synaspismós (una escisión “eurocomunista” del KKE estalinista) y varias organizaciones centristas y reformistas de izquierda más pequeñas. Si bien durante varios años siguió siendo un partido con escaso apoyo, experimentó un gran avance electoral en 2012, convirtiéndose en el segundo partido más grande en el parlamento después de obtener más del 16% de los votos. En las próximas elecciones (enero de 2015), SYRIZA salió victorioso con el 36,3% de los votos. Obtuvo tal apoyo masivo debido a su programa anti-austeridad y su denuncia de la corrupta "vieja clase política". Sin embargo, una vez en el poder, traicionó por completo los intereses de los trabajadores y los pobres. Organizó un referéndum popular sobre el Memorando de la Troika de la UE en julio de 2015 que terminó con una rotunda victoria de “OXI” - “No” a los programas de austeridad de la UE. Sin embargo, ¡solo unas semanas después, el gobierno de SYRIZA firmó el memorando de la UE! [43]
El Bloco de Esquerda portugués, fundado en 1999, es también una coalición de varias organizaciones centristas de origen trotskista y maoísta. Como SYRIZA, ha ganado popularidad como representante de la lucha contra la austeridad. Pronto entró en el parlamento y en las últimas elecciones (octubre de 2015) recibió el 10,2% de los votos.
Si bien tanto SYRIZA como BE fueron formadas por organizaciones del movimiento obrero, inicialmente ninguna de las dos tenía una base de masas organizada significativa en la clase trabajadora (BE todavía no la tiene). Sin embargo, dado que su reputación política no se había visto afectada por la participación en gobiernos anteriores y el sistema político corrupto, pudieron convertirse en una expresión de la radicalización política de sectores de la clase trabajadora y la juventud.
Un fenómeno algo diferente es el Frente de Izquierda y de los Trabajadores (FIT) en Argentina que no es un partido sino solo una alianza electoral de tres organizaciones trotskistas centristas (PO, PTS e IS). Sin embargo, sus candidatos obtuvieron 812.530 votos o el 3,23% de los votos emitidos en las elecciones presidenciales de noviembre de 2015.
Finalmente, está Podemos en España, que se fundó en 2014 después de años de protestas masivas y polarización social en el país. En 2011, España experimentó un movimiento democrático de masas (“Indignados”) y en los años siguientes fue testigo de una serie de protestas contra los duros programas de austeridad del gobierno conservador del PP y el aumento del desempleo (la mitad de la juventud española está sin trabajo). Podemos organizó una manifestación masiva en enero de 2015 en la que participaron más de 100.000. A pesar de su breve existencia, ya se ha convertido en el segundo partido político más grande de España en cuanto a afiliación con cerca de 400.000 afiliados. Centra sus protestas contra el programa de austeridad del gobierno, la monarquía y el sistema político corrupto, y defiende el derecho de autodeterminación nacional para el País Vasco, Cataluña, etc.
Podemos es un partido populista pequeñoburgués progresista con una dirección fuertemente orientada al programa y organización del modelo chavista. [44] Su base social está dominada por la juventud de los estratos medios bajos empobrecidos. [45] Sin embargo, también hay varios trabajadores entre sus partidarios, como atestiguan varios círculos (ramas locales del partido) en los distritos de la clase trabajadora en las grandes ciudades. Como se puede ver en la Figura 4 (arriba), el 35% de los partidarios de Podemos están desempleados o solo tienen un contrato de duración determinada.
Además, Podemos mantiene estrechas relaciones con diversas organizaciones de base de trabajadores y de la clase media baja como comités de enfermeras, de víctimas de desalojos de sus apartamentos o casas a causa de la crisis de la deuda. [46]
En resumen, Podemos es otro ejemplo importante que ilustra cómo, a pesar de la falta de un liderazgo revolucionario auténtico, en el contexto de la crisis histórica del capitalismo, el acoplamiento de los partidos reformistas tradicionales y la radicalización de sectores de la clase obrera y la juventud pueden en, al menos a corto plazo, encontrar con éxito expresión en organizaciones no revolucionarias.
Como hemos visto en los ejemplos dados anteriormente, las circunstancias pueden llevar a uno de tres escenarios posibles:
i) Pueden provocar la creación de nuevos partidos obreros reformistas o fortalecer tremendamente a los que antes eran pequeños (por ejemplo, el PT en Bolivia, DLP en Corea del Sur, SYRIZA en Grecia, BE en Portugal).
ii) Pueden resultar en la formación de nuevos (o muy fortalecidos) partidos populistas pequeñoburgueses, no solo en los países semicoloniales, sino incluso en los países imperialistas (por ejemplo, el castrochavismo en América Latina, el PAT en Pakistán, Sinn Fein en Irlanda, CUP, HB y Podemos en el Estado español, Respect en Gran Bretaña).
iii) También pueden conducir a la transformación de un antiguo partido reformista, a través de la afluencia masiva de partidarios nuevos y radicales, transformándolo así en un partido reformista de izquierda (por ejemplo, el Partido Laborista en Gran Bretaña bajo Corbyn).
Sin embargo, dada la naturaleza enormemente volátil y revolucionaria del período histórico actual, no es de extrañar que todas estas nuevas formaciones reformistas y populistas sean muy inestables. Pueden crecer rápidamente, pero, dada su adaptación pequeñoburguesa al capitalismo y su falta de un programa y una perspectiva claros, no logran construir cuadros obreros estable. Esto, en resumen, explica la naturaleza extremadamente inestable de estos partidos.
Los clásicos marxistas sobre la lucha por la hegemonía proletaria en el movimiento de liberación
La táctica del frente único constituye un elemento crucial en la lucha revolucionaria por la hegemonía proletaria de varias maneras. Primero, por definición, la lucha por la hegemonía proletaria implica romper la actual hegemonía pequeñoburguesa o burguesa del movimiento de liberación. En otras palabras, el partido revolucionario debe esforzarse por reemplazar la actual posición de liderazgo de las fuerzas castro-chavista, islamista-populista, reformista de izquierda y otras fuerzas no revolucionarias. Estos liderazgos, a través de sus conciliaciones con la clase dominante, su pacificación de la energía revolucionaria de las masas, mediante la absorción (o aislamiento) de los mejores elementos en el aparato estatal burgués una vez que toman el poder, etc., obstruyen la maduración y el desarrollo posterior del movimiento proletario de liberación. De esta manera, no sirven a los intereses de la clase trabajadora sino a los de la clase dominante. Por eso, solo su reemplazo por una dirección revolucionaria puede garantizar que la clase trabajadora y los oprimidos puedan derrocar con éxito al capitalismo. Ésta es la primera y principal tarea de la lucha por la hegemonía proletaria.
En segundo lugar, y relacionado con el primero, los revolucionarios deben esforzarse por superar el dominio pequeño burgués en los partidos y organizaciones que están a la cabeza de la clase obrera y oprimida. Estos partidos suelen estar dominados por una burocracia pequeñoburguesa que obstruye la actividad de los trabajadores de base. Además, a menudo existe una influencia desproporcionadamente alta de la pequeña burguesía (académicos, abogados, pequeños empresarios, líderes comunitarios ricos, etc.) en los escalones superiores de dichos partidos.
Lenin enfatizó muchas veces que es crucial que los revolucionarios sean conscientes de la estratificación social interna tanto de la clase obrera como de la pequeña burguesía pobre. Esto, argumentó, hace que la táctica del frente único sea aún más urgente.
“El capitalismo dejaría de ser capitalismo si el proletariado “puro” no estuviese rodeado de una masa abigarradísima de elementos que señalan la transición del proletario al semiproletario (el que obtiene una mitad de sus medios de existencia vendiendo su fuerza de trabajo), del semiproletario al pequeño campesino (y al pequeño artesano, al obrero a domicilio, al pequeño patrono en general), del pequeño campesino al campesino medio, etc., y si en el seno mismo del proletariado no hubiera sectores de un desarrollo mayor o menor, divisiones de carácter territorial, profesional, a veces religioso, etc. De todo esto se desprende imperiosamente la necesidad −una necesidad absoluta− para la vanguardia del proletariado, para su parte consciente, para el Partido Comunista, de recurrir a la maniobra, a los acuerdos, a los compromisos con los diversos grupos proletarios, con los diversos partidos de los obreros y de los pequeños patronos. Toda la cuestión consiste en saber aplicar esta táctica para elevar, y no para rebajar, el nivel general de conciencia, de espíritu revolucionario y de capacidad de lucha y de victoria del proletariado.” [47]
Finalmente, el frente popular es la forma más alta (o, mejor dicho, la más baja) de subordinación política de la clase trabajadora a la burguesía. Como hemos mencionado anteriormente, se trata de una alianza política de partidos del proletariado y el campesinado con fuerzas abiertamente burguesas. Tales frentes populares constituyen el mayor peligro para la clase trabajadora, ya que involucran inherentemente la subordinación política y organizativa de los trabajadores a la burguesía, arrullando a la primera en un programa color de rosa de ilusiones pacifistas y reformistas. Tal subordinación solo debilita a la clase trabajadora y la hace incapaz de luchar contra futuros ataques severos de la clase dominante. De ahí que Trotsky caracterizara la cuestión del frente popular como la “principal cuestión de la estrategia de clase proletaria para esta época”. Frente a la experiencia del frente popular en Francia y España en 1936, Trotsky escribió en un documento adoptado por una conferencia del Movimiento por la IV Internacional en ese momento:
“Las jornadas de julio [en España] profundizan y complementan las lecciones de las jornadas de junio en Francia con vigor excepcional. Por segunda vez en cinco años la coalición de los partidos obreros con la burguesía radical ha llevado a la revolución hasta el borde del abismo. Incapaz de resolver una sola de las tareas de la revolución -dado que estas tareas se sintetizan en una sola, a saber, el aplastamiento de la burguesía- el Frente Popular imposibilita la existencia del régimen burgués y con ello provoca el golpe de estado fascista. Al adormecer a los obreros y campesinos con ilusiones parlamentarias, al paralizar su voluntad de lucha, el Frente Popular genera las condiciones favorables para el triunfo del fascismo. El proletariado pagará la política de coalición con la burguesía con años de tormentos y sacrificios, si no con décadas de terror fascista.” [48]
Por tanto, la tarea central de la táctica del frente único es ayudar al proletariado a superar todas estas formas de subordinación y establecer su hegemonía dentro del movimiento de liberación, es decir, liberarse de cualquier influencia burguesa y liderar a sus aliados: el campesinado pobre, los pobres urbanos, los estratos medios bajos empobrecidos, etc.- en la lucha revolucionaria de liberación contra el sistema capitalista.
Lenin enfatizó este tema muchas veces.
“¿Cuál debe ser la política de los socialdemócratas? O se abstienen y, como socialistas, se apartan de los liberales, que traicionan la libertad y explotan al pueblo, o dan la delantera a la pequeña burguesía democrática que es capaz de luchar, tanto contra las Centurias Negras como contra los liberales. (…) La segunda política es obligatoria cuando aún existen condiciones para la revolución democrática burguesa, cuando, además de la clase obrera, hay determinadas capas de la burguesía y de la pequeña burguesía capaces de luchar por la democracia, indispensable para el proletariado. Hoy en Rusia. es obligatoria la segunda política. Sin olvidar en ningún momento su agitación y propaganda socialista y la organización de los proletarios como clase, los socialdemócratas deben marchar juntamente con la pequeña burguesía democrática y golpear de cuando en cuando tanto a los ultrarreaccionarios como a los liberales.” [49]
Explicando una diferencia clave entre los bolcheviques y los mencheviques, escribió en otro artículo: “La lucha entre bolchevismo y menchevismo está inseparablemente ligada a esa historia, siendo una lucha sobre la cuestión de si apoyar a los liberales o derrocar la hegemonía de liberales sobre el campesinado.” [50]
En otro artículo, explicó: “La hegemonía del liberalismo en el movimiento de emancipación en Rusia implica inevitablemente la debilidad de este movimiento y el que no se pueda acabar eon la dominación de los salvajes terratenientes. Sólo la remoción del liberalismo por el proletariado y sólo la hegemonía de éste proporcionaron victorias a la revolución y pueden reportarlas en el futuro.” [51]
En los años posteriores a la muerte de Lenin, los estalinistas acusaron a Trotsky de “descuidar” la necesidad de la clase trabajadora de buscar una alianza con el campesinado pobre. Esto era una absoluta tontería y solo sirvió a los estalinistas para cubrir su propia estrategia de subordinar los intereses de la clase trabajadora a los líderes políticos de la pequeña burguesía y la burocracia laboral (por ejemplo, el Comité Sindical Anglo-ruso en 1925-27, Chiang Kuomintang de Kai-shek, etc.).
Contra estas acusaciones, Trotsky respondió que la alianza de la clase trabajadora con el campesinado pobre es un elemento crucial de la estrategia bolchevique. Sin embargo, una alianza de este tipo puede ser establecido sobre una base firme y estable solamente si se no logra mediante la subordinación del proletariado a la dirección de la pequeña burguesía (cuyo deseo es más bien formar parte de la burguesía), sino más bien en una alianza bajo el liderazgo de la clase trabajadora. De hecho, esta es una parte indispensable de su teoría de la revolución permanente.
En su libro sobre la revolución permanente, Trotsky explicó:
“¿En qué consiste entonces la diferencia entre los países avanzados y los atrasados? La diferencia es grande, pero así y todo se trata de una diferencia en los límites de la dominación de las relaciones capitalistas. Las formas y métodos de dominación de la burguesía en los distintos países son extraordinariamente variados. En uno de los polos, su dominación tiene un carácter claro y absoluto: los Estados Unidos. En el otro polo -India- el capital financiero se adapta a las instituciones caducas del medioevo asiático, sometiéndoselas e imponiendo sus métodos a las mismas. Pero tanto aquí como allí domina la burguesía. De esto se deduce que la dictadura del proletariado tendrá asimismo en los distintos países capitalistas un carácter extremadamente variado, en el sentido de la base social, de las formas políticas, de los objetivos inmediatos y del impulso de actuación. Pero sólo la hegemonía del proletariado, convertida en dictadura de este último, después de la conquista del poder, puede conducir a las masas populares a la victoria sobre el bloque de los imperialistas, de los feudales y de la burguesía nacional.” [52]
En resumen, la lucha por la hegemonía proletaria y la táctica del frente único están inseparablemente vinculadas entre sí. Sin la táctica del frente único, la lucha por la hegemonía proletaria se desarrolla en el vacío, porque sólo en la colaboración práctica directa y el enfrentamiento político con las fuerzas reformistas y populistas los revolucionarios pueden sacarlos de sus posiciones de liderazgo. Sin la lucha por la hegemonía proletaria, la táctica del frente único degenera en maniobras oportunistas con los líderes pequeñoburgueses y, por lo tanto, no avanza en la lucha de clases revolucionaria, sino que ayuda a la clase dominante.
[1] León Trotsky: Luxemburgo y la Cuarta Internacional (1935), https://ceip.org.ar/Luxemburgo-y-la-Cuarta-Internacional
[2] Para un análisis completo de la degeneración de la Cuarta Internacional y sus fragmentos, vea nuestro libro Workers’ Power (Britain) and Irish Workers’ Group: The Death Agony of the Fourth International, London 1983. Véase también el artículo de Michael Pröbsting "“Healy’s Pupils Fail to Break with their Master: The revolutionary tradition of the Fourth International and the centrist tradition of its Epigones Gerry Healy and the ’International Committee’ – A Reply from the RCIT to Socialist Fight, octubre de 2013, en Revolutionary Communism No. 16, noviembre de 2013. http://www.thecommunists.net/theory/healy-and-fourth-international/
[3] Oskar Niedermayer: Parteimitglieder in Deutschland: Version 2015, Arbeitshefte aus dem Otto-Stammer-Zentrum, Nr. 20, Freie Universität Berlin, 2015
[4] Bundeszentrale für politische Bildung: Soziale Zusammensetzung der SPD-Mitgliedschaft, 28.8.2013, http://www.bpb.de/politik/grundfragen/parteien-in-deutschland/42102/zusammensetzung-der-spd
[5] Jorge Galindo: El Corazón de los Partidos, 19 de oct de 2015, https://politikon.es/2015/10/19/el-corazon-de-los-partidos/
[6] Jorge Galindo: El Corazón de los Partidos, 19 de oct de 2015, https://politikon.es/2015/10/19/el-corazon-de-los-partidos/
[7] Laurent Bouvet: Who Loves the PS? The Electoral Paradox of the French Socialist Party, en: Internationale Politik und Gesellschaft Online: International Politics and Society, No. 4/2010, p. 115; Frédéric Sawicki: French Socialist Party, en: Academic Foresights, No. 14: Julio-diciembre de 2015, http://academic-foresights.com/French_Socialist_Party.html
[8] Laurent Bouvet: Who Loves the PS? The Electoral Paradox of the French Socialist Party; Ver también: Marc Lazar: In welchem Zustand befindet sich die Parti Socialiste? Friedrich-Ebert-Stiftung, Marzo de 2015; Ernst Hillebrand: Die Sozialistische Partei Frankreichs nach dem Parteitag von Reims, Friedrich-Ebert-Stiftung, Marzo de 2009, p. 7 y 11
[9] Ver, p. Ernst Hillebrand: Die Sozialistische Partei Frankreichs nach dem Parteitag von Reims, Friedrich-Ebert-Stiftung, marzo de 2009, p. 6
[10] Ver, p. RED LIBERATION (Socialistas activos en el Partido Laborista): UK: Defend Nazeem Shah and Ken Livingstone against the Pro-Zionist Labour Leadership! 30 de abril de 2016; Britain: Defeat Zionism in the Labour Party, 30 de marzo 2016, https://redliberation.wordpress.com/
[11] Ewen MacAskill: Revealed: how Jeremy Corbyn has reshaped the Labour party. Leader’s hopes of remoulding the party boosted as Guardian survey shows surge in members, huge support and shift to the left, The Guardian, 13 de enero 2016, http://www.theguardian.com/politics/2016/jan/13/revealed-how-jeremy-corbyn-has-reshaped-the-labour-party
[12] Rajeev Syal: Disproportionate number of Labour’s new members are wealthy city dwellers. Figures that will be seized upon by Corbyn’s critics show poorer supporters are now smaller proportion of membership, 21 de enero de 2016. http://www.theguardian.com/politics/2016/jan/20/labours-new-members-mostly-wealthy-city-dwellers-leaked-report?CMP=Share_iOSApp_Other
[13] Ver, p. Michael Pröbsting: The Great Robbery of the South, pp. 338-349
[14] Ver, p., Kevin Hagen: Wagenknecht und das Asylrecht: Die Gast-Rechte, SPIEGEL ONLINE, 12.1.2016, http://www.spiegel.de/politik/deutschland/sahra-wagenknecht-zum-asylrecht-die-gast-rechte-a-1071614.html
[15] Ver sobre esto, por ej. Die KPÖ und Obamas Krieg im Nahen Osten. Antwort auf eine neuerliche KPÖ-Polemik gegen die RKO BEFREIUNG, 25.10.2014, http://www.thecommunists.net/home/deutsch/kpo-naher-osten/; Gaza-Krieg: Israel-freundliche KPÖ verleumdet erneut die RKO-BEFREIUNG, 25.7.2014, http://www.rkob.net/international/nordafrika-und-der-arabische-raum/israelfreund-kpoe/; ver también The Great Robbery of the South, pp. 339-343. En todos estos artículos encontrará referencias y enlaces a varios artículos de nuestros oponentes pro-sionistas, así como las respuestas de la CCRI a ellos.
[16] Oskar Niedermayer: Parteimitglieder in Deutschland: Version 2015, Arbeitshefte aus dem Otto-Stammer-Zentrum, Nr. 20, Freie Universität Berlin, 2015
[17] Jorge Galindo: El Corazón de los Partidos, 19 de oct de 2015, https://politikon.es/2015/10/19/el-corazon-de-los-partidos/
[18] See OECD: Trade union density (%) in OECD countries, 1960-2010; OECD: Trade union density 1999-2014, http://stats.oecd.org/viewhtml.aspx?datasetcode=UN_DEN&lang=en
[19] Para el análisis de la RCIT de la lucha de clases en Sudáfrica, ver Michael Pröbsting: Open Letter to a South African Socialist: Reply to a Regional Representative of WASP on the South African Elections 5.5.2014, http://www.thecommunists.net/worldwide/africa-and-middle-east/open-letter-south-africa/; RCIT: Elections in South Africa: No Vote for the ANC! Critical Support for the WASP! Forward in Building a Mass Workers Party! 25.4.2014, http://www.thecommunists.net/worldwide/africa-and-middle-east/south-africa-election-tactics/; RCIT: South Africa: Forward to the Building of a Mass Workers’ Party Based on a Revolutionary Program! NUMSA’s break with the ANC is an important step forward. A strong revolutionary organization is needed to overcome mis-leadership and to avoid yet another betrayal of our struggle for liberation! 5.2.2014, http://www.thecommunists.net/worldwide/africa-and-middle-east/south-africa-workers-party/; Michael Pröbsting: South Africa: The traitors in their own words - On the South African “Communist” Party who call the police to arrest the miners leaders, 17.8.2012, http://www.thecommunists.net/worldwide/africa-and-middle-east/sacp-betray-miners/; RCIT: Perspectives and some first lessons from the miners’ strike and the police massacre in South Africa, 20.8.2012, http://www.thecommunists.net/worldwide/africa-and-middle-east/rcit-statement-south-africa/; Michael Pröbsting: South Africa: Revolutionary and Centrist Tactics against the ANC’s orchestrated Democratic Counterrevolution in 1994. A Reply to Socialist Fight and the Liaison Committee for the Fourth International 7.11.2013, http://www.thecommunists.net/worldwide/africa-and-middle-east/tactics-vs-anc-1994/
[20] For the RCIT’s analysis of the class struggle in Brazil see CCR: Brazil: The Only Way Forward: Defeat the Coup with Mass, Independent Class Mobilizations of the Working Class and Oppressed! 22.4.2016, http://www.thecommunists.net/worldwide/latin-america/statement-on-coup/; CCR: Brazil: The Arrest of Lula da Silva – Yet Another Step in the Creeping Coup, 9.3.2016, http://www.thecommunists.net/worldwide/latin-america/arrest-lula/; CCR: Brazil: No to Impeachment! No to the Call for New Elections! 6.12.2015, http://www.thecommunists.net/worldwide/latin-america/brazil-impeachment/; CCR and FT-VP: Brazil: Resist A Fascist Coup By All Possible Means! March 27, 2015, http://www.thecommunists.net/worldwide/latin-america/brazil-statement-coup-demo/; CCR: Brazil: The World Cup and the Mass Protests of the Social Movements, 17.6.2014, http://www.thecommunists.net/worldwide/latin-america/brazil-world-cup/; CCR: Brazil: From the June protests on the streets towards the path of electoral illusions? 11.1.2014, http://www.thecommunists.net/worldwide/latin-america/brazil-report/; The Fight for the Right to Public Transportation - Free and With Quality - Under Control of Workers in Brazil, 14.6.2013, El Mundo Socialista, http://www.thecommunists.net/worldwide/latin-america/brazil-fight-for-public-transportation/; RCIT and Blog El Mundo Socialista: Brazil: Solidarity with the Popular Uprising! 19.6.2013, http://www.thecommunists.net/worldwide/latin-america/brazil-solidarity-with-popular-uprising/; Brazil: Before the General Strike on 11th July, 2.7.2013, http://www.thecommunists.net/worldwide/latin-america/brazil-general-strike-on-11-7/; Brazil: Trade Union Bureaucracy limits Workers’ Resistance to symbolic Actions. A report on the National Day of Struggle on 30 August, 2.9.2013, http://www.thecommunists.net/worldwide/latin-america/brasil-national-day-of-struggle-on-30-8/; Brazil: Indefinite Nationwide Strike of Bank Workers!, 20.9.2013, http://www.thecommunists.net/worldwide/latin-america/brazil-bank-workers-strike/
[21] Ver sobre esto, por ej. Michelle Williams: The Roots of Participatory Democracy – Democratic Communists in South Africa and Kerala, India, Palgrave Macmillan, New York 2008; Ross Mallick: Development policy of a Communist government: West Bengal since 1977, Cambridge University Press 1993
[22] V. I. Lenin: El imperialismo y la escisión del socialismo (1916), https://www.marxists.org/espanol/lenin/obras/1910s/10-1916.htm
[23] V. I. Lenin: Prefacio de El Imperialismo, Fase Superior del Capitalismo (1916 y 1920), Ediciones en Lenguas Extranjeras Pekín, https://www.proletarios.org/books/LENIN-Imperialismo-fase-superior-del-capitalismo.pdf, pp. 7 y 8
[24] V. I. Lenin: Las tareas de la Tercera Internacional (Ramsay Macdonald Sobre la Tercera Internacional) (1919), en Lenin, Obras Completas, Tomo 39, Ed. Progreso, https://www.marxists.org/espanol/lenin/obras/oc/progreso/tomo39.pdf, pp.104 y 105.
[25] León Trotsky: Los errores de principio del sindicalismo (1929), https://ceip.org.ar/Los-errores-de-principio-del-sindicalismo
[26] V Manifiesto Comunista Revolucionario de la CCRI: https://www.thecommunists.net/home/espa%C3%B1ol/ccri-manifiesto/
[27] Ver sobre esto, por ej. Demmers, J., A. E. Fernandez Jilberto, and B. Hogenboom: Miraculous Metamorphoses. The Neoliberalization of Latin American Populism, Zed Books, London 2001
[28] Kirk A. Hawkins: Venezuela’s Chavismo and Populism in Comparative Perspective, Cambridge University Press, New York 2010, p. 101
[29] Ver sobre esto, por ej. Michael Pröbsting: Argentinien: Krise, Revolution, Repression (Colección de artículos en lengua alemana que el autor de estas líneas escribió durante su estadía en Argentina durante el primer semestre de 2002).
[30] Ver sobre esto, por ej. James Petras and Henry Veltmeyer: Social Movements and State Power – Argentina, Brazil, Bolivia, Ecuador, Pluto Press, London 2005
[31] Ver Dawn Gable: Civil Society, Social Movements, and Participation in Venezuela's Fifth Republic, February 9th 2004, http://venezuelanalysis.com/analysis/350
[32] León Trotsky: La revolución permanente (1930), https://www.marxists.org/espanol/trotsky/revperm/rp10.htm
[33] Sobre la historia de la Revolución Mexicana, p. Ej. John Reed: México insurgente (1914), Ediciones Coyoacan, 2013, Adolfo Gilly: La Revolución Interrumpida (1971), Ediciones Era, Hans Werner Tobler: Die mexikanische Revolution, Suhrkamp Verlag, Frankfurt a.M. 1984
[34] Ver sobre esto nuestro estudio de la Revolución Boliviana en 1952 y la tradición trotskista, José Villa: A Revolution Betrayed, in: Revolutionary History Vol. 4, No. 3; See also: James Dunkerley: Rebellion in the Veins: Political Struggle in Bolivia, 1952-82, Verso Editions, London 1984; Guillermo Lora: A History of the Bolivian Labour Movement, 1848-1871, Cambridge University Press, Cambridge 1977
[35] Ver sobre esto en: Michael Pröbsting: Cuba’s Revolution Sold Out? The Road from Revolution to the Restoration of Capitalism, RCIT 2013, Capítulos I y II
[36] León Trotsky: Programa de Transición. La Agonía del Capitalismo y las Tareas de la IV Internacional (1938), http://vozobrera.org/periodico/wp-content/uploads/2012/01/Programa-de-transici%C3%B3n.htm
[37] Sobre esto, ver, p. RCIT: Presidential elections in Venezuela: There is no alternative for the workers on the ballot paper! Neither Hugo Chavez nor Orlando Chirino should be supported by the workers! For a new workers party on a revolutionary program! 3.10.2012, http://www.thecommunists.net/worldwide/latin-america/elections-in-venezuela/
[38] Ver, p. Miguel Perez Ludeña: Adapting to the Latin American experience; in: EAST ASIA FORUM QUARTERLY, Vol.4 No.2 April–June 2012, p. 13
[39] United Nations: World Economic Situation and Prospects 2016, New York, 2016, p. 15
[40] Para la evaluación de la RCIT de la situación en Venezuela y la política del chavista, ver p. Venezuela: Only the Working Class under the Leadership of a Leninist Combat Party can achieve a Revolutionary Socialist Solution of the Crisis! Joint Statement of CSR-ETO (Venezuela) and the RCIT, 16.3.2014, http://www.thecommunists.net/worldwide/latin-america/venezuela-joint-statement/; RCIT: Venezuela: For Independent Working Class Mobilizations against the Semi-Fascist Provocateurs! No political support for the Maduro government! For a new workers’ party based on a revolutionary program! 20.2.2014, http://www.thecommunists.net/worldwide/latin-america/venezuela-semi-fascist-provocateurs/; RCIT: Action Program for Venezuela, http://www.thecommunists.net/worldwide/latin-america/action-program-for-venezuela/; Michael Pröbsting: On the outcome of the presidential elections in Venezuela, 8.10.2012, http://www.thecommunists.net/worldwide/latin-america/on-electoral-results-in-venezuela/; RCIT: Presidential elections in Venezuela: There is no alternative for the workers on the ballot paper! Neither Hugo Chavez nor Orlando Chirino should be supported by the workers! For a new workers party on a revolutionary program! 3.10.2012, www.thecommunists.net/worldwide/latin-america/elections-in-venezuela. For the RCIT’s analysis of the class struggle in Argentina see: Michael Pröbsting: Argentina: How to Fight, and how not to Fight, against the Macri Government (Reply to the TPR), 19.02.2016, http://www.thecommunists.net/worldwide/latin-america/tpr-christina-slogan/; RCIT: Argentina: Prepare for Workers’ and Popular Mass Resistance against the New Macri Administration! For a United Front of all Workers and Popular Organizations against the New Austerity Offensive and the Macri Administration! For a Break with the Policy of Class Collaboration of Kirchnerism! For an Independent Mass Workers’ Party! 19.12.2015, in: Revolutionary Communism No. 45 (January 2016), http://www.thecommunists.net/worldwide/latin-america/argentina-macri/; for RCIT documents on the present impeachment crisis in Brazil see footnote 70.
[41] Ver sobre esto en: Michael Pröbsting: Cuba’s Revolution Sold Out? The Road from Revolution to the Restoration of Capitalism, RCIT 2013, en particular el capítulo III
[42] Sobre esto, ver, p. Theodor Dan: Der Ursprung des Bolschewismus. Zur Geschichte d. demokratischen und sozialistischen Idee in Russland nach der Bauernbefreiung, Verlag: J. H. W. Dietz Nachf., Hannover, 1968, pp. 255-257
[43] Hemos abordado el ascenso y la traición de SYRIZA en varios documentos y resoluciones. Ver RCIT: Upcoming Elections in Greece: Down with the Pro-Memorandum Parties! Critical Support for LAE (Popular Unity)! 13.9.2015, http://www.thecommunists.net/worldwide/europe/critical-vote-for-lae/; RCIT: Greece: SYRIZA Splits after Tsipras-Government Capitulates to the EU. For a new Workers’ Party with a Revolutionary Program instead of nationalist narrow-minded Left Reformism, 25.8.2015, http://www.thecommunists.net/worldwide/europe/syriza-splits/; RCIT: SYRIZA betrays Greece’s Workers and Poor – “OXI” was not meant as a “YES” to another austerity program! For the organization of mass resistance against the betrayal of the Tsipras government! Left wing in SYRIZA: Fight against the party leaders who are lackeys of the EU-Bosses! 11.7.2015, http://www.thecommunists.net/worldwide/europe/syriza-betrayal/; RCIT: 61.3% Vote OXI in the Greek Referendum: A Victory for the Entire European Working Class! A battle has been won, but the war against the EU and IMF continues! Nationalize the banks and media under workers’ control! 6.7.2015, http://www.thecommunists.net/worldwide/europe/greece-after-referendum/; RCIT: Referendum in Greece on 5 July: Vote OXI! against the EU-Troika! No to any Austerity Program! Break with the EU and IMF! Nationalize the Banks and Media under Workers’ Control! 30.6.2015, http://www.thecommunists.net/worldwide/europe/greece-referendum-oxi/; RCIT: Greece: No to the Surrender of the SYRIZA Leadership! 26.2.2015, http://www.thecommunists.net/worldwide/europe/syriza-surrenders/; RCIT: Greek Elections: SYRIZA Wins … and Forms an Alliance with Reactionary Racists! 27.1.2015, http://www.thecommunists.net/worldwide/europe/greece-syriza-anel/; RCIT: Elections in Greece: Vote SYRIZA but Don’t Trust the Tsipras Leadership! Organize the Struggle in Workplaces, Schools, and on the Streets! Fight for a Workers’ Government! 22.1.2015, http://www.thecommunists.net/worldwide/europe/greece-election-statement/; Michael Pröbsting: After the elections on 17th June: A new phase of the Greek Revolution is beginning! 19.6.2012, www.thecommunists.net/worldwide/europe/greece-after-17-6-elections; Michael Pröbsting: Greece: For a Workers' Government! Critical electoral support for SYRIZA and KKE! Workers: Organize and prepare yourselves for the struggle for power! 6.6.2012, www.thecommunists.net/worldwide/europe/greece-for-a-workers-government; Michael Pröbsting: After SYRIZA’s victory in the Greek elections: The question of a Workers Government and the revolutionary way forward, May 2012, www.thecommunists.net/worldwide/europe/after-the-greek-elections; Michael Pröbsting: Perspectives on the Greek Revolution, 10.11.2011, www.thecommunists.net/worldwide/europe/greece-revolution-or-tragedy
[44] Ver, por ej. Pablo Iglesias: Entender Podemos, https://instituto25m.info/wp-content/uploads/2017/07/Pablo-Iglesias-Entender-Podemos-NLR-93-May-June-2015.pdf
[45] Sobre el declive de las capas medias en España, véanse, por ejemplo, José Félix Tezanos: Trends Of The Middle Classes’ Decline In The Context Of Economic Crisis And Political Uncertainty: The Case Of Spain
[46] Ver p. Ej. César Rendueles and Jorge Sola: Podemos and the Challenges of Political Change in Spain, in: Near Futures Online Issue No. 1 (March 2016) “Europe at Crossroads”; Jordi Mir Garcia: A Democratic Revolution Underway in Barcelona: Barcelona en Comú, in: Near Futures Online Issue No. 1; Pau Marí-Klose and Albert Julià: The ‘enraged’ Spanish Socialist voter: young and highly educated, 07 November 2014, http://www.policy-network.net/pno_detail.aspx?ID=4769&title=The+%E2%80%98enraged%E2%80%99+Spanish+Socialist+voter%3a+young+and+highly+educated; Toni Rodon and María José Hierro: Podemos and Ciudadanos Shake up the Spanish Party System: The 2015 Local and Regional Elections, in: South European Society and Politics (2016); David Rey and Arturo Rodriguez: Municipal and regional elections in Spain: the right wing bites the dust! 1 June 2015 http://www.marxist.com/municipal-and-regional-elections-in-spain-the-right-is-crippled-landslide-for-podemos.htm; Laureano Jimenez: Podemos: What is it and where is it going? 11 February 2015 http://www.marxist.com/podemos-what-ist-it-and-where-is-it-going.htm; Luke Stobart: Understanding Podemos, November 2014 to January 2015 (Part 1 to 3), http://left-flank.org/2014/11/05/explaining-podemos-1-15-m-counter-politics/, http://left-flank.org/2014/11/14/understanding-podemos-23-radical-populism/, http://left-flank.org/2015/01/02/understanding-podemos-33-commonsense-policies/; David Mathieson: Si, we can! How the left-wing Podemos party is rattling the Spanish establishment, 5 February 2015, http://www.newstatesman.com/politics/2015/02/si-we-can-how-left-wing-podemos-party-rattling-spanish-establishment; François Sabado : The experience of Podemos in the Spanish State, its originality, its challenges, 22 June 2015, http://www.internationalviewpoint.org/spip.php?article4092; Tom Lewis: Podemos and the Left in Spain, in: International Socialist Review Issue #98, http://isreview.org/issue/98/podemos-and-left-spain; Omar Hassan: Podemos and left populism, Marxist Left Review No.11 Summer 2016, http://marxistleftreview.org/index.php/no-11-summer-2016/130-podemos-and-left-populism
[47] V. I. Lenin: La Enfermedad Infantil del Izquierdismo en el Comunismo (1920), Ed. Centro de Estudios Socialistas Carlos Marx, https://centromarx.org/images/stories/PDF/la%20enfermedad%20infantil%20web%20centro%20marx.pdf, p. 103 y 104
[48] León Trotsky: El nuevo ascenso revolucionario y las tareas de la Cuarta Internacional (1936), https://ceip.org.ar/El-nuevo-ascenso-revolucionario-y-las-tareas-de-la-Cuarta-Internacional. En otro documento Trotsky afirmó: “En la actualidad, el problema de problemas es el Frente Popular. Los centristas de izquierda tratan de presentarlo como si se tratara de una maniobra táctica o inclusive técnica, para ofrendar su mercadería a la sombra del Frente Popular. En realidad, el Frente Popular es el problema principal de la estrategia de clase proletaria en esta etapa. Es a la vez el mejor criterio para trazar la diferencia entre el bolchevismo y el menchevismo. Porque suele olvidarse que no existe ejemplo histórico de Frente Popular más grande que la revolución de febrero de 1917. Desde febrero hasta octubre, los mencheviques y los social-revolucionarios, que presentan un excelente paralelo con los "comunistas" y socialdemócratas, mantuvieron una alianza estrechísima y una coalición permanente con el partido burgués de los Cadetes, con quienes integraron una serie de gobiernos de coalición. Bajo el signo de este Frente Popular se agrupaba la masa popular en su conjunto, incluidos los soviets de obreros, campesinos y soldados. Es cierto que los bolcheviques participaron en los soviets. Pero no le hicieron la menor concesión al Frente Popular. Su consigna era romper el Frente Popular, destruir la alianza con los Cadetes e instaurar un auténtico gobierno obrero y campesino.” (León Trotsky: La sección holandesa y la Internacional (1936), https://ceip.org.ar/La-seccion-holandesa-y-la-Internacional)
[49] V. I. Lenin: El Primer Paso Importante (1907), en Lenin, Obras Completas, Tomo 15 Ed. Progreso, https://www.marxists.org/espanol/lenin/obras/oc/progreso/tomo15.pdf, p. 34-35
[50] V. I. Lenin: El Sentido Histórico de la Lucha en el Seno del Partido (1910), en Lenin, Obras Completas, Tomo 19, Ed. Progreso, https://www.marxists.org/espanol/lenin/obras/oc/progreso/tomo19.pdf, p. 380
[51] V. I. Lenin: El Acto por la Muerte de Muromtsev (1910), en Obras Completas, Tomo 20, Ed. Progreso, https://www.marxists.org/espanol/lenin/obras/oc/progreso/tomo20.pdf, p. 8
[52] León Trotsky: La revolución permanente (1930), https://www.marxists.org/espanol/trotsky/revperm/rp7.htm
V. La táctica del Frente Único y los partidos nacionalistas y populistas pequeñoburgueses
en el mundo semicolonial
Después de proporcionar una descripción general de los desarrollos sociales y políticos más importantes de la clase trabajadora y los oprimidos, así como de sus organizaciones, pasaremos ahora a una discusión de varios temas relacionados con esta táctica revolucionaria.
Hemos demostrado que los partidos populistas pequeñoburgueses se han convertido en fuerzas importantes en los últimos años y, por lo tanto, es crucial que los revolucionarios apliquen la táctica del frente único hacia tales fuerzas. Claramente esto incluye el llamado a acciones conjuntas contra gobiernos neoliberales, agresiones imperialistas, etc.
¿Cuál debe ser la actitud de los revolucionarios hacia los partidos populistas pequeñoburgueses? ¿Y cómo deberían aplicar la táctica del frente único a esos partidos durante las elecciones, así como cuando formulan consignas que piden el tipo deseado de control gubernamental?
¿“Partido de los Trabajadores” o “Partido de los Trabajadores y Campesinos”?
Si bien los revolucionarios apoyan las luchas progresistas de masas lideradas por partidos populistas pequeñoburgueses contra la clase dominante y el imperialismo, luchan por la creación de un partido obrero, no un partido de clases cruzadas. En repetidas ocasiones hemos enfatizado la importancia crucial de la alianza de la clase trabajadora y las otras clases y capas oprimidas. Sin embargo, se trata de una alianza de clases diferentes y sería un grave error confundir al proletariado con la pequeña burguesía. Además, esta alianza solo puede conducir a la liberación de la clase trabajadora y la pequeña burguesía, si la primera lidera a la segunda y no al revés. Si la clase trabajadora es la fuerza principal, esta alianza puede abrir el camino al socialismo. Si la pequeña burguesía domina a la clase trabajadora, resultará en una derrota para ambas clases.
La Revolución Rusa de 1917 fue una poderosa confirmación de esto. Entre febrero y octubre de ese año los soviets y, poco después, el Gobierno Provisional estuvieron dominados por el Partido Social-Revolucionario Pequeñoburgués y los mencheviques, que para entonces ya se había transformado en un partido obrero burgués. El Gobierno Provisional no sólo fracasó en expropiar a los capitalistas, sacar a Rusia de la guerra y liquidar la pobreza, sino que también se mostró incapaz de apropiarse de las tierras de los grandes terratenientes y distribuirlas a los campesinos, es decir, para satisfacer las necesidades de la pequeña burguesía rural. Esto solo podría lograrse cuando la clase obrera, dirigida por el Partido Bolchevique, tomó el poder en octubre de 1917 y fundó la dictadura del proletariado en alianza con el campesinado pobre.
La última década en América Latina ha ilustrado una vez más que, cuando los partidos populistas pequeñoburgueses toman el poder sin una alianza con un partido de tipo bolchevique, particularmente porque tal fuerza no existe actualmente, los partidos populistas actúan inevitablemente como defensores del capitalismo y finalmente se transforman en partidos burgueses afines a un sector de la clase capitalista. Estas ilustraciones recientes no son nada nuevo, sino que simplemente repiten lo que ya se ha demostrado en Bolivia después de que el MNR de Torres llegó al poder en 1952, o por los numerosos movimientos nacionalistas pequeñoburgueses en África y Asia cuando tomaron el poder después de que las potencias coloniales fueron forzadas. retirarse y aceptar la independencia formal de sus antiguas colonias en las décadas de 1950 y 1960.
Es un axioma crucial para los marxistas que un partido revolucionario debe tener un claro carácter de clase. Debe ser un partido arraigado y basado en la clase trabajadora. Esto es necesario por la posición central del proletariado en el proceso de producción, es decir, como la única clase que crea valor capitalista. Por lo tanto, es la única clase que produce plusvalía (es decir, la base de las ganancias capitalistas) y, por lo tanto, es el creador de la riqueza para la clase dominante. La clase trabajadora no posee los medios de producción como propiedad privada y, por lo tanto, debe vender su trabajo a los propietarios de los medios de producción. Además, por naturaleza es una clase colectiva, ya que el mismo proceso de producción implica la unión de los trabajadores mientras que la producción y la reproducción se basan en una división de su trabajo colectivo. Esta realidad y esta dinámica diferencian al proletariado de todas las demás clases y capas oprimidas, como los campesinos o la pequeña burguesía urbana, que se caracterizan por su deseo de poseer individualmente una parcela de tierra (aunque sea pequeña) o una tienda, o las capas intermedias asalariadas.
Estas contradicciones de clase entre el proletariado y los capitalistas constituyen la base de la organización económica y política de los primeros contra los segundos. Marx elaboró esto en su polémica contra el socialista utópico francés Pierre-Joseph Proudhon:
“Los primeros intentos de los trabajadores para asociarse han adoptado siempre la forma de coaliciones. La gran industria concentra en un mismo sitio a una masa de personas que no se conocen entre sí. La competencia divide sus intereses. Pero la defensa del salario, este interés común a todos ellos frente a su patrono, los une en una idea común de resistencia: la coalición. Por tanto, la coalición persigue siempre una doble finalidad: acabar con la competencia entre los obreros para poder hacer una competencia general a los capitalistas. Si el primer fin de la resistencia se reducía a la defensa del salario, después, a medida que los capitalistas se asocian a su vez movidos por la idea de la represión, las coaliciones, en un principio aisladas, forman grupos, y la defensa por los obreros de sus asociaciones frente al capital, siempre unido, acaba siendo para ellos más necesario que la defensa del salario. Hasta tal punto esto es cierto, que los economistas ingleses no salían de su asombro al ver que los obreros sacrificaban una buena parte del salario en favor de asociaciones que, a juicio de estos economistas, se habían fundado exclusivamente para luchar en pro del salario. En esta lucha —verdadera guerra civil— se van uniendo y desarrollando todos los elementos para la batalla futura. Al llegar a este punto, la coalición toma carácter político. Las condiciones económicas transformaron primero a la masa de la población del país en trabajadores. La dominación del capital ha creado a esta masa una situación común, intereses comunes. Así, pues, esta masa es ya una clase con respecto al capital, pero aún no es una clase para sí. En la lucha, de la que no hemos señalado más que algunas fases, esta masa se une, se constituye como clase para sí. Los intereses que defiende se convierten en intereses de clase. Pero la lucha de clase contra clase es una lucha política.” [1]
Él y Engels desarrollaron aún más este pensamiento en el Manifiesto Comunista:
“Sin embargo, el desarrollo de la industria no sólo nutre las filas del proletariado, sino que las aprieta y concentra; sus fuerzas crecen, y crece también la conciencia de ellas. Y al paso que la maquinaria va borrando las diferencias y categorías en el trabajo y reduciendo los salarios casi en todas partes a un nivel bajísimo y uniforme, van nivelándose también los intereses y las condiciones de vida dentro del proletariado. La competencia, cada vez más aguda, desatada entre la burguesía, y las crisis comerciales que desencadena, hacen cada vez más inseguro el salario del obrero; los progresos incesantes y cada día más veloces del maquinismo aumentan gradualmente la inseguridad de su existencia; las colisiones entre obreros y burgueses aislados van tomando el carácter, cada vez más señalado, de colisiones entre dos clases. Los obreros empiezan a coaligarse contra los burgueses, se asocian y unen para la defensa de sus salarios. Crean organizaciones permanentes para pertrecharse en previsión de posibles batallas. De vez en cuando estallan revueltas y sublevaciones. Los obreros arrancan algún triunfo que otro, pero transitorio siempre. El verdadero objetivo de estas luchas no es conseguir un resultado inmediato, sino ir extendiendo y consolidando la unión obrera. Coadyuvan a ello los medios cada vez más fáciles de comunicación, creados por la gran industria y que sirven para poner en contacto a los obreros de las diversas regiones y localidades. Gracias a este contacto, las múltiples acciones locales, que en todas partes presentan idéntico carácter, se convierten en un movimiento nacional, en una lucha de clases.” [2]
¿Significa esto que solo los trabajadores pueden ser miembros de un partido de los trabajadores? ¡Por supuesto que no! Los miembros de todas las clases son bienvenidos en un partido revolucionario; sin embargo, bajo una condición previa: deben identificarse plenamente con la posición política de la clase trabajadora.
En nuestro libro sobre el partido revolucionario, hemos esbozado cómo el Partido Bolchevique en Rusia -el partido revolucionario más exitoso en la historia del movimiento obrero- había sido un partido basado en una membresía principalmente proletaria casi desde el principio. Naturalmente, el partido también contaba con campesinos y militantes de la clase media en sus filas, pero predominaban los trabajadores. [3]
Por lo tanto, cuando en la década de 1920 Stalin introdujo la idea de que los comunistas no debían construir partidos obreros sino partidos obreros y campesinos, se trató de una importante revisión de la posición marxista ortodoxa. Lenin y Trotsky habían defendido la necesidad de construir partidos proletarios. De hecho, esta fue una gran diferencia entre los marxistas rusos y los populistas pequeñoburgueses de los SR, como explicó Lenin en numerosas ocasiones.
“El pequeño burgués, incluido el campesino, se halla más cerca, naturalmente, del liberal que del proletario, más cerca por su calidad de propietario, de pequeño productor. Por eso sería políticamente inconcebible y francamente reaccionario, desde el punto de vista del socialismo, unir en un solo partido a pequeños burgueses y proletarios (como quieren los eseritas [SR]).” [4]
“La "alianza del proletariado y el campesinado" en modo alguno debe comprenderse como fusión de clases distintas o de los partidos del proletariado y el campesinado. No sólo la fusión, sino incluso cualquier acuerdo duradero sería fatal para el partido socialista de la clase obrera y debilitarla la lucha democrática revolucionaria. Las vacilaciones ineludibles del campesinado entre la burguesía liberal y el proletariado son producto de su situación como clase;” [5]
Y en una polémica contra los SR, Lenin elaboró en 1909:
“Los socialdemócratas afirmaron que el proletariado y el campesinado son clases distintas en la sociedad capitalista (o semifeudal, semicapitalista); que el campesinado es una clase de pequeños propietarios, que puede "combatir solidariamente" a los terratenientes y a la autocracia, encontrándose "del mismo lado de la barricada" que el proletariado en la revolución burguesa; que en esta revolución puede "aliarse" en ciertos casos con el proletariado, sin dejar de ser una clase absolutamente diferente de la sociedad capitalista. Los socialistas revolucionarios negaron eso. La idea rectora de su programa no consistía, ni mucho menos, en la necesidad de la "alianza de las fuerzas" del proletariado y el campesinado, sino en que no existe un abismo de clase entre ellos, en que no debe hacerse una distinción de clase entre ellos, en que es fundamentalmente errónea la idea socialdemócrata según la cual el campesinado, a diferencia del proletariado, reviste carácter pequeñoburgués. (…) Existió, respetabilísimos señores, el programa eserista [SR], cuya diferencia con respecto a la parte fundamental, teórica, del programa socialdemócrata se basa en la negación del carácter pequeñoburgués del campesinado, en la negativa a hacer una distinción de clase entre el campesinado y el proletariado. Existió, respetabilísimos señores, la revolución, cuya enseñanza capital estriba en que el campesinado, con sus acciones abiertas de masas, puso de relieve su naturaleza de clase, distinta a la del proletariado, mostró su carácter pequeñoburgués.” [6]
Este principio de la teoría del partido marxista se ha confirmado en numerosas ocasiones a lo largo de la historia. El SR, primero de derecha y luego también de izquierda, pasó al campo de la contrarrevolución capitalista durante la guerra civil rusa de 1918-1921. Más tarde, el Kuomintang chino se volvió contra los trabajadores y campesinos y masacró a decenas de miles de comunistas. Trotsky resumió las lecciones de esta experiencia de la siguiente manera:
“Si la vanguardia del proletariado ruso no se hubiera opuesto al campesinado, si no hubiese llevado una lucha despiadada contra la confusión pequeño burguesa y escurridiza de este campesinado, se habría disuelto ella misma inevitablemente entre los elementos pequeñoburgueses por intermedio del partido socialrevolucionario o de cualquier otro “partido bipartito” que, por su parte, la habría sometido inevitablemente a la dirección de la burguesía. Para llegar a la alianza revolucionaria con el campesinado (y eso no se consigue sin dolor), la vanguardia proletaria, y con ella la clase obrera en su conjunto, debieron liberarse de las masas populares pequeño burguesas; esto no se logra más que educando al partido proletario dentro de un espíritu de intransigencia de clase bien templado. [7]
También llamó la atención sobre el hecho de que, antes de Stalin, fueron precisamente los oportunistas socialdemócratas quienes defendieron la idea de los “partidos obreros y campesinos”:
“Fatalmente, en esta cuestión esencial para todo el oriente, el revisionismo actual no hace más que repetir los errores del viejo oportunismo socialdemócrata de antes de la revolución. La mayoría de los jefes de la socialdemocracia europea creían que nuestra lucha contra los socialistas revolucionarios era un error; recomendaban con insistencia la fusión de los dos partidos, pensando que para el “oriente” ruso, el partido obrero y campesino vendría justo a la medida. Si hubiésemos escuchado estos consejos, jamás habríamos realizado ni la alianza de los obreros y los campesinos ni la dictadura del proletariado. El partido obrero y campesino “bipartito” de los socialistas revolucionarios se convirtió entre nosotros, y no podía ser de otra forma, en una agencia de la burguesía imperialista; en otras palabras, intentó en vano ejercer el papel histórico que el Kuomintang ha cubierto con éxito de una forma diferente, con “originalidad”, y gracias a los revisionistas del bolchevismo. Sin una condena despiadada de la idea misma de los “partidos obreros y campesinos en oriente”, la Internacional Comunista no tiene ni podrá tener un programa.” [8]
En resumen, los marxistas se oponen categóricamente a la concepción populista de los partidos obreros y campesinos. El partido revolucionario debe tener carácter proletario o ninguno. De hecho, la existencia de un partido proletario separado es la condición previa para la construcción de una alianza de la clase obrera con el campesinado y otras capas oprimidas no proletarias, ya que tal alianza solo puede construirse con éxito si está dirigida por la clase obrera, es decir, su partido. Los partidos obreros y campesinos, es decir, populistas pequeñoburgueses, por otro lado, son un obstáculo para la lucha de liberación de la clase obrera y los oprimidos.
Tácticas de entrada en partidos populistas pequeñoburgueses
¿Qué significa esto en condiciones en las que no existe ningún partido obrero, o sólo uno muy pequeño o muy degenerado burocráticamente, mientras que al mismo tiempo hay partidos populistas pequeñoburgueses con una masa de seguidores entre la clase obrera? Por supuesto, como ya hemos dicho, los marxistas tienen que llamar a la fundación de un partido de los trabajadores (más sobre esto más adelante). Sin embargo, como hemos descrito en Tesis sobre el Frente Único, sería completamente sectario que los marxistas se limitaran a denunciar puramente a estos partidos populistas. También deberían desarrollar tácticas hacia esos partidos. Evidentemente, esto significa aplicar la táctica del frente único de diversas formas. Esto incluirá, dada la debilidad numérica de los revolucionarios de hoy, unirse a las actividades prácticas de la lucha de clases lideradas por esos partidos y trabajar codo a codo con sus miembros.
En circunstancias específicas, esto también podría significar que los revolucionarios deberían ingresar a esos partidos para trabajar más estrechamente codo a codo con miembros militantes de estos partidos y ganarlos para una perspectiva revolucionaria. Por supuesto, los revolucionarios deben tener cuidado, como siempre ocurre cuando se aplica la táctica de entrada, de evitar la adaptación oportunista a la dirección dominante pequeñoburguesa del partido. Más bien, deben constituir un ala revolucionaria con una plataforma clara. Deben difundir su propaganda y agitación independientes y tratar de organizar a los trabajadores y jóvenes militantes contra la dirección pequeñoburguesa. Asimismo, tal entrismo solo puede ser una táctica temporal, como dijo Trotsky:
“La entrada en un partido centrista reformista en sí misma no incluye una perspectiva a largo plazo. Es solo una etapa que, bajo ciertas condiciones, puede limitarse a un episodio. (...) Reconocer a tiempo el ataque decisivo de la burocracia contra la izquierda y defendernos de él, no haciendo concesiones, adaptándose o jugando al escondite, sino con una ofensiva revolucionaria.” [9]
El objetivo debe ser utilizar esta táctica para ayudar a la formación de un auténtico partido obrero sin una dirección pequeñoburguesa.
Mientras que varios centristas se oponen en principio a tal táctica, los marxistas rechazan tal dogmatismo. Como es bien sabido, Marx y Engels desplegaron tal táctica durante la revolución de 1848-49 en Alemania cuando entraron en las fuerzas democráticas pequeñoburguesas. [10]
Los revolucionarios también han hecho uso importante de este tipo de tácticas de entrada durante el siglo XX. El pionero de esta táctica fue el holandés Hernik Sneevliet. Sneevliet era un marxista del ala izquierda de la socialdemocracia en los Países Bajos, así como un importante líder sindical. En 1913 se fue a Indonesia, una colonia holandesa en ese momento, donde se convirtió en líder del sindicato militante de ferrocarriles (VSTP) que tenía varios trabajadores indonesios en sus filas. Un año después fundó la Asociación India Socialdemócrata (ISDV). El ISDV, después de la escisión del ala reformista, cooperó primero con el grupo nacionalista indonesio Insulinde y luego con el Sarekat Islam. Este último era un movimiento de masas pequeñoburguesa nacionalista e islamista con una masa de seguidores entre los estratos urbanos bajos y el campesinado y una dirección pequeñoburguesa semi-intelectual. En 1914 tenía una membresía de más de 366.000 indonesios. [11]
Sneevliet entendió bien la importancia de Sarekat Islam y la ISDV comenzó a trabajar en el ingreso a este movimiento de masas. Logró transformar la ISDV en una organización de unos pocos cientos de cuadros con una mayoría de miembros indonesios. Para entonces, también ganaron una influencia sustancial dentro de Sarekat Islam y formaron un ala de izquierda. El ISDV se transformó en el Partido Comunista de Indonesia (PKI) en 1920. Con la creciente influencia de los comunistas, los líderes religiosos pequeñoburgueses de Sarekat Islam finalmente iniciaron una escisión. Como resultado de su exitosa táctica de entrada, el PKI se convirtió en el primer partido comunista de masas en Asia. [12]
El propio Sneevliet fue expulsado de Indonesia por la administración colonial holandesa en 1918 debido a sus actividades revolucionarias. Continuó desempeñando un papel importante en el trabajo de la Internacional Comunista en Asia. Tuvo varias discusiones con Lenin antes y durante el Segundo Congreso de la Comintern en 1920 y fue elegido para el importante puesto de secretario de la Comisión del Congreso sobre la Cuestión Nacional y Colonial con Lenin como presidente. Fue uno de los arquitectos clave (junto con Lenin) del programa comunista de la táctica antiimperialista del frente único. Más tarde, en 1933, Sneevliet y su Partido Socialista Revolucionario en los Países Bajos se unieron al movimiento trotskista y permanecieron allí hasta 1938. [13]
Más tarde, los comunistas de China, siguiendo el consejo de Sneevliet, que actuó como emisario del Komintern, desplegaron una táctica similar. Los comunistas eran muy pequeños en ese momento y tenían que encontrar vínculos y raíces con la clase trabajadora y los pobres del campo. Ingresaron correctamente al partido Kuomintang en 1922 y trabajaron como una facción revolucionaria. Sin embargo, dado el giro estalinista en el Komintern, se les ordenó convertir una táctica revolucionaria en una estrategia liquidacionista oportunista que terminó en un desastre. Como resultado, los comunistas no abandonaron el Kuomintang en 1925 cuando las huelgas obreras y el movimiento revolucionario agrario se estaban intensificando y no pudieron luchar abiertamente por la creación de los soviets. [14]
Trotsky y la Oposición de Izquierda lucharon contra esta capitulación menchevique de la burocracia estalinista. Declararon que el partido debería haber abandonado el Kuomintang a tiempo y luchar abiertamente por una estrategia revolucionaria. [15]
Trotsky no siempre estuvo seguro de que la entrada de los comunistas en el Kuomintang en 1922 fuera errónea en principio o no y, por lo tanto, tenemos declaraciones contradictorias de él sobre este tema. Sin embargo, hay una serie de declaraciones que indican que no la consideró una táctica ilegítima en sí misma. Como escribió en septiembre de 1926:
“La participación del PCCh en el Kuomintang fue perfectamente correcta en el período en que el PCCh era una sociedad de propaganda que solo se estaba preparando para una futura actividad política independiente, pero que, al mismo tiempo, buscaba participar en la lucha de liberación nacional en curso.' Y continúa diciendo que la 'tarea política inmediata' del PCCh 'ahora debe ser luchar por un liderazgo directo e independiente de la clase trabajadora despierta': 'El PCCh debe garantizar su propia independencia organizativa completa y la claridad del programa político y las tácticas en la lucha por la influencia sobre las masas proletarias despiertas.” [16]
Repitió esta evaluación en 1928. [17] Más tarde, en la década de 1930, cuando los bolcheviques-leninistas habían adquirido más experiencia con el entrismo, Trotsky nuevamente enfatizó que no había nada de malo en principio en ingresar temporalmente en un partido populista pequeñoburguesa.
“La entrada temporal en el SFIO, o incluso en el Kuomintang, no es un mal en sí mismo; sin embargo, es necesario saber no solo cuándo entrar, sino también cómo salir” [18].
“La entrada en sí misma en 1922 no fue un crimen, posiblemente ni siquiera un error, especialmente en el sur, bajo el supuesto de que el Kuomintang en ese momento tenía varios trabajadores, y el joven Partido Comunista era débil y estaba compuesto casi en su totalidad por intelectuales (¿esto es cierto para 1922?). En este caso, la entrada habría sido un paso episódico hacia la independencia, análogo hasta cierto punto a su entrada en el Partido Socialista. La pregunta es ¿cuál fue su propósito al ingresar y cuál fue su política posterior?” [19]
Tal táctica de entrada también puede ser legítima hoy bajo la condición de que los sectores de vanguardia de la clase obrera y los oprimidos, respectivamente, se organicen para orientarse hacia la entrada en estos partidos populistas pequeñoburgueses. Como ejemplos históricos de tales movimientos, podríamos referirnos al FLN en Argelia o los Black Panthers en Estados Unidos.
Partidos marxistas y populistas pequeñoburgueses: tácticas electorales y consignas gubernamentales
¿Es legítimo pedir un apoyo crítico a los partidos populistas pequeñoburgueses en las elecciones? ¿Y cuándo deberían los marxistas pedir que esos partidos tomen el poder? En nuestra opinión, los marxistas también deberían aplicar la táctica del frente único en las campañas electorales, así como en sus eslóganes sobre el gobierno que dichos partidos pueden formar o en el que pueden participar condicionalmente [20]. La condición más importante es que esos partidos populistas pequeñoburgueses estén arraigados entre los trabajadores y los oprimidos, y que estén asociados con luchas de masas contra el imperialismo y la clase dominante local. Además, y esto es decisivo, es si, al mismo tiempo, existe un partido obrero en torno al cual se ha concentrado la vanguardia obrera. En tal caso, los revolucionarios deberían dirigir sus tácticas electorales hacia ese partido en lugar de hacia cualquier partido populista pequeño burgués.
Sin embargo, hay numerosos casos en los que no existe tal partido de los trabajadores, pero sí existe una formación populista radical que reúne a la vanguardia de los trabajadores y oprimidos. Ejemplos de esto son el MAS en el período posterior a 2003 o el movimiento MBR-200 de Chávez a fines de la década de 1990. Otros ejemplos podrían incluir el EFF de Julius Malema en Sudáfrica, el partido palestino Balad, así como la Lista Conjunta en Israel, o partidos militantes de los tamiles en Sri Lanka como el TNA.
En tales situaciones, los marxistas deberían unirse a los trabajadores y campesinos pobres que votan por estos partidos. Deberían decirles: "Ustedes creen que su partido puede aportar una mejora a sus condiciones de vida. Como sabrá, no compartimos sus esperanzas. Creemos que este partido, una vez en el poder, no seguirá el camino completo y garantizará una victoria duradera para los trabajadores y los oprimidos. Más bien llegará a un compromiso con los capitalistas y los imperialistas. Sin embargo, como no nos creen, decimos: vaya, elija a sus partidos para el cargo, oblíguelos a intentar tales medidas si puede, pero debe hacer preparativos y movilizar a sus organizaciones de masas y sus partidos para la inevitable declaración burguesa de guerra civil si sus líderes toman medidas serias que amenacen la propiedad privada. Apoyaremos críticamente la victoria electoral de sus partidos y los defenderemos del ataque burgués."
Con base en el mismo método, los marxistas también deben redactar con cuidado y precisión sus consignas sobre el tipo de gobierno en el que estos partidos pequeñoburgueses pueden formar o participar condicionalmente. Por ejemplo, cuando el partido pequeño burgués sandinista FSLN derrocó a la dictadura nicaragüense de Somoza en 1979, en lugar de tomar el poder por sí solo, formó una coalición con fuerzas liberales burguesas como el empresario Alfonso Robelo y Violeta Barrios de Chamorro (la viuda del director del diario La Prensa, Pedro Joaquín Chamorro). En tales condiciones, los revolucionarios habrían pedido a los sandinistas que disolvieran cualquier coalición con los partidos burgueses y tomaran el poder exclusivamente en sus propias manos. Naturalmente, es crucial que los revolucionarios también adviertan a los trabajadores sobre cualquier ilusión en partidos pequeñoburgueses como los sandinistas. Sin embargo, además de tal advertencia, los revolucionarios deben hacer demandas a tal gobierno, llamándolo a implementar reformas sociales radicales, a expropiar a los grandes terratenientes y a la burguesía, a renunciar a pagar las deudas del país con los monopolios imperialistas y las grandes potencias, etc. [21]
Este enfoque se basa en el método elaborado por primera vez por Marx y Engels y luego sistematizado por Lenin y Trotsky.
Cuando se llevaron a cabo las elecciones para la primera Duma en Rusia después de la Revolución de 1905, los bolcheviques, junto con la mayor parte de la vanguardia de la clase trabajadora, pidieron boicotearlas. Sin embargo, cuando el tsunami revolucionario había retrocedido en 1906, Lenin abogó por que el partido ya no boicoteara las elecciones a la Duma. Insistió en esta política a pesar de que era obvio que el régimen zarista concedía muy pocos derechos a esta institución, y manipuló las elecciones. Según el historiador Abraham Ascher, como resultado de toda la represión y manipulación del régimen, muchos trabajadores y campesinos no se molestaron en votar. De hecho, solo alrededor del 19% de los votantes elegibles (en 67 ciudades de la Rusia europea) participaron en las elecciones a la Tercera Duma en el otoño de 1907. En las elecciones anteriores (de 1906), la participación del voto había sido del 55%. [22]
Lenin y los bolcheviques enfatizaron la necesidad de que los socialdemócratas, como se llamaban a sí mismos los marxistas en ese momento, se presentaran como un partido independiente con su propia lista de candidatos a las elecciones. Esto fue particularmente urgente en las elecciones de la curia obrera de la Duma. En ese momento, los socialdemócratas ya se habían convertido en un partido de masas de la clase trabajadora y eran la fuerza hegemónica en las grandes fábricas de Rusia. [23] Lenin también enfatizó la necesidad de luchar contra el partido cadete, el partido del liberalismo burgués que entonces jugó un papel importante como la voz oficial de la oposición contra el régimen zarista. Lenin instó a los socialdemócratas, a pesar de la oposición menchevique a su llamado, a luchar contra la burguesía liberal para que la clase obrera se convierta en la fuerza hegemónica de las masas populares y las lleve a la revolución. [24] En consecuencia, Lenin argumentó que las elecciones a la Duma se utilizarían para crear una alianza entre la clase trabajadora y el campesinado pobre. [25] Por eso rechazó enfáticamente cualquier alianza electoral o bloque con los cadetes (que es lo que preconizaban los mencheviques) pero favoreció un bloque con los partidos representantes del campesinado pobre (los trudoviques y los SR). [26] Así, vemos que Lenin distinguió claramente entre partidos burgueses y pequeñoburgueses, y que reservó exclusivamente la aplicación sistemática de la táctica del frente único a estos últimos.
Lenin explicó estas ideas en 1906, durante las discusiones del partido sobre las tácticas que se utilizarían en las elecciones para la Segunda Duma.
“Resumamos. Hay que tener en cuenta la experiencia de la Duma demócrata constitucionalista y difundir sus enseñanzas entre las masas; demostrar a las masas la "inutilidad" de la Duma, la necesidad de la asamblea constituyente, la inestabilidad de los demócratas constitucionalistas; exigir que los trudoviques se liberen del yugo de los demócratas constitucionalistas y apoyar a los primeros contra los segundos. Debemos reconocer inmediatamente la necesidad de un pacto electoral entre los socialdemócratas y los trudoviques en caso de que se celebren nuevas elecciones.” [27]
“Las referencias acerca de los partidos nos imponen la siguiente conclusión: nada de acuerdos en la primera etapa, durante la agitación entre las masas; en las etapas finales orientar todos los esfuerzos por derrotar a los demócratas constitucionalistas en el momento de distribuir los escaños, mediante un acuerdo particular entre los socialdemócratas y los trudoviques, y derrotar a los enesistas mediante un acuerdo particular entre los socialdemócratas y los eseristas.” [28]
“En las ciudades, en las que está más concentrada la población obrera, no debemos renunciar, a no ser por una necesidad imperiosa, a presentar candidaturas socialdemócratas plenamente independientes. Y esa necesidad imperiosa no existe. El que haya un poco más o un poco menos demócratas constitucionalistas o trudoviques (¡sobre todo del tipo de los enesistas!) no tiene gran importancia política, dado que la misma Duma sólo puede desempeñar, en el mejor de los casos, un papel secundario, accesorio. En el resultado de las elecciones a la Duma tienen importancia política decisiva no las ciudades, sino el campesinado, las asambleas provinciales de compromisarios. En las asambleas provinciales de compromisarios, en cambio, practicaremos nuestra alianza política general con los trudoviques, contra los demócratas constitucionalistas, y lo harem0s mucho mejor y con más acierto que en la primera etapa de las elecciones en el campo, sin infringir en lo más mínimo nuestros estrictos principios.” [29]
Estas ideas se convirtieron en la posición oficial de los bolcheviques, así como de otras fuerzas de izquierda dentro del Partido Obrero Socialdemócrata Ruso, y se resumieron en una resolución oficial para una conferencia del partido:
“Las tareas fundamentales de la socialdemocracia en la campaña electoral y de la Duma son: en primer lugar, esclarecer al pueblo que la Duma es completamente ineficaz como medio para satisfacer las reivindicaciones del proletariado y de la pequeña burguesía revolucionaria, en particular, del campesinado. En segundo lugar, esclarecer al pueblo que es imposible ejercer la libertad política por vía parlamentaria, mientras el poder efectivo se halle en manos del Gobierno zarista; esclarecerle la necesidad de la insurrección armada, de un gobierno provisional revolucionario y de una asamblea constituyente, elegida por sufragio universal, directo, igual y secreto. En tercer lugar, criticar la primera Duma y poner de relieve la bancarrota del liberalismo ruso, mostrando, en especial, cuán peligroso y funesto sería para la causa de la revolución que el Partido Demócrata Constitucionalista monárquico liberal llegara a desempeñar el papel predominante y dirigente en el movimiento de liberación. "Como partido de clase del proletariado, la socialdemocracia debe mantener su absoluta independencia durante toda la campaña electoral y de la Duma, sin mezclar tampoco aquí, en modo alguno, sus consignas o su táctica con las de cualquier otro partido de oposición o revolucionario. "Por esta razón, en la primera etapa de la campaña electoral, es decir, ante las masas, debe presentarse, como norma general, con absoluta independencia y presentar sólo candidatos del Partido. "Sólo se admitirán excepciones a esta regla en casos de extrema necesidad y sólo con los partidos que acepten plenamente las principales consignas de nuestra lucha política inmediata, es decir, con los que acepten la necesidad de la insurrección armada y los que luchen poli la república democrática. Pero estos acuerdos se limitarán a la presentación de una lista común de candidatos, sin que restrinjan en forma alguna la independencia de la agitación política de la socialdemocracia. "En la curia obrera, el Partido Socialdemócrata se presentará con absoluta independencia y no concertará acuerdos con ningún otro partido. "En las etapas posteriores de las elecciones, o sea, en las asambleas de compromisarios en las ciudades y de delegados y compromisarios en el campo, podrán concertarse acuerdos particulares exclusivamente para la distribución de escaños, en proporción al número de votos obtenidos por los partidos que concierten el acuerdo. En tal sentido, la socialdemocracia distingue, conforme a la consecuencia y la firmeza democráticas, los siguientes tipos fundamentales de partidos burgueses: a) eseristas, PSP y otros partidos republicanos similares; b) enesistas y trudoviques de tipo similar; c) demócratas constitucionalistas.” [30]
Lenin también defendió este enfoque en las elecciones de 1912 para la Cuarta Duma, momento en el que los bolcheviques se habían convertido en la fuerza hegemónica entre el proletariado en las principales regiones industriales y, en consecuencia, ganaron los escaños para diputados en las curias obreras de San Petersburgo, Moscú, Yekaterinoslav, Kharkov, Kostroma y Vladimir Gubernia. Lenin explicó la táctica electoral del Partido Bolchevique en 1912:
“Queda la segunda curia urbana. En ella hay no pocos obreros y votantes cercanos a ellos: empleados de comercio, inquilinos obreros, pensionistas, etc. (...) Los liberales superan en más del triple las fuerzas de la derecha, que son casi iguales a las de los demócratas. Está claro que, por lo común, en esta curia no cabe hablar siquiera de peligro de las centurias negras. Está claro también que la principal tarea de los demócratas obreros es aquí precisamente la lucha contra los liberales; hoy, dado el indudable viraje general hacia la izquierda en el país, reconocido tanto por los liberales como por los octubristas y los Purishkévich, esta lucha debe salir a primer plano. Se sobreentiende que en la primera fase los candidatos obreros deben librar una lucha absolutamente independiente, en listas puramente obreras. Y en la segunda fase, en la segunda vuelta de las elecciones, en la mayor parte de los casos es cuestión de una lucha de los demócratas contra los liberales (...) Por cuanto la segunda curia urbana es la principal en la que habrá segunda vuelta, la línea maestra de los obreros en ésta será precisamente: con los demócratas contra la derecha y contra los liberales. (...) En caso de una segunda vuelta, sobre todo en la segunda curia urbana, es necesario unirse, las más de las veces, con todos los demócratas contra los liberales y contra la derecha; y sólo después habrá que ir a la segunda vuelta en bloque de la oposición general contra las centurias negras.” [31]
Citando su libro La Enfermedad Infantil del Izquierdismo en el Comunismo, hemos demostrado que Lenin defendió absolutamente este enfoque de las tácticas electorales hasta su muerte. También lo hizo Trotsky quien, como hemos demostrado con la larga cita de su Programa de Transición (citado anteriormente), generalizó a partir de la experiencia de los bolcheviques en su táctica de frente único hacia los mencheviques y los SR, incluso después de que estas dos últimas facciones ya habían sido transformadas en partidos socialimperialistas, cuya parte relevante repetimos aquí para conveniencia del lector:
“La reivindicación de los bolcheviques dirigidas a los mencheviques y a los socialistas revolucionarios: "¡Romped con la burguesía, tomad en vuestras manos el poder!" tiene para las masas un enorme valor educativo. La negación obstinada de los mencheviques y de los socialistas revolucionarios a tomar el poder, que apareció tan trágicamente en las jornadas de julio, los perdió definitivamente en el espíritu del pueblo y preparó la victoria de los bolcheviques. La tarea central de la Cuarta Internacional consiste en liberar al proletariado de la vieja dirección, cuyo espíritu conservador está en completa contradicción con la situación catastrófica del capitalismo en su decadencia y es el principal freno del progreso histórico. La acusación capital que la IV Internacional lanza contra las organizaciones tradicionales del proletariado es la de que ellas no quieren separarse del semi-cadáver de la burguesía. En estas condiciones la reivindicación dirigida sistemáticamente a la vieja dirección: "¡Romped con la burguesía, tomad el poder!" es un instrumento extremadamente importante para descubrir el carácter traidor de los partidos y organizaciones de las II y III Internacional es así como también de la Internacional de Amsterdam. La consigna de “gobierno obrero y campesino” es empleada por nosotros, únicamente, en el sentido que tenía en 1917 en boca de los bolcheviques, es decir, como una consigna anti-burguesa y anti-capitalista, pero en ningún caso en el sentido “democrático” que posteriormente le han dado los epígonos haciendo, de ella, que era un puente a la revolución, la principal barrera en su camino.” [32]
Después de la fundación de la Internacional Comunista, los revolucionarios buscaron generalizar a partir de la experiencia de los bolcheviques. Por supuesto, en la mayoría de los países coloniales y semicoloniales de la época no hubo elecciones. Sin embargo, en el caso de México encontramos un ejemplo de cómo el Komintern, en su período saludable antes de que los estalinistas tomaran el poder, pudo aplicar la táctica del frente único al campo de las elecciones en un país semicolonial.
En agosto de 1923, el Comité Ejecutivo de la Internacional Comunista (CEIC) envió una larga carta al partido mexicano que fue publicada en inglés por la sección estadounidense como folleto. En esta carta el CEIC elabora el método de la táctica del frente único y cómo debe aplicarse a las condiciones concretas de la lucha de clases mexicana de la época. Hace un llamado a las organizaciones de masas de trabajadores y campesinos (incluidos sus respectivos partidos y direcciones) a emprender acciones conjuntas para defender los intereses de las masas populares:
“La táctica del frente único es la lucha revolucionaria del Partido Comunista para ganar a las amplias masas obreras y campesinas organizadas y no organizadas para una lucha común por las demandas comunes. Por lo tanto, el Partido Comunista se vuelve abiertamente hacia los líderes de las organizaciones reformistas, sindicalistas, y las denominadas organizaciones sindicales independientes y solicita su participación en un Comité conjunto de Acción. Lo mismo ocurre con los laboristas y el Partido Agrario. El objeto del Comité de Acción es la centralización organizada de la lucha por demandas definidas. El Comité de Acción no vincula a ninguno de los partidos o sindicatos participantes a su agitación política y propaganda ni a su actividad en general. Sobre todo, se preservará plenamente el derecho a la crítica de todos los partidos.” [33]
Además, el CEIC analizó el conflicto entre el gobierno burgués de De La Huerta y la oposición democrático pequeñoburguesa liderada por Calles. Advierte que, si Calles llega al poder, él también traicionará a los trabajadores y campesinos. Pero la CEIC también instó a que, a la luz del apoyo de las masas a Calles y las ilusiones populares en su movimiento pequeñoburgués, los comunistas deben pedir un apoyo electoral crítico hacia él, combinado con advertencias críticas y un programa de demandas dirigidas a él. Tal táctica podría ayudar a separar a los trabajadores y campesinos de su dirección pequeñoburguesa y ayudar al pequeño Partido Comunista, en ese momento tenía alrededor de 1.500 miembros, a ganar más influencia entre las masas. [34]
“La primera tarea del Partido debe ser expresar clara y plenamente qué es la estación y cómo se desarrollará. En segundo lugar, hay que tener claro que no es indiferente para el movimiento obrero revolucionario si Calles o De La Huerta traicionan a las clases trabajadoras, aunque ambos terminen en los mismos resultados. Toda esta situación no es una comedia como podría parecer, sino una verdadera pelea. Es un intento por parte de la democracia pequeñoburguesa de mantenerse a flote, y sólo puede hacerlo si posee el poder político. Los intereses de la clase obrera también están involucrados en esta lucha, porque los únicos aliados en los que puede apoyarse la pequeña burguesía son la clase obrera y el campesinado. Por lo tanto, Calles debe hacer concesiones a estas clases. Ya es evidente que la inmensa mayoría de los trabajadores y campesinos apoyará la candidatura de Calles. Si toda la clase obrera participa en esta lucha, el Partido Comunista no debe quedarse al margen y mirar; debe luchar con los demás, porque Calles significa hoy protección para las masas de la reacción y la dominación clerical. Pero es deber de los comunistas combatir las ilusiones de las masas sobre la capacidad del Gobierno de Calles para dar realmente esta protección. Durante todo el período del régimen de Obregón, Calles participó silenciosamente en los ataques del Gobierno a la clase trabajadora. Calles se comportará a escala nacional como Felipe Carrillo se comportó a escala local en Yucatán. Reprimirá a los sindicatos que se le oponen y perseguirá a los comunistas; no dudará en derribarlos si es necesario. A pesar de esto, el Partido Comunista debe participar en las elecciones en nombre de Calles. Ciertamente, no tan entusiastas seguidores del gobierno venidero. Esta táctica es simplemente una parada necesaria en el camino hacia el gobierno obrero y campesino, en el camino hacia la revolución proletaria y la dictadura del proletariado. El resultado que se desarrolle desde el Gobierno de Calles abrirá los ojos del proletariado mexicano a la impotencia del reformismo, a la impotencia y la corruptibilidad de la fraseología anarquista oportunista y pequeñoburguesa. Los obreros y campesinos mexicanos reconocerán que sólo existen dos tipos de política; el que conduce a la dictadura de la burguesía, y el que conduce al dominio del proletariado, y que está representado por la consigna: Todo el poder a los obreros y campesinos. Muchos trabajadores honestos dirán a los comunistas: si ya están profetizando la traición de Calles, entonces su participación en la lucha no es más que una maniobra para exhibir a Calles. Pero tal enunciado de la pregunta es incorrecto y no dialéctico. Que Calles se exhiba no depende de nosotros, sino de su política oportunista de compromiso con la burguesía. Pero nosotros, por el contrario, señalamos el único camino por el cual se puede evitar la quiebra, es decir, el camino hacia la realización de la revolución proletaria. Pero, ¿seguirá Calles este camino? Tenemos razones suficientes no solo para dudar de esto, sino para responder negativamente. Calles, Morones, Felipe Carrillo [Puerto], Soto y Gema, etc. son los Kerenskis, los Eberts, los Noskes, y los Scheidemann de México. Se casarán con Gompers y toda su traidora camarilla. Pero en nuestra propaganda debemos, en la medida de lo posible, forzar a los socialistas y agraristas a la izquierda. Debemos exigir hoy a Calles una declaración sobre el desarme de los campesinos que instigó Obregón; debemos exigir protección para los trabajadores en huelga; sanción a los funcionarios culpables del asesinato de trabajadores en Veracruz y San Ángel; una lucha despiadada contra los fascistas; la regulación de los artículos 27 y 123; medidas contra la crisis de la vivienda; la división de latifundios sin recompensa a los propietarios, etc.” [35]
León Trotsky y la IV Internacional no abordaron en detalle la aplicación de la táctica electoral en países semicoloniales. Sin embargo, Trotsky sí repitió el enfoque metodológico del Komintern cuando enfatizó en el Programa de Transición la necesidad de aplicar la táctica del frente único a los "partidos de la democracia pequeñoburguesa", con lo que se refería a ambos partidos obreros burgueses (estalinistas, socialdemócratas, etc.), así como los partidos populistas pequeñoburgueses del tipo SR en Rusia (ver la larga cita del Programa de Transición al final del Capítulo II de este libro). Esta es la forma más eficaz de movilizar a los trabajadores y oprimidos que aún mantienen ilusiones en los partidos no revolucionarios en torno a "consignas antiburguesas y anticapitalistas. "
Entonces, en resumen, notamos que tanto Lenin como Trotsky enfatizaron que la tarea principal de los revolucionarios es construir un partido obrero revolucionario. También enfatizaron que los revolucionarios tienen que intentar ganarse a los campesinos pobres para una alianza liderada por el proletariado revolucionario. Para hacerlo, los revolucionarios deben aplicar la táctica del frente único, incluso en el ámbito de las elecciones. Puede aplicarse tanto a los partidos obreros burgueses como a los partidos populistas pequeñoburgueses (especialmente en situaciones en las que no existe ningún partido obrero significativo, ni siquiera burgués). Dicho apoyo electoral debe incluir la presentación de demandas a dichos partidos, para que mientras luchan codo a codo con la base reformista obrera y oprimida, les advertimos para que no se hagan ilusiones en la eficacia y coherencia de sus liderazgos.
Nosotros en la CCRI creemos que tal método es extremadamente relevante hoy, a raíz del significativo y dramático ascenso de los movimientos y partidos populistas pequeñoburgueses en el mundo semicolonial (¡pero no solo allí!). Por supuesto, una táctica electoral precisa solo puede formularse después de que se haya realizado un estudio concreto de las condiciones nacionales específicas. Por ello, aquí, en este documento, sólo podemos esbozar algunos argumentos metodológicos sobre qué formaciones políticas están potencialmente calificadas para el apoyo electoral de los revolucionarios.
Creemos que las primeras fases de los movimientos bolivarianos en América Latina son buenos ejemplos de tales formaciones. Por “primeras fases” nos referimos al período en el que constituyeron partidos populistas pequeñoburgueses que se oponían a los gobiernos neoliberales y concentraban las aspiraciones de millones de trabajadores, campesinos pobres y pobres urbanos. Específicamente, estamos hablando del movimiento MBR-200 de Chávez a fines de la década de 1990 y del MAS de Evo Morales en la primera mitad de la década de 2000, cuando estos partidos actuaron como catalizadores de la creciente lucha de clases de los trabajadores y oprimidos; Entonces era vital politizar y radicalizar a las masas populares que dirigían sus esperanzas a las direcciones castro-chavistas. Sin embargo, como esbozaremos a continuación, una vez que estos partidos llegaron al poder y se transformaron en partidos de frente popular abiertamente burgueses, estaría fuera de la discusión que los revolucionarios los votaran por ellos.
Otro ejemplo en el que tales tácticas electorales todavía pueden ser discutidas por los revolucionarios sudafricanos es el de los Luchadores por la Libertad Económica de Julius Malema (EFF) en Sudáfrica. Este partido se originó en 2012-2013 como resultado de una escisión del ANC, el histórico partido nacionalista pequeño burgués del pueblo negro en Sudáfrica que lideró la lucha de liberación contra el régimen del Apartheid a partir de la década de 1940. Sin embargo, el ANC se transformó en un partido burgués de frente popular cuando se convirtió en el partido más grande que formó el gobierno en 1994 y posteriormente gobernó el país en interés de las grandes corporaciones. Julius Malema y la EFF defendieron a los mineros de Marikana en 2012 y se presentaron, hipócritamente, como una “oposición revolucionaria contra el gobierno del ANC”. Si bien la que el EFF declare más de medio millón de miembros es ciertamente una exageración, no hay duda de que este partido ha logrado reunir las aspiraciones de los trabajadores y los pobres.
El Sinn Fein en la República de Irlanda es otro ejemplo de un partido populista pequeñoburguesa que se ha convertido recientemente en el vehículo de protestas masivas de la clase trabajadora, particularmente en el contexto de la campaña Right2Water. En las elecciones de 2016, los socialistas podrían haber pedido correctamente un apoyo electoral crítico para los candidatos de las listas centristas -Anti-Austerity Alliance (principalmente partidarios del SP en Irlanda) y People before Profit (principalmente partidarios del SWP en Irlanda)- en aquellos distritos donde había algún apoyo masivo. En otros distritos, habría sido legítimo que los socialistas pidieran apoyo para el Sinn Fein sobre la base de la táctica crítica de apoyo electoral descrita anteriormente.
La transformación de un partido populista pequeñoburgués en un partido burgués y tácticas electorales
Consideramos crucial diferenciar entre partidos populistas pequeñoburgueses y partidos de frente popular abiertamente burgueses. Es cierto que no hay una Gran Muralla China que divida a los dos: todo partido populista pequeño burgués es un posible partido de fachada popular (por eso es fácil mezclar estas categorías). La composición pequeñoburguesa, al menos a nivel de la dirección, predestina a esos partidos a transformar su carácter y convertirse en partidos burgueses abiertos.
Tal transformación puede tener lugar en diversas condiciones. Una de esas condiciones ocurre cuando esos partidos ingresan al gobierno de un estado capitalista. En tal situación, el partido finalmente entra en estrecho contacto con la clase dominante burguesa y se integra en el aparato estatal burgués. Por lo general, esto lleva, después de algún tiempo, a su fusión con un sector de la burguesía. En Venezuela, a este sector se le llama burguesía bolivariana o Boliburguesía.
Naturalmente, tal fusión con un sector de la burguesía y el aparato estatal puede tener lugar incluso antes de que un partido se convierta en parte del gobierno o tome el poder por completo. También es posible que un partido de fachada tan popular se divida (por ejemplo, después de ser expulsado del gobierno) y una facción, tal vez incluso la mayoría del partido, se transforme una vez más en un partido populista pequeñoburgués. Ejemplos de tales escisiones y transformaciones son los Montoneros en Argentina, que fueron expulsados del partido peronista en 1974, y la EFF sudafricana mencionada anteriormente.
Claramente, cuando tal partido se convierte en un partido de frente popular abiertamente burgués, es totalmente inadmisible que los revolucionarios le brinden un apoyo electoral crítico o involucren a sus miembros en la redacción de eslóganes.
Por otro lado, luchar contra este “traspaso de fronteras al campo burgués” no libera a los revolucionarios de su obligación de defender un gobierno de frente popular de este tipo frente a un golpe de Estado contrarrevolucionario. [36] Lenin explicó esto en agosto de 1917 cuando los bolcheviques se enfrentaron a la necesidad de defender el frente popular del gobierno de Kerensky contra un golpe de Estado de derecha de las fuerzas del general Kornilov.
“Como todo viraje brusco, exige una revisión y un cambio de táctica. Y como con toda revisión, con ésta hay que ser extraordinariamente prudente para no caer en una falta de principios. A mi juicio, incurren en una falta de principios quienes (como Volodarski) descienden hasta las posiciones del defensismo o (a modo de otros bolcheviques) hasta el bloque con los eseristas, hasta el apoyo al Gobierno Provisional. Esto es archiequivocado, es una falta de principios (...)
Nosotros no debemos apoyar al Gobierno de Kerenski ni siquiera ahora. Es una falta de principios. Preguntarán: ¿es posible que no haya que luchar contra Kornílov? ¡Por cierto que sí! Pero no es lo mismo; hay un límite; y ese límite lo transponen algunos bolcheviques cayendo en una "posición conciliadora", dejándose arrastrar por la corriente de los acontecimientos. Vamos a combatir y combatimos a Kornílov, como lo hacen las tropas de Kerenski, pero nosotros no apoyamos a Kerenski, sino que desenmascaramos su debilidad, ésa es la diferencia. Es una diferencia bastante sutil, pero archiesencial y no se la puede olvidar.
¿En qué consiste el cambio de nuestra táctica después de la sublevación de Kornílov? En que cambiamos la forma de nuestra lucha contra Kerenski. Sin debilitar un ápice nuestra hostilidad contra él, sin retirar una sola palabra dicha en su contra, sin renunciar al objetivo de derribar a Kerenski, decimos: hay que tomar en cuenta el momento; no vamos a derrocar a Kerenski en seguida; ahora encararemos de otra manera la tarea de luchar contra él, a saber: explicando al pueblo (que lucha contra Kornílov) la debilidad y las vacilaciones de Kerenski. También antes se hacía esto. Pero ahora pasa a ser lo fundamental; en esto consiste el cambio.
Luego, el cambio consiste en que ponemos en un primer plano el intensificar la agitación en favor de lo que podríamos llamar "exigencias parciales" a Kerenski: que arreste a Miliukov, que arme a los obreros de Petrogrado, que llame a las tropas de Cronstadt, de Víborg y de Helsingfors a Petrogrado, que disuelva la Duma de Estado, que arreste a Rodzianko, que legalice la entrega de las tierras de los terratenientes a los campesinos, que implante el control obrero sobre el trigo y las fábricas, etc., etc. Y estas exigencias no las debemos presentar sólo a Kerenski, no tanto a Kerenski, como a los obreros, soldados y campesinos, arrastrados por la marcha de la lucha contra Kornilov. Seguir arrastrándolos, alentarlos a que liquiden a los generales y oficiales que se han pronunciado a favor de Kornilov, insistir en que ellos exijan de inmediato la entrega de la tierra a los campesinos, sugerirles a e l los la idea sobre la necesidad de arrestar a Rodzianko y a Miliukov, de disolver la Duma de Estado, clausurar Rech y otros periódicos burgueses e iniciar una investigación judicial. A los eseristas de "izquierda" es a quienes más hay que empujar en esta dirección.” [37]
Del mismo modo, en el contexto de la Guerra Civil española, Trotsky explicó la importancia de defender una democracia burguesa con un gobierno de frente popular de los asaltos reaccionarios y, al mismo tiempo, no darle apoyo político a este gobierno:
“Hasta 1934 nos esforzamos una y otra vez en explicar a los estalinistas que, incluso durante la etapa imperialista, la democracia burguesa conserva sus ventajas frente al fascismo, que siempre que uno y otro choquen violentamente, es necesario sostener a la democracia contra el fascismo. Sin embargo, añadíamos: podemos y debemos defender a la democracia burguesa no con los métodos de ésta, sino con los de la lucha de clases, o sea, con métodos que preparan el derrocamiento de la democracia burguesa por medio de la dictadura del proletariado. Esto significa que, en el proceso de defensa de la democracia burguesa, incluso con las armas en la mano, el partido del proletariado no debe asumir ninguna responsabilidad respecto a la democracia burguesa, no debe entrar en su gobierno, sino que debe conservar plena libertad de crítica, de acción, frente a todos los partidos del Frente Popular, preparando así el paso de la democracia burguesa a la etapa siguiente.” [38]
Al mismo tiempo, Trotsky consideró carente de principios que los revolucionarios votaran por un frente popular o llamaran a un partido de frente popular para que tomara el poder. [39] Esto también es cierto en situaciones en las que un partido de frente popular o un candidato compite contra una lista o candidato fascista en las elecciones. Por ejemplo, en marzo de 1937 hubo una elección parcial para un escaño parlamentario de Bruselas en la que un líder fascista se opuso por el primer ministro Paul van Zeeland del Partido Católico. El Partido Laborista belga y el Partido Comunista ayudaron a Van Zeeland al no presentar sus propios candidatos. La mayoría de la sección belga del “Movimiento por la Cuarta Internacional” -como se llamaban a sí mismos los trotskistas en ese momento- decidió tampoco postular a un candidato y, por lo tanto, también apoyó indirectamente a Van Zeeland.
Trotsky y el Secretariado Internacional de la Cuarta Internacional condenaron duramente esta posición: “La actitud de la dirección belga durante las elecciones parciales es un duro golpe para el prestigio de la Cuarta Internacional y especialmente para su sección belga. En esta cuestión estamos totalmente de acuerdo con el IS y el Paris Lutte ouvriere.” [40]
“Hace algunos días recibí el discurso del camarada V. respecto a las elecciones municipales. Los argumentos de V. contra la participación me parecieron falsos del principio al fin. Ustedes saben que he considerado y sigo considerando como un error extremadamente serio y grave el apoyo de nuestro partido a Van Zeeland.” [41]
Trotsky se opuso al apoyo electoral a un partido de frente popular no solo en los países imperialistas, sino también en los países semicoloniales. Cuando la burocracia sindical mexicana llamó a apoyar al candidato burgués “progresista” Ávila Camacho en las elecciones presidenciales de 1940, Trotsky lo rechazó. Explicó que el apoyo a un candidato burgués era ilegítimo: “En México no hay en este momento ningún partido obrero, ningún sindicato en proceso de adoptar una política independiente de clase y capaz de lanzar un candidato que responda a esa política. En estas condiciones, lo único que podemos hacer es limitarnos a la propaganda marxista y a la preparación de un futuro partido del proletariado mexicano independiente a la burguesía.” [42]
Cuando Diego Rivera, un famoso pintor mexicano que durante algún tiempo había sido partidario de la IV Internacional, abandonó el movimiento y abogó por la formación de un nuevo partido para apoyar a un candidato burgués en las elecciones, Trotsky respondió:
“La idea de que alguien pueda crear un partido “ad hoc” para una coyuntura determinada es absolutamente increíble y esencialmente oportunista. Un partido obrero con un llamado programa mínimo es eo ipso un partido burgués. Es un partido que hace que los obreros apoyen la política o los políticos burgueses. Un partido obrero marxista revolucionario podría discutir la cuestión de si es o no aconsejable, en una situación determinada, apoyar a uno de los candidatos burgueses. Creemos que, en las actuales condiciones, esto sería erróneo.” [43]
En resumen, si bien consideramos legítimo el apoyo electoral crítico a los partidos populistas pequeñoburgueses en circunstancias específicas, los comunistas nunca pueden pedir que los partidos o candidatos de la burguesía voten o tomen el poder, ni en los países imperialistas ni en los semicoloniales. Los marxistas revolucionarios abogan por un gobierno obrero y campesino y no un gobierno de los trabajadores, campesinos y sectores de la burguesía. Este último sería un gobierno de frente popular. El apoyo electoral a tal partido no representaría un paso hacia la independencia de clase, sino un paso atrás hacia la subordinación de los trabajadores y oprimidos a la burguesía.
[1] Karl Marx: Miseria de la Filosofía. Respuesta a la “Filosofía de la miseria” del señor Proudhon (1847), https://www.marxists.org/espanol/m-e/1847/miseria/005.htm#v
[2] Karl Marx y Friedrich Engels: Manifiesto del Partido Comunista (1848), https://www.marxists.org/espanol/m-e/1840s/48-manif.htm
[3] Véase también, Michael Pröbsting: Building the Revolutionary Party in Theory and Practice. Looking Back and Ahead after 25 Years of Organized Struggle for Bolshevism, RCIT Books, Vienna 2014, pp. 81-84 y pp. 25-27, http://www.thecommunists.net/theory/rcit-party-building/rcit-party-building-i/
[4] V. I. Lenin: Los Bolcheviques y la Pequeña Burguesía (1907), en Lenin. Obras Completas, Tomo 15, Ed. Progreso, p. 70, https://www.marxists.org/espanol/lenin/obras/oc/progreso/tomo15.pdf
[5] V. I. Lenin: Apreciación de la Revolución Rusa (1908), en Lenin. Obras Completas, Tomo 17, Ed. Progreso, p. 45, https://www.marxists.org/espanol/lenin/obras/oc/progreso/tomo17.pdf
[6] V. I. Lenin: Cómo los Socialistas Revolucionarios hacen el balance de la revolución y cómo la revolución ha hecho el balance de los Socialistas Revolucionarios (1909), en Lenin. Obras Completas, Tomo 17, Ed. Progreso, p. 350 y 351, https://www.marxists.org/espanol/lenin/obras/oc/progreso/tomo17.pdf
[7] León Trotsky: La Internacional Comunista después de Lenin (1928), Ed. Internacionals Sedov, p. 124, https://www.marxists.org/espanol/trotsky/eis/1929-3ra-internacional-depues-de-lenin.pdf
[8] León Trotsky: La Internacional Comunista después de Lenin (1928), Ed. Internacionals Sedov, p. 124, https://www.marxists.org/espanol/trotsky/eis/1929-3ra-internacional-depues-de-lenin.pdf
[9] Leon Trotsky: Lessons of the SFIO Entry (1935), in: The Crisis of the French Section, New York 1977, pp. 125-126
[10] Ver sobre esto en los libros mencionados anteriormente de David Riazanov: Marx y Engels, August H. Nimtz: Marx and Engels and Otto Rühle: Karl Marx.
[11] Sobre Sarekat Islam, ver p. Ej. Michael Francis Laffan: Islamic Nationhood and Colonial Indonesia. The umma below the winds, RoutledgeCurzon, London 2003; Tinur Jaylani: The Sarekat Islam Movement: Its Contribution to Indonesian Nationalism, Montreal 1959; Peter Lowensteyn: Indonesia between 1908 and 1928: The Sarekat Islam, http://www.lowensteyn.com/indonesia/sarekat.html
[12] Vea en esto, por ejemplo; Jean Duval: The First Period of the Indonesian Communist Party (PKI): 1914-1926 - An outline, http://www.marxist.com/indonesian-communist-party-pki2000.htm; A. Yu. Drugov: Relations between the Comintern and the Communist Party of Indonesia, in: The Comintern and the East, Progress Publishers, Moscow 1981, pp. 383-409; Herman A.O. de Tollenaere: The Politics of Divine Wisdom. Theosophy and labour, national, and women's movements in Indonesia and South Asia 1875-1947, Leiden 1996 (Part IV: The Labour Movement)
[13] Ver sobre esto, por ej., Dov Bing: Lenin and Sneevliet: The Origins of the Theory of Colonial Revolution in the Dutch East Indies, in: New Zealand Journal of Asian Studies Vol. 11, No. 1 (June 2009), pp. 153-177; Tony Saich and Fritjof Tichelman: Henk Sneevliet: A Dutch revolutionary on the world stage, Journal of Communist Studies, Vol. 1, No. 2 (1985), pp. 170-193; Tony Saich: The Chinese Communist Party during the Era of the Comintern (1919-1943), Article prepared for Juergen Rojahn, "Comintern and National Communist Parties Project," International Institute of Social History, Amsterdam
[14] Ver por ej., The Tragedy of the Chinese Revolution, Revolutionary History Vol. 2, No. 4 (1990); Gregor Benton: China’s Urban Revolutionaries. Explorations in the History of Chinese Trotskyism, 1921-1952, New Jersey 1996; Wang Fanxi: Erinnerungen eines chinesischen Revolutionärs 1919-1949, Frankfurt a.M. 1983; see also: Damien Durand: The Birth of the Chinese Left Oopposition, in: Cahiers Leon Trotsky, No. 15 (1983) [translated by JohnArcher into English]; C. Martin Wilbur and Julie Lien-ying How: Missionaries of Revolution: Soviet Advisers and Nationalist China, 1920-1927 (Studies of the East Asian Institute), Harvard University Press, Harvard 1989; Helene Carrere D'Encausse and Stuart R. Schram: Marxism and Asia: an Introduction with Readings, Allen Lane, London 1969; Rudolf Schlesinger: Die Kolonialfrage in der Kommunistischen Internationale, Europäische Verlagsanstalt, Frankfurt a.M. 1970
[15] ver, p. León Trotsky: La Internacional Comunista después de Lenin (Capítulo 3. Balance y perspectivas de la Revolución China: Sus lecciones para los países de oriente y para toda la internacional Comunista) Otro trabajo importante de los trotskistas en ese momento es Victor Serge: The Class Struggle in the Chinese Revolution, en: Victor Serge, The Century of the Unexpected: Essays on Revolution and Counter-Revolution, Revolutionary History Vol. 5 No. 3, Socialist Platform Ltd, London 1994, pp. 54-141 (en idioma alemán: Victor Serge: Die Klassenkämpfe in der chinesischen Revolution von 1927, Verlag Neue Kritik, 1975)
[16] Leon Trotsky: The Communist Party of China and the Guomindang, in: Leon Trotsky on China, New York, 1976, pp. 114
[17] León Trotsky: Los errores de la Oposición (1928), https://www.marxists.org/espanol/trotsky/eis/1928.ErroresOpo.pdf
[18] Leon Trotsky: Against False Passport in Politics (1935); en: The Crisis in the French Section (1935-36), New York 1977, p. 116
[19] Leon Trotsky. Letter to Harold Isaacs (1.11.1937), en: Leon Trotsky on China, New York, 1976, p. 114; Schriften Vol. 2.2, p. 889
[20] Se ha desarrollado una cierta tradición de llamar a todos los frentes únicos que incluyen organizaciones pequeñoburguesas o burguesas (es decir, organizaciones que no son frentes únicos de trabajadores) "Frente Único Antiimperialista". Esta tradición tiene su origen en el uso de esta terminología por el Komintern en sus Tesis sobre la cuestión oriental en 1922. El trasfondo de esto fue simplemente que la mayoría de los países, que en ese momento estaban en el centro de la estrategia del Komintern, estaban en confrontación directa con potencias imperialistas. Sin embargo, en la actualidad también hay una serie de casos de luchas democráticas dirigidas contra una dictadura local, contra una ley racista, o contra una guerra colonial en países imperialistas, etc. En tales casos parece más apropiado utilizar la categoría “Frente Único Democrático” En lugar de “Frente Único Antiimperialista”.
[21] Al elaborar este enfoque aquí, hemos mejorado la posición que elaboró nuestra organización predecesora, la Liga por una Internacional Comunista Revolucionaria, en las Tesis del Frente Único adoptadas en 1994 (publicadas en el Boletín Trotskista No. 5, julio de 1994). Esas tesis tenían una tendencia “eurocéntrica”, en el sentido de que no tomaban suficientemente en cuenta las condiciones de la lucha de clases en los países semicoloniales. Por esta razón, tampoco incluyeron una discusión sobre la aplicación de la táctica del frente único por parte de los revolucionarios a los partidos populistas pequeñoburgueses en el mundo semicolonial en el contexto de las elecciones. Se puede observar una tendencia similar hacia la inconsistencia en un artículo, por lo demás excelente, de Stuart King:Nicaragua under the Sandinistas, in: Permanent Revolution No. 7, Spring 1988, pp. 43-73. El artículo de King rechaza erróneamente un eslogan que pide un gobierno exclusivamente sandinista.
[22] Ver, p. Abraham Ascher: The Revolution of 1905. Authority Restored, Stanford University Press, Stanford 1992, p. 364
[23] En el momento del Quinto Congreso en 1907, el Partido Socialdemócrata de los Trabajadores de Rusia reclamó una membresía de 150.000.
[24] Los mencheviques, defendiendo su alianza, o mejor subordinación a la burguesía liberal, justificaron su postura refiriéndose a la táctica de Marx y Engels durante la revolución de 1848. Lenin respondió a esto: “Plejánov citó pasajes de las obras de Marx sobre la necesidad cle apeyar a la burguesía. Lástima que no citara pasajes de Neue Rheinische Zeitung, lástima que olvidara en qué forma "apoyó" Marx a los liberales en plena revolucion burguesa en Alemania. Además, no es necesario ir tan lejos en busca de pruebas de algo indudable. También la vieja Iskrra se refirió más de una vez a la necesidad de que el Partido Obrero Socialdemócrata apoyara a los liberales, incluso a los mariscales de la nobleza. En la época anterior a la revolución burguesa, cuando la socialdemocracia tenía que despertar al pueblo a la vida política, eso era perfectamente legítimo. Ahora, cuando ya actúan en el escenario político distintas clases, cuando ya se han manifestado el movimiento campesino revolucionario, por una parte, y las traiciones liberales, por otra, no puede hablarse siquiera de que apoyemos a los liberales.” (V. I. Lenin: Palabras de resumen de los debates en torno al informe sobre la actitud hacia los partidos burgueses (1907), en L.O.C. Tomo 15, Ed. Progreso, p. 366, https://www.marxists.org/espanol/lenin/obras/oc/progreso/tomo15.pdf)
[25] Una excelente exposición del desarrollo del pensamiento de Lenin en 1906 y 1907, después del apogeo de la primera Revolución Rusa, se puede encontrar en el capítulo 4 de August Nimtz: Lenin's Electoral Strategy from Marx and Engels through the Revolution of 1905. The Ballot, the Streets.
[26] En circunstancias excepcionales, en 1907 Lenin permitió la formación de un bloque con los cadetes para derrotar a las Centurias Negras, como se llamaba a los fascistas de la época. Sin embargo, sería absolutamente incorrecto concluir de esta excepción que la táctica de Lenin permitiría la inclusión de candidatos burgueses hoy. A principios del siglo XX, la burguesía liberal, representada por los cadetes, no era la clase dominante. La clase dominante estaba compuesta más bien como una coalición de la autocracia,o los grandes terratenientes (semifeudales) y la gran burguesía octubrista (pro-monarquía). Naturalmente, esta es una situación muy diferente a la actual, ya que la burguesía se ha convertido en la clase dominante en todos los países.
[27] V. I. Lenin: El Boicot (1906), en Lenin. Obras Completas, Tomo 13, Ed. Progreso, p. 371, https://www.marxists.org/espanol/lenin/obras/oc/progreso/tomo13.pdf
[28] V. I. Lenin: Los Socialdemócratas y los acuerdos electorales (1906), en Lenin. Obras Completas, Tomo 14, Ed. Progreso, p. 84, https://www.marxists.org/espanol/lenin/obras/oc/progreso/tomo14.pdf
[29] V. I. Lenin: Los Socialdemócratas y los acuerdos electorales (1906), en Lenin. Obras Completas, Tomo 14, Ed. Progreso, p. 88, https://www.marxists.org/espanol/lenin/obras/oc/progreso/tomo14.pdf
[30] V. I. Lenin: Opinión particular formulada
en la conferencia del POSDR de toda Rusia, en nombre de los delegados de la Socialdemocracia de Polonia, el País Letón, San Petersburgo, Moscú, la Región Industrial del Centro y la del
Volga (1906), en Lenin. Obras Completas, Tomo 14, Ed. Progreso, p. 108 y 109, https://www.marxists.org/espanol/lenin/obras/oc/progreso/tomo14.pdf; En otro artículo,
Lenin cita una resolución de los bolcheviques: "En vista de: (...) que entre amplios sectores de la población trabajadora más pobre de las ciudades, que aún no se adhieren al punto de
vista proletario y cuyo voto puede influir en los resultados de las elecciones en la curia urbana, se advierte vacilación entre el deseo de votar por los partidos que se hallan a la
izquierda de los demócratas constitucionalistas, es decir, a liberarse de la dirección de la traidora burguesía monárquica liberal, y el deseo de asegurarse, mediante un bloque con los
demócratas constitucionalistas, por lo menos unos cuantos diputados trudoviques en la Duma, y 5) que entre los vacilantes partidos del trabajo se observa el deseo de justificar el bloque
con los demócratas constitucionalistas, a condición de obtener uno o, por lo menos, no más de dos de los seis escaños de la capital, alegando como justificativo que los socialdemócratas
no están dispuestos, bajo ninguna circunstancia, a concertar acuerdos con los sectores no socialdemócratas de la población pobre de la ciudad contra la burguesía liberal, la Conferencia
resuelve: 1) comunicar sin demora al Comité de San Petersburgo del partido de los socialistas revolucionarios y al Comité del Grupo del Trabajo que el Comité de Petersburgo del POSDR está
dispuesto a concertar un acuerdo con ellos, a condición de que ellos no concierten acuerdo alguno con los demócratas constitucionalistas; 2) las condiciones del acuerdo serán las
siguientes: total independencia de los partidos en lo referente a las consignas, los programas y la táctica en general. Los seis escaños de la Duma se distribuirán del siguiente modo: dos
corresponderán a la curia obrera, dos a los socialdemócratas, uno a los socialistas revolucionarios y uno a los trudoviques." Agrega su resumen en sus propias palabras: "Si
examinamos esta resolución observaremos que resaltan en ella tres puntos principales: 1) la renuncia incondicional a todo tipo de acuerdo con los demócratas constitucionalistas; 2) la
inconmovible decisión de los socialdemócratas de presentar listas independientes en cualquier circunstancia; 3) la admisión de acuerdos con los socialistas revolucionarios y los
trudoviques." (V. I. Lenin: La Campaña electoral del Partido Obrero en Petersburgo (1906), en Lenin. Obras Completas, Tomo 14, Ed. Progreso, https://www.marxists.org/espanol/lenin/obras/oc/progreso/tomo14.pdf p.257-258.)
En otro artículo, escrito para Neue Zeit (la revista teórica de la socialdemocracia alemana), Lenin resumió las diferencias metodológicas entre los bolcheviques y los mencheviques de la
siguiente manera: "Las divergencias fundamentales de los socialdemócratas rusos están estrechamente relacionadas con esta cuestión. Un ala (los llamados "mencheviques") considera a les
demócratas constitucionalistas y a los liberales como burguesía progresista urbana en contraposición a .la atrasada pequeña burguesía campesina (trudoviques). En consecuencia, reconoce a
la burguesía como fuerza motriz de la revolución y proclama una política de apoyo a los democratas constitucionalistas. La otra ala (los llamados "bolcheviques") ve en los liberales a
representantes de la gran industria, quienes, por temor al proletariado, se empeñan en acabar con la revolución lo más rápido posible y buscan compromisos con la reacción. Esta ala
considera a los trudoviques como democracia pequeñoburguesa revolucionaria y sostiene que tienden a adoptar una posición radical en el problema de la tierra de máxima importancia para el
campesinado como es la confiscación de los grandes latifundios. De ahí deriva la táctica de los bolcheviques. Estos niegan su apoyo a la traidora burguesía liberal, es decir, a los
demócratas constitucionalistas, y se esfuerzan por liberar de la influencia de los liberales a la pequeña burguesía democrática; quieren arrancar al campesino y al pequeño burgués urbano
del lado de los liberales y conducirlos, con el proletariado como vanguardia, a la lucha revolucionaria. Por su contenido económico-social, la revolución rusa es una revolución burguesa,
no obstante, lo cual su fuerza motriz no reside en la burguesía liberal, sino en el proletariado y el campesinado democrático. La revolución podrá triunfar solo mediante la dictadura
democrática revolucionaria" del ·proletariado y el campesinado. Por el "bloque de izquierda" se entiende el bloque electoral de los
socialdemócratas y los partidos de la democracia pequeñoburguesa (en primer término, de los "trudoviques", tomando esta denominación en el sentido más amplio y considerando como ala
izquierda de este grupo a los socialistas revolucionarios). El bloque se oponía tanto a las derechas como a los liberales.” (V. I. Lenin: Las Elecciones para la Duma y la Táctica de
la Socialdemocracia Rusa (1907), en Lenin. Obras Completas, Tomo 15, Ed. Progreso, https://www.marxists.org/espanol/lenin/obras/oc/progreso/tomo15.pdf p.47-48.)
[31] V. I. Lenin: La Segunda Vuelta de las Elecciones en Rusia y las Tareas de la Clase Obrera (1907), en Lenin. Obras Completas, Tomo 21, Ed. Progreso, https://www.marxists.org/espanol/lenin/obras/oc/progreso/tomo21.pdf p.255-257.
[32] León Trotsky: La agonía del capitalismo y las tareas de la IV Internacional. Programa de Transición (1938), https://www.marxists.org/espanol/trotsky/1938/prog-trans.htm
[33] Strategy of the Communists. A Letter from the Communist International to the Mexican Communist Party (21 August 1923), published by the Workers Party of America, Chicago 1923, pp. 12
[34] Sobre la historia temprana del Partido Comunista en México, ver p. Ej. Boris Goldenberg: Kommunismus in Lateinamerika, Verlag W. Kohlhammer, Berlin 1971, pp. 168-185
[35] Strategy of the Communists. A Letter from the Communist International to the Mexican Communist Party (21 August 1923), published by the Workers Party of America, Chicago 1923, p. 10 y 11
[36] La CCRI se ha ocupado de esta cuestión en varios documentos. Ver, por ejemplo, RCIT: It is Time to Break with a Wrong Method! Open Letter to the Members of the Liaison Committee of Communists, Julio de 2015, http://www.thecommunists.net/rcit/open-letter-to-lcc/;
Sobre el golpe de estado en Brasil ver la nota al pie No. 70.
On the coup in Egypt see: RCIT: Egypt: Military Dictatorship Sentences Former President Morsi to Death! Down with the Butcher General al-Sisi! For a Revolutionary Constitutional Assembly! 17.5.2015, http://www.thecommunists.net/worldwide/africa-and-middle-east/egypt-morsi-death-sentence/; RKOB: Egypt: Down with the Military Dictatorship of al-Sisi! Report (with Photos and Videos) from a Rally in Solidarity with the Resistance in Egypt on 01.03.2015, http://www.thecommunists.net/worldwide/africa-and-middle-east/report-egypt-demo-1-3-2015/; RCIT: General Sisi – The Butcher of the Egyptian People – Sentences another 683 People to Death, 1.5.2014, http://www.thecommunists.net/worldwide/africa-and-middle-east/egypt-mass-death-sentences/; RCIT: Egypt: Mobilize International Solidarity against General Sisi’s Machinery of Repression! 28.3.2014, http://www.thecommunists.net/worldwide/africa-and-middle-east/stop-repression-in-egypt/; RCIT: Egypt: Down with General Sisi’s pro-Army Constitution! Boycott the Referendum!, 12.1.2014, http://www.thecommunists.net/worldwide/africa-and-middle-east/boycott-egypt-referendum/; RCIT: Tasks of the Revolution in Egypt, July 2, 2013, http://www.thecommunists.net/worldwide/africa-and-middle-east/tasks-of-egypt-revolution/; RCIT: Egypt: Down with the Military Coup d’État! Prepare Mass Resistance! July 8, 2013, http://www.thecommunists.net/worldwide/africa-and-middle-east/egypt-down-with-military-coup-d-etat/; Yossi Schwartz: Egypt: The U.S. Support for the Military Coup and the Left’s ignorance Notes on the role of US imperialism in the military’s coup d'état and the failure of the Egypt left, July 11, 2013, http://www.thecommunists.net/worldwide/africa-and-middle-east/egypt-us-support-for-military-coup/; Michael Pröbsting: The Military’s Coup d'État in Egypt: Assessment and Tactics. A reply to the criticism of the WIVP and the LCC on the meaning of the Military’s Coup d'État and the slogan of the Revolutionary Constituent Assembly, 17.7.2013, http://www.thecommunists.net/worldwide/africa-and-middle-east/egypt-meaning-of-coup-d-etat/; Yossi Schwartz: Egypt: Mobilize Resistance against the reactionary military regime! Down with the army’s puppet-government! No political support for Morsi and the Muslim brotherhood! For independent working class mobilization with a revolutionary perspective! 27.7.2013, http://www.thecommunists.net/worldwide/africa-and-middle-east/egypt-no-to-military-regime/; Michael Pröbsting: The Coup d'État in Egypt and the Bankruptcy of the Left’s “Army Socialism”. A Balance Sheet of the coup and another Reply to our Critics (LCC, WIVP, SF/LCFI), 8.8.2013, http://www.thecommunists.net/worldwide/africa-and-middle-east/egypt-and-left-army-socialism/; RCIT: Egypt: International Solidarity against the Army Crackdown! August 14, 2013, http://www.thecommunists.net/worldwide/africa-and-middle-east/egypt-international-solidarity/; Yossi Schwartz: Israel and the Coup in Egypt. Israel’s primary concerns regarding Egypt are the possible fall of the military regime or a descent into civil war, Aug 21, 2013, http://www.thecommunists.net/worldwide/africa-and-middle-east/israel-and-egypt-coup/
Sobre el golpe de estado en Tailandia ver:
RCIT: Thailand: Smash the Developing Military Coup! No Trust in the pro-Thaksin Pheu Thai PartyLeadership! Mobilize the Working Class and Poor Peasants to Defeat the “Yellow Shirts”, Army Command, and Monarchy! 21.5.2014, http://www.thecommunists.net/worldwide/asia/thailand-coup/; Michael Pröbsting: Thailand: How Should Socialists Fight Against the Military Coup? A Critique of the Statement “Oppose the coup regime!” by several Asian Left Organizations, 27.5.2014, http://www.thecommunists.net/worldwide/asia/thailand-coup-critique/; Michael Pröbsting: Thailand: Shall Socialists Defend the Government Against the Military Coup? Reply to a Neo-Bordigist Polemic of the “Liaison Committee of Communists”, 24.5.2014, http://www.thecommunists.net/worldwide/asia/thailand-coup-reply/; Thailand: Defeat the looming reactionary Coup D’état! Mobilize the Working Class and Poor Peasants as an independent force against the “Yellow Shirts”, Army Command and Monarchy! 4.12.2013, http://www.thecommunists.net/worldwide/asia/thailand-looming-coup-d-%C3%A9tat/; Michael Pröbsting: Thailand: CWI’s Disgraceful Support for the Bosses’ “Yellow Shirts”, RCIT, 15.1.2014, http://www.thecommunists.net/worldwide/asia/cwi-on-thailand/
[37] V. I. Lenin: Al Comité Central del POSDR (1917), en L.O.C. Tomo 34, Ed, Progreso, p.123 y 124, https://www.marxists.org/espanol/lenin/obras/oc/progreso/tomo34.pdf
[38] León Trotsky: ¿Es posible la victoria? (1937), https://ceip.org.ar/Es-posible-la-victoria
[39] Sobre esto, ver también nuestra respuesta a los compañeros del TPR en Argentina que llamaron a Christina Kirchner a tomar el poder: Michael Pröbsting: Argentina: How to Fight, and how not to Fight, against the Macri Government (Reply to the TPR). Remarks on the TPR's pro-Kirchnerist Slogan “Bring Christina Back NOW!”, 19.02.2016, http://www.thecommunists.net/worldwide/latin-america/tpr-christina-slogan/
[40] Leon Trotsky: Opinions and Information (1937), Writings of Leon Trotsky Supplement 1934-40, p.736
[41] León Trotsky: Al Congreso del Partido Socialista Revolucionario de Bélgica (1938), https://ceip.org.ar/Al-congreso-del-Partido-Socialista-Revolucionario-belga
[42] León Trotsky: Clave y la campaña electoral (1939), https://ceip.org.ar/Clave-y-la-campana-electoral
[43] León Trotsky: El caso Diego Rivera (XIII). Declaración del Comité Panamericano (1939), https://www.marxists.org/espanol/trotsky/ceip/escritos/libro6/T10V226.htm
VI. Partidos reformistas tradicionales, Nuevo Partido de los Trabajadores y tácticas electorales
En este capítulo trataremos las tácticas de luchar por un nuevo partido obrero, tanto en países donde no existe ningún partido laboral como en países en los que ya existen uno o más partidos obreros reformistas. Discutiremos las condiciones bajo las cuales los revolucionarios pueden promover tales consignas. Además, discutimos las tácticas electorales hacia los partidos reformistas tradicionales, es decir, socialdemócratas y estalinistas, en las condiciones actuales.
Luchando por el Nuevo Partido de los Trabajadores (o "Partido Laborista") en el período actual
Con respecto a la táctica del Nuevo Partido de los Trabajadores, escribimos en nuestras tesis:
“En países donde no existe ningún partido obrero burgués (ni siquiera reformista) o donde los partidos obreros burgueses existentes ya están tan degenerados que repelen a la vanguardia obrera, los revolucionarios llaman a la vanguardia obrera y a las organizaciones de masas a fundar un nuevo partido de los trabajadores (o "Partido Laborista"). Aquí también son concebibles etapas intermedias. Los revolucionarios podrían apoyar alianzas hacia tal objetivo o la fundación de nuevas organizaciones de capas oprimidas (por ejemplo, organizaciones de migrantes) que también podrían presentarse a las elecciones”.
Hemos explicado que la convocatoria de un Partido Laborista es una aplicación especial de la táctica del frente único utilizada por las pequeñas fuerzas comunistas en países donde no existe un partido obrero burgués de masas. En tales países, los revolucionarios hacen un llamado a formaciones obreras más grandes (por ejemplo, sindicatos) para que ingresen al campo político formando partidos obreros independientes. Un partido así debe ser completamente independiente de los partidos burgueses y pequeñoburgueses. En Estados Unidos, por ejemplo, pedimos a los sindicatos que rompan con el Partido Demócrata y funden un Partido Laborista. La misma táctica se aplica en Argentina a los sindicatos dominados por los peronistas, o a la CTA en Sudáfrica, donde COSATU está ligada al gobierno del Frente Popular ANC. También es aplicable en Egipto, donde los sindicatos independientes están subordinados a los políticos burgueses. Básicamente, esta táctica es aplicable a la mayoría de los países del mundo.
Tal partido laborista no debe abstenerse de presentarse a elecciones contra los partidos burgueses y pequeñoburgueses. Los revolucionarios deben luchar contra la tendencia "natural" de los líderes sindicales oportunistas a vacilar y evitar confrontar a esos partidos en el campo electoral.
En períodos de intensificación de la lucha de la clase trabajadora, esta táctica puede tener éxito como hasta cierto punto hemos visto en los últimos años en Sudáfrica. Aquí NUMSA, el sindicato individual más grande, se separó de COSATU después de que este último continuara apoyando al gobierno a pesar de la masacre de Marikana y la política de austeridad del gobierno. Posteriormente, los líderes de NUMSA fundaron el “Frente Único”, que, si bien es un movimiento político, todavía no es un partido que se presente en las elecciones.
Otro ejemplo de este tipo de partido laborista es el Partido de los Trabajadores (PT) en Brasil, que fue fundado y dirigido por Lula a fines de la década de 1970 en el período de la dictadura militar. Sin embargo, luego degeneró en un partido reformista.
La convocatoria de un Nuevo Partido de los Trabajadores (o "Partido Laborista") es siempre una táctica apropiada en aquellos países donde no existe ningún partido de los trabajadores. Naturalmente, habrá más oportunidades para aplicarlo como agitación durante los períodos de intensificación de la lucha de la clase trabajadora. Es decir, será una táctica especialmente relevante en el próximo período, dada la aceleración de las contradicciones políticas, económicas y sociales en el período histórico que comenzó en 2008.
Los revolucionarios luchan contra el peligro de una degeneración reformista de un nuevo partido obrero. Lo hacen defendiendo un programa revolucionario, es decir, un programa de transición completo como el programa de este partido. Construirán una tendencia revolucionaria dentro de tal partido que luchará por la dirección del partido al exponer la traición de los reformistas y los centristas en las luchas reales. Esto se puede hacer presentando una serie de demandas mínimas y transitorias apropiadas que unifican y movilizan a los trabajadores y los oprimidos contra el enemigo de clase capitalista. Sobre esa base, los revolucionarios deben usar la táctica del frente único con otras fuerzas contra el enemigo común de acuerdo con el principio "marchar separados, golpear juntos".
Sin embargo, los revolucionarios no deben ser ultimatimistas. En otras palabras, no ingresan a tal partido laborista, presentan su programa y si son rechazados inmediatamente abandonan el partido. Tal táctica sectaria solo estaría al servicio de las fuerzas reformistas que intentan controlar tal partido. Los comunistas deben intentar ganarse a los trabajadores de base y a las fuerzas juveniles y de izquierda dentro del partido proponiendo campañas concretas que ayuden a hacer avanzar la lucha de clases y el desarrollo político del partido en una dirección militante y socialista.
Por supuesto, tarde o temprano el partido se encontrará en una encrucijada: o se desarrollará en una dirección revolucionaria y se convertirá en un partido verdaderamente socialista o se degenerará burocráticamente y se transformará en una fuerza reformista. Cuando los revolucionarios demuestren ser demasiado débiles para detener la degeneración reformista de tal partido, se verán obligados a dividirse.
Si bien la táctica del partido laborista se desarrolló originalmente para países en los que no existía un partido obrero reformista, hoy en día también se puede aplicar en países donde existe tal partido. ¿Por qué? La respuesta está en la masiva degeneración de los partidos reformistas tradicionales en los últimos años. Como señalamos anteriormente, el período de globalización neoliberal ha acelerado la degeneración de los partidos socialdemócrata y estalinista. Los ha empujado hacia la derecha; ha intensificado los vínculos entre la burocracia y la burguesía; ha aumentado la influencia de la clase media y ha debilitado los vínculos con la clase trabajadora.
Del mismo modo, también ha habido una burguesificación sustancial de los partidos ex-estalinistas. Por un lado, este proceso no se ha desarrollado tan rápidamente como en sus gemelos socialdemócratas. La razón de esto es simplemente que, en un grado mucho menor, se han integrado en el ejecutivo del estado capitalista, es decir, con menos frecuencia han sido parte de los gobiernos. Por otro lado, varios de estos partidos también tenían menos raíces en la clase trabajadora. En cualquier caso, en los últimos años fuimos testigos de la creciente influencia de los intelectuales pequeñoburgueses en estos partidos (por ejemplo, la red Transform del Partido de la Izquierda Europea)
Esto no significa, en la mayoría de los casos, que estos partidos hayan dejado de ser partidos obreros burgueses. Sin embargo, si bien es cierto que la mayoría de ellos están dominados por una burocracia con vínculos estrechos con empresarios y gerentes, aún mantienen vínculos importantes con la clase trabajadora, principalmente a través de sus estrechas relaciones con los sindicatos. Los marxistas deben realizar un examen concreto de cada uno de esos partidos reformistas tradicionales y, en cada caso, juzgar si han cruzado o no el Rubicón y, por lo tanto, han dejado de ser partidos obreros burgueses y, por lo tanto, se han transformado en partidos abiertamente burgueses o, más precisamente, los partidos de frente popular.
Por ejemplo, en Europa, el lema que llama a un nuevo partido de los trabajadores es particularmente relevante para Italia. La transformación del Partido Comunista Italiano (PCI) en el Partito Democratico es un ejemplo de tal desarrollo. En este caso, el PCI se transformó a principios de los noventa primero en Democratici di Sinistra (Demócratas de Izquierda) y luego en Partito Democratico, a través de su fusión con otros partidos abiertamente burgueses. Este es un caso clásico de regresión de ser un partido obrero burgués a un frente popular o un partido abiertamente burgués. Aunque inicialmente existía un partido reformista de izquierda bajo la forma del Partito della Rifondazione Comunista liderado por Fausto Bertinotti (su escisión cuando el PCI lo transformó en un partido de frente popular), este partido totalmente desacreditado por su participación en gobiernos neoliberales, y consecuentemente no consiguió un solo escaño en el parlamento en las últimas elecciones.
Sin embargo, no se pueden excluir tendencias opuestas, al menos temporalmente. En determinadas circunstancias, estos partidos pueden incluso experimentar un rejuvenecimiento inicial (véase, por ejemplo, el Partido Laborista británico bajo Corbyn). [1] Sin embargo, la “neoliberalización” de la socialdemocracia incita a la ruptura con ella de importantes sectores de la vanguardia obrera y de las masas proletarias. Sin embargo, al mismo tiempo, la conciencia de estos sectores proletarios no está lo suficientemente avanzada para unirse a una organización revolucionaria. En tales casos, los revolucionarios deben aplicar la táctica Nuevo Partido de los Trabajadores, dirigiendo un llamado a fundar un nuevo partido obrero a aquellos sectores de la vanguardia y la clase obrera que están dispuestos a romper con los partidos reformistas tradicionales, pero que aún no tienen una conciencia de clase revolucionaria. Los principios de esta táctica son los mismos que los de la táctica del Partido Laborista.
Tal táctica no debe confundirse con la táctica oportunista adoptada por varios reformistas de izquierda y centristas que abogan por la formación de un partido reformista pluralista. Por supuesto, es probable que, en la primera fase, haya tendencias reformistas, centristas y revolucionarias dentro de este nuevo partido. Los bolcheviques-comunistas no son sectarios y no temen la aplicación de la táctica del frente único en tales circunstancias.
Pero los centristas consideran ese partido como una solución, un modelo permanente de un “partido de izquierda pluralista”. Creen que este tipo de partido puede existir por un período de tiempo prolongado. Como resultado, no defienden un programa de lucha revolucionario, sino que proponen "de manera realista" un programa reformista de izquierda. En lugar de luchar contra los burócratas reformistas emergentes, cooperan o “coexisten pacíficamente” con ellos.
En contraste con un enfoque tan oportunista, como bolcheviques-comunistas, trabajaríamos dentro de ese partido mientras defendíamos abiertamente nuestro programa independiente. Mientras cooperamos con otras fuerzas dentro del partido, lucharíamos sin concesiones contra las tendencias reformistas y centristas. Intentaríamos convencer pacientemente a la mayoría del partido para que adopte una perspectiva revolucionaria. Si esto falla y el partido degenera en una formación reformista osificada, los revolucionarios sacarían las conclusiones y se escindirían de tal partido, llevándose con nosotros a todos los trabajadores militantes y oprimidos dóciles, y fundarían un auténtico partido revolucionario.
El período actual caracterizado por la decadencia de los partidos reformistas tradicionales es un terreno fértil para que los marxistas defiendan la consigna de nuevos partidos obreros, aprovechando el creciente deseo de importantes sectores del proletariado por una nueva alternativa a estos partidos neoliberalizados. Agitar por una alternativa tan nueva no implica en modo alguno ignorar a aquellos sectores de la vanguardia y de la clase trabajadora que todavía están apegados a los partidos reformistas tradicionales. Pero no cabe duda de que, en el actual período de agitación, los revolucionarios deben delinear una perspectiva que apunte hacia la formación de un nuevo partido obrero y una nueva internacional obrera.
El significativo aumento y crecimiento en los últimos años de nuevas formaciones políticas que se basan en críticas reformistas o populistas del capitalismo neoliberal y defienden los derechos de los trabajadores específicamente y los derechos democráticos populares en general, es una amplia justificación para la táctica de la CCRI que pide la formación de nuevos partidos obreros. Ejemplos de esta tendencia son el tremendo crecimiento de SYRIZA en Grecia, los éxitos electorales de las fuerzas centristas y del Sinn Fein en las elecciones de Irlanda, y el espectacular crecimiento de Podemos fundado hace solo dos años. Si bien, en el sentido formal, SYRIZA y Sinn Fein no son partidos nuevos, en los últimos años solo han constituido pequeñas fuerzas, pero ahora han comenzado a crecer debido a la decadencia de los partidos reformistas tradicionales.
Por supuesto, como hemos indicado anteriormente, nadie debe hacerse ilusiones sobre estos nuevos partidos reformistas o populistas. En última instancia, traicionarán a la clase trabajadora y a los oprimidos cuando tengan la oportunidad de ingresar a un gobierno o cuando desempeñen el papel principal en una lucha de masas. Es por eso que los revolucionarios deben advertir a las masas de antemano sobre la verdadera naturaleza de las direcciones de estos partidos. Pero al mismo tiempo, los marxistas no deben ignorar la politización y radicalización de sectores de la clase obrera y la juventud que actualmente encuentran sus expresiones en el apoyo a estos nuevos partidos. Cualquier abstencionismo sectario contra este proceso solo garantizaría el aislamiento de los revolucionarios. Es por eso que el apoyo electoral fundamental para tales partidos, además del entrismo en determinadas circunstancias, puede ser un instrumento legítimo para los marxistas en el período actual.
Engels, Lenin y Trotsky sobre la táctica del Partido Laborista
La táctica del Partido Laborista fue desarrollada por primera vez por Marx y Engels. Como es bien conocido, a finales del siglo XIX hay países en los que el crecimiento del movimiento sindical no va de la mano con la formación de los partidos independientes de trabajadores. [2] Los casos más destacados fueron Gran Bretaña y Estados Unidos. En Gran Bretaña, los sindicatos establecieron una alianza política con el Partido Liberal, abiertamente burgués. Solo después de décadas rompieron con los liberales y recurrieron a la representación política independiente. Primero, fundaron el reformista Comité de Representación Laborista en 1900 y luego, en 1906, establecieron el Partido Laborista.
Marx y Engels argumentaron que es fundamental que la clase obrera supere su subordinación política a los partidos de la burguesía y constituya sus propios partidos. Hacerlo constituiría un paso importante en el desarrollo de una conciencia de clase política. Por lo tanto, Marx y Engels apoyaron cada paso práctico hacia la formación de un partido obrero independiente, incluso cuando este proceso estaba plagado de ilusiones reformistas en la mente de muchos participantes.
En 1886 esto es lo que Engels escribió en una carta a Friedrich Adolph Sorge:
“El peor aspecto de los Caballeros del Trabajo es su neutralidad política cuyo único resultado es la aguda práctica de los Powderly, etc. Pero este último ha tenido su aguijón por la respuesta de las masas en las elecciones de noviembre, más especialmente en Nueva York. En un país que acaba de ingresar al movimiento, el primer paso realmente crucial es la formación por parte de los trabajadores de un partido político independiente, no importa cómo, siempre que se distinga como un partido laborista. Y este paso se ha dado mucho antes de lo que esperábamos, y eso es lo principal. Que el primer programa de este partido sea todavía confuso y extremadamente inadecuado, que haya elegido a Henry George como figura decorativa, son males inevitables, aunque meramente transitorios. Las masas deben tener el tiempo y la oportunidad de evolucionar; y no tendrán esa oportunidad hasta que tengan un movimiento propio, sin importar cuál sea su forma, siempre que sea su propio movimiento, en el que se sientan impulsados por sus propios errores y aprendan de la amarga experiencia.” [3]
Más tarde, Lenin y la Internacional Comunista generalizaron esta táctica. El propio Lenin escribió en 1907:
“Si Engels insiste en la importancia de un partido obrero independiente, aunque tenga un mal programa, lo hace porque se trata de países en los que hasta entonces no había habido ni sombra de independencia política de los obreros, y donde éstos, en política, seguían y siguen, sobre todo, a la burguesía.” [4]
Más tarde, después de la fundación de la Internacional Comunista, Lenin quiso generalizar aún más esta táctica. En el Segundo Congreso Mundial de 1920 se reunió con el representante de Estados Unidos, Louis C. Fraina, y le preguntó su opinión sobre la aplicabilidad de la táctica laboral en Estados Unidos. Sin embargo, Fraina rechazó la idea y Lenin no impulsó este asunto. [5] Sin embargo, Lenin se aseguró de que el Komintern continuara discutiendo este tema. Lo planteó de nuevo en las discusiones en torno al Tercer Congreso en 1921 y, en 1922, el Komintern y el Partido Estadounidense, ahora rebautizado como Partido de los Trabajadores después de que el nombre de "Partido Comunista" había sido declarado ilegal en Estados Unidos, adoptaron al Partido Laborista como forma específica del frente único en los Estados Unidos. [6]
Este enfoque correcto fue explicado el mismo año en un folleto- " Por un Partido Laborista " - publicado por el Partido de los Trabajadores y escrito por el representante de la Comintern en los Estados Unidos, John Pepper. Esbozó la posición de la Comintern sobre este tema. Pidió a la AFL, la federación sindical de Estados Unidos, que construyera un Partido Laborista de este tipo:
“La Conferencia de diciembre le debe al movimiento laborista estadounidense la creación de un gran partido político independiente de los trabajadores, el Partido Laborista. Si este Partido Laborista quiere crecer, debe construirse sobre los sindicatos. Si el nuevo Partido Laborista no quiere hundirse en un pantano sin principios, debe admitir al ala izquierda de la clase trabajadora, al Partido Comunista de los Trabajadores y al Partido Proletario. El Partido Laborista debe adoptar un programa con conciencia de clase. Un programa que no considera los intereses de los capitalistas, sino solo los intereses de los trabajadores. Un programa que ve claramente el objetivo: la abolición de la esclavitud asalariada, el establecimiento de una república obrera y un sistema colectivista de producción. Tarde o temprano, un Partido Laborista adoptará inevitablemente tal programa. Debería hacerlo en el momento de su nacimiento.” [7]
Sin embargo, en el contexto de la degeneración estalinista del Komintern, Pepper y la dirección del Partido de los Trabajadores pronto reemplazarían la aplicación de principios de la táctica del partido laborista con una táctica oportunista de construir un Partido Laborista y Campesino de clases cruzadas. Este experimento terminó en un completo fracaso. [8]
Más tarde, Trotsky desarrollaría la táctica del partido laborista en su forma revolucionaria más refinada. En una discusión con los líderes del SWP, el partido trotskista estadounidense-, Trotsky explicó lo que consideraba el enfoque correcto sobre la cuestión del partido laborista.
“Pregunta: ¿Cómo reconcilia esto con la declaración original de que no podemos abogar por la organización de un partido laborista reformista? Quisiera tener claro en mi mente qué hace concretamente nuestro compañero cuando su sindicato está afiliado a la LNPL y es enviado como delegado al partido laborista. Allí surge la pregunta de qué hacer en las elecciones y se propone: “Apoyemos a LaGuardia”. (Este fue un congresista republicano y luego alcalde de la ciudad de Nueva York en 1917-45, Ed.) Concretamente, ¿cómo se presenta el asunto a nuestros camaradas?
Trotsky: Aquí estamos en una reunión sindical para discutir la afiliación a la LNPL. Diré en el sindicato: Primero, la unificación de los sindicatos en un plan político es un paso progresivo. Existe el peligro de que caiga en manos de nuestros enemigos. Por tanto, propongo dos medidas: 1) Que solo tengamos como representantes a trabajadores y agricultores; que no dependemos de los llamados amigos parlamentarios; 2) Que nuestros representantes sigan nuestro programa, este programa. Luego trazamos planes concretos sobre desempleo, presupuesto militar, etc. Luego digo, si me proponen como candidato, conocen mi programa. Si me envía como su representante, lucharé por este programa en la LNPL, en el partido laborista. Cuando la LNPL toma la decisión de votar por LaGuardia, renuncio con protesta o protesto y me quedo: “No puedo votar por La Guardia. Tengo mi mandato". Tenemos grandes nuevas posibilidades para la propaganda...
Queda absolutamente excluida la disolución de nuestra organización. Dejamos absolutamente claro que tenemos nuestra organización, nuestra prensa, etc., etc. Se trata de la relación de fuerzas. El camarada Dunne dice que todavía no podemos defender en los sindicatos el apoyo al SWP. ¿Por qué? Porque somos demasiado débiles. Y no podemos decirles a los trabajadores: esperen hasta que seamos más autoritarios, más poderosos. Debemos intervenir en el movimiento tal como está...
Pregunta: Si no hubiera un movimiento a favor de un partido laborista y nos opusiéramos a la creación de uno, ¿cómo afecta eso al programa en sí? Aún sería nuestro programa de transición. No entiendo cuando dices que no podemos defender un partido reformista, pero sí defendemos y nos convertimos en campeones de los movimientos del partido laborista con el propósito de imponer políticamente la voluntad de los trabajadores.
Trotsky: Sería absurdo decir que abogamos por un partido reformista. Podemos decirles a los líderes de la LNPL: "Están haciendo de este movimiento un apéndice puramente oportunista de los demócratas". Se trata de un enfoque pedagógico. ¿Cómo podemos decir que abogamos por la creación de un partido reformista? Decimos, no se puede imponer su voluntad a través de un partido reformista sino solo a través de un partido revolucionario. Los estalinistas y los liberales quieren hacer de este movimiento un partido reformista, pero tenemos nuestro programa, hacemos de este un revolucionario...
Pregunta: ¿Cómo se puede explicar un partido laborista revolucionario? Decimos: El SWP es el único partido revolucionario, tiene el único programa revolucionario. ¿Cómo explicar entonces a los trabajadores que también el partido laborista es un partido revolucionario?
Trotsky: No diré que el partido laborista sea un partido revolucionario, pero haremos todo lo posible para que sea posible. En cada reunión diré: soy un representante del SWP. Lo considero el único partido revolucionario. Pero no soy sectario. Ahora está intentando crear un gran partido de los trabajadores. Te ayudaré, pero te propongo que consideres un programa para este partido. Hago tales y tales proposiciones. Empiezo con esto. En estas condiciones, sería un gran paso adelante. ¿Por qué no decir abiertamente lo que es? Sin camuflaje, sin diplomacia.” [9]
Los partidos reformistas tradicionales y las tácticas electorales de hoy
Como hemos esbozado en nuestras Tesis del Frente único, la CCRI siempre ha apoyado la táctica del apoyo electoral crítico a los partidos reformistas desarrollada por Lenin y Trotsky. En repetidas ocasiones hemos explicado que, donde las fuerzas comunistas son muy pequeñas, deben abogar por la táctica del apoyo crítico a los partidos de la clase trabajadora y los oprimidos en sus relaciones con las masas no comunistas.
Nuestro método de apoyo crítico implica plantear un programa de demandas transitorias inmediatas y determinadas que aborden las necesidades más candentes de las masas. El propósito es movilizar a los trabajadores en la lucha y obligar a un partido reformista a tomar tal o cual acto en interés de los trabajadores. Tales demandas siempre deben combinarse con consignas de organización de los trabajadores y oprimidos, y que se centren en establecer comités de acción compuestos por trabajadores comunes en los lugares de trabajo y barrios, y que no estén controlados por la burocracia. Esto es crucial porque, en primer lugar, las movilizaciones de masas son la única forma de obligar a la burocracia reformista a implementar incluso acciones progresistas limitadas. Y segundo, Tales consignas organizativas pueden sentar las bases para que los trabajadores luchen por estas demandas de forma independiente si sus direcciones burocráticas se niegan a cumplirlas.
En nuestra organización predecesora, explicamos la táctica del apoyo crítico en nuestras Tesis sobre el reformismo:
“Ambos elementos de apoyo crítico -demandas a los reformistas y organización de la lucha independiente en pos de estas demandas- son cruciales porque un gobierno de un partido obrero burgués (es decir, un gobierno obrero burgués) será inevitablemente la herramienta del capital contra el gobierno. clase obrera. Organizarse para la lucha es vital para evitar la derrota y la desmoralización entre las masas cuando esto se hace evidente en la práctica. Al mismo tiempo, los comunistas propusieron su propio programa, contraponiéndolo al programa reformista, incluso cuando no se presentan candidatos comunistas. Para ganar a los trabajadores para una alternativa revolucionaria es necesario precisar, incluso mientras dure el frente único (en este caso, básicamente la campaña electoral) cuál es la alternativa. La táctica del apoyo electoral crítico surge únicamente de la existencia de la relación orgánica entre el partido obrero burgués y la clase obrera. De ninguna manera se basa en el programa o las promesas de los reformistas. La agitación y propaganda comunista por el apoyo electoral no debe estar abierta a la interpretación como apoyo a los reformistas como un "mal menor" que los partidos burgueses abiertos. El propósito de llevar a los reformistas al poder es precisamente ponerlos a prueba, para demostrar que están tan dispuestos como los partidos burgueses abiertos a defender el dominio de clase y el poder estatal de la burguesía y a atacar a la clase obrera para servir ese final.” [10]
Desafortunadamente, varios centristas y ultraizquierdistas creen que el apoyo crítico a los partidos reformistas, que han traicionado repetidamente a la clase trabajadora, sería una contradicción de los principios marxistas. Esto es absolutamente incorrecto. De hecho, Lenin explicó hace mucho tiempo que la cuestión no es si nosotros, los comunistas, entendemos la naturaleza traicionera de los reformistas, sino si la masa de la clase trabajadora lo entiende. En su famoso libro La Enfermedad Infantil del Izquierdismo en el Comunismo escrito en 1920, Lenin aconsejó a los comunistas británicos que prestasen un apoyo electoral crítico al reformista Partido Laborista:
“Si somos el partido de la clase revolucionaria, y no un grupo revolucionario, si queremos arrastrar a las masas (sin lo cual corremos el riesgo de no pasar de simples charlatanes) debemos: primero, ayudar a Henderson o a Snowden a vencer a Lloyd George y a Churchill (más exactamente: debemos obligar a los primeros a vencer a los segundos, ¡pues los primeros tienen miedo de su propia victoria!); segundo, ayudar a la mayoría de la clase obrera a convencerse por experiencia propia de la razón que nos asiste, es decir, de la incapacidad completa de los Henderson y los Snowden, de su naturaleza pequeño-burguesa y traidora, de la inevitabilidad de su bancarrota; y tercero, acercar el momento en que, sobre la base de la desilusión provocada por los Henderson entre la mayoría de los obreros, se pueda, con serias probabilidades de éxito, derribar de un golpe el gobierno de los Henderson." [11]
En ese momento, los comunistas en Gran Bretaña eran una fuerza muy pequeña de solo unos pocos cientos y aún no estaban unidos en un solo partido. [12] Sin embargo, o precisamente por eso, Lenin llamó a sus camaradas a acercarse a la masa de la clase trabajadora con una táctica que se dirigía a su actual conciencia reformista no comunista:
“Realizaríamos nuestra campaña electoral distribuyendo hojas en favor del comunismo e invitando en todas las circunscripciones en que no presentáramos candidato a votar por el laborista contra el burgués. Se equivocan los camaradas Sylvia Pankhurst y Gallacher si ven en esto una traición al comunismo o una renuncia a la lucha contra los socialtraidores. Por el contrario, es indudable que la causa de la revolución comunista saldría ganando con ello A los comunistas ingleses les es hoy difícil con mucha frecuencia incluso acercarse a las masas, hacer que éstas los escuchen. Pero si yo me presento como comunista y, al mismo tiempo, invito a votar por Henderson contra Lloyd George, seguramente se me escuchará. Y podré explicar de modo accesible no sólo por qué los soviets son mejores que el parlamento, y la dictadura del proletariado mejor que la dictadura de Churchill (cubierta con el rótulo de “democracia” burguesa), sino también que yo querría sostener a Henderson con mi voto del mismo modo que la soga sostiene al ahorcado; que el acercamiento de los Henderson a un gobierno formado por ellos probará, asimismo, mi razón, atraerá a las masas a mi lado y acelerará la muerte política de los Henderson y los Snowden, igual que sucedió con sus correligionarios en Rusia y en Alemania." [13]
Más tarde, Trotsky continuaría defendiendo ese método en relación con los partidos reformistas de masas. Enfatizó que los comunistas brindan un apoyo crítico a los reformistas no porque tengan un mejor programa o política que los partidos abiertamente burgueses, o porque sean el "mal menor". Argumentó que los comunistas deberían aplicar la táctica del frente único en el campo electoral solo por la relación orgánica entre los reformistas y la clase trabajadora. Por la misma razón, criticaría al ILP centrista en Gran Bretaña cuando este último pidió apoyo crítico solo para aquellos candidatos del Partido Laborista que se opusieran a las sanciones imperialistas contra Italia después de su invasión de Abisinia en 1935.
“No. Las sanciones económicas, si son verdaderas, conducen a las sanciones militares, a la guerra. El mismo ILP lo dice. Debería haber apoyado críticamente a todos los candidatos laboristas allí donde el ILP no presentó candidatos propios. Leí en New Leader que la rama de Londres aceptó apoyar únicamente a los candidatos laboristas opuestos a las sanciones. Esto también es un error. Deberían haber apoyado críticamente al Partido Laborista, no por estar a favor o en contra de las sanciones, sino porque representa a las masas obreras. El error fundamental que cometieron aquellos del ILP que retiraron el apoyo crítico fue suponer que el peligro de guerra exige la modificación de nuestra caracterización del reformismo. Pero como dijo Clausewitz y como Lenin solía repetir, la guerra es la continuación de la política por otros medios. Si esto es cierto, entonces se aplica, no sólo a los partidos capitalistas, sino también a los partidos socialdemócratas. La crisis bélica no modifica el hecho de que el Partido Laborista es un partido obrero, lo cual no es el partido gobernante. Tampoco modifica el hecho de que la dirección del Partido Laborista no puede cumplir sus promesas, y que traicionará la confianza que las masas depositan en él. En tiempos de paz, si los obreros confían en la socialdemocracia morirán de hambre; sí confían en ella en tiempo de guerra, morirán abaleados. Los revolucionarios jamás apoyan críticamente al reformismo suponiendo que, si éste estuviera en el poder, podría satisfacer las necesidades fundamentales de los obreros. Desde luego, es posible que un gobierno laborista efectúe unas cuantas pequeñas reformas temporales. También es posible que la Liga [de las Naciones] pudiera postergar un conflicto militar en torno a problemas secundarios, de la misma manera que un cartel puede eliminar crisis económicas secundarias para provocarlas luego en mayor escala. Así, la Liga puede eliminar los pequeños conflictos episódicos para generalizarlos luego en una guerra mundial. Por consiguiente, mientras exista el capitalismo, las crisis, tanto económicas como militares, reaparecerán con fuerza cada vez mayor. Y sabemos que la socialdemocracia no puede abolir el capitalismo. No, tanto en la guerra como en la paz, el ILP debe decirles a los obreros: "El Partido Laborista os engañará y traicionará, pero vosotros no nos creéis. Muy bien, os acompañaremos en la experiencia, pero de ninguna manera nos identificamos con el programa del Partido Laborista". Morrison, Clynes y compañía representan ciertos prejuicios de los obreros. Cuando el ILP intenta boicotear a Clynes, ayuda a Baldwin y al propio Clynes. Si la táctica tiene éxito y el ILP impide la elección de Clynes y de un gobierno laborista, también impide su desenmascaramiento ante las masas. Los obreros dirían: "Si Clynes y Morrison estuvieran en el poder, las cosas andarían mejor”.” [14]
Trotsky repitió el consejo de Lenin de no confundir las conclusiones políticas de los revolucionarios con las de la masa de la clase trabajadora.
“Se argumenta que el Partido Laborista ya ha sido desenmascarado por lo que hizo cuando estuvo en el poder y por su actual plataforma reaccionaria. Por ejemplo, la resolución de Brighton. Para nosotros, ¡sí! Pero no para las masas, para los ocho millones que votaron por el laborismo". [15]
Precisamente porque los revolucionarios abogan por el apoyo electoral a los partidos reformistas no por su programa sino por su relación con la clase trabajadora, no solemos dar apoyo electoral a las pequeñas listas reformistas o centristas. Su programa no revolucionario no nos da ninguna razón para apoyarlos, y debido a que carecen de una base de masas en la clase trabajadora, tal táctica no ayudaría a los revolucionarios a acercarse a los trabajadores no revolucionarios y los oprimidos. En consecuencia, cualquier apoyo a tales candidatos solo sería malinterpretado como apoyo a su política, algo que los comunistas nunca podrán dar.
Siempre hemos insistido en que es una tontería creer que las ilusiones de los trabajadores en los partidos reformistas pueden superarse fácilmente. Esto es particularmente cierto a la luz de la ausencia de un gran partido revolucionario. La longevidad de estas ilusiones en los partidos reformistas está relacionada con las raíces históricas de los partidos socialdemócrata y estalinista entre la clase trabajadora. Por lo tanto, estas ilusiones no desaparecen automáticamente cuando esos partidos ingresan a un gobierno.
Sin embargo, si bien este ha sido el caso durante varias décadas después de la Segunda Guerra Mundial, se han producido cambios importantes en los últimos 10 a 15 años. Como señalamos anteriormente, la mayoría de los partidos reformistas no han dejado de ser partidos obreros burgueses, pero se han producido rupturas importantes de sectores de la clase obrera con estos partidos. Estas rupturas llevaron a la formación de nuevos partidos o a fusiones con otros partidos reformistas más pequeños. En otros casos, esta evolución solo se traduce en una mayor tasa de abstención electoral.
Como dijimos anteriormente, levantar la consigna de un nuevo partido de los trabajadores no significa necesariamente que los revolucionarios deban abandonar la táctica del apoyo electoral crítico a los partidos reformistas tradicionales. El papel de los revolucionarios es alertar a los trabajadores sobre la necesidad de construir un nuevo partido. Sin embargo, mientras este proceso no haya tomado forma, aún puede ser útil relacionar nuestras tácticas electorales con los trabajadores que, a pesar de estar hartos, siguen votando por el tradicional partido reformista como “el mal menor”.
Por lo tanto, declaramos en nuestras Tesis que, en general, "el apoyo crítico a los partidos obreros no revolucionarios es una táctica legítima para ayudar a los trabajadores con conciencia de clase a superar sus ilusiones en los liderazgos reformistas".
Al mismo tiempo, hay que tener en cuenta que la decadencia de los partidos reformistas y su creciente descrédito ante la política austeridad, guerra y racismo de la que son cómplices por su participación en el gobierno, provoca cada vez más rupturas de este tipo con sectores de su base de clase trabajadora. Por esta razón, los revolucionarios tienen que estudiar detenidamente bajo qué condiciones los sectores progresistas de la clase trabajadora ven al partido reformista como una herramienta para resistir la ofensiva de la burguesía y cuándo esto ya no es así, y estos trabajadores prefieren alejarse del partido reformista.
La última situación es particularmente probable cuando un partido obrero burgués es parte del gobierno y sirve como látigo o verdugo en la implementación de ataques severos contra la clase trabajadora: programas de austeridad, guerras imperialistas, odio racista, ataques a los derechos democráticos, etc. Tal situación surgió, por ejemplo, en Francia cuando Hollande impuso el régimen de estado de emergencia en 2015 o en Austria en 2016 cuando el gobierno, liderado por el partido socialdemócrata, impuso leyes duras contra los refugiados. Situaciones similares existieron en Gran Bretaña en la primera década del nuevo milenio cuando el Partido Laborista liderado por Blair se convirtió en el mayor partidario de las ofensivas de guerra imperialistas de Bush en el Medio Oriente.
En tales circunstancias, sería incorrecto que los revolucionarios pidieran el apoyo electoral de estos partidos reformistas. Aquí el objetivo es más bien relacionarse con los trabajadores de vanguardia que ya han roto con ellos. En tales casos, los marxistas deberían pedir un apoyo crítico para otro partido que refleje mejor el deseo de los trabajadores progresistas y oprimidos de contraatacar o, si tal partido no se presenta a las próximas elecciones, pedir un voto en blanco.
Ilustremos nuestro enfoque con el siguiente ejemplo. La sección austriaca de la CCRI pidió un voto crítico para el partido socialdemócrata (SPÖ) en las elecciones regionales de Viena en octubre de 2015. Como hemos explicado, además de las relaciones tradicionales del SPÖ con la clase trabajadora organizada, nuestra posición se basó en cierta manifestación en las semanas previas a las elecciones de importantes sectores de la vanguardia y de la clase obrera en su conjunto en torno a este partido. Las razones de este cambio hacia el SPÖ fueron, por un lado, el temor a una victoria del partido racista de derecha FPÖ y, por otro, el posicionamiento del SPÖ como un partido de "Los refugiados son bienvenidos" en claro contraste. a la posición anti-migrante de los racistas de derecha.
Sin embargo, en las elecciones presidenciales austriacas de abril de 2016, ya no pedimos un apoyo crítico para el candidato del SPÖ. Esto se debe a que, en el período posterior a las elecciones de octubre de 2015, el SPÖ cambió radicalmente su política y, como partido líder de la coalición gubernamental, implementó una dura política contra los refugiados. En consecuencia, la vanguardia y una gran proporción de los ex votantes del SPÖ se alejaron del partido y, como resultado, el candidato del SPÖ ganó solo el 11% de los votos, un mínimo histórico para este partido. [16]
Observamos, de pasada, que la sección austriaca de la CCRI ha tenido algunas experiencias exitosas aplicando la táctica del frente único hacia los activistas socialdemócratas. Por ejemplo, en el otoño de 2014, nuestra sección reclutó a la mayoría de activistas de organizaciones juveniles socialdemócratas de la rama más grande y proletaria de Viena. [17]
En otras palabras, los revolucionarios deben relacionar sus tácticas electorales con un estudio atento del desarrollo político de los sectores de vanguardia de la clase obrera y su disposición a romper con los partidos reformistas tradicionales. Esto es particularmente relevante en una situación de contradicciones de clases aceleradas cuando las posibilidades de una ruptura de sectores de la clase trabajadora con los partidos reformistas tradicionales son mayores.
Por otro lado, los revolucionarios también deben analizar cuidadosamente la relación dinámica de la clase obrera y los partidos reformistas, porque en circunstancias específicas los sectores progresistas de la clase obrera podrían reunirse una vez más bajo la bandera de la socialdemocracia o el estalinismo en un intento por formar una línea de defensa contra un ataque neoliberal de derecha.
[1] Aunque, hay que señalar, este giro a la izquierda es de una naturaleza propia, como se puede observar en la actual ola de expulsiones de antizionistas y críticos de Israel, incluido el ex alcalde de Londres, así como miembros del parlamento. Vea en esto, por ejemplo, UK: Defend Nazeem Shah and Ken Livingstone against the Pro-Zionist Labour Leadership! Statement of RED LIBERATION (Socialists Active in the Labour Party), 30 de abril de 2016, http://www.thecommunists.net/worldwide/europe/defend-shah-livingstone/; Britain: Defeat Zionism in the Labour Party, Statement by RED LIBERATION, 30 March 2016, http://www.thecommunists.net/worldwide/europe/zionism-labour-party/
[2] Julius Braunthal ofrece una de las mejores descripciones de la historia del movimiento obrero: Geschichte der Internationale, 3 Volumes, J.H.W. Dietz Nachf., Hannover 1961–1971
[3] Friedrich Engels: Letter to Friedrich Adolph Sorge, 29 November 1886, in: MECW Vol. 47, p. 532
[4] V. I. Lenin: Prefacio a la traducción rusa del libro correspondencia de J. F. Becker, J. Dietzgen, F. Engels, C. Marx y otros con f. A. Sorge y otros, https://www.marxists.org/espanol/lenin/obras/1900s/pcdc07s.htm
[5] Ver Theodore Draper: The Roots of American Communism (1957), Elephant Paperbacks, Chicago 1989, p. 253
[6] Ver Theodore Draper: The Roots of American Communism p. 280; ver también Theodore Draper: American Communism and Soviet Russia. The Formative Period, The Viking Press, New York 1960, p. 36
[7] Workers Party of America: For a Labor Party: Recent Revolutionary Changes in American Politics: A Statement of the Workers Party, Oct. 15, 1922, New York, 1922, p. 47
[8] Sobre esto, ver León Trotsky: Los cinco primeros años de la Internacional Comunista (1924), Introducción de 1924 del autor, https://www.marxists.org/espanol/trotsky/1924/5delacomintern/index.htm; ver también León Trotsky: La Tercera Internacional después de Lenin (1928), https://ceip.org.ar/La-tercera-internacional-despues,111; Algunos antecedentes históricos se proporcionan en la introducción de James P. Cannon and the Early Years of American Communism. Selected Writings and Speeches, 1920-1928, Prometheus Research Library, New York City 1992, pp. 21-25
[9] Leon Trotsky on Labor Party: Stenographic Report of Discussion held in 1938 with Leaders of the Socialist Workers Party, publicado por la Workers League, Bulletin Publications 1968, p. 14.
[10] Workers Power: Theses on Reformism – The Bourgeois Workers Party (1983), in: Permanent Revolution No. 1, pp. 88-89
[11] V. I. Lenin: La Enfermedad Infantil del Izquierdismo en el Comunismo (1920), https://centromarx.org/images/stories/PDF/la%20enfermedad%20infantil%20web%20centro%20marx.pdf, p. 119 y 120.
[12] Vea en esto, por ejemplo, Michael Woodhouse and Brian Pearce: Essays on the History of Communism in Britain, New Park Publications, Londres 1975
[13] V. I. Lenin: La Enfermedad Infantil del Izquierdismo en el Comunismo (1920), https://centromarx.org/images/stories/PDF/la%20enfermedad%20infantil%20web%20centro%20marx.pdf, p.122 y 123.
[14] León Trotsky: Una vez más acerca del ILP (1935), https://ceip.org.ar/Una-vez-mas-acerca-del-ILP
[15] León Trotsky: Una vez más acerca del ILP (1935), https://ceip.org.ar/Una-vez-mas-acerca-del-ILP
[16] Sobre esto, véanse las siguientes declaraciones de la Sección de Austria del CCRI: Österreich: In der Stichwahl: Jetzt Massenproteste organisieren und erneut ungültig wählen, 29.4.2016, http://www.thecommunists.net/home/deutsch/bp-stichwahl-2016-austria/; Österreich: Wahlaufruf zu den Bundespräsidentschaftswahlen 2016: Ungültig wählen, Widerstand organisieren! 21.4.2016, http://www.thecommunists.net/home/deutsch/bp-wahl-2016-austria/; Wien Wahlen 2015: Sieg und Niederlage im selben Zuge, 13.10.2015, http://www.thecommunists.net/home/deutsch/wahlanalyse-2015/
[17] Ver esto en Austria: Founding Conference of a new Workers Organization, 11.11.2014, http://www.thecommunists.net/rcit/austria-roter-widerstand/
VII. Tácticas revolucionarias y partidos populistas pequeñoburgueses en países imperialistas
En este capítulo discutiremos cómo evaluar un fenómeno algo nuevo que ha aparecido en los últimos años: el surgimiento de partidos populistas pequeñoburgueses en países imperialistas. Con esto no nos referimos a partidos como Respect, que son en gran medida la expresión política (pequeñoburguesa) de la resistencia de los migrantes y las minorías nacionales y étnicas. Más bien nos referimos a partidos como Podemos en España, que ya hemos caracterizado brevemente en el Capítulo IV.
¿Deberían los marxistas pedir un apoyo electoral crítico a Podemos en España?
En nuestras Tesis sobre la táctica del Frente Único afirmamos que el apoyo electoral crítico “también podría ser aplicable a los nuevos partidos populistas pequeñoburgueses en los países imperialistas”. En este punto, discutimos y confirmamos la aplicabilidad de tal táctica con respecto a partidos como Respect (ver más sobre esto más adelante en el Capítulo VIII). Sin embargo, aquí discutiremos si tal táctica también sería legítima para los nuevos partidos populistas pequeñoburgueses como Podemos en España.
Como hemos descrito anteriormente, Podemos es un partido nuevo que surgió del poderoso movimiento Indignados que jugó un papel poderoso en 2011. Tiene un fuerte apoyo entre la clase media baja que enfrenta el desempleo y el declive social. También cuenta con un apoyo sustancial entre sectores de la clase trabajadora. Esto no solo se refleja en la composición social de sus seguidores sino también en su agenda política. Podemos da alta prioridad a temas sociales como el salario mínimo, el alquiler de la vivienda y la deuda personal.
Sostenemos que sería un principio que los marxistas pidieran un apoyo electoral crítico para Podemos en la situación actual. Podemos refleja tanto la protesta progresista de sectores de la clase media baja que avanzan hacia la unidad con la clase obrera, como la protesta de los trabajadores descontentos con las direcciones oficiales altamente burocratizadas y traidoras (PSOE, las direcciones de la UGT y la CCOO). Esta característica de Podemos ha sido subrayado por el rápido crecimiento de su membresía en el menor tiempo posible -hasta casi 400,000 miembros desde la fundación del partido en 2014- su manifestación masiva de más de 100,000 personas en enero de 2015, así como el crecimiento de ramas en la clase trabajadora distritos. Además, el partido recibe un apoyo electoral significativo en áreas de clase trabajadora.
Es cierto que existen al mismo tiempo dos partidos obreros burgueses, el socialdemócrata PSOE y el ex-estalinista Izquierda Unida (IU). Sin embargo, el PSOE es ampliamente (y correctamente) visto como un partido de la clase dominante. Como resultado, los sectores más dinámicos de la clase trabajadora se han alejado del PSOE. Pedir un apoyo electoral crítico para un partido así cuando, al mismo tiempo, hay otros partidos que reflejan el dinamismo del proletariado militante, sería un oportunismo cobarde y de derecha.
A diferencia del PSOE, IU no se ha alineado históricamente con el gobierno del sistema capitalista, ya que nunca formó parte de un gobierno de coalición nacional. A través de sus conexiones con la CCOO, mantiene algunos vínculos orgánicos con la clase obrera organizada, aunque estos vínculos se han debilitado en los últimos años (junto con el debilitamiento concomitante de los propios sindicatos). IU se relaciona más con sectores militantes de la clase trabajadora que el PSOE. Es por eso que el apoyo electoral crítico para IU ha sido una táctica legítima en los últimos años.
Sin embargo, IU no logró atraer al creciente número de trabajadores militantes y personas de la clase media baja, lo que resultó en pérdidas electorales sustanciales para el partido. Durante las últimas elecciones (diciembre de 2015) IU recibió solo el 3,7% de los votos. Sin embargo, esto puede cambiar potencialmente en el futuro.
Naturalmente, no cabe duda de que el caso de Podemos es una excepción. En general, los marxistas dirigen sus tácticas electorales en los países imperialistas hacia los partidos obreros o hacia los partidos pequeñoburgueses que representan a las capas oprimidas (minorías nacionales, migrantes). Sin embargo, en España somos testigos de la combinación de una serie de factores que crean una situación en la que el apoyo electoral crítico a Podemos es legítimo. Estos factores incluyen: el surgimiento del poderoso Movimiento de los Indignados en 2011; el fracaso de IU para atraer a los sectores radicalizados de los trabajadores y la clase media baja; y, en paralelo, la exitosa constitución de Podemos como un partido que refleja el deseo de estas capas de un cambio radical.
Además, es importante entender que partidos como Podemos son un fenómeno de transición inestable. Su carácter pequeñoburgués y la falta de vínculos institucionalizados con las organizaciones de masas establecidas hacen poco probable que el carácter de Podemos se mantenga como es en la actualidad durante un tiempo significativo. Más bien, es mucho más probable que el partido se desplace hacia la derecha y, por lo tanto, pierda a muchos de sus miembros activos, o que sufra una división con un ala que se mueva más hacia la izquierda. Una escisión no está fuera de duda, dadas las divisiones que ya existen entre la mayoría actual en torno a Pablo Iglesias y una serie de minorías, siendo las dos principales la que actualmente lideran los mandelistas “Anticapitalistas”. Teresa Rodríguez y Miguel Urbán, y el otro actualmente formado en torno al intelectual posmarxista y antiglobalización Íñigo Errejón. [1]
Los trotskistas y el Partido Laborista-Campesino (FLP) en los Estados Unidos en la década de 1930
Somos plenamente conscientes de que nuestras tácticas hacia Podemos representan una innovación de la táctica marxista en los países imperialistas. Sin embargo, pensamos que nuestra táctica no carece de precedentes históricos.
Como ya hemos señalado anteriormente, Lenin y los bolcheviques consideraron legítimo prestar apoyo electoral al partido SR, que se basaba en el campesinado pobre pero que también contaba con el apoyo de sectores de la clase obrera. [2] Como los bolcheviques han dicho muchas veces, Rusia en ese momento era un país imperialista, aunque atrasado. [3] Sin embargo, se puede argumentar que este no es un ejemplo útil, ya que Rusia antes de 1917 todavía no había completado su revolución democrático-burguesa, y contenía estructuras económicas semifeudales así como un aparato estatal absolutista.
Sin embargo, también remitimos a los lectores a otro ejemplo: el Partido Laborista-Campesino (FLP) en los EE. UU. El FLP existía como un partido de masas en algunos estados (por ejemplo, Minnesota). Estaba compuesto por varias organizaciones de agricultores, como la Non-Partisan League, una organización de agricultores pobres, así como por sindicatos locales. En Minnesota, el FLP ganó repetidamente, desde 1918 hasta 1942, las elecciones para varios congresistas y senadores estadounidenses. Además, los candidatos del FLP fueron elegidos como gobernador de Minnesota entre 1931 y 1939 (Floyd B. Olson, Hjalmar Petersen y Elmer A. Benson).
En resumen, el FLP no era un partido de los trabajadores sino más bien un “partido de agricultores y trabajadores”, es decir, un partido de clases cruzadas o, en otras palabras, un partido populista pequeñoburgués.
Sin embargo, en circunstancias concretas, este partido populista representó una ruptura importante de los trabajadores y los pequeños agricultores con los dos partidos capitalistas dominantes: los demócratas y los republicanos. En estas condiciones, los trotskistas estadounidenses desarrollaron tácticas específicas en la década de 1930 hacia el FLP. Estas tácticas incluyeron un llamado a un apoyo electoral crítico para este partido, así como ingresar al FLP y formar una facción revolucionaria desde adentro. [4] Farrell Dobbs escribe en un libro sobre la lucha de los Teamsters:
“Frente a estas circunstancias únicas, la Liga Comunista de América (como se llamaba la organización trotskista en ese momento, Ed.) Formó una política especial para el trabajo político en Minnesota, decidiendo que los candidatos del FLP para cargos públicos podrían recibir un apoyo crítico. Eso significaba que podían ser respaldados en campañas electorales, en contra de sus oponentes capitalistas; pero ese apoyo en las urnas iría acompañado de críticas al programa reformista del FLP y a la política seguida por sus representantes electos.” [5]
Otra manifestación más de tal enfoque fue la defensa de Trotsky de un gobierno obrero y campesino en los EE. UU., que concretó como un eslogan de transición para construir un puente hacia los trabajadores y campesinos reformistas y populistas: “Por un gobierno de Lewis, Green y LaFollete”. Los dos primeros eran los líderes sindicales centrales y el último era un populista que tenía un gran número de seguidores entre muchos pequeños agricultores.
“En nuestra mente conduce a la dictadura del proletariado. Les decimos a los trabajadores y agricultores: quieren a Lewis como presidente, bueno, eso depende de su programa. Lewis más Green más La Follette como representante de los agricultores? Eso también depende del programa. Intentamos concretar, precisar el programa, entonces el gobierno obrero y campesino significa un gobierno del proletariado que dirige a los campesinos.” [6]
En resumen, bajo circunstancias específicas, los revolucionarios tienen que aplicar la táctica del frente único -incluyendo el apoyo electoral y el entrismo- a los partidos populistas pequeñoburgueses incluso en países imperialistas como lo hicieron los trotskistas estadounidenses en la década de 1930.
Discusión de una comparación: los partidos verdes en las décadas de 1980 y 1990
Se podrían establecer algunos paralelos con los partidos verdes que surgieron en Alemania, Austria y otros países durante la década de 1980 en adelante. Por supuesto, existen algunos paralelismos. Los Verdes surgieron a principios de la década de 1980 a partir del movimiento ambiental y por la paz. En nuestra organización predecesora, siempre hemos caracterizado a los Verdes en su período inicial como partidos pequeñoburgueses. Si bien fueron en gran parte organizaciones pequeñoburguesas progresistas -inicialmente estuvieron fuertemente dominadas por ex-maoístas y otros izquierdistas en Alemania y Austria- nunca tuvieron ninguna conexión con el movimiento obrero. Además, no tenían ninguna orientación hacia los candentes problemas económicos de la clase trabajadora: salarios, vivienda, prestaciones sociales; Ninguno de estos temas jugó jamás ningún papel en la política de los partidos Verdes.
Como hemos dicho en análisis anteriores, los Verdes, después de su período “radical” inicial, se transformaron de partidos pequeñoburgueses progresistas en partidos liberales abiertamente burgueses. Desde entonces, han formado parte de numerosos gobiernos de coalición regional y nacional en muchos países.
La pregunta que nos interesa en este punto es la siguiente: ¿habría sido legítimo que los marxistas consideraran el apoyo electoral crítico a los Verdes en su período inicial en la década de 1980 cuando constituyeron partidos pequeñoburgueses progresistas?
Nuestra respuesta es un NO claro e inequívoco. Por definición, hay muchas variaciones diferentes de partidos pequeñoburgueses. Además de los partidos chovinistas de derecha, también existen diversas formas de partidos de protesta pequeñoburgueses como los llamados “Piratas”. “En Italia tenemos el Movimiento Cinco Estrellas liderado por el popular comediante Beppe Grillo - un partido populista que combina ataques al corrupto sistema parlamentario con posiciones racistas anti-inmigrantes y una alianza en el Parlamento Europeo con el partido racista de derecha británico UKIP. El apoyo electoral crítico para cualquiera de estos partidos carecería de principios para los marxistas, ya que no todos representan una movilización política progresiva de la pequeña burguesía y la clase media hacia la clase obrera.
Esto también fue cierto para los partidos Verdes en la década de 1980, como se reflejó en su agenda política (ignorando los candentes problemas sociales y económicos de la clase trabajadora), así como su base de apoyo electoral. Si bien lograron obtener cierto apoyo en las universidades y en los distritos de clase media, siempre lograron resultados muy por debajo del promedio de votación en los distritos de clase trabajadora.
También hay una base socioeconómica objetiva para este desarrollo diferente (en comparación con Podemos). Cuando los Verdes emergieron y crecieron como un partido pequeño burgués progresista, la clase media en su inmensa mayoría enfrentó un futuro próspero. Hoy, dada la crisis histórica del capitalismo que comenzó en 2008, esto ha cambiado drásticamente. Hoy en día, sectores importantes de la clase media se enfrentan al desempleo y al grave declive social. Por tanto, no es de extrañar que Podemos atraiga a sectores de la clase media baja, así como a trabajadores al poner temas como el salario mínimo, los alquileres de la vivienda y la deuda personal en el centro de su agenda política.
En resumen: en general, la CCRI rechaza el apoyo electoral a los partidos pequeñoburgueses en los países imperialistas. El caso de Podemos es una excepción por las condiciones específicas del nuevo período histórico y la constelación política en España (el Movimiento de los Indignados, el fracaso de IU para atraer a los sectores radicalizados de los trabajadores y de la clase media baja, etc.).
[1] Ver sobre esto, por ejemplo. François Sabado: Podemos - eine neue Bewegung, presentación en un evento de la “Société Louise Michel” (mayo de 2015 en París)
[2] Según un valioso estudio sobre la composición social de la República Socialista Soviética, casi el 50% de los militantes del partido eran trabajadores o artesanos. (Maureen Perriea: The social composition and structure of the socialist‐revolutionary party before 1917, en: Soviet Studies Vol. 24, Número 2, 1972, p. 241)
[3] Anteriormente hemos discutido la naturaleza del imperialismo ruso en varios documentos. Ver, por ejemplo, varias obras de Michael Pröbsting: Lenin’s Theory of Imperialism and the Rise of Russia as a Great Power. On the Understanding and Misunderstanding of Today’s Inter-Imperialist Rivalry in the Light of Lenin’s Theory of Imperialism. Another Reply to Our Critics Who Deny Russia’s Imperialist Character, August 2014, http://www.thecommunists.net/theory/imperialism-theory-and-russia/; Russia as a Great Imperialist Power. The formation of Russian Monopoly Capital and its Empire – A Reply to our Critics, 18 March 2014, in: Revolutionary Communism No. 21, http://www.thecommunists.net/theory/imperialist-russia/; Russia and China as Great Imperialist Powers. A Summary of the RCIT’s Analysis, 28 March 2014, in: Revolutionary Communism No. 22, http://www.thecommunists.net/theory/imperialist-china-and-russia/; More on Russia and China as Great Imperialist Powers. A Reply to Chris Slee (Socialist Alliance, Australia) and Walter Daum (LRP, USA), 11 April 2014, in: Revolutionary Communism No. 22, http://www.thecommunists.net/theory/reply-to-slee-on-russia-china/
[4] Se puede encontrar una extensa elaboración del FLP en Minnesota, los sindicatos y el trabajo de los trotskistas en los cuatro volúmenes de Farrell Dobbs: Teamster Rebellion, Teamster Power, Teamster Politics, and Teamster Bureaucracy (todos publicados en Pathfinder Press entre 1972 y 1977). See also Kristoffer Smemo: The Politics of Labor Militancy in Minneapolis, 1934-1938; University of Massachusetts 2014.
[5] Farrell Dobbs: Teamsters Politics, Monad Press, New York 1975, p. 64, ver también las páginas 110-111
[6] Leon Trotsky on Labor Party: Stenographic Report of Discussion held in 1938 with Leaders of the Socialist Workers Party, publicado por la Workers League, Bulletin Publications 1968, p. 14, ver también www.marxists.org. Trotsky repitió esta idea en otra discusión con camaradas estadounidenses el 29 de julio de 1938 (ver Leo Trotzki: “Für eine Arbeiter- und Bauernregierung”, in: Leo Trotzki: Der Todeskampf des Kapitalismus und die Aufgaben der Vierten Internationale, Arbeiterpresse Verlag, Essen 1997, p. 197[No hemos podido asignar este documento en idioma inglés.])
VIII. La táctica del Frente Único y la lucha por la liberación
de las minorías nacionales y los migrantes en los países imperialistas
Hemos señalado en nuestras tesis que a menudo ocurre que las fuerzas nacionalistas pequeñoburguesas desempeñan un papel influyente entre las minorías nacionales o étnicas y los migrantes en los países imperialistas. Para dar algunos ejemplos: las Panteras Negras en los Estados Unidos a fines de la década de 1960 y principios de la de 1970; las numerosas fuerzas involucradas en el movimiento #BlackLiveMatters hoy; Nacionalistas puertorriqueños en Estados Unidos; Sinn Fein y el IRA en Irlanda del Norte durante su lucha contra la ocupación británica hasta 1998; Herri Batasuna en el País Vasco; y Candidatura d'Unitat Popular (CUP) en Cataluña en el Estado español.
Aumento de la movilización de las minorías nacionales/étnicas y los migrantes en cuestiones democráticas
Ha sido nuestra posición tradicional prestar apoyo crítico a las fuerzas nacionalistas pequeñoburguesas que se enfrentan al estado imperialista. Por eso, nuestra organización predecesora en Gran Bretaña, Workers 'Power, pidió tradicionalmente el apoyo del Sinn Fein y del IRA, que encabezó la lucha de liberación nacional irlandesa contra la ocupación británica. Esta aplicación de la táctica del frente único también incluyó un apoyo crítico al Sinn Fein en las elecciones. [1] Naturalmente, esta táctica terminó cuando la dirección del Sinn Fein / IRA en torno a Gerry Adams capituló ante el imperialismo británico al firmar el Acuerdo del Viernes Santo en 1998.
Dada la importancia de las luchas de liberación de las naciones oprimidas -es decir, las minorías nacionales y étnicas (incluidos los migrantes) -en los países imperialistas, está claro que este enfoque debe generalizarse. La creciente proporción de migrantes entre la clase trabajadora en los países imperialistas, la aceleración del racismo, la expansión del estado policial y las formas bonapartistas de gobierno, los posteriores ataques a los derechos democráticos, todo esto asegura que la lucha contra la opresión nacional (también en cuanto a los derechos democráticos en general) se están convirtiendo rápidamente en uno de los temas clave de la lucha política de clases a principios del siglo XXI. Como señalamos en nuestro folleto sobre la relevancia de la teoría de la revolución permanente en los países imperialistas, hoy asistimos a una oleada de la cuestión democrática.
“Así, mientras que durante el la democracia del siglo XIX aún estaba reprimida o amenazada por la nobleza precapitalista, la burocracia absolutista y la burguesía oportunista, hoy está amenazada por el capital monopolista imperialista y sus lacayos en los países semicoloniales. Sí, hoy no existen modos de producción semifeudales dentro de los países imperialistas, pero esto no implica en absoluto que el capitalismo se haya vuelto "puro". En cambio, nos enfrentamos a un capitalismo imperialista podrido y en descomposición. Tal sistema crea nuevas contradicciones y exacerba las que ya existen. A medida que se acelera la ofensiva reaccionaria de la burguesía imperialista, las demandas inmediatas y democráticas son una parte cada vez más importante del programa de revolución permanente dentro de los países imperialistas.” [2]
La declaración de Trotsky sobre el papel completamente reaccionario del imperialismo es muy relevante: “Mientras destruye la democracia en las viejas metrópolis del capital, el imperialismo impide al mismo tiempo el desarrollo de la democracia en los países atrasados.” [3]
Como ya se ha mencionado, los nacionalistas pequeñoburgueses de las naciones oprimidas han jugado un papel importante en el Estado español en los últimos años. Otro acontecimiento importante ha sido el movimiento político de trabajadores migrantes (en su mayoría latinos) en los Estados Unidos que luchan por los derechos de los migrantes ilegales. Este movimiento resultó en protestas masivas entre marzo y mayo de 2006 con una huelga general el 1 de mayo de ese año como punto culminante. [4]
Uno de los movimientos políticos más importantes de Europa durante los últimos 15 años ha sido el movimiento contra la guerra, que se convirtió en un enorme fenómeno de masas con la guerra de Irak en 2003. En ese momento, millones de migrantes, especialmente los de origen musulmán, participaron en masa demostraciones. Posteriormente, continuaron teniendo lugar protestas masivas con una alta proporción de inmigrantes musulmanes. Se centraron principalmente en la solidaridad con Palestina durante las guerras de Gaza en 2008/09, 2010 (el ataque israelí a la Flotilla de la Libertad de Gaza), 2012 y 2014. Añádase a esto las numerosas acciones de organizaciones de migrantes en solidaridad con la Revolución Árabe (en particular para Siria y Egipto). Además, tanto los migrantes como las minorías nacionales y étnicas han desempeñado un papel importante en las movilizaciones contra la brutalidad policial y el racismo durante los últimos 15 años.
Todas estas movilizaciones demostraron la relevancia de las organizaciones de migrantes para las luchas democráticas y antiimperialistas en Europa y América del Norte.
La experiencia de la sección austriaca de la CCRI
Por lo tanto, ha sido obligatorio para los marxistas aplicar la táctica del frente único a estas organizaciones. La sección austriaca de la CCRI lo ha hecho durante muchos años. Siempre hemos participado activamente en actividades contra las guerras imperialistas y en solidaridad con Palestina y la Revolución Árabe. A diferencia de todos los centristas, rechazamos un enfoque socialimperialista arrogante hacia los migrantes y sus organizaciones que los centristas consideran “atrasados” y, por lo tanto, ¡olvidan lo atrasada que es, en el sentido político de la palabra, la izquierda con sus la composición casi totalmente blanca, de clase media y su acomodación a los prejuicios pequeñoburgueses socialimperialistas! [5] A este fenómeno lo llamamos el “aristocratismo” de la izquierda reformista y centrista. Vale la pena señalar que no solo la izquierda austriaca, sino también la izquierda migrante turca y kurda, siempre ignoró estas movilizaciones contra las guerras imperialistas y la solidaridad con Palestina y la Revolución Árabe. [6]
Además, la combinación de nuestras posiciones antisionistas, nuestra solidaridad con la Revolución Árabe y nuestra orientación práctica hacia los estratos más bajos de la clase trabajadora (incluidos los migrantes) ha provocado una fuerte hostilidad de la mayoría de los sectores de la izquierda reformista y centrista contra nuestra organización, así como del estado burgués. Esto ha llevado, por un lado, a intentos del Estado de enjuiciar a los líderes de la sección austriaca, es decir, los intentos de enjuiciar a Johannes Wiener (en 2012-2013) y Michael Pröbsting (2016), así como a intentos de agresión física. sobre nosotros en las manifestaciones de miembros sionistas de las organizaciones juveniles socialdemócratas y estalinistas, así como del medio autónomo. [7]
Otro resultado es una tesis académica difamatoria publicada por la universidad de Viena y escrita por un ex miembro de la organización estudiantil del Partido Comunista con el título: “'¡Israel mata a los niños!' Antizionismo y antisemitismo en grupos socialistas y antiimperialistas en Austria utilizando el ejemplo de la RKOB y el (Neue) Linkswende”. [8]
Naturalmente, hemos experimentado una serie de obstáculos en nuestro trabajo. Como comunistas, inicialmente enfrentamos la desconfianza de las masas migrantes y la hostilidad de sus líderes. Sin embargo, participamos regularmente como fuerza activa en sus movilizaciones y logramos superar la desconfianza de muchos migrantes. Tuvimos que involucrarnos en varias tácticas audaces y confrontaciones con líderes de organizaciones de migrantes que no querían dejarnos hablar desde la plataforma en sus manifestaciones y mítines. Sin embargo, gradualmente hemos logrado ganarnos una reputación entre varias comunidades de migrantes, lo que nos ha llevado a haber sido invitados muchas veces a sus eventos e incluso se nos ha pedido que nos dirijamos a ellos. Al mismo tiempo, no intentamos ocultar en nuestra propaganda nuestra crítica política a varias fuerzas burguesas y pequeñoburguesas que tienen una fuerte influencia entre estas mismas comunidades migrantes.
Un ejemplo de la mejora de nuestra reputación entre varias comunidades de migrantes tuvo lugar de la siguiente manera: el 2 de febrero de 2015, tuvo lugar en Viena una manifestación masiva contra una pequeña manifestación de racistas de derecha, iniciada por una amplia alianza de casi todos centristas y reformistas de izquierda. Las fuerzas principales entre ellos, las organizaciones de jóvenes socialdemócratas y de estudiantes universitarios, así como los estalinistas, se unieron para excluir a la sección austriaca de la CCRI de la plataforma de oradores de cualquier manifestación de este tipo. Desafortunadamente para ellos, tuvieron que reservar para las poderosas organizaciones musulmanas de inmigrantes el derecho de nominar a dos oradores. ¡Para asombro y consternación de los centristas y reformistas de izquierda, los musulmanes nombraron a un joven hermano egipcio ya Michael Pröbsting, secretario internacional de la CCRI! [9]
Cuando varias organizaciones de migrantes formaron una lista para las elecciones municipales en Viena en el verano de 2015, algunas organizaciones de migrantes nos invitaron a participar en la lista. Al final, el proyecto fracasó porque algunos líderes inmigrantes burgueses lograron dominar esta lista y desviaron el proyecto de una orientación democrática militante a una liberal-oportunista. Como resultado, no participamos en este proyecto. [10] Sin embargo, este desarrollo también reflejó la reputación que hemos ganado a lo largo de los años.
Pensamos que, en principio, los revolucionarios deben impulsar y apoyar la formación de nuevas fuerzas políticas que reflejen la lucha de los migrantes contra el racismo y por sus derechos. Además, los revolucionarios deben contribuir a tal proceso con una perspectiva revolucionaria, centrándose en los temas más candentes de la lucha de los oprimidos. También deberían intentar ampliar la lista para integrar a los sectores progresistas del movimiento obrero que están dispuestos a aceptar a los migrantes como socios iguales.
Todas estas experiencias demuestran que es realmente posible que los comunistas se involucren en un trabajo de frente único sistemático con las organizaciones de migrantes. Además, nuestra orientación a estos sectores de la clase trabajadora también nos ha ayudado a reclutar una parte sustancial de migrantes para nuestras organizaciones.
Esta orientación es crucial para nosotros como bolcheviques comunistas, ya que consideramos de suma importancia construir una organización que no solo luche por los intereses de la clase trabajadora, sino que también luche junto con los trabajadores y a través de los trabajadores. Naturalmente, cuando hablamos de los trabajadores, no nos referimos a los estratos superiores privilegiados —la aristocracia obrera— sino a la inmensa mayoría de la clase, es decir, a los “elementos proletarios de masas”, como los llamó el Comintern.
En otras palabras, una auténtica organización revolucionaria debe orientarse a los estratos bajos y medios de la clase trabajadora entre los que los migrantes constituyen un sector crucial en los países imperialistas. Hemos explicado muchas veces la necesidad de tal orientación y su base en los escritos de los clásicos marxistas. [11] Aquí nos limitaremos a una sola cita de León Trotsky:
“Lo característico de los partidos obreros estadounidenses, las organizaciones sindicales, etc., era su carácter aristocrático. Es la base del oportunismo. Los trabajadores calificados que se sienten instalados en la sociedad capitalista ayudan a la clase burguesa a mantener a los negros y a los trabajadores no calificados en una escala muy baja. Nuestro partido no está a salvo de la degeneración si sigue siendo un lugar para intelectuales, semi-intelectuales, obreros calificados y obreros judíos que construyen un medio muy cercano y casi aislado de las masas genuinas. En estas condiciones, nuestro partido no puede desarrollarse, degenerará. Debemos tener este gran peligro ante nuestros ojos. Muchas veces he propuesto que todos los miembros del partido, especialmente los intelectuales y semi-intelectuales, que, durante un período de digamos seis meses, cada uno no puede ganar un miembro trabajador para el partido, debe ser degradado al puesto de simpatizante. Podemos decir lo mismo en la cuestión de los negros. Las viejas organizaciones, comenzando por la AFL, son las organizaciones de la aristocracia obrera. Nuestro partido es parte del mismo medio, no de las masas básicas explotadas, de las cuales los negros son los más explotados. El hecho de que nuestro partido hasta ahora no se haya centrado en la cuestión de los negros es un síntoma muy inquietante. Si la aristocracia obrera es la base del oportunismo, una de las fuentes de adaptación a la sociedad capitalista, entonces los más oprimidos y discriminados son el medio más dinámico de la clase obrera. Debemos decir a los elementos conscientes de los negros que están convocados por el desarrollo histórico para convertirse en una vanguardia de la clase trabajadora. ¿Qué sirve de freno a los estratos superiores? Son los privilegios, las comodidades los que les impiden convertirse en revolucionarios. No existe para los negros. ¿Qué puede transformar un determinado estrato, hacerlo más capaz de valentía y sacrificio? Se concentra en los negros. Si sucede que nosotros en el SWP no podemos encontrar el camino hacia este estrato, entonces no somos dignos en absoluto. La revolución permanente y todo lo demás sería solo una mentira.” [12]
Gran Bretaña: Respect como partido populista pequeño burgués basado principalmente en minorías nacionales / étnicas y migrantes
Un ejemplo más elaborado de estos desarrollos potenciales es el partido Respect en Gran Bretaña dirigido por George Galloway. Como ya se mencionó, este partido populista pequeñoburguesa logró, en algunos distritos electorales, obtener un apoyo sustancial entre las comunidades de migrantes y las minorías nacionales y étnicas. Desafortunadamente, nuestra organización predecesora en Gran Bretaña, Workers’ Power, ignoró el significado de Respect como expresión política radical de la lucha democrática y antiimperialista de algunos de los sectores más oprimidos de la clase trabajadora. Como resultado, se negó a brindar un apoyo electoral crítico a este partido y dejó de considerar cualquier trabajo de ingreso dentro de Respect. Esto fue claramente un error. En nuestra opinión, es legítimo dar un apoyo electoral crítico a los candidatos de Respect en distritos donde tienen raíces entre las masas. Como consecuencia, la CCRI en Gran Bretaña pidió un apoyo electoral crítico para el líder de Respect, George Galloway, como candidato de Bradford West en las elecciones parlamentarias de 2015.
No tiene sentido discutir en retrospectiva si una táctica de entrada en Respect habría sido correcta en los primeros años después de su fundación en 2004. Tal decisión necesariamente tendría que depender de muchas condiciones concretas. Pero ciertamente no habría sido sin principios que los revolucionarios lo hicieran, ya que podría haberlos ayudado a construir vínculos más fuertes con los migrantes y las minorías nacionales y étnicas.
Una analogía útil: Trotsky sobre las organizaciones de la minoría negra en los EE. UU.
Nuestras elaboraciones de una estrategia revolucionaria hacia las organizaciones de migrantes y la aplicación de la táctica del frente único se basan en el enfoque de Trotsky de la lucha de liberación de la minoría negra en los Estados Unidos. En su forma más desarrollada, las ideas de Trotsky se han expresado en sus discusiones con el revolucionario negro CLR James que se llevaron a cabo en el verano de 1939.
En estas discusiones, CLR James y Trotsky elaboraron algunas ideas sobre cómo la sección estadounidense de la Cuarta Internacional podría tomar iniciativas para lanzar una organización de masas para los negros. Tomaron en cuenta el "atraso" político de las masas del pueblo negro como resultado de su opresión histórica. Trotsky comentó:
“Su proyecto crearía algo así como una escuela prepolítica. ¿Qué determina la necesidad? Dos hechos fundamentales: que las grandes masas de negros están atrasadas y oprimidas y esta opresión es tan fuerte que deben sentirla en todo momento; que lo sienten como negros. Debemos encontrar la posibilidad de darle a este sentimiento una expresión organizativa política. Puede decir que en Alemania o en Inglaterra no organizamos tales organizaciones semipolíticas, semisindicales o semiculturales; respondemos que debemos adaptarnos a las genuinas masas negras en los Estados Unidos.” [13]
También consideró posible apoyar a un candidato de una organización negra no revolucionaria para las elecciones, incluso si dicho candidato es miembro de un partido burgués (como el Partido Demócrata de Estados Unidos).
“Se trata de otra organización de la que no somos responsables, como tampoco ellos son responsables de nosotros. Si esta organización presenta a un determinado candidato y nosotros, como partido, consideramos que debemos presentar a nuestro propio candidato en la oposición, tenemos pleno derecho a hacerlo. Si somos débiles y no podemos lograr que la organización elija a un revolucionario, y ellos eligen a un demócrata negro, podríamos incluso retirar a nuestro candidato con una declaración concreta de que nos abstenemos de luchar, no al demócrata, sino al negro. Consideramos que la candidatura de los negros frente a la candidatura de los blancos, aunque ambos sean del mismo partido, es un factor importante en la lucha de los negros por su igualdad; y en este caso podemos apoyarlos críticamente. Creo que se puede hacer en ciertos casos”. [14]
Creemos que las consideraciones de Trotsky son muy relevantes para la estrategia marxista actual hacia las organizaciones de migrantes en los países imperialistas. Estas organizaciones deben abordarse sobre la base de un frente único para involucrarlas en luchas conjuntas, en particular contra el racismo y la opresión estatal, así como para actividades de solidaridad (por ejemplo, con la Revolución Árabe y la lucha de liberación de Palestina). Tal estrategia es crucial para los revolucionarios a fin de acercarse a los estratos más bajos y más oprimidos de la clase trabajadora en las metrópolis imperialistas.
Excursión: Lenin sobre el papel del partido como vanguardia de todas las clases oprimidas
Existe un malentendido generalizado entre muchos marxistas de que los revolucionarios solo deberían estar interesados en la lucha de los trabajadores, pero no en otras clases oprimidas. Tal idea está en completa contradicción con las enseñanzas de los clásicos marxistas.
Toda la concepción del marxismo se basa en el entendimiento de que el capitalismo no es simplemente un sistema económico con la política, la sociedad, la ideología, etc. como apéndices. Más bien, estos diferentes aspectos interactúan y se influyen recíprocamente, mientras que, naturalmente, como ya ha subrayado Friedrich Engels, el aspecto decisivo es, en última instancia, la economía.
“Nosotros vemos en las condiciones económicas lo que condiciona en última instancia el desarrollo histórico. (…) hay aquí dos puntos que no deben pasarse por alto: a) El desarrollo político, jurídico, filosófico, religioso, literario, artístico, etc., descansa en el desarrollo económico. Pero todos ellos repercuten también los unos sobre los otros y sobre su base económica. No es que la situación económica sea la causa, lo único activo, y todo lo demás efectos puramente pasivos. Hay un juego de acciones y reacciones, sobre la base de la necesidad económica, que se impone siempre, en última instancia”. [15]
En consecuencia, los marxistas entienden que la lucha de clases debe librarse no solo en el nivel económico, sino también en todos los demás niveles: político, ideológico, cultural, etc. Engels señaló esto en su prefacio de 1874 a su libro La guerra campesina en Alemania:
“Hay que hacer justicia a los obreros alemanes por haber aprovechado con rara inteligencia las ventajas de su situación. Por primera vez desde que existe el movimiento obrero, la lucha se desarrolla en forma metódica en sus tres direcciones concertadas y relacionadas entre sí: teórica, política y económico-práctica (resistencia a los capitalistas). En este ataque concéntrico, por decirlo así, reside precisamente la fuerza y la invencibilidad del movimiento alemán.” [16]
Tal enfoque solo está garantizado si los revolucionarios toman en cuenta todas las contradicciones de la sociedad de clases capitalista y las integran en una estrategia revolucionaria integral. Este fue también el pensamiento detrás del Programa de Transición de Trotsky, como señalaron los bolcheviques-leninistas alemanes en uno de los documentos preparatorios del congreso fundacional de la Cuarta Internacional celebrado en 1938 [17].
Lenin enfatizó que los revolucionarios no deben ignorar la opresión de otras clases por parte de la clase dominante, sino que también deben luchar contra esto y conectarlo con la lucha proletaria de liberación. Condenó duramente a los economistas reduccionistas que caracterizan a todas las clases no proletarias como "reaccionarias".
“El proletariado debe aspirar a fundar partidos políticos obreros independientes que tengan por objetivo principal la conquista del Poder político por el proletariado, con el fin de organizar la sociedad socialista. El proletariado no debe, ni mucho menos, considerar a las demás clases y a los demás partidos como a "una sola masa reaccionaria"[7]: por el contrario, el proletariado debe participar en toda la vida política y social apoyar a las clases y partidos progresivos contra los reaccionarios, apoyar todo movimiento revolucionario contra el régimen existente; debe ser defensor de toda raza o pueblo oprimido, de toda religión perseguida, del sexo privado de derechos, etc.” [18]
De esto se sigue la obligación de los bolcheviques de realizar propaganda y agitación sistemáticas no solo entre el proletariado, sino también entre las otras clases y capas oprimidas.
“Y jamás se insistirá bastante en que esto no es aún socialdemocracia, que el ideal del socialdemócrata no debe ser el secretario de tradeunión, sino el tribuno popular, que sabe reaccionar ante toda manifestación de arbitrariedad de opresión, dondequiera que se produzca y cualquiera que sea el sector o la clase social a que afecte; que sabe sintetizar todas estas manifestaciones en un cuadro único de la brutalidad policíaca y de la explotación capitalista; que sabe aprovechar el hecho más pequeño para exponer ante todos sus convicciones socialistas y sus reivindicaciones democráticas, para explicar a todos y cada uno la importancia histórica universal de la lucha emancipadora del proletariado.” [19]
Lenin dio algunos ejemplos concretos de tales luchas de capas oprimidas no proletarias:
“El punto que estábamos discutiendo era la participación posible y necesaria de varios estratos sociales en el derrocamiento de la autocracia; y no sólo somos capaces, sino que es nuestro deber ineludible, orientar estas “actividades de los distintos estratos de la oposición”, si queremos ser la “vanguardia”. No solo nuestros estudiantes y liberales, etc., se encargarán ellos mismos de “la lucha que los enfrenta cara a cara con nuestro régimen político”; la policía y los funcionarios del gobierno autocrático se ocuparán de esto, ante todo. Pero si "nosotros" deseamos ser demócratas de primera línea, debemos preocuparnos por dirigir los pensamientos de quienes están insatisfechos solo con las condiciones en la universidad, o en el Zemstvo, etc., a la idea de que toda la política El sistema no tiene valor. Debemos asumir la tarea de organizar una lucha política integral bajo la dirección de nuestro Partido, de tal manera que sea posible que todos los estratos opositores brinden su máximo apoyo a la lucha ya nuestro Partido. Debemos formar a nuestros prácticos socialdemócratas para que se conviertan en líderes políticos, capaces de orientar todas las manifestaciones de esta lucha integral, capaces en el momento oportuno de "dictar un programa de acción positivo" para los estudiantes excitados, el descontento pueblo de Zemstvo, las sectas religiosas indignadas, los profesores de primaria ofendidos, etc., etc.” [20]
Naturalmente, hoy los revolucionarios no se ocuparán del “pueblo Zemstvo”, sino de las nacionalidades oprimidas, la lucha de las mujeres, etc. Sin embargo, otros ejemplos de Lenin siguen siendo relevantes, como las protestas de los estudiantes universitarios pequeñoburgueses, las minorías religiosas oprimidas como los inmigrantes musulmanes en Europa, etc.
Lenin denunció a los críticos economistas que rechazan el apoyo a las protestas de las capas oprimidas no proletarias porque supuestamente diluiría la lucha de clases revolucionaria:
“Pero los admiradores demasiado celosos del “estrecho contacto orgánico con la lucha proletaria” nos preguntarán, y nos preguntan ya, si debemos encargarnos de organizar denuncias verdaderamente ante todo el pueblo sobre los abusos cometidos por el gobierno, ¿en qué se manifestará entonces el carácter de clase de nuestro movimiento? ¡Pues, precisamente, en que seremos nosotros, los socialdemócratas, quienes organizaremos esas campañas de denuncias ante todo el pueblo; en que todos los problemas planteados en nuestra agitación serán esclarecidos desde un punto de vista socialdemócrata firme, sin ninguna indulgencia para las deformaciones, intencionadas o no, del marxismo; en que esta polifacética agitación política será realizada por un partido que une en un todo indivisible la ofensiva contra el gobierno en nombre del pueblo entero, la educación revolucionaria del proletariado —salvaguardando al mismo tiempo su independencia política—, la dirección de la lucha económica de la clase obrera y la utilización de sus conflictos espontáneos con sus explotadores, conflictos que ponen en pie y atraen sin cesar a nuestro campo a nuevos sectores proletarios.” [21]
Algunas personas objetan que este enfoque de Lenin solo fue válido para países capitalistas atrasados que no han experimentado una revolución democrático-burguesa. Esto también es una absoluta tontería. Lenin tenía muy claro que los marxistas no deben ignorar la opresión fuera del campo económico o la de las capas no proletarias en los países imperialistas.
Como ya hemos señalado en nuestro folleto sobre la cuestión democrática en los países imperialistas, cómo la burguesía imperialista está acelerando el chovinismo, el militarismo y el bonapartismo en el período actual, y con ello dando una importancia peculiar a la lucha por los derechos democráticos.
El mismo Lenin ya lo señaló: “La superestructura política de esta nueva economía, del capitalismo monopolista (el imperialismo es el capitalismo monopolista) es el paso de la democracia a la reacción política. La democracia concuerda con la libre competencia. La reacción política concuerda con el monopolio. “El capital financiero tiende a la dominación, no a la libertad”, dice con razón R. Hilferding en su Capital financiero. Es fundamentalmente erróneo, antimarxista y anticientífico, separar “la política exterior” de la política en general, ni qué hablar de oponer la política exterior a la interior. Tanto en política exterior como interior, el imperialismo tiende hacia la violación de la democracia, hacia la reacción. En este sentido el imperialismo es, indiscutiblemente, la “negación” de la democracia en general, de toda la democracia y no sólo de una de sus reivindicaciones, la autodeterminación de las naciones.” [22]
Por ejemplo, en su proyecto de resolución sobre la cuestión agraria para el Segundo Congreso de la Comintern en 1920, Lenin enfatizó que los revolucionarios tienen que apoyar la lucha de los pequeños campesinos no solo en los países coloniales y semicoloniales sino también en los países imperialistas.
“El pueblo trabajador y explotado del campo, a quien el proletariado urbano debe llevar a la lucha o, en todo caso, vencer, está representado en todos los países capitalistas por las siguientes clases: primero, el proletariado agrícola, (...), segundo, los semiproletarios o campesinos que cultivan pequeñas parcelas de tierra, es decir, aquellos que obtienen su sustento en parte como trabajadores asalariados en empresas capitalistas agrícolas e industriales y en parte trabajando en parcelas de tierra propias o alquiladas, que proporcionan a sus familias solo una parte de sus medios de subsistencia. (…), Tercero, el pequeño campesinado, es decir, los pequeños labradores que, como propietarios o arrendatarios, poseen pequeñas parcelas de tierra que les permiten satisfacer las necesidades de sus familias y sus fincas, y no contratan fuera labor. (…) Tomados en conjunto, los tres grupos enumerados anteriormente constituyen la mayoría de la población rural en todos los países capitalistas. Por eso el éxito de la revolución proletaria está plenamente asegurado, no solo en las ciudades, sino también en el campo. (…) [E] que aunque las tres categorías enumeradas de la población rural - que están increíblemente oprimidas, desunidas, aplastadas y condenadas a condiciones de existencia semi-bárbaras en todos los países, incluso en los más avanzados - son económica, social y culturalmente interesados en la victoria del socialismo, son capaces de dar un apoyo resuelto al proletariado revolucionario sólo después de que este último haya ganado el poder político, sólo después de que haya tratado resueltamente con los grandes terratenientes y capitalistas, y sólo después de que estas personas oprimidas vean en la práctica que tienen un líder y un campeón organizado, lo suficientemente fuerte y firme para ayudarlos, guiarlos y mostrarles el camino correcto.” [23]
El enfoque de Lenin fue adoptado en las resoluciones del Komintern sobre la cuestión agraria tanto en el Segundo como en el Cuarto Congreso. [24] Esto representó una ruptura importante con la tradición de la II Internacional, hasta su colapso en 1914, ya que ignoró en gran medida al campesinado pobre de Europa occidental y, por lo tanto, no logró ganarlos como aliados del proletariado. [25]
Trotsky continuó este enfoque, como puede verse, para dar solo un ejemplo, en el Programa de Acción para Francia, escrito en 1934:
“El estado proletario debe apoyarse en los campesinos explotados tanto como en los obreros de la ciudad y el campo. Nuestro programa contempla, junto a las necesidades de la clase obrera, las de las grandes masas rurales.” [26]
Por supuesto, el campesinado se ha reducido masivamente tanto numéricamente como en su peso social relativo en los viejos países imperialistas. Hoy, el campesinado no juega un papel central en la lucha de clases en estas regiones. [27] En cambio, hoy, los estratos más bajos de las capas medias asalariadas juegan un papel importante en los viejos países imperialistas. Añádase a esto las importantes luchas de las capas especiales oprimidas - mujeres, migrantes, jóvenes, minorías nacionales, etc. - de las cuales muchas son parte de la clase trabajadora. Lo que hemos tratado de demostrar con estas referencias a los escritos de Lenin y Trotsky es que los marxistas no se limitan a promover la lucha solo de los trabajadores, sino que también apoyan las protestas de las clases no proletarias contra la burguesía para ganarlas. como aliados del proletariado. Esto no solo es cierto para los países semicoloniales, sino también para los estados imperialistas. Naturalmente, hoy estos aliados pueden diferir de los de la época de Lenin y Trotsky. Pero los problemas fundamentales no han cambiado.
El enfoque de los marxistas sobre este tema se diferencia fundamentalmente del de varios reformistas de izquierda en la siguiente forma: los socialdemócratas de izquierda, el Partido de la Izquierda Europea, etc. buscan formar alianza con la capa media en la que se subordina el proletariado. al programa pequeñoburgués de los representantes intelectuales de las capas medias. Como resultado, los reformistas de izquierda terminan construyendo un frente popular en el que la clase obrera se subordina -a través de la dirección de los intelectuales de la clase media- a la burguesía.
Por el contrario, los bolcheviques-comunistas también buscan formar una alianza con la capa media, pero en la que el proletariado juega el papel hegemónico. Quieren conquistar a los estratos inferiores de las capas medias haciendo avanzar la lucha proletaria contra la burguesía, así como luchando contra las ideas pequeñoburguesas de los representantes intelectuales de las capas medias.
[1] Sobre esto ver p. Ej., Workers’ Power: The British Left and the Irish War, London 1983; Matt Docherty: Irish republicanism at an impasse, in: Trotskyist International No. 11 (1993)
[2] Michael Pröbsting: The Struggle for Democracy in the Imperialist Countries Today. The Marxist Theory of Permanent Revolution and its Relevance for the Imperialist Metropolises, August 2015, in: Revolutionary Communism No. 39, p. 12, http://www.thecommunists.net/theory/democracy-vs-imperialism/
[3] León Trotsky: El Marxismo en nuestra época (1939), Ed. Internacionals Sedov, http://grupgerminal.org/?q=system/files/1939.Elmarxismoynuestraepoca2%C2%AAEdi.pdf, p. 28
[4] Ver sobre esto en, por ej. Kent Paterson: May Day Ten Years Later: Reflections on the Legacies of Immigrant Spring, 1 May 2016, http://www.cipamericas.org/archives/18667; Pamela Constable: Latinos Unite to Turn Fear Into Activism – Pr. William Policy on Illegal Immigrants Prompts Call for Boycott, Other Actions, Washington Post, July 28, 2007
[5] Observamos de pasada que Lenin se enfrentó a ataques similares de los mencheviques. Este último denunció a los bolcheviques por orientar al campesinado pobre “atrasado”, como aliado principal del proletariado, en lugar de buscar una alianza principalmente con la burguesía urbana liberal, que supuestamente era mucho más “educada” y “progresista” en sus puntos de vista. Lo que ni los viejos ni los nuevos mencheviques entienden es el principio marxista de que la cuestión más importante al juzgar el carácter de una determinada capa o clase social no son sus puntos de vista culturales o prejuicios ideológicos, sino su posición objetiva de clase en la sociedad capitalista. Es esto último lo que es decisivo si una capa entra en confrontación con la clase dominante. Y es este tema el que es relevante para los marxistas y no las frases ideológicas que la gente usa para engañarse a sí misma ya los demás.
[6] Si bien el PKK juega un papel dominante entre las masas kurdas, la izquierda turca solo tiene raíces débiles entre los inmigrantes turcos.
[7] Vea en esto, por ejemplo. Informe (con fotos y videos) sobre la manifestación internacionalista multinacional en Viena con motivo del Primero de Mayo de 2016 organizada por la Organización Comunista Revolucionaria LIBERATION, http://www.thecommunists.net/rcit/report-may-day-2016-in-austria/; RCIT: Stop Judicial Prosecution for Solidarity with Palestine! A Call to the Austrian State to Drop Its Charges against Michael Pröbsting! Abril de 2016, http://www.thecommunists.net/rcit/solidarity-proebsting/; RCIT: Victory! The Charge against RKOB Spokesperson and Palestine Solidarity Activist Johannes Wiener has been dropped! 10.1.2013, http://www.thecommunists.net/worldwide/africa-and-middle-east/solidarity-with-wiener-won/
[8] Tina Sanders: Kindermörder Israel!“ Antizionismus und Antisemitismus in sozialistischen und antiimperialistischen Gruppen in Österreich anhand der Beispiele RKOB und (Neue) Linkswende“;ver también la entrevista con el autor: Die Linkswende in antisemitische Stereotype – Ein Gespräch mit Tina Sanders, 25. März 2016, http://www.semiosis.at/2016/03/25/die-linkswende-in-antisemitische-stereotype/
[9] Ver en esto Austria: Manifestación masiva detiene la marcha racista de derecha contra los inmigrantes musulmanes, Informe (con fotos y videos) de la Sección austriaca de la CCRI, 4.2.2015, http://www.thecommunists.net/rcit/austria-mass-demo-against-islamophobia/
[10] Véase la sección austriaca de la RCIT que se postulará en las elecciones municipales de Viena, 5 de septiembre de 2015, http://www.thecommunists.net/rcit/rcit-vienna-elections/
[11] Ver, por Ej. Michael Pröbsting: Building the Revolutionary Party in Theory and Practice. Looking Back and Ahead after 25 Years of Organized Struggle for Bolshevism, RCIT, Vienna 2014, pp. 44-49, pp. 94-99 and pp. 103-110.
[12] Leon Trotsky: Plans for the Negro Organisation (1939); in: Leo Trotsky: On Black Nationalism and Self-Determination, pp. 61-62
[13] Leon Trotsky: A Negro Organization (1939); in: Leo Trotsky: On Black Nationalism and Self-Determination, p. 53
[14] Leon Trotsky: Plans for the Negro Organisation (1939); in: Leo Trotsky: On Black Nationalism and Self-Determination, p. 68
[15] Friedrich Engels: Carta a W. Borgius (25 de enero de 1894), https://www.marxists.org/espanol/m-e/cartas/e25-i-94.htm
[16] Friedrich Engels: Adición al prefacio a la edición de 1870 para la tercera edición de 1875 (1874), https://www.marxists.org/espanol/m-e/1870s/1874-pgca.htm
[17] Remitimos a los lectores al excelente documento “Thesen zum Aufbau der IV. Internationale”. Este documento, escrito por uno de los líderes de la Cuarta Internacional, Walter Held, fue discutido y adoptado en una conferencia de emigrados de los "Comunistas Internacionales de Alemania" (IKD) el 23 de agosto de 1937 y publicado por su periódico mensual "Unser Wort" (No. 1 (85), enero de 1938). Trotsky se refirió a este texto como un documento preparatorio para la conferencia (ver Leon Trotsky: Discussions with Trotsky: I – International Conference, March 20, 1938, in: Trotsky Writings 1937-38, S.283). A pesar de su riqueza de ideas, este documento nunca recibió una amplia distribución en el idioma alemán. (Fue publicado en la mezcla editada por Günther Hillmann: Selbstkritik des Kommunismus, Rowohlt Verlag, Hamburgo 1967, págs. 143-154). Reeditamos el documento hace algunos años en nuestra revista teórica. (Unter der Fahne der Revolution No. 4, http://www.thecommunists.net/publications/farev-4/) Hasta donde sabemos, el documento nunca fue traducido al idioma inglés o español.
[18] V. I. Lenin: Protesta de los Socialdemócratas de Rusia (1899), https://www.marxists.org/espanol/lenin/obras/1890s/1899-08.htm
[19] V. I. Lenin: ¿Qué hacer? (1902), ed. Ministerio del Poder Popular para la Comunicación y la Información, Venezuela, p. 118, https://www.marxists.org/espanol/lenin/obras/1900s/quehacer/que_hacer.pdf. Lenin también afirma en el mismo libro: “lo principal, por supuesto, es la propaganda y la agitación
entre todos los sectores de la población (...) Debemos saber también organizar reuniones con los componentes de todas las clases de la población que deseen escuchar a un demócrata. Porque no es socialdemócrata quien olvida en la práctica que “los comunistas apoyan por doquier todo movimiento revolucionario”;146 que, por ello, debemos exponer y recalcar ante todo el pueblo los objetivos democráticos generales, sin ocultar en ningún momento nuestras convicciones socialistas. No es socialdemócrata quien olvida en la práctica que su deber consiste en ser el primero en plantear, acentuar y resolver todo problema democrático general.”
[20] V. I. Lenin: What Is To Be Done? (1902), in: LCW Vol. 5, p. 428. Hacemos notar que este párrafo está escrito de manera diferente en las versiones al español, en la cual se encuentra de esta manera: “En efecto, son palabras muy justas y muy buenas, y nos consideraríamos satisfechos por ejemplo si Rabócheie Dielo las comprendiese, si no dijese, al mismo tiempo, otras que las contradicen. Pues no basta con titularse “vanguardia”, destacamento avanzado: es preciso, además, actuar de tal modo que todos los otros destacamentos vean y estén obligados a reconocer que marchamos a la cabeza. Y preguntamos al lector: ¿es que los componentes de los demás “destacamentos” son tan estúpidos que van a creernos como artículo de fe cuando hablamos de la “vanguardia”? Imagínense de manera concreta el siguiente cuadro. En el “destacamento” de radicales o de constitucionalistas liberios del gobierno autocrático. Pero “nosotros”, si queremos ser demócratas avanzados, debemos preocuparnos de incitar a quienes están descontentos únicamente del régimen universitario o del zemstvo, etc., a pensar que es malo todo el régimen político. Nosotros debemos asumir la tarea de organizar la lucha política, bajo la dirección de nuestro partido, en forma tan múltiple que todos los sectores de oposición puedan prestar, y presten de verdad, a esta lucha y a este partido la ayuda que puedan. Nosotros debemos hacer de los militantes socialdemócratas dedicados a la labor práctica líderes políticos que sepan dirigir todas las manifestaciones de esta lucha múltiple, que sepan, en el momento necesario, “dictar un programa positivo de acción” a los estudiantes en efervescencia, a los descontentos de los zemstvos, a los miembros indignados de las sectas religiosas, a los maestros nacionales lesionados en sus intereses, etc., etc.” (V. I. Lenin: ¿Qué hacer? (1902), ed. Ministerio del Poder Popular para la Comunicación y la Información, Venezuela, p. 122 y 123). Unas páginas más tarde, Lenin añade: “seríamos “políticos” y socialdemócratas (como ocurre, en efecto, muy a menudo) si no tuviéramos conciencia de que nuestro deber consiste en aprovechar todas las manifestaciones de descontento, en reunir y elaborar todos los elementos de protesta, por embrionaria que sea. Y no hablemos ya de que la masa de millones de campesinos trabajadores, artesanos, pequeños productores, etc., escuchará siempre con avidez la propaganda de un socialdemócrata algo hábil. Pero, ¿acaso existe una sola clase de la población en la que no haya individuos, grupos y círculos descontentos por la falta de derechos y la arbitrariedad, y, en consecuencia, capaces de comprender la propaganda del socialdemócrata como portavoz que es de las demandas democráticas generales más candentes?” (V. I. Lenin: ¿Qué hacer? (1902), ed. Ministerio del Poder Popular para la Comunicación y la Información, Venezuela, p. 125 y 126)
[21] V. I. Lenin: ¿Qué hacer? (1902), ed. Ministerio del Poder Popular para la Comunicación y la Información, Venezuela, p. 129
[22] V. I. Lenin: Una caricatura del marxismo y el “economismo imperialista” (1916), https://www.redstarpublishers.org/caricatura.pdf p. 16 (Énfasis en el original)
[23] V. I. Lenin: Preliminary Draft Theses on the Agrarian Question. For the Second Congress of the Communist International (1920), en: LCW Vol. 31, pp. 152-156. Véase también sobre esto el trabajo preparatorio de las Tesis de Lenin del comunista polaco Julian Marchlewski que Lenin elogió en sus Tesis: Julian Marchlewski: Die Agrarfrage und die Welt Revolution, in: Die Kommunistische Internationale, No. 12 (1920), pp. 89-97
[24] Ver ambos documentos se reproducen en Theses on the Agrarian Question adopted by the Second Comintern Congress (1920); Communist International: The Agrarian Action Programme adopted by the Fourth Comintern Congress: Directives on the Application of the Agrarian Theses passed by the Second Congress (1922), ambos documentos se reproducen en: Jane Degras: The Communist International 1919-1943. Documents, Vol. I 1919-1922, pp. 155-161 respectively pp. 394-398
[25] Se puede encontrar un panorama útil sobre el desarrollo del pensamiento de Lenin sobre la cuestión agraria en: Esther Kingston-Mann: Lenin and the problem of Marxist Peasant Revolution, Oxford University Press, 1983
[26] León Trotsky: Un programa de acción para Francia (1934), https://ceip.org.ar/Un-programa-de-accion-para-Francia
[27] Por supuesto, esto no significa que estas capas se hayan vuelto completamente irrelevantes. Véanse, por ejemplo, las protestas periódicas de los campesinos franceses.
Apéndice: Tesis de la CCRI sobre la táctica del Frente Único
Tesis sobre los principios de la táctica del Frente Único y su aplicación a las condiciones actuales de la lucha de clases
Documento del Comité Ejecutivo Internacional de la Corriente Comunista Revolucionaria Internacional, 9 de abril de 2016, www.thecommunists.net
Contenido
Prefacio
I. La naturaleza y los principios de la táctica del Frente Único
Peligros ultraizquierdistas y oportunistas
La táctica del Frente Único, la clase trabajadora y otras capas y clases oprimidas
La táctica del frente único y las direcciones no revolucionarias de los trabajadores y los oprimidos
II. Varias áreas y formas de aplicación del Frente Único
La lucha por la hegemonía proletaria en el Frente Único
La táctica del frente único y las fuerzas burguesas
La táctica del Frente Único y las consignas gubernamentales
La táctica del Frente Único durante las elecciones
Resumen
* * * * *
Prefacio
A continuación, detallamos los fundamentos y principios de la Corriente Comunista Revolucionaria Internacional (CCRI) sobre el tema de la táctica del frente único. Estas tesis se generalizan con base en nuestra experiencia desde entonces, así como en el desarrollo posterior de nuestras posiciones políticas. En un folleto que se publicará próximamente, elaboraremos nuestra perspectiva sobre este tema con mayor detalle.
Las tesis que se dan aquí están estructuradas sobre las de nuestra organización predecesora (Liga por una Internacional Comunista Revolucionaria) que adoptamos en enero de 1994. Sin embargo, las hemos revisado sustancialmente para que el texto actual represente un nuevo documento. Tenga en cuenta que, al referirnos a continuación al partido revolucionario, nuestra intención es igualmente aplicable a las formaciones prepartido más pequeñas.
I. La naturaleza y los principios de la táctica del Frente Único
1. Los principios básicos del frente único son sencillos. Su objetivo es permitir a los comunistas extender su influencia en la clase trabajadora y entre los oprimidos, o expresarla en las palabras de la Internacional Comunista “hacia las masas.” Los principios básicos del frente único se aplican a todos los acuerdos de acciones delimitadas, prácticas y comunes que el partido revolucionario proponga o emprenda con otras organizaciones basadas en el proletariado, en otras clases explotadas o en grupos de oprimidos social o nacionalmente. Estos principios se pueden resumir en la metáfora militar “marchar separados, golpear juntos”. Esto significa independencia política y organizativa de las fuerzas proletarias revolucionarias combinada con unidad de acción contra un enemigo común. El objetivo de la táctica del frente único es (a) establecer la máxima unidad de los trabajadores y oprimidos en la lucha contra la clase dominante y el imperialismo y (b) romper el dominio de las direcciones no revolucionarias y ganar a los trabajadores y oprimidos para la lucha liderada por el partido revolucionario.
2. Estos son los principios que rigen las relaciones entre la vanguardia revolucionaria y otras organizaciones de explotados y oprimidos en la lucha contra el capitalismo, el imperialismo y todas las formas de reacción. Tienen varios ámbitos de aplicación. Principalmente, apuntan a acciones conjuntas con organizaciones de masas de la clase trabajadora y, en segundo lugar, con organizaciones de masas de otras clases y capas oprimidas y explotadas (por ejemplo, campesinos pobres, pobres urbanos). En circunstancias excepcionales, el frente único puede incluir sectores de la burguesía donde posee influencia de masas y por circunstancias objetivas se ve obligado a luchar contra la agresión imperialista, la opresión nacional, etc.
3. El frente único, bloque o alianza, puede pasar potencialmente por las siguientes fases: un llamamiento para formarlo, negociaciones entre organizaciones, la concreción de un acuerdo, su implementación activa y eventualmente su ruptura o disolución. Sin embargo, solo en una minoría de casos pasará por todas estas etapas.
4. Como alianza que debe iniciarse activamente, el frente único debe distinguirse de todas las acciones episódicas y coincidentes en las que no se trata de un acuerdo sobre un objetivo inmediato común o tácticas coordinadas. Tales acciones coincidentes, por ejemplo, un sindicato fascista que apoya una huelga de trabajadores justificada, no implica defensa alguna de un bloque. Del mismo modo, el frente único debe distinguirse de la mera participación en una manifestación de masas a cuya base política y dirección se opone la organización revolucionaria y de la que no asume ninguna responsabilidad. Aquí, el partido revolucionario no se encuentra en bloque con la dirección, no apoya sus consignas, las critica abiertamente y hace propaganda y agitación por sus propias consignas. En suma, debe establecerse formalmente un frente único entre esas organizaciones para que el proletariado revolucionario forme acuerdos temporales para acciones comunes.
5. Debe hacerse otra distinción entre acciones políticas conjuntas y un bloque exclusivamente militar, es decir, un acuerdo simplemente para coordinar las fuerzas de combate contra un enemigo común. Estos acuerdos pueden concretarse con las fuerzas burguesas en una situación de guerra, sin que en ningún sentido constituyan un frente único. Sin embargo, en otras circunstancias, un bloque militar –la formación de una milicia de trabajadores antifascistas o alianzas durante una guerra civil– puede tener un carácter de frente único claramente definido. Los meros medios militares no son la cuestión decisiva, ya que la guerra es la continuación de la política por otros medios. La pregunta es ¿para qué es el bloque y con quién está pegado? Más problemático, en algunos idiomas y tradiciones nacionales, se ha hecho una distinción entre el frente único propiamente dicho, que se concibe como un acuerdo formal a más largo plazo que implica una campaña, y acciones comunes o unidas que se limitan a un solo evento. Cualesquiera que sean las virtudes de estos términos, una cosa está clara: los principios básicos del frente único se aplican a todos y cada uno de ellos.
6. Por lo tanto, el frente único se centra en establecer una relación lo más estrecha posible entre el partido revolucionario y principalmente las masas de la clase trabajadora y, en segundo lugar, con otras capas oprimidas. Si bien tales relaciones entre el partido y las masas deben ser permanentes, también deben cambiar constantemente, ya que la lucha de clases en sí es permanente y cambia de forma. El frente único es, pues, una táctica ubicua; una táctica que se está desplegando repetidamente en una arena u otra. Sin embargo, ninguna forma de frente único es una parte permanentemente desplegada de la estrategia del partido revolucionario. El frente único en sí no es una estrategia, sino una táctica. De hecho, implica una serie de tácticas establecidas dentro de la estrategia general del proletariado. Al perseguir cualquier forma de frente único, los revolucionarios deben tener siempre ante sus ojos el objetivo general: la toma del poder estatal por los consejos y milicias de trabajadores y campesinos y el establecimiento de una sociedad comunista mundial por medio de la revolución proletaria. Para realizar esto en la práctica, un partido bolchevique-comunista revolucionario independiente es una necesidad indispensable.
7. Pero para llegar a esta etapa tenemos que transformar núcleos revolucionarios en partidos de masas que se hayan ganado la confianza de las capas más amplias de las masas explotadas. Sin embargo, hoy, la gran mayoría de los trabajadores en el mundo apoya organizaciones no revolucionarias e incluso contrarrevolucionarias. Los revolucionarios deben desenmascarar la naturaleza de estas organizaciones y privarlas de su liderazgo, o más bien de sus desviaciones, sobre el proletariado y los oprimidos. Por sí sola, la exposición propagandística de sus errores y delitos es insuficiente para lograrlo. Es necesario demostrar en la práctica que el reformista, el pequeño burgués-populista o el centrista no pueden defender o luchar adecuadamente por los intereses de la clase obrera y los oprimidos. El partido revolucionario tiene que desplegar una serie de tácticas que demuestren a las masas en el curso de la lucha de clases que solo él es el partido obrero consecuente. El partido, a su vez, debe aprender a liderar las luchas de masas reales, para demostrar su capacidad como liderazgo alternativo. En este proceso debe demostrar tanto su iniciativa independiente como su capacidad para coordinar sus fuerzas lealmente con otras organizaciones de masas de la clase trabajadora y oprimida. La masa de la clase obrera y de los oprimidos, aún no ganados a la dirección revolucionaria, debe llegar a confiar en los comunistas en las batallas diarias y compararlos favorablemente con sus traicioneros líderes reformistas y pequeñoburgueses-populistas. De hecho, es precisamente en la definición de la arena en la que se realizarán tales comparaciones donde la táctica del frente único juega un papel tan vital en la construcción del partido revolucionario.
8. Por extensión, la ganancia duradera de una política de frente único correcta es la exposición de las limitaciones del reformismo, el populismo pequeñoburgués, el islamismo, el anarquismo, el sindicalismo, el centrismo y diversas ideologías y programas burgueses y pequeñoburgueses dentro de la clase trabajadora. y el eventual reemplazo de todas las direcciones vacilantes e inconsistentes por una revolucionaria comunista. Por lo tanto, en cada etapa, la política del frente único debe usarse para fortalecer la organización revolucionaria aumentando el reclutamiento y profundizando sus raíces dentro de las organizaciones de masas.
9. Sin embargo, el frente único no es única y exclusivamente un medio para construir el partido revolucionario. Más bien, es una táctica en la lucha de clases en curso que busca establecer la unidad de lucha más amplia posible para las masas explotadas y oprimidas independientemente de su actual diferenciación política. El propósito de esta unidad es rechazar los ataques de los patrones y los gobiernos burgueses y asegurar mejores condiciones económicas, sociales y políticas para la clase trabajadora y sus aliados de una manera que acerque el objetivo de derrocar al capitalismo. En este sentido, el frente único surge en primer lugar de las necesidades de la lucha de clases. Por esta misma razón, los revolucionarios no responden simplemente a los llamados a una acción común contra el enemigo de clase, sino que son los primeros en iniciar el llamado cuando la lucha de clases exige una acción unida.
10. Como consecuencia, por un lado, las tácticas del frente único presuponen el mantenimiento de una organización revolucionaria organizada independientemente basada en un programa de transición para la toma del poder estatal y el derrocamiento del capitalismo. Este partido debe participar como destacamento independiente y no disolverse en el frente único. Por otro lado, la necesidad del frente único presupone la existencia de amplias masas no revolucionarias bajo el dominio de otras fuerzas políticas.
11. El frente único no puede considerarse como una serie ininterrumpida de acciones con un mismo socio hasta incluso la toma del poder. Su uso repetido constituye sólo una serie de tácticas en el marco de la estrategia global del partido de vanguardia proletario. Esta estrategia incluye necesariamente las acciones independientes del partido. En formas muy diferentes, el frente único es constantemente golpeado y roto. Nunca debe convertirse en una subordinación sistemática de la vanguardia proletaria a una plataforma limitada de demandas que sean aceptables para varios líderes no revolucionarios de organizaciones de masas. Esto sería relegar el propio programa revolucionario a la propaganda pasiva y restringir la agitación únicamente a las demandas inmediatas o, en el mejor de los casos, transitorias.
Peligros ultraizquierdistas y oportunistas
12. El frente único es una unidad diferenciada. Es una acción común para metas claramente limitadas y prescritas; también conlleva las críticas más duras a los socios del Frente Único. Sin lo primero, los ataques capitalistas no se pueden repeler ni se pueden obtener nuevas ganancias; sin estos últimos no se pueden consolidar las conquistas ni avanzar la revolución. Todos los errores en la aplicación del frente único comienzan cuando esta unidad diferenciada es reemplazada por una identidad formal entre las tareas de la organización revolucionaria y las tareas limitadas e inmediatas de la clase.
13. El ultraizquierdismo comienza invariablemente cuando el programa revolucionario avanza en contradicción con las demandas esenciales para las tareas inmediatas que enfrenta la masa de la clase trabajadora. Para los ultraizquierdistas, el frente único se propone intencionalmente como un ultimátum, cortejando deliberadamente su rechazo por parte de los líderes reformistas y centristas en la vana creencia de que esto los expone. Sin embargo, tal "exposición" es, en realidad, de naturaleza puramente retórica. Los líderes reformistas no están expuestos porque no lleven a cabo tácticas o estrategias revolucionarias, sino precisamente porque no luchan por los intereses inmediatos de las masas. Los sectarios, que se limitan exclusivamente a las denuncias, evitan ser medidos en el terreno práctico de la lucha de clases, temiendo que sucumban a las tentaciones oportunistas.
14. El oportunista no parte de la plataforma de la lucha, ni siquiera de una única exigencia dictada por las necesidades objetivas de la lucha de clases, sino por lo que se considera que es la conciencia actual de las masas o, peor aún, lo que se puede esperar que sus líderes acepten. En comparación, el alcance de las propuestas presentadas por los revolucionarios por un frente único, aunque probablemente sea menor que el "programa completo", también es probable que sea considerablemente mayor que las tímidas propuestas de los líderes reformistas, e incluso por delante de la sociedad social. -conciencia general de las masas. Al mismo tiempo, las consignas propuestas por el frente único deben relacionarse con la conciencia actual de los trabajadores avanzados, tanto para ganarlos para la lucha conjunta como para ejercer presión sobre los líderes reformistas. El objetivo del frente único debe ser vincular la conciencia actual de las masas (y especialmente de sus secciones avanzadas) con las tareas urgentes del día, según lo dicta específicamente la naturaleza de los ataques de los enemigos. Las consignas del frente único deben permitir que la vanguardia revolucionaria conduzca a las masas a la lucha.
15. Dado que el frente único no es una estrategia, no existe un “programa de frente único” que se extienda desde la lucha actual hasta la toma del poder. La organización revolucionaria avanza aquellas partes de su programa que parecen necesarias para unir fuerzas más amplias en una lucha práctica. Habiendo determinado la naturaleza del ataque y el equilibrio de fuerzas de clase, la organización revolucionaria plantea demandas concretas que, tomadas en conjunto, pueden sentar las bases para una lucha unida contra este ataque actual, con el fin de repelerlo o, por extensión, asegurar nuevos avances.
16. El carácter de las demandas por las que se lucha en el frente único no entra en ninguna categorización esquemática. Las demandas deben ser específicas, precisas y evitar todas las demandas ajenas y artificiales o vestimentas ideológicas que no correspondan a la consecución del objetivo común. Cualquier propuesta concreta de frente único puede consistir en una única demanda; pero también puede estar compuesto por un solo tipo de demandas; por ejemplo, demandas económicas inmediatas, demandas democráticas o demandas de transición. Finalmente, la propuesta de un frente único puede plantearse o forjarse como una plataforma de varias demandas ligadas en una serie de acciones diseñadas para enfrentar una crisis particular. Por lo tanto, se deduce que un frente único puede implicar una sola acción, por ejemplo, una huelga o una acción armada, o puede incorporar una campaña más larga de varias acciones. La única crítica válida a una propuesta de frente único sería que excluye por completo una exigencia esencial de acción; acción a la que se puede ganar a las masas y que expone a sus líderes si la propuesta es rechazada. Por tanto, la ausencia de numerosas demandas revolucionarias desde una plataforma de frente único no puede tomarse como una crítica válida; de hecho, la presencia de tales demandas en una situación no revolucionaria es un signo seguro de propagandismo pasivo, escolasticismo y sectarismo. Sin embargo, este no es el caso cuando hay un repunte masivo en la lucha de clases que indica el desarrollo de una situación revolucionaria.
17. Las demandas deben estar asociadas a métodos de lucha claros y precisos (por ejemplo, manifestaciones, huelgas, escuadrones de defensa, milicias armadas) y formas de organización (por ejemplo, comités de huelga, comité de movilización, soviets). Por tanto, el frente único puede variar en forma y duración dependiendo de la naturaleza del ataque que busca repeler. Los comités que existen para coordinar una serie de acciones diversas o repetidas encaminadas a lograr el objetivo son las organizaciones de frente único; en este sentido, el frente único es más que la acción en sí (por ejemplo, una manifestación); más bien abarca la preparación organizativa antes de la acción, así como su evaluación post festum.
La táctica del Frente Único, la clase trabajadora y otras capas y clases oprimidas
18. ¿Con qué tipo de fuerzas se permite formar un frente único o un bloque basado en los principios del frente único? No hay una sola respuesta a esta pregunta. Más bien depende de la situación, el carácter del país (estado obrero imperialista, semicolonial o degenerado), los objetivos de la lucha, las fuerzas de clase involucradas y el grado de diferenciación de clases. Como pauta general, los revolucionarios inician propuestas para una táctica de frente único hacia fuerzas que tienen una base de masas dentro de la clase trabajadora y otras capas y clases oprimidas (generalmente estas son organizaciones reformistas o pequeñoburguesas-populistas). En circunstancias excepcionales, también pueden ser organizaciones burguesas y, a veces, incluso centristas que objetivamente se enfrentan a fuerzas reaccionarias (por ejemplo, clase dominante, potencias imperialistas, fuerzas racistas o fascistas).
19. En cambio, el frente popular es un bloque entre fuerzas burguesas y organizaciones obreras en el que estas últimas aceptan programas que restringen a los trabajadores dentro de los límites establecidos por la propiedad privada y que protegen al estado burgués. Así, lo que distingue a un frente popular de un frente único no es la participación de fuerzas burguesas o pequeñoburguesas en sí, sino la subordinación política del proletariado a la plataforma de la burguesía en un frente popular.
20. Un frente popular también puede ser muy peligroso cuando involucra fuerzas burguesas muy débiles (la “sombra de la burguesía”). Los partidos obreros que han emprendido tan ostensiblemente frentes únicos con fuerzas burguesas débiles "en defensa de la democracia", por ejemplo, pueden encontrarse defendiendo a la burguesía y al capitalismo contra el proletariado (como sucedió en España en 1936, Chile en 1973 y Grecia en 2015). De cualquier manera, que se llegue, consciente o inconscientemente, el frente popular es, como dijo Trotsky, una soga al cuello del proletariado.
21. Ningún frente popular ha abierto jamás el camino al socialismo. Por el contrario, en repetidas ocasiones han abierto el camino a la contrarrevolución contra la clase trabajadora. Los auténticos trotskistas siempre luchan contra los frentes populares. Están a favor de la unidad de la clase trabajadora y por la independencia y no la unidad con la burguesía. Exigimos a todos los partidos y sindicatos obreros, cuyos dirigentes los han llevado por el camino del frente popular y, en consecuencia, la colaboración de clases e insistimos en que rompan con los partidos capitalistas, defiendan los derechos de los trabajadores y emprendan la lucha. por el poder de los trabajadores. Tales demandas para romper con la burguesía están igualmente dirigidas a las fuerzas populistas pequeñoburguesas que tienen una base de masas entre los trabajadores y oprimidos, como lo hicieron los bolcheviques hacia los socialrevolucionarios en Rusia hasta 1917 (por ejemplo, las organizaciones castro-chavistas en América Latina o ciertas organizaciones islamistas-populistas en el Medio Oriente).
22. Naturalmente, existen ciertas diferencias en la aplicación de la táctica del frente único en países imperialistas y semicoloniales, así como entre diferentes países dentro de cada categoría. En Europa Occidental, Canadá y Australia, los partidos obreros burgueses juegan un papel importante dentro de la clase trabajadora. Sin embargo, al mismo tiempo están experimentando una burguesía masiva. En otros países imperialistas, o no existen partidos obreros burgueses (Estados Unidos, China, Rusia) o solo existen partidos muy débiles (Japón). En los países del Sur (donde hoy viven ¾ del proletariado mundial) no hay partidos obreros burgueses débiles, o solo existen partidos obreros burgueses (importantes excepciones son India y Sudáfrica). Al mismo tiempo, las formaciones radicales (pequeño) burguesas-populistas a menudo juegan un papel influyente entre la clase trabajadora y los oprimidos en estos países. Las formaciones pequeñoburguesas-populistas también juegan un papel cada vez más influyente entre los migrantes, un sector creciente de la clase trabajadora, dentro de los países imperialistas. En determinadas circunstancias, las nuevas fuerzas populistas pequeñoburguesas pueden tener un papel influyente entre sectores de los trabajadores y la juventud en los países imperialistas (por ejemplo, el Movimiento Occupy en los Estados Unidos; PODEMOS en España).
23. Dadas las condiciones de las colonias y semicolonias, incluso la burguesía nacional, o sectores de la misma, pueden verse obligados en ocasiones a formar alianzas con las clases oprimidas contra las fuerzas reaccionarias. Esto también es cierto para las fuerzas burguesas entre las capas oprimidas en los países imperialistas (por ejemplo, migrantes, naciones oprimidas). La burguesía nacional puede verse repentinamente aplastada y explotada por el gran capital imperialista, discriminada a través de la opresión nacional u oprimida por la intervención armada imperialista o por las fuerzas militares locales que actúan a favor del imperialismo. Bajo tal presión, los partidos nacionalistas burgueses no solo recurren a la retórica antiimperialista, sino que, en raras ocasiones, también pueden entrar en una lucha real con los imperialistas o sus agentes locales.
24. Normalmente, en tales condiciones, es la pequeña burguesía radical la que se involucra inconsistentemente en tales luchas y con quien el proletariado puede formar un frente único democrático o antiimperialista. Pero no podemos excluir la posibilidad de que un partido burgués, con un gran número de seguidores plebeyos, también lo haga. En tales condiciones, también podría incluirse en la propuesta de un frente único democrático o antiimperialista. Esto es posible, por supuesto, con la condición de que el proletariado no tenga las manos atadas ni se vea obligado a renunciar a la lucha por el poder, y mucho menos al apoyo político prometido a un gobierno burgués; un frente único así no sería un frente popular.
25. En las semicolonias (e incluso bajo ciertas circunstancias muy específicas en países imperialistas y estados obreros degenerados), fuerzas políticamente burguesas que tienen una masa plebeya, o incluso una clase trabajadora, y que sufren una opresión social sistemática (por ejemplo, minorías étnicas y nacionales, mujeres) podrían participar en acciones basadas en los principios del frente único sin que esto transforme dicho bloque en un frente popular. Claramente, las acciones serían defensivas y de alcance y duración limitados.
26. La pregunta clave sería entonces si las demandas por las que lucharía dicho bloque son suficientes, o incluso necesarias, para la propia lucha de los trabajadores en esta coyuntura particular. Los partidos burgueses de los oprimidos a nivel nacional, o las organizaciones de mujeres burguesas, pueden verse arrastrados a acciones o campañas unidas, especialmente cuando sus líderes mantienen la lealtad de grandes sectores de los oprimidos, particularmente de los trabajadores oprimidos. Para el partido revolucionario, el objetivo de tal frente único, además de maximizar la oposición a la reacción burguesa, sería separar a los elementos del proletariado de la dirección burguesa de los oprimidos. A este fin, la acción conjunta contribuiría exponiendo el carácter de esta dirección en el transcurso de la lucha.
La táctica del frente único y las direcciones no revolucionarias de los trabajadores y los oprimidos
27. La permisibilidad o no permisibilidad de cualquier frente único no depende del historial de los líderes de los otros partidos del bloque. Si la formación de un frente único se hace necesaria con organizaciones de trabajadores de masas lideradas por las versiones actuales de Kerensky, Noske, Zorgiebel o Stalin, todos los cuales, en su encarnación original, fueron responsables del asesinato de trabajadores revolucionarios, no podemos, sin embargo, descartar formando un frente único con ellos. Formar un frente único con líderes contrarrevolucionarios es un mal necesario, de ahí el famoso dicho de que el frente único podría ser golpeado por "el diablo y su abuela". Es decir que el ofrecimiento de formar un frente único no constituye un voto de confianza para la dirección contrarrevolucionaria a quien se propone.
28. Así, la libertad de criticar a estos líderes a lo largo de la acción común es un principio esencial del frente único. Dicha crítica debe dirigirse a las vacilaciones de los socios del bloque en el cumplimiento de los objetivos del frente único, así como a sus fallas políticas más amplias. No debería haber propaganda común, ya que esto solo puede hacerse a costa de dejar de lado diferencias importantes, incluso decisivas, entre revolución y reformismo. Las únicas publicaciones comunes que están permitidas son aquellas específicamente asociadas con el frente único (por ejemplo, boletines de comités de huelga, folletos para movilizar manifestaciones) y que están diseñadas únicamente para agitar por las demandas y objetivos del frente único. El equilibrio preciso entre la acción común y la crítica no puede establecerse mediante una fórmula predeterminada. Nos reservamos el derecho de criticar a nuestros socios antes, durante y después de la acción común. Cuándo y en qué forma ejercemos ese derecho depende de juicios concretos emitidos en circunstancias específicas. Pero es obligatorio que se haga tal crítica.
29. El frente único debe dirigirse tanto a las bases como a sus dirigentes. Sin embargo, rechazamos la idea de unir un frente único desde abajo, solo porque es una trampa contraproducente y ultraizquierdista. Si se pudiera persuadir a los trabajadores de que abandonaran su liderazgo mediante un llamamiento tan directo y unilateral, no habría necesidad de un frente único en primer lugar. El propósito de dirigir el llamamiento del frente único a los líderes es llevar a estos últimos a la acción. Es de esta manera, y no mediante la exposición declamatoria, que podemos demostrar a las masas cuán fatales son en realidad las limitaciones de sus líderes.
30. En la gran mayoría de los casos, la propuesta de un frente único seguirá siendo solo eso, y no se llegará a ningún acuerdo práctico con los líderes reformistas, populistas y otros a quienes se dirige. En tales condiciones, la propuesta seguirá siendo parte de una campaña de agitación y propaganda popular dirigida a las bases de las organizaciones no revolucionarias.
31. Incluso cuando se ha logrado algún éxito en separar a los trabajadores radicalizados de su dirección no revolucionaria, el frente único sigue conservando su plena vigencia y fuerza para los que se quedan atrás. En tales casos, la implementación del frente único desde abajo puede dar frutos, después de que los líderes no revolucionarios se hayan negado a actuar en concierto con los revolucionarios. Como extensión de lo que escribimos anteriormente (ver Tesis 29), en este punto es necesario combinar las denuncias de los líderes con propuestas de acción dirigidas a las bases o individuos bajo la dirección revolucionaria. Pero incluso aquí, parte del objetivo de esta táctica es generar presión desde dentro de la organización sobre sus líderes para que actúen. Si tiene éxito, esto solo puede tener el efecto de poner en acción aún más capas.
32. Disolver el frente único puede ser tan importante como formarlo. Cuando el frente único ha cumplido su propósito, y su objetivo se ha logrado o se ha perdido, es necesario redefinir o desmantelar el frente único y extraer las lecciones apropiadas para las fuerzas involucradas. Las siguientes circunstancias pueden exigir la disolución del frente único: (1) Cuando se mantenga únicamente como ejercicio diplomático o literario y no implique la obligación de actuar de los socios del bloque; (2) Cuando los socios del bloque en realidad están saboteando o socavando los objetivos del frente único, ya sea al no implementarlo o al comprometerse con el enemigo de clase; (3) Cuando los socios del frente único se niegan a tomar en serio su extensión a otras fuerzas de masas y, en cambio, restringen la membresía en el bloque a proporciones sectarias.
33. Los bloques de corto plazo con organizaciones centristas sin influencia de masas pueden ser legítimos para organizar acciones prácticas. Están sujetos a los mismos principios que los de los ejemplos del frente único discutidos anteriormente. Sin embargo, como Trotsky enfatizó repetidamente, no pueden ser considerados realmente como frentes únicos dada la falta de influencia de estas organizaciones entre la clase trabajadora y los oprimidos. Para las pequeñas organizaciones comunistas prepartido, estos bloques de corta duración solo deberían jugar un papel secundario en comparación con las propuestas de cooperación dirigidas a las organizaciones de masas.
34. Si bien la adhesión a las consideraciones anteriores es una condición necesaria para que el frente único sea de principios, no es suficiente en sí mismo para garantizar su naturaleza de principios ni su éxito. Solo un análisis concreto de una situación puede determinar cuál es la base correcta para una propuesta de frente único. Se requiere liderazgo y experiencia, acumulados durante años a través de la participación en la lucha de clases, para determinar qué demandas de frente único son permisibles y necesarias y a qué fuerzas pueden dirigirse estas demandas. Sin embargo, al comprender el propósito y los principios básicos del frente único, los revolucionarios pueden prevenir muchos errores básicos innecesarios.
II. Varias aplicaciones del Frente Único
35. La táctica del frente único fue elaborada por los bolcheviques y codificada por primera vez en el Cuarto Congreso de la Internacional Comunista (Comintern) en 1922. Para entonces, la marea revolucionaria de la posguerra había menguado. En todo el mundo, las clases capitalistas estaban a la ofensiva y los jóvenes partidos comunistas no habían logrado conquistar a la mayoría de la clase trabajadora en la mayoría de los países capitalistas desarrollados. Al mismo tiempo, comenzó una ola de luchas de liberación antiimperialistas en los países coloniales y semicoloniales. Sin embargo, en estos últimos países, la clase trabajadora representaba solo una pequeña fracción de la población y las fuerzas burguesas ejercían una enorme influencia en grandes sectores de la población pequeñoburguesa dominada por los campesinos. En tales condiciones, la Comintern desarrolló la táctica del frente único de los trabajadores, así como la táctica del frente único antiimperialista.
36. Evidentemente, se han producido avances importantes desde las décadas de 1920 y 1930. Mientras que en ese momento la inmensa mayoría del proletariado mundial estaba situada en los viejos países imperialistas, hoy ocurre todo lo contrario y el foco del proletariado se ha desplazado hacia el Sur. Al mismo tiempo, hay crecientes divisiones dentro de los respectivos proletariados de las metrópolis imperialistas, divisiones entre la aristocracia obrera privilegiada (las principales bases tradicionales de los partidos reformistas y los sindicatos) y la amplia masa de la clase trabajadora. Durante décadas, la socialdemocracia y el estalinismo sufrieron una intensa burguesía y se integraron en el medio político aceptado de muchos estados burgueses. Mientras esto ocurría, en paralelo surgieron nuevas capas de radicalizados, en su mayoría jóvenes, trabajadores y oprimidos. Sin embargo, debido al debilitamiento sustancial de fuerzas revolucionarias auténticas, la radicalización de la generación más joven en la mayoría de los casos ha llevado a la formación de nuevas formaciones populistas o reformistas radicales. Los revolucionarios deben estudiar atentamente estos cambios e incorporar a su arsenal táctico las lecciones aprendidas. Para ello, deben aplicar el método elaborado por la Comintern y, más tarde, la IV Internacional a las condiciones concretas actuales. En primer lugar, debemos ser conscientes de la influencia dominante entre la clase trabajadora y los oprimidos que ejercen las fuerzas (pequeño) burguesas, como resultado de los desarrollos que acabamos de citar. Claramente, en lugar de hacer superflua la aplicación de la táctica del frente único, estos desarrollos solo aumentan su importancia.
37. La táctica marxista del frente único contiene, en primer lugar, el frente único de los trabajadores. Su objetivo es la unidad más amplia posible de la clase obrera en la lucha concreta contra la burguesía, junto con la escisión del proletariado de sus líderes reformistas y populistas. Además, el frente único marxista también abarca el frente único democrático o antiimperialista. El objetivo de este último frente único es crear una alianza con las clases oprimidas no proletarias. bajo el liderazgo del proletariado en una lucha común contra la reacción (racismo, dictadura, imperialismo, etc.), mientras arrebata el liderazgo a las mismas fuerzas (pequeño) burguesas a las que antes miraban estos no proletarios.
38. Sin embargo, tales categorizaciones no deben entenderse esquemáticamente. En la vida real, a menudo hay superposiciones y combinaciones con características tanto del frente único de los trabajadores como del frente único democrático o antiimperialista. En cualquier caso, con pocas excepciones, los mismos principios se aplican a todas las formas del frente único. Como mencionamos anteriormente, los partidos obreros burgueses (socialdemocracia, estalinismo) juegan un papel dominante para la clase trabajadora en relativamente pocos países, principalmente en Europa Occidental. Además, estos partidos se han aburguesado y continúan aburguesándose rápidamente. Por lo tanto, el frente único de los trabajadores debería dirigirse no sólo a las organizaciones reformistas tradicionales, sino también a las fuerzas populistas (pequeño) burguesas que ejercen una influencia significativa dentro de la clase trabajadora.
La lucha por la hegemonía proletaria en el Frente Único
39. La tarea central de los revolucionarios consiste en centrar siempre su atención en la lucha por la hegemonía proletaria en su aplicación de la táctica del frente único. Esto significa, en particular, la necesidad de luchar por el fortalecimiento de las fuerzas revolucionarias dentro del frente único a expensas de las fuerzas burguesas y pequeñoburguesas (socialdemocracia, estalinismo, populistas pequeñoburgueses, islamistas, etc.). Esto se debe a que las últimas constelaciones constituyen un obstáculo para la independencia política del proletariado y otras capas oprimidas y, por consiguiente, las hace políticamente dependientes de la burguesía. Además, la importancia fundamental de lograr la hegemonía política del proletariado también requiere que los revolucionarios avancen en la creación de una alianza con los campesinos y otras capas oprimidas bajo la dirección del proletariado.
40. Para establecer la hegemonía proletaria en el marco del frente único, los partidos comunistas deben hacer demandas a los reformistas, populistas pequeñoburgueses y centristas para defender los intereses de los trabajadores y oprimidos contra la ofensiva capitalista. Tales demandas se manifiestan en la consigna planteada por el Komintern “Marchar separados, golpear juntos.” No menos, los comunistas necesitan también exigir que las organizaciones no comunistas de la clase trabajadora, el campesinado, los pobres urbanos, las naciones oprimidas, los migrantes, etc. (partidos, sindicatos, etc.) rompan con la burguesía y asuman la lucha por los consejos y milicias obreras y populares.
41. Debemos recordar que todo el objetivo del frente único es lograr la máxima unidad de acción en la lucha del proletariado contra la clase dominante burguesa y el imperialismo mediante una alianza entre éste y sus capas aliadas. En el corazón del frente único está la lucha por la independencia de clase de la burguesía y las potencias imperialistas. Así, su principio rector es el desafío que la organización revolucionaria dirige a los líderes reformistas y populistas de las organizaciones de masas obreras y oprimidas: “¡Romper con la burguesía! Siendo así, la táctica del frente único es aplicable a una variedad de escenarios, desde las acciones más limitadas y defensivas hasta una amplia ofensiva de masas contra todo el orden burgués. Esto último es típico de situaciones prerrevolucionarias y revolucionarias, cuando se lanza el guante como desafío a los engañadores reformistas y populistas “Romper con la burguesía; ¡emprendamos el camino de la lucha por un gobierno obrero! " ¡o por “un gobierno obrero y campesino!” Según lo dicten las circunstancias.
42. Los principios del frente único de los trabajadores encuentran una amplia gama de aplicaciones en los sindicatos y organizaciones de masas similares. Pero el frente único no puede limitarse exclusivamente a los sindicatos como pretendían hacer los bordiguistas. Más bien, es igualmente aplicable en momentos de intensificación de la lucha de clases, y más aún para los partidos políticos que afirman representar los intereses de los trabajadores respectivamente los oprimidos y que, de hecho, organizan a amplios sectores del proletariado o de los campesinos y otras capas oprimidas. En tales contextos, el propósito del frente único es sacar a los líderes reformistas y populistas de sus oficinas sindicales, sus cámaras parlamentarias, sus banquetes y reuniones secretas con el enemigo de clase, a las calles y obligarlos a unirse a la lucha de clases. es decir, participar en manifestaciones masivas, piquetes, etc. y, en condiciones revolucionarias, en las barricadas. El hecho de que estos líderes puedan finalmente demostrar que son lacayos de la burguesía no puede ser un argumento para no proponerles un frente único. Lo decisivo es que estos traidores aún mantienen, si no la confianza, al menos el control sobre las grandes masas del proletariado. y, por tanto, el partido revolucionario aún no se ha ganado la confianza o la dirección organizada de estas masas.
43. Tanto en los países imperialistas como en los semicoloniales, los revolucionarios deberían inicialmente dirigir la táctica del frente único hacia las organizaciones obreras u organizaciones de masas con fuertes raíces en la clase trabajadora. Esto incluye no solo sindicatos y partidos de trabajadores, sino también organizaciones que representan a mujeres proletarias, migrantes, jóvenes, etc. Se pueden hacer propuestas a los partidos obreros burgueses tradicionales (principalmente socialdemócratas y estalinistas) así como a los partidos obreros más nuevos (p. Ej., el ex Partido Laborista Democrático en Corea del Sur o el Partido de los Trabajadores en Bolivia). En circunstancias excepcionales, donde los centristas ejercen una influencia masiva, esta táctica también se les puede aplicar (por ejemplo, FIT en Argentina)
44. Además, la táctica del frente único también juega un papel central en la lucha contra el fascismo (frente único antifascista). Aquí, cada movimiento fascista debe analizarse específicamente y distinguirse de las versiones del populismo de derecha y el bonapartismo, ya que el fascismo apunta a un "Sistema de gobierno particular basado en el desarraigo de todos los elementos de la democracia proletaria dentro de la sociedad burguesa" (Trotsky). El frente único antifascista no puede separarse de otras formas de esta táctica (la que lucha por la democracia, etc.); se adhiere a las mismas reglas y principios aplicados en otras variaciones de la táctica. Los enfoques libertario y ultraizquierdista tienden a diferenciar la lucha antifascista de la general (que se centra en los ámbitos social y democrático). Esta diferenciación da como resultado dos errores fundamentales: (a) Las fuerzas de ultraizquierda actúan en lugar de la clase trabajadora y; (b) la adopción de una táctica de Frente Popular que involucre a los partidos burgueses y las iglesias, que asumen una fuerte influencia política en tales alianzas. Una característica especial del frente único antifascista es la necesidad de crear desde el principio grupos conjuntos de autodefensa de trabajadores (sindicalizados o no), migrantes y activistas de izquierda contra las fuerzas fascistas. Esto se debe a que ni la policía ni el poder judicial son fuerzas confiables en la lucha contra los ataques fascistas; más bien protegen a estos últimos. Sin embargo, otra desviación del frente único es la llamada estrategia "rojo-marrón" en la que la izquierda forma una alianza con los fascistas para luchar contra el capital y su estado.
45. Las fuerzas pequeñoburguesas a menudo tienen una tremenda influencia sobre la clase trabajadora en los países semicoloniales y entre los pueblos oprimidos o migrantes en las metrópolis imperialistas. Varios ejemplos de esto incluirían: organizaciones castro-chavistas en América Latina (los partidos y organizaciones bolivarianos en Venezuela, Bolivia y Ecuador, y las organizaciones de masas populistas en Argentina, etc.); ciertas organizaciones islamistas-populistas en el Medio Oriente y Asia (por ejemplo, Hamas, PAT de al-Qadri en Pakistán, varios FSA y grupos rebeldes islamistas en Siria, Libia y Egipto, y los hutíes en Yemen); organizaciones progresistas-populistas en Asia y África, etc.; el Sinn Fein / IRA de Irlanda del Norte antes de su capitulación en 1998; Sinn Fein en la República de Irlanda, el Vasco HB y sus organizaciones sucesoras, CUP en Cataluña, etc .; numerosas organizaciones de inmigrantes en los países imperialistas y organizaciones de negros en los Estados Unidos y Gran Bretaña, etc.
46. Además, los revolucionarios también deberían aplicar la táctica del frente único a las organizaciones de masas que representan a otras capas oprimidas (por ejemplo, campesinos pobres, pobres urbanos, estratos inferiores de la intelectualidad, etc.). Aquí, los ejemplos apropiados incluirían: el MST o varias organizaciones de favelas en Brasil; organizaciones campesinas militantes en África; y varios grupos democráticos pequeñoburgueses en Egipto, Túnez, etc. De manera similar, también deberían abordarse las organizaciones nacionalistas pequeñoburguesas de pueblos oprimidos (por ejemplo, el partido palestino Balad en Israel) y de inmigrantes.
47. Por último, los revolucionarios siempre deben considerar las nuevas formaciones generadas por los acontecimientos sobre el terreno. En los últimos años, a la luz del rápido aburguesamiento de los partidos obreros reformistas tradicionales y el fracaso de los centristas, han surgido nuevas fuerzas populistas pequeñoburguesas en los países imperialistas; por ejemplo, el Movimiento Occupy en Estados Unidos en 2011 y PODEMOS en España. Estas formaciones pueden ejercer una amplia influencia entre la clase trabajadora y la juventud. En consecuencia, los revolucionarios también deberían aplicar la táctica del frente único hacia tales formaciones.
48. Los soviets son la forma más elevada de frente único. Aparecen en una situación revolucionaria y reflejan una contradicción: por un lado, el poder de la clase explotadora, muchas veces en forma de frente popular, frente al poder de la clase obrera por el otro. Una de estas dos fuerzas opuestas debe ganar y aplastar a la otra. Sin una dirección revolucionaria de los soviéticos, serán dirigidos por reformistas, fuerzas burguesas, populistas y centristas que subordinarán a la clase obrera al poder de la clase capitalista. Dentro de los soviets, los revolucionarios deben luchar por el liderazgo con el lema “Todo el poder a los soviéticos”. Sin embargo, en determinadas situaciones, otras formas de organización de la clase trabajadora pueden ser la fuerza que lidere la revolución. Por ejemplo, cuando los soviets todavía estén bajo el liderazgo de reformistas y centristas que representan una fase anterior de la revolución, los comités de acción pueden tomar la iniciativa y representar a la mayoría de los trabajadores activos. Después de la revolución, los soviets en el poder manifiestan el poder de la clase trabajadora. Pueden formar un gobierno de coalición socialista solo con fuerzas que defiendan la revolución socialista. Por el contrario, la consigna de la contrarrevolución es “Soviets sin los comunistas”.
La táctica del frente único y las fuerzas burguesas
49. Como escribió Trotsky en el Programa de Transición, la táctica marxista del frente único se basa en un impulso “antiburgués”, enfatizando así la necesidad de contraponer las organizaciones de la clase trabajadora y sus capas y clases aliadas a todos los bloques con el partidos o representantes individuales de la burguesía. El proletariado no rechaza el apoyo de individuos simpatizantes de la burguesía para sus propias acciones. En los países imperialistas, los partidos burgueses son incapaces de acciones progresistas sistemáticas y los revolucionarios deben, por tanto, oponerse a la participación de estos partidos en frentes comunes con organizaciones de trabajadores y oprimidos. Bajo toda circunstancia los revolucionarios rechazan cualquier llamado de apoyo a un gobierno de los partidos obreros reformistas con los partidos de la burguesía, una coalición de “izquierda” o un Frente Popular. Si se forma un pseudo-frente único organizado o un frente popular entre las organizaciones obreras de masas y los partidos burgueses imperialistas, los revolucionarios deben esforzarse por desarrollar tácticas para expulsar a estos últimos de este frente demostrando a los trabajadores que los partidos burgueses son incapaces de la lucha de masas; que solo obstruyen y traicionan tales luchas; y que los líderes reformistas utilizan constantemente la necesidad de retener su apoyo como pretexto para realmente evitar luchas vitales.
50. Las cosas son algo diferentes con respecto a las fuerzas burguesas en los países semicoloniales o las capas étnicas o nacionales oprimidas dentro de los países imperialistas. Dada la opresión imperialista, estas fuerzas burguesas están bajo una presión constante desde arriba. Al mismo tiempo, a menudo ejercen una influencia significativa sobre los trabajadores y otras capas oprimidas que crean presión desde abajo. Así, en determinadas circunstancias, en tales casos puede justificarse la aplicación de la táctica del frente único hacia las fuerzas burguesas; por ejemplo: el Kuomintang chino en la década de 1920; los baazistas cuando resistieron la agresión estadounidense; los Hermanos Musulmanes después del golpe de 2013 en Egipto; el movimiento de las camisas rojas en Tailandia durante la lucha contra el golpe, etc. En cualquier caso, de golpe de Estado, los revolucionarios deben defender un frente popular o un gobierno burgués-populista contra la contrarrevolución, sin brindarle ningún apoyo político (ej. Golpe de 1973 contra Allende en Chile; el de 2013 contra el gobierno de Morsi en Egipto; contra el gobierno del partido Taksim en Tailandia en 2006 y 2014; y el gobierno del frente popular liderado por el PT en Brasil 2016).
51. Al mismo tiempo, los revolucionarios nunca deben olvidar que la burguesía de los pueblos oprimidos traicionará inmediatamente la lucha en la próxima oportunidad posible. Por lo tanto, los revolucionarios no deben bajo ninguna circunstancia subordinar o restringir sus propias demandas, inmediatas o históricas, con el propósito de ganar aliados tan inciertos de la pequeña burguesía o de los notables burgueses disidentes. En los países imperialistas, los estratos burgueses de los oprimidos son la principal fuerza de compromiso y entrega de los intereses de los oprimidos. Por lo tanto, el proletariado debe esforzarse por romper su hegemonía, desintegrar sus "frentes populares" y reemplazarlos con un frente único dirigido por la clase obrera bajo la dirección del partido revolucionario lo antes posible. Sin embargo,
52. Dado el carácter vacilante de la burguesía y su constante disposición a la traición, los revolucionarios no le reservan lugar en el frente único. Por el contrario, buscan activamente la participación de la plebe y de los sectores más pobres de la pequeña burguesía. En ningún momento la clase obrera debe sacrificar su lucha y abstenerse de hacer demandas de clase independientes contra el capitalismo nativo y la burguesía nacional para asegurar un frente único con él. Hacerlo constituiría unirse a un frente popular.
53. La táctica del frente único antiimperialista de ninguna manera implica dar apoyo a los llamados “gobiernos antiimperialistas”. Los comunistas no pueden, bajo ninguna circunstancia, dar apoyo a un gobierno burgués, es decir, a un gobierno de sus propios explotadores. Cualquier gobierno que afirme estar "por encima de las clases" o representante del "pueblo en su conjunto" está vendiendo engaños. Nos hacemos apoyar cualquier acción seria de tales gobiernos tomadas contra el imperialismo (por ejemplo, la nacionalización o expropiación de las corporaciones imperialistas) o contra una de derecha golpe de Estado. La clase trabajadora y los oprimidos puedenprestar su apoyo a la lucha por los derechos democráticos, en la medida en que estos derechos les permitan organizar y desarrollar su propia lucha revolucionaria. Pero tales luchas y consignas nunca deben convertirse en un fin en sí mismas, ya que deben considerarse independientes o autolimitadas una vez que se erigen. Más bien, los soviets deben eventualmente reemplazar incluso a los parlamentos más libres; y una dictadura obrera la república democrática.
54. Los comunistas deben apoyar y participar en las acciones militares emprendidas contra el imperialismo (por ejemplo, en Nicaragua contra los Contras, en Argentina contra Gran Bretaña en las Malvinas, en Afganistán e Irak contra agresores imperialistas, en Palestina contra el sionismo); en tales luchas deben luchar por el armamento de los trabajadores y los oprimidos, y por el establecimiento de milicias obreras y populares democráticamente controladas. De manera similar, cuando la guerra civil estalla en torno a una rebelión contra una dictadura, los comunistas pueden ingresar a un frente único militar, siempre que sea posible como una fuerza armada independiente, aceptando una disciplina común en la batalla, haciendo acuerdos bajo un mando común. Reconocemos que los frentes militares unidos son una forma de frente único, una forma que no difiere cualitativamente de las acciones unidas por objetivos políticos. Cuando pedimos la victoria militar de tales movimientos en su lucha contra el imperialismo o sus agentes, no respaldamos la victoria de su programa político. Dentro de ese frente único, luchamos por nuestro propio programa y luchamos por separar a los obreros y campesinos pobres de la burguesía, encaminándola hacia un camino que conduzca a un gobierno obrero y campesino.
La táctica del Frente Único y los lemas sobre el gobierno
55. La táctica del frente único también implica hacer demandas a los “partidos de la democracia pequeño burguesa” (Trotsky) -es decir, socialdemócratas, estalinistas, populistas pequeñoburgueses- para romper con la burguesía y luchar por un gobierno obrero y campesino o (en la mayoría de los países imperialistas) un gobierno obrero. En momentos de aguda crisis política, esto puede convertirse en el eslogan principal del día. ¿Qué es un auténtico gobierno de los trabajadores y campesinos? Uno que tome acciones decisivas para desarmar a la burguesía y armar a los obreros y campesinos; uno que ayude a los trabajadores y campesinos en la lucha por apoderarse de los puntos estratégicos del poder capitalista: los bancos y los grandes monopolios. Claramente, tales medidas no pueden llevarse a cabo a través de políticas electorales y parlamentarias. A los trabajadores y campesinos reformistas que albergan la ilusión de que, de hecho, pueden lograrlo, les decimos: “Adelante, elija a sus partidos para el cargo; Oblígalos a intentar tomar tales medidas si puede; pero prepárense, si sus dirigentes toman medidas serias que amenacen la propiedad privada, para movilizar a sus sindicatos ya sus partidos para la inevitable declaración burguesa de guerra civil. Apoyaremos críticamente la victoria electoral de sus partidos y los defenderemos del ataque burgués." A los trabajadores centristas que creen que una combinación de una victoria parlamentaria y una movilización de masas independiente es suficiente, les decimos: “Es suicida atar las acciones de masas de los trabajadores a los calendarios electorales, respetar a las mayorías y minorías, y no atacar el núcleo real del Estado, y sus cuerpos especiales de hombres armados, por alguna noción de escrúpulos constitucionales o legales. El 'gobierno obrero y campesino' que no gana a los soldados y sus armas, arrancándolos del cuerpo de oficiales burgueses; al alto mando, etc., que no arme una milicia obrera y campesina y desarme y disuelva la policía, le degollarán.”
56. Para que los comunistas apoyen la toma del poder por cualquier fuerza política no revolucionaria, deben prevalecer dos condiciones principales. Primero, debe ser una organización de masas de la clase trabajadora o de los oprimidos. En segundo lugar, los comunistas deben dejar en claro que permanecerán en oposición política a tal gobierno. Los revolucionarios defenderían a este gobierno contra cualquier intento de derrocamiento por parte de las fuerzas de derecha, sin prestarle al mismo tiempo ningún apoyo político. También apoyarían solo aquellas medidas gubernamentales que realmente sirvan a los intereses de los trabajadores y oprimidos.
57. En determinadas circunstancias excepcionales, los comunistas pueden formar ellos mismos un gobierno común con fuerzas no revolucionarias extraídas de los trabajadores y campesinos. Un gobierno así no constituiría todavía la dictadura proletaria. Pero, como dejó en claro la Internacional Comunista, con condiciones estrictas, los comunistas podrían ofrecer su respaldo a este gobierno. Un gobierno así debe basarse en consejos y milicias de trabajadores y campesinos. Debería atacar y desarmar al mismo tiempo a la burguesía como clase. Debería imponer el control de la producción por parte de los trabajadores y permitir plena libertad de crítica de las acciones del gobierno por parte de los comunistas. En tal gobierno, los comunistas pueden constituir una minoría. En resumen, estos gobiernos son gobiernos obreros y campesinos revolucionarios, transicional a la dictadura del proletariado. Los comunistas buscarían usar sus posiciones en tal gobierno para completar el derrocamiento de la clase capitalista e instalar una nueva dictadura revolucionaria.
58. Sin embargo, es completamente erróneo suponer que los revolucionarios deben luchar por los gobiernos de los partidos que representan a los “partidos de la democracia pequeñoburguesa”. Como etapa necesaria e ineludible. En ciertos casos, los comunistas llamarán a los partidos no revolucionarios de los trabajadores y campesinos para que tomen el poder. Combinarán dicho apoyo con la puesta en marcha de un programa de transición concreto (expropiación de la burguesía, programas de obras públicas, etc.) así como con la exigencia de que estos gobiernos se basen en movilizaciones y organizaciones de masas de los trabajadores y oprimidos (soviets, comercio sindicatos, etc.). Al mismo tiempo, los revolucionarios nunca deben dejar de advertir a la clase obrera y al campesinado pobre que un gobierno obrero y campesino tan burgués mantendrá y reforzará el estado capitalista. Nunca podremos pedir un gobierno de fuerzas burguesas o una coalición entre los partidos obreros y campesinos y esas fuerzas.
59. La táctica del frente único también reconoce la posible entrada de comunistas en partidos no revolucionarios - reformistas, pequeñoburgueses populistas o centristas - (es decir, la táctica del entrismo). Esta táctica es legítima bajo ciertas condiciones: el partido representa un sector significativo de los trabajadores radicales, oprimidos o jóvenes que se mueven hacia la izquierda; existe una posibilidad real de defender abiertamente el programa revolucionario dentro del partido. Tal entrismo no será de larga duración, ya que la dirección del partido no tolerará una oposición comunista consistente, y una permanencia más prolongada dentro del partido solo podría lograrse mediante adaptaciones oportunistas. Esto se prueba a través de la experiencia de varios grupos centristas que se alojaron durante años o décadas en dichos partidos (ej.
La táctica del Frente Único durante las elecciones
60. Los revolucionarios también deberían, si es posible, aplicar la táctica del frente único durante las campañas electorales. Las elecciones, particularmente en períodos de lucha de clases de bajo nivel, son un campo importante de la lucha de clases. Los revolucionarios se esfuerzan por no quedarse al margen cuando sectores del proletariado con conciencia de clase participan en la campaña electoral y en las propias elecciones; más bien se comprometen a intervenir con tácticas adecuadas. Esto significa que, cuando no sea posible que los candidatos comunistas revolucionarios se presenten, podemos dar respaldo electoral a los candidatos de las organizaciones de masas obreras, en particular a aquellos que cuentan con el apoyo de los sectores más militantes de nuestra clase. En general, El apoyo crítico a los partidos de trabajadores no revolucionarios es una táctica legítima para ayudar a los trabajadores con conciencia de clase a superar sus ilusiones en los liderazgos reformistas. Sin embargo, esta táctica no debe aplicarse de forma esquemática. En situaciones en las que un partido obrero burgués (generalmente como partido gubernamental) sirve como látigo o verdugo en la implementación de serios ataques contra la clase trabajadora - programas de austeridad, guerras imperialistas, odio racista, ataques a los derechos democráticos, etc. -es necesario que los revolucionarios no pidan el apoyo electoral de este partido, con el objetivo de que los trabajadores de vanguardia rompan con él. Concretamente, pediríamos un apoyo crítico para otro partido que refleje mejor el deseo de los trabajadores progresistas y oprimidos de luchar o, si tal partido no se presenta a las elecciones, pediríamos un voto en blanco.
61. En los países donde no existe ningún partido obrero burgués (ni siquiera reformista) o donde los partidos obreros burgueses existentes ya están tan degenerados que repelen a la vanguardia obrera, los revolucionarios llaman a la vanguardia obrera y a las organizaciones de masas a fundó un nuevo partido de los trabajadores (o “Partido Laborista”). Aquí también son concebibles etapas intermedias. Los revolucionarios pueden apoyar alianzas hacia tal objetivo o la fundación de nuevas organizaciones de capas oprimidas (por ejemplo, organizaciones de inmigrantes) que también podrían presentarse a las elecciones.
62. La demanda de un Partido Laborista es una aplicación especial de la táctica del frente único utilizada por pequeñas fuerzas comunistas comprometidas con formaciones obreras más grandes (por ejemplo, sindicatos) en países donde no existe un partido obrero burgués de masas. Un Partido Laborista así debe ser independiente de los partidos capitalista y pequeño burgués, y durante las campañas electorales actuar contra ellos. Esta táctica puede tener éxito en un período de intensificación de la lucha de la clase trabajadora, algo que podemos anticipar en el próximo período. Un partido así no debería ser un bloque de propaganda política que simplemente esconda la traición de los reformistas y los centristas. Más bien, dentro del marco de un Partido Laborista, los comunistas no llamar a medidas reformistas como un paso adelante, pero luchar por la adopción del programa transitorio completo como programa de este partido. De esta manera, los comunistas constituyen la tendencia revolucionaria, aquella que lucha por la dirección del partido exponiendo la traición de los reformistas y los centristas en la lucha actual. Esto se puede hacer haciendo un número mínimo de demandas de transición apropiadas que unifiquen y movilicen a los trabajadores y los oprimidos contra el enemigo de clase capitalista, utilizando la táctica de la fuente unida con otras fuerzas contra el enemigo común de acuerdo con el principio "marchar separados, golpear juntos”.
63. Cuando no existen partidos obreros burgueses con influencia de masas, o los que existen están sujetos a un aburguesamiento masivo, si al mismo tiempo hay partidos populistas pequeñoburgueses con influencia de masas entre la clase obrera o los oprimidos, la crítica electoral el apoyo a este último es legítimo. Los bolcheviques lo hicieron por los partidos populistas pequeñoburgueses de los trudoviques y los socialrevolucionarios en Rusia; más tarde, la Internacional Comunista hizo lo mismo con las fuerzas populistas en México en 1923, al igual que los trotskistas estadounidenses con el Partido Laborista-Campesino en la década de 1930. Hoy, tales fuerzas podrían ser populistas pequeñoburguesas en países semicoloniales (por ejemplo, Evo Morales y el MAS en las primeras elecciones de 2005; el EFF de Julius Malema en Sudáfrica; Sinn Fein en la República de Irlanda; el partido palestino Balad, así como la Lista Conjunta en Israel, etc.). Este apoyo electoral crítico también podría ser aplicable a los partidos nacionalistas pequeñoburgueses de las naciones oprimidas (por ejemplo, partidos militantes de los tamiles en Sri Lanka como el TNA; el Sinn Fein/IRA de Irlanda del Norte antes de su capitulación en 1998; el HB vasco y sus organizaciones sucesoras; CUP en Cataluña; etc.). Esto también podría ser aplicable a los nuevos partidos populistas pequeñoburgueses en países imperialistas, como RESPECT de George Galloways en Gran Bretaña.
64. Solo se debe dar un apoyo electoral crítico al mismo tiempo que se denuncian los programas burgueses o pequeñoburgueses de estos partidos, desafiándolos a romper con los capitalistas y combatirlos no solo con palabras sino con hechos. Sin embargo, tenga en cuenta que los comunistas nunca pueden pedir una votación o la toma del poder por partidos o candidatos de la burguesía, ni en los países imperialistas ni en los semicoloniales. Los marxistas revolucionarios abogan por un gobierno obrero y campesino y no un gobierno de los trabajadores, campesinos y sectores de la burguesía. Este último sería un gobierno de frente popular. Estos partidos abiertamente burgueses representan directamente a la clase dominante contra la cual los revolucionarios buscan movilizar a los trabajadores y oprimidos. El apoyo electoral a tal partido no representaría un paso hacia la independencia de clase, sino más bien hacia la subordinación de los trabajadores y oprimidos a la burguesía. Debemos exigir que todos los partidos obreros y campesinos rompan con los candidatos burgueses a los que han inscrito en su lista, o que rompan con una primera lista popular. En determinadas circunstancias, todavía podemos votar por los candidatos del partido obrero o campesino en una primera lista popular, si tenemos cuidado de no votar o tachar de la lista a los candidatos burgueses.
Resumen
65. Para resumir: la táctica del frente único es una herramienta central para la organización bolchevique-comunista (a) para lograr la unidad más amplia posible de la clase trabajadora y sus capas y clases oprimidas aliadas, y (b) para socavar el ominoso dominio de las direcciones reformistas, pequeñoburguesas-populistas o centristas y reemplazarlas por una dirección revolucionaria decidida. El requisito más importante para esto es un perfil independiente y claro de comunistas revolucionarios, así como la exitosa fundación de una organización de combate bolchevique.