Declaración de la Agrupación de Lucha Socialista (Sección mexicana de la CCRI). 15/Abril/2020, https://agrupaciondeluchasocialistablog.wordpress.com
Durante los primeros meses de este año, los medios de comunicación han inundado a la población con el tema de la expansión del virus covid-19 con un alarmismo repetitivo, pretendiendo atribuirle a este agente patógeno la gran crisis económica y el desempleo. ¡Nada más falso que ello! La lucha de clases nos exige la responsabilidad de ser cautelosos y no dejarnos impresionar tan fácilmente, sino ser racionales y objetivos en nuestro análisis porque de ello depende la orientación para fortalecer o, al contrario, llevar al fracaso las luchas de los pueblos. El marxismo nos ha dado una gran herramienta científica para analizar, orientar, intervenir y transformar el sistema capitalista. Con base en lo anterior, formulamos a continuación una serie de tesis en las que sintetizamos nuestros planteamientos.
1. El mundo está viviendo grandes cataclismos en el ámbito económico, político, social y de salud que marcan un cambio de época civilizatoria dentro del Capitalismo. Hemos entrado a la tercera depresión económica en la historia del capitalismo mundial. Desde el año pasado (2019) comenzó la recesión en varios países, incluyendo a las Grandes Potencias, que han tenido crecimientos por debajo del 6%; ahora, el decrecimiento es por más de 3 meses y su expansión geográfica ha llevado al inicio de una depresión económica, la cual especialistas pronostican será más larga que la de 1929. La situación sanitaria del COVID-19, simplemente catalizó, profundizó y expandió esta depresión económica.
2 . El covid-19, en efecto, se ha comprobado que es un nuevo virus (resultado de mutaciones) dentro de la familia de otros agentes similares que provocan padecimientos respiratorios como la Influenza o el SARS; las diferencias son su tiempo de incubación de 14 días (un poco mayor que la influenza) y un esparcimiento más acelerado, que se agudiza, debido a la precariedad de las condiciones de vida de la mayoría de la población, derivado de décadas de despojo y reformas de austeridad neoliberal, combinado con que la mayoría de los sistemas de salud no cuentan con las condiciones necesarias para su detección y atención y, asimismo, con el nivel de intercambio comercial y turístico de la globalización. Su tasa de mortalidad (mínima de 1.4% y promedio de 6%), es menor con respecto al SARS (10%) y al MERS (20%-40%) con el adecuado tratamiento y descanso. De hecho, quienes han enfermado y han tenido un tratamiento adecuado, han logrado desarrollar los anticuerpos necesarios contra el covid-19. El peligro viene cuando el virus se combina con enfermedades crónicas subyacentes como diabetes, hipertensión, obesidad o que el sistema inmunológico esté severamente comprometido, como el caso de los adultos mayores, casos en que aumenta su nivel de letalidad (hasta un 10%). Por cierto, dichas enfermedades son provocadas por las condiciones de vida y el estilo de consumo promovido por el Capitalismo al obligar a los trabajadores pobres a comer alimentos rápidos y a bajo costo, con azúcares, harinas y grasas, para aguantar las extenuantes jornadas de explotación.
3. El grado de letalidad del covid-19 también ha dependido de factores políticos y económicos que nos muestran, nuevamente, la severa desigualdad entre los países. La ineptitud y retraso en el establecimiento de medidas preventivas de ciertos gobiernos como el de EEUU con D. Trump y el Italiano Sergio Matarella, en combinación, con un sistema de salud desmantelado por las privatizaciones, ha generado el mayor número de muertos por covid-19. Aunque, es bajo el porcentaje de la población infectada que requiere hospitalización, la insuficiencia de respiradores, salas de terapia intensiva y de personal médico, resultado de las políticas neoliberales, es lo que más está provocando el desbordamiento de la capacidad de los hospitales públicos bajo las políticas de austeridad, lo que se ha demostrado en la mayoría de países. Por su parte, es necesario aprender de Alemania, Suiza y Corea del Sur donde sus gobiernos están aplicando test masivos y gratuitos (por ej. hasta 500 mil por semana en Alemania), incrementaron notablemente las salas de terapia intensiva, así como, aislaron a los que dieron positivos y con quienes tuvieron contacto, pero a la mayor parte de la población no aplicaron confinamiento masivo obligatorio. La cuestión es que esta estrategia es cara, por lo que, en Asia, América Latina y África empezamos a presenciar casos tan trágicos como en Guayaquil, Ecuador con el pésimo manejo de cientos de cadáveres que las familias tuvieron que abandonar en las vías públicas por falta de apoyo de los servicios estatales y un absurdo toque de queda que no les permitió buscar una salubre y digna sepultura; o en México con el número creciente de trabajadores del sector salud infectados por falta de equipo y protocolos, mientras, que a su vez, la industria privada de salud, mostró su avaricia al lucrar con la salud de las personas vendiendo pruebas con un precio muy por encima de su costo.
4. La burguesía está usando la crisis sanitaria para echarle la culpa al virus de su propia crisis económica y pasarle los costos a los trabajadores. Bajando su inversión de capital deshaciéndose de fuerza de trabajo. Dicha crisis se debe a la falta de capacidad del Capitalismo en el desarrollo de las fuerzas productivas que desde hace décadas viene en descenso, así como, a una sobreproducción clásica combinada con la baja capacidad de consumo resultado de los bajos ingresos y los ataques a las condiciones laborales y de vida de los trabajadores.
5. La actual depresión se distingue de la crisis de 2007-08 porque aquella inició con un crack bursátil que luego llevó al estancamiento de la actividad económica mundial durante media década, mientras que, en este 2020, la crisis abarca al sistema económico-financiero en su conjunto. La actual titular del FMI lo define como un “colapso del sistema de producción”: además de los sectores financieros, involucra a los productivos, el comercio y el consumo. La producción industrial en China, por ejemplo, que fue uno de los grandes motores salvavidas en la anterior crisis, ahora cayó 13.5% entre enero y febrero. La segunda diferencia es su expansión, mientras la de años anteriores afectó diferidamente a nivel regional (EEUU, la Unión Europea y luego otras zonas), esta vez, alcanza a todos los continentes de manera simultánea. Desde el lunes negro (9/m) y el 12/m las bolsas más importantes cayeron hasta un 9.9% en N.Y., Milán 16%, México 5.2%, Sao Paulo 14% y Tokio 4%.
6. La actual depresión está reconfigurando el mapa Imperialista. Por un lado, precipita el declive hegemónico de EEUU y de la Unión Europea (la cual parece acercarse a su bancarrota con una burguesía altamente dividida); por otro lado, China y Rusia se posicionan en el tablero internacional. Por ejemplo, quién está saliendo mejor librado en menor tiempo de la crisis sanitaria han sido China y Corea del Sur. Al día de hoy, EEUU ocupa el número uno a nivel mundial en número de fallecidos, con la cantidad de 20,000 decesos y supera el medio millón de contagios, tragedia a la que se le ha sumado 10 millones de desempleados en dos semanas. En tanto, que la crisis se agrava con la guerra por los mercados petroleros entablada entre Rusia y Arabia Saudita.
7. La crisis sanitaria por covid-19 viene a acentuar la declinación inexorable que el Capitalismo venía expresando desde hace años bajo el modelo neoliberal de acumulación del capital. Los Estados capitalistas se han visto obligados a dejar de lado coyunturalmente los sagrados principios del “libre mercado” para abordar la crisis, impulsando una intervención masiva del Estado no tanto para atender la emergencia sanitaria sino soltando millonarias cantidades de dinero para salvar a los grandes inversores transnacionales de capital e intentar contener la crisis a través de subsidios, créditos, seguros de desempleo y estatizaciones, con tal de reactivar la economía por vía del endeudamiento y/o agotamiento de las reservas fiscales; algo que, a largo plazo, les será difícil sostener, pues los bancos centrales de varios países ya no les quedan muchas reservas y en la UE se pelean por los llamados “corona bonos”. Por lo tanto, ¿qué modelo podrá establecer el agonizante capitalismo que busca sobrevivir a cualquier precio, incluso, a riesgo de acabar con la vida en este planeta? Un keynesianismo al estilo de mediados del siglo XX, no es viable pues para ello la burguesía requirió de dos guerras mundiales que le permitieron un boom económico de más de dos décadas para desarrollar las fuerzas productivas a un nivel nunca antes visto y distribuir la riqueza entre amplios sectores sociales; sin embargo, en la actualidad, la situación es completamente la contraria, por un lado, los capitalistas pretenden cargar sobre la clase trabajadora la crisis, arreciando las políticas de ajuste y precarización para salvar sus ganancias mientras, por otro, se saben imposibilitados de generar un consenso ideológico entre sus pueblos y una derrota estratégica del movimiento obrero y popular para lanzarse a un conflicto bélico a gran escala entre potencias imperialistas; no obstante, no es descartable una solución bélica al mediano y largo plazo.
8. Si bien las contradicciones inter-imperialistas y del capitalismo se agudizarán como consecuencia de la actual crisis, no obstante, en el corto plazo la burguesía intenta ponerse de acuerdo para centrar sus ataques contra los trabajadores y pueblos del mundo, pretendiendo salir de la crisis lo más indemne posible. Para ello, ya han venido preparándose ante posibles escenarios de revolución social, a través de una serie de movimientos por parte de las fuerzas militares de Estados Unidos en la región eruopea y en El Caribe latinoamericano, al igual que Israel avanza en su guerra contra el pueblo palestino mientras que Turquía hace lo propio contra los últimos bastiones de la resistencia siria y del movimiento kurdo. Al tiempo que la mayoría de Estados capitalistas alrededor del mundo establecen el más grande estado de excepción que haya conocido la historia al poner en confinamiento a alrededor de 4 mil millones de personas (casi la mitad de la población mundial), bajo el pretexto de la pandemia.
9. El costo de esta política será enorme para la clase trabajadora a nivel mundial; desde la puesta en marcha del encierro, los cálculos de diversos organismos internacionales pronostican: desempleo masivo (la OIT anticipa que se perderán cerca de 200 millones empleos sólo en los meses más agudos de la contingencia), carencia de insumos básicos y mayor endeudamiento, tanto de las familias, como de los gobiernos, principalmente en el Tercer Mundo semicolonial. Las condiciones anteriores, pueden desencadenar efectos dramáticos a nivel social: aumento de la violencia como la agudización de los abusos hacia la mujeres, migrantes, racismo y hacia otros sectores (como los que el miedo, el fanatismo y la ignorancia han provocado los ataques hacia el personal médico), y una expansión brutal de la criminalidad por los millones de trabajadores parados que pueden ser reclutados por el crimen organizado, que fortalecerá su presencia.
10. Varios gobiernos, han aprovechado el efecto temporal que ha tenido esta crisis sanitaria sobre la lucha de clases para lanzar una ofensiva reaccionaria, sobre todo, en los países donde hubo protestas masivas el año pasado: Chile, Argentina, China, Ecuador, Francia e Israel, entre otros. Han decretado toques de queda, militarizado las ciudades, suspendido los derechos democráticos, reprimido con gran impunidad, apresado a miles de personas, aumentado los sistemas de vigilancia y control social. La combinación nefasta de esta política que en algunos países de Europa raya en el totalitarismo, o, como el caso de Filipinas donde el presidente, Rodrigo Duterte, ordenó a las fuerzas militares disparar a matar a quien no cumpla el confinamiento, o bien, la terrible represión hacia la población desatada por el gobierno de Alberto Fernández que recuerda las dolorosas imágenes de la dictadura de los setentas.
11. Esta reaccionaria política burguesa de encierro masivo y de mayor vigilancia tiene dos propósitos fundamentales: en el ámbito económico, de encubrir las verdaderas razones de la crisis y justificar sus medidas para recargarla en la espalda de los trabajadores más pobres y, en la esfera política, de control social ante el recuerdo de los estallidos del año pasado y, la expectativa de que, conforme se agote el manto ideológico creado por el Covid-19 y la crisis se deje sentir más fuerte en los hogares, puedan desencadenarse procesos más profundos de la lucha de clases (ya el director de la ONU advirtió de fuertes conflictos sociales en el futuro próximo). A muchos gobiernos capitalistas el Coronavivrus les cayó “como anillo al dedo” pues les está permitiendo establecer medidas antipopulares (coartar nuestros derechos democráticos, imponer un mayor endeudamiento, recorte de salarios y el desempleo masivo) sin enfrentarse a una oposición articulada y masiva en este momento. Con sus políticas de confinamiento masivo (más mediático que real, en países con un sector mayoritario de trabajadores en la informalidad y la pobreza) los capitalistas quieren hacer creer a la gente que están tomando duras medidas para combatir el covid-19, cuando en realidad solo buscan “aplanar la curva de contagio” y evitar así que colapse el sistema de salud, por los altos costos políticos y sociales que ello tendría; pero, en los hechos, están negando el derecho a la salud a miles de personas que están muriendo en sus casa o en las calles sin siquiera haber tenido un diagnóstico y, mucho menos, la atención adecuada.
12. A pesar de ello, sectores de vanguardia salieron a movilizarse durante la contingencia sanitaria como los Chalecos Amarillos en Francia, la juventud chilena, las mujeres en China e Irán el 8M (donde ya estaba la cuarentena); o recientemente en Estados Unidos, Italia y otros países imperialistas donde la clase trabajadora comenzó huelgas salvajes contra los despidos, recortes salariales y malas condiciones higiénicas de la patronal. Y otros sectores más empobrecidos, que comienzan a generar protestas de hambre y contra la carestía, desempleo y escasez resultado de la confinación obligada, siendo aún manifestaciones incipientes como en Honduras, Ecuador, Panamá, Bolivia y Colombia. Es posible, que este periodo de confusión entre las masas y el miedo (sobre todo, de los sectores pequeño burgueses -que sí están en posibilidad de acatar el confinamiento-) hayan llevado a un repliegue momentáneo; sin embargo, mientras se alargue el confinamiento, se multipliquen los despedidos o se agoten el poco dinero de los ahorros y las alacenas se vacíen, veremos recrudecerse casos de barbarie y rapiña promovidos entre los sectores más pauperizados y lúmpenes, por lo que es deber de las organizaciones que se reivindican revolucionarias generar una política para orientar la situación hacia procesos de autoorganización obrera y popular que sienten las bases para un nuevo ascenso global de la lucha de clases, para construir una alternativa revolucionaria ante la actual crisis del Capitalismo.
13. Lamentablemente, a diferencia de crisis ocurridas en períodos anteriores, por ejemplo, durante la Gran Depresión de los 30’s, cuando los trabajadores estaban mejor organizados política e ideológicamente en sindicatos o partidos de masas mínimamente consecuentes, lo que les permitió resistir articuladamente e, incluso, generar alternativas al Capitalismo; en la actualidad, la mayoría de los trabajadores y sectores pobres están atomizados o bajo el control de sindicatos corporativos o burocratizados. Mientras que la izquierda reformista y centrista apoya la política de “unidad” de clases y confinamiento promovida por los gobiernos burgueses, con lo cual, en medio de la paranoia, en los hechos le están cediendo a los Estados capitalistas en su avance de medidas drásticas contra los trabajadores. Ello no significa que actualmente, no existan resistencias. Subsisten referentes muy importantes así como la experiencia de los movimientos populares masivos y muy explosivos que surgieron el año pasado en América Latina, Europa y Asia pero cuya limitación es que no se plantearon la revolución, ni mucho menos la toma del poder por la clase trabajadora y sectores más precarizados para derrocar al Capitalismo y sus aparatos de poder, lección que es imprescindible para los procesos venideros.
14. Sin una dirección consecuente que esté codo a codo con los sectores más afectados bajo un programa revolucionario, una articulación internacional y un trabajo organizativo constante en la perspectiva de tumbar a los gobiernos burgueses ineptos y omisos ante la actual crisis, y formar verdaderos gobiernos obreros, campesinos, indígenas y populares, nos dirigiremos a callejones sin salida para el movimiento social y, con ello, un paso más cerca hacia la barbarie civilizatoria. La superación de esta crisis sistémica pasa por la aniquilación mundial del Capitalismo agónico, que no morirá por sí solo, si no lo destruimos. Hoy la pandemia del covid-19 es internacional, la depresión económica es mundial, por lo tanto, la lucha contra el capitalismo debe ser bajo la unidad internacionalista de los trabajadores. Son los burgueses o nosotros los de abajo. Si dejamos que el leviatán del Capitalismo se reponga, adaptará nuevas formas de acumulación y se impondrá con más dureza. Necesitamos una perspectiva estratégica por convertir la crisis económica y sanitaria en una lucha política por el poder, desde y para la clase trabajadora y los pueblos oprimidos del mundo. Si, hacemos arduamente ese trabajo revolucionario, abonaremos a una salida en beneficio de los trabajadores y sectores más pobres, lograremos cimentar las bases para una sociedad democráticamente planificada, sin clases sociales ni propiedad privada, basados en la colectividad que, para los que suscribimos esta declaración, ese horizonte liberador es el socialismo.
15. Por lo tanto, debemos impulsar una política revolucionaria que enfrente la crisis económica, política y sanitaria para lo cual, proponemos las siguientes medidas urgentes:
* ¡Alto a la militarización, toques de queda y sistemas de vigilancia totalitarias! No a las medidas de excepción y confinamiento obligatorio masivo, ejerzamos nuestros derechos democráticos, libre y responsablemente, adoptando consciente y colectivamente medidas higiénicas adecuadas.
* Tests de Covid-19 gratuitos para toda la población, aislamiento selectivo y seguimiento para las personas infectadas, a las personas con quienes tuvieron contacto y los grupos poblacionales vulnerables.
* Contratación masiva de nuevo personal y basificación, con las prestaciones de ley, para todos los trabajadores (antiguos y de reciente ingreso) del sector salud.
* Equipamiento e insumos médicos suficientes y protocolos adecuados en los centros de salud para atender la pandemia. ¡Plenas garantías de protección sanitaria por parte del Estado al personal de salud! ¡Completo rechazo a las agresiones hacia los trabajadores de la salud!
* Si no hay insumos, debemos exigir su fabricación, expropiando y reorientando la actividad de sectores productivos estratégicos para atender no sólo la pandemia sino la crisis económica, con el fin de reactivar la economía.
* Por la formación de brigadas y comités independientes que realicen campañas de financiamiento en coordinación con trabajadores de la salud para la recolección de equipo de protección sanitario para el personal de los hospitales públicos y para la realización de campañas de concientización entre la población sobre la importancia de los cuidados comunitarios y para reducir los ataques de pánico hacia estos trabajadores.
* Condiciones de protección sanitaria garantizada por el Estado a trabajadores de sectores estratégicos.
* Empleo y sueldo completo garantizado a todas y todos los trabajadores de sectores no estratégicos, en suspensión de labores por la cuarentena.
* Que toda empresa que cierre o despida empleados, sea expropiada sin indemnización y tomada por las y los trabajadores para ponerla en funcionamiento bajo su control.
* Ingreso para desempleados subvencionado por el Estado, suficiente para cubrir la canasta básica, junto con la condonación del pago de impuestos, deudas y alquileres (subsidiados por el Estado) a la población pobre y que labora en el sector informal durante pandemia.
* ¡No al acaparamiento y especulación de precios! Por la formación de comités populares en las colonias, barrios y pueblos para el abasto, distribución y control de precios de productos de primera necesidad, así como, para organizar la autodefensa de nuestras comunidades
* Estatización sin indemnización, bajo control de los trabajadores y especialistas sanitarios, de todos los servicios, comercios e industrias privadas asociadas al ramo de salud (hospitales, clínicas, laboratorios, farmacéuticas, etc.).
* Establecimiento de un régimen fiscal progresivo con impuestos extraordinarios a las grandes fortunas y empresas; cancelación de la deuda pública (externa e interna) y otros gastos prescindibles (presupuesto militar, a megaproyectos, a partidos e instituciones electorales) así como reducción de sueldos de altos funcionarios al nivel de un trabajador promedio para que esos recursos se destinen a expandir el sistema público de salubridad, atender la pandemia y enfrentar la depresión económica.
* Por la construcción de un Partido Mundial de la Revolución Socialista, formado por la vanguardia combativa de los trabajadores, bajo un programa revolucionario y una estrategia internacionalista.
* En el marco del 1o de Mayo, las organizaciones de izquierda revolucionarias convoquemos a una Conferencia Internacional para articular esfuerzos por construir juntos una solución clasista y revolucionaria a la crisis del capitalismo.