Rubén Jaramillo, Agrupación de Lucha Socialista (Sección mexicana de la CCRI), 02/05/20, https://agrupaciondeluchasocialistablog.wordpress.com
El 29 de octubre de 2018, siendo presidente electo, AMLO anunció la cancelación del Nuevo Aeropuerto de la Ciudad de México que se estaba construyendo en Texcoco, esto después de una consulta organizada por su mismo partido[1] y sobre todo después de 17 años de resistencia por parte del Frente de Pueblos en Defensa de la Tierra y demás pueblos de Texcoco. Si bien nosotros aplaudimos en su momento la cancelación de dicho proyecto y celebramos la victoria de los pueblos del oriente del Valle de México, ya que este aeropuerto era un monumento al despojo de los pueblos, al medio ambiente y a la población mexicana, la postura del nuevo presidente ante otros megaproyectos iguales, o más dañinos sería completamente diferente. Después de todo, su decisión de cancelar el aeropuerto se debe a la resistencia de los pueblos, y a su necesidad de evitar confrontarse con el FPDT y con un sector importante de sus votantes. Esto se suma al enorme costo de mantenimiento que implicaba, y que ello atentaba contra el financiamiento de sus propios proyectos de infraestructura, además de que el aeropuerto solamente se trasladó a Santa Lucía, donde éste continúa siendo un plan inmobiliario para extender la ya saturada Zona Metropolitana de la Ciudad de México hasta los límites del Estado de México, con la construcción de carreteras, centros comerciales, rutas de Tren Suburbano y complejos hoteleros y de vivienda, lo cual generará los mismos problemas para los habitantes de la zona metropolitana que el de Texcoco[2].
Ya desde agosto de ese año, se anunció el Tren Maya y el Corredor Interoceánico o Transístmico, proyecto que ya venía proponiendo desde su candidatura en 2012 cuando lo anunciaba como “Tren Bala”. De igual forma la continuación del Proyecto Integral Morelos -en concreto la terminación y arranque de la Planta Termoeléctrica de Huexca, Morelos, que ya había prometido su cancelación con anterioridad, cuando hacía campaña[3]-, así como la culminación del Tren Interurbano México-Toluca, contra el cual continúa la resistencia por parte del pueblo de San Francisco Xochicuautla[4].
Con el mismo tipo de consulta, tendenciosa y completamente fuera de la Ley de Consulta Popular[5] y del Convenio No. 169 sobre Consulta Indígena de la Organización Internacional del Trabajo[6], AMLO anunció la aprobación del Tren Maya y del Corredor Interoceánico[7], así como, de la Termoeléctrica en Huexca para la generación de energía eléctrica para la CFE[8]. La consulta sobre la planta termoeléctrica se realizó alrededor de fuertes protestas por parte del Frente de Pueblos en Defensa de la Tierra y Agua en Morelos, Puebla y Tlaxcala, tanto por su rotunda oposición desde hacía años, como por el asesinato del activista y miembro del FPDTAMP, Samir Flores Soberanes en su domicilio pocos días antes de dicha consulta, y tan solo al día después de una asamblea donde se pronunció contra dicho proyecto[9]. Las declaraciones del presidente sobre el asesinato de Samir, en lugar de manifestar empatía y solidaridad con su familia y sus compañeros, dejaron ver el carácter ambicioso del nuevo gobierno y su compromiso con los grandes capitales detrás de estas obras[10], ya que la energía que se pretende producir con esta planta se planea destinar a proyectos extractivistas en la región, contra los cuales los pobladores ya se han opuesto[11].
En concreto, los megaproyectos de la 4T son una nueva forma de Plan Puebla Panamá, un proyecto que inició en el sexenio de Fox y que ha continuado bajo el nombre Proyecto Mesoamérica[12], y que constituye el enlace de proyectos extractivistas, comerciales y energéticos interconectados entre México y los países de América Central hasta Costa Rica, y cuyo objetivo es replicar el Canal de Panamá a lo largo de Mesoamérica a través del Corredor Interoceánico del Istmo de Tehuantepec y de Guatemala para transportar con mayor facilidad y vía marítima mercancías del este al oeste de los EU. En el marco de la nueva rivalidad que existe entre potencias imperialistas, y de la tremenda recesión que comenzó en 2019, estos proyectos son estratégicos para el imperialismo estadounidense, pues representa acrecentar la industrialización de la zona latinoamericana donde todavía tiene dominio, para reemplazar la maquinaria de manufactura de mercancías elaborada por la mano de obra barata de China, con quien se encuentra compitiendo por la dominación de los mercados internacionales.
La militarización del país ha jugado un papel clave en el incremento de proyectos extractivistas en todas las entidades, pues la guerra contra el narco que inició Calderón impulsó el despojo a través de desplazamiento de comunidades enteras con el uso de grupos paramilitares al servicio de mineras extranjeras y del narcotráfico mismo. Este fenómeno de desplazamiento e imposición de megaproyectos extractivistas ha generado una resistencia armada de distintas comunidades, al grado que han existido expresiones de grupos de autodefensa o policías comunitarias en casi cada entidad del territorio mexicano. Una de las expresiones más recientes es la de la comunidad de Benito Juárez en el estado de Veracruz[13], en una zona cercana a la ruta del corredor interoceánico, y donde pobladores han logrado expulsar al crimen organizado local a través de la organización armada.
Muchos otros pueblos se han podido organizar para detener los proyectos de infraestructura que han amenazado a sus comunidades a través de la constante movilización y a través amparos ante el Poder Judicial, sin embargo el gobierno actual se las ha ingeniado para anular, neutralizar u omitir cualquier intento de resistencia, valiéndose del apoyo que le da su base social, de la mano de discursos chovinistas, apelando a que dichas obras se realizarán pase lo que pase, y con la promesa de que se crearán empleos y se generará bienestar, cosa que es muy común que se diga como pretexto para impulsar cualquier proyecto de despojo. Del mismo modo, ha desplegado un número desproporcionado de elementos de la Guardia Nacional a los estados del sur,[14] como manera de reforzar, también, la militarización de la frontera.
No siendo suficiente lo anterior, el gobierno actual se ha valido de la desmovilización que ha implicado la pandemia por el covid-19 para acelerar el inicio de la construcción de estas megaobras[15]. Un ejemplo de esto fue la consulta que realizó el gobierno federal junto con el de Baja California para decidir si se construiría la planta cervecera de la empresa Constellation Brands (Grupo Modelo) en Mexicali. Sin embargo debido a que desde hace años existe una gran resistencia a la construcción de esta fábrica por la sobreexplotación que sufre el acuífero de Mexicali, el pueblo chachanilla se resolvió a ganarle al gobierno en su propio juego, a pesar de que las condiciones estaban en contra. La respuesta a esto por parte de la burguesía nacional fue condenar el rechazo a la planta y ofrecerle cobijo en otra región a través de gobernadores de otros estados.
Otro ejemplo concreto es la decisión de acelerar la construcción del Tren Maya, el Corredor Interoceánico, el Aeropuerto Internacional de Santa Lucía y la Refinería de Dos Bocas, a pesar de la contingencia sanitaria, lo cual pone en riesgo a miles de trabajadores que participen en dichas obras, pero sobretodo es una manera oportunista de evitar que muchos pueblos en resistencia contra estos proyectos se opongan de forma efectiva. Esto pone de manifiesto las prioridades de la 4T, que en lugar de invertir recursos en un sistema de salud suficiente para atender la crisis sanitaria, prefiere invertir en estos proyectos imperialistas.
Desde nuestra posición estamos plenamente conscientes de la necesidad de industrializar el sur de México, y de crear proyectos que comuniquen a las ciudades con los pueblos y las comunidades, así como para el mejor aprovechamiento de los recursos naturales que tenemos. Pero no somos ingenuos, sabemos de sobra que proyectos como estos bajo la lógica del capital solamente representan despojo, trabajos sobre explotados, mal pagados e inestables, y más subordinación a las políticas económicas regionales del imperialismo estadounidense. Es de suma importancia que los trabajadores del campo y la ciudad nos unamos en la lucha de los pueblos en contra de los proyectos extractivistas que no traen ningún beneficio para nosotros y que solamente agrandan los bolsillos de los grandes explotadores nacionales y extranjeros.
[1] https://www.bbc.com/mundo/noticias-america-latina-46024519
[3]https://www.elsoldecuautla.com.mx/local/no-queremos-esa-termoelectrica-amlo-en-2014-3017243.html
[5] http://www.diputados.gob.mx/LeyesBiblio/pdf/LFCPo.pdf
[6]https://www.ilo.org/wcmsp5/groups/public/—americas/—ro-lima/documents/publication/wcms_345065.pdf
[7] https://www.eluniversal.com.mx/nacion/rechaza-onu-consulta-sobre-el-tren-maya
[8] https://www.milenio.com/politica/termoelectrica-huexca-59-5-voto-consulta-amlo
[9]https://www.animalpolitico.com/2019/02/huexca-consulta-termoelectrica-rechazo-protestas/
[12] http://www.proyectomesoamerica.org/index.php
[13] https://www.animalpolitico.com/2019/12/grupos-autodefensa-sur-veracruz-crimen/